Continuo con el relato que subí titulado “Una noche caliente del sábado con mi madre”.
Relato
Después de aventarme un buen palo en la noche con mi madre, nos quedamos profundamente dormidos, me desperté muy de mañana, palpé a un lado de mi el cuerpo y sentí que no estaba mí madre, yo seguía con ganas de coger.
Ya que, en esa época, por las mañanas, siempre me levantaba con la verga bien parada y quería volver a disfrutar las dulces caricias de mi madre cuando la tenía en mis brazos,
Así que me levante y fui en su busca, en la otra recamara no estaba, así que me dirigí al baño, ella estaba empinada completamente desnuda, buscando no sé qué abajo del lavabo, rápidamente el agarre de la cintura, ella al sentir mi presencia se reincorporo, yo la abrace por el talle y me repegue a ella, sintiendo la suave dureza de sus nalgas.
Ella lanzo un largo suspiro y con voz lánguida me pregunto, ¿Qué quieres papito?, yo le conteste, es obvio mamita, quiero seguir cogiendo, tengo hartas ganas de hacerte y que me hagas feliz, al mismo tiempo le sobaba sus tetas y le besaba la nuca y parte del cuello, ella lanzaba pequeños suspiros de placer y lanzo más suspiros cuando sintió mi verga cacheteando sus nalgas.
Ella sin decir nada se apoyó en el lavabo y empino sus ricas nalgas hacia mí, yo así, en esa posición le empecé mamar su rica vagina, lo hice tan solo por unos momentos, me reincorpore, la agarre por la cadera y enfile mi verga hacia el objeto de mis deseos.
(Como deseaba penetrarla una y otra vez, era para mí, no solo una obligación y un acto lujurioso el que me estuviera cogiendo a mi madre, sino que, para mí era un acto de amor sincero. Tuve la suerte de tener una madre muy joven, muy bella y bastante buena. Hasta hoy en día sigo soñando con esa época, de cuando nos amábamos los dos en la soledad de nuestra casa).
Le metí la verga tal como lo hice la primera vez, poco a poco, porque yo quería sentir la sedosidad y la tibieza de sus paredes vaginales, mientras sabrosamente abrazaba mi verga.
Después de un instante la empecé a bombear, al principio muy lentamente y después en rápidas y suaves estocadas, solo se oía en el baño el golpeteo de mis huevos en sus nalgas cada vez que la penetraba hasta el fondo.
Con el fin de que ella estuviera cómoda, me la llevé a la sala y sobre el sofá grande la puse de a perrito y me la seguí cogiendo con pasión, ella apoyaba su cara en el respaldo del sofá soltando de vez en cuando pequeños gritos de placer, cosa que, al oírlos, me provocaba una excitación muy chingona, ya que sabía que mi verga la estaba haciendo gozar y al fin y al cabo eso era lo que yo quería.
Empecé a sentir que ella empezaba a gemir de una forma, que, a base de cogérmela muchas veces, yo sabía, que estaba a punto de venirse, así que, incremente la velocidad de mis penetraciones, ya que yo sentía también que iba tomar el viaje sin retorno.
Seguí penetrándola, hasta que nos venimos al mismo tiempo, ella lanzo un largo y sonoro grito de placer y yo lance unos fuertes bufidos, cuando me estaba vaciando dentro de ella, afortunadamente ella estaba operada y no podía tener hijos, sino, la hubiera embarazado por la gran cantidad de semen que deposite dentro de ella.
Afortunadamente tengo ese don, siempre me vengo abundantemente. Ella se sentó desmadejada en el sillón y yo a un lado de ella me senté resoplando de placer con la verga aun parada y mojada por nuestros jugos, ella se quedó mirando a mí verga, se levantó, se puso de rodillas frente a mí y con dulzura me empezó a limpiar la verga con su boca, de tal modo que hacía que me retorciera de placer, después de dejármela completamente limpia, le dio un beso en la cabecita y se dirigió al baño.
Esa mamada que me dio provoco que se me volviera a parar la verga, a mis 22 años, esto era posible, entonces la seguí al baño, ella al verme sonrió y los dos nos metimos a la regadera, empezamos a besarnos como lo que éramos dos amantes que queríamos seguir gozando del sexo.
Bajo el chorro de agua se hinco y me empezó a mamar la verga como ella sabía hacerlo, no quería venirme en su boca, así que la reincorpore e hice que se agachara y se apoyara en las llaves de agua, ya en esa posición la penetre y me la empecé a coger otra vez, mientras lo hacia ella se repagaba más a mí, para que la penetración fuera más profunda.
Mi vieja sabia coger bien sabroso, el repegue y el movimiento circular que le daba a sus nalgas cada vez que se la metía, empezaba a dar sus frutos, muy lejos empecé a sentir que me venía, mientras mi madre arreciaba el repegue de sus nalgas, hasta que ella lanzo un largo suspiro, sentí que ella ya se había venido, pero como yo todavía no terminaba, la empecé a penetrar más fuerte y más rápido logrado que se viniera otra vez, yo tarde un poquito más, hasta que entre resoplidos de lujuria le lance la última leche que me quedaba.
Ella se voltio y me empezó a besar con pasión, como una muestra de que ella había quedado satisfecha, nos acabamos de bañar, Cuando alguien llamo a la puerta, por la ventana vi que era una de mis tías y una de mis primas, yo le dije a mi madre metete al baño y haz que te estas bañando, mientras yo me cambio y así lo hice, rápidamente me puse una camiseta y un short, le abrí a mi tía, nada más entró y me pregunto ¿Y tú mama?, yo le dije que se estaba bañando, se quedó pensando y ya no me dijo nada. Saludos.