Después de mi último encuentro con mi madre, transcurrieron algunas semanas, como era un oficial recién egresado tenía mucho trabajo, por lo que tarde esas semanas en estar de nuevo en casa. A partir de la relación que inicié con mí madre, mi vida dio un giro enorme, ya que tácitamente asumí el rol de jefe de familia, por lo tanto, tenía que asumir la responsabilidad del sustento de ella y de mi hermana la menor, de mis otros dos hermanos, mi padre eran el responsable de su manutención.
Relato
Mi madre, siempre había sido responsable de la familia y de la casa, pero a raíz de que ella y yo iniciamos nuestras relaciones, como les dije antes, las responsabilidades de la casa recayeron totalmente en mí, mientras mi madre se encargaba de cuidar a mi hermana y del cuidado de la casa, yo traía el sustento a la casa. Así se inició nuestra vida juntos.
Como mencione antes, yo me ausente varias semanas de la casa por motivos del trabajo, por lo que yo no había podido atender a mi madre desde la última vez que lo hice. Cabe hacer mención, que, si ella no me lo pedía o no me lo insinuaba, yo no podía acostarme con ella, así eran las reglas del juego entre los dos y había que cumplirlas.
Cuando regresamos del servicio, nos dejaron salir muy temprano y sin avisar, llegué a la casa y entre como si nada, supuse que para esa hora, mi hermanita ya estaban en la escuela y mi madre en el mercado, al pasar por la cocina vi a mi madre que estaba sentada sobre la mesa, masturbándose con sus dedos, y con una trusa mía en la cara, ella vestía una batita casi transparente.
Yo me quede viéndola unos instantes, observaba como tenía los ojos cerrados y el cuerpo arqueado hacia atrás, la metida de los dedos comenzó a acelerarse, en ocasiones se llevaba los dedos a la boca y los lamia, en un momento dado sostuvo la trusa únicamente con la boca, y con la otra mano libre comenzó a sobarse las tetas y a jugar con sus pezones, mientras que los dedos de su otra mano, entraban y salían frenéticamente de su vagina, era impresionante verla así, luego de unos minutos tuvo un orgasmo que la hizo gritar de placer, recostándose de espaldas flácidamente en la mesa.
Para ese momento yo ya estaba muy excitado, y decidí acercarme a ella, pero al verme, se levantó como un resorte, dijo. “lo siento hijo, lo siento” y salió corriendo de la cocina, rumbo a su recamara. Me fui tras ella y la seguí hasta su recamara.
La encontré sentada en su cama, vestida únicamente con su batita, cuando entre, ella no levantó la vista para verme, respetando su silencio, la salude como si no hubiera visto nada, me acerque y le di un beso en la mejilla, y al hacerlo sentí su aroma a hembra, le dije, ahorita vengo, me dirigí a mi recamara todo excitado, me cambie de ropa, solo me puse una camiseta y un calzoncillo de manga larga reglamentario.
Regrese a su recamara, ella estaba sentada completamente desnuda, me volví a sentar a su lado, le pase un brazo por sus hombros y empecé a sobar con mi mano la teta que tenía a mi alcance, le pregunte con ternura, que porque había hecho eso, al escuchar esto, ella e puso roja y rompió en llanto, me acerque y la abrace tiernamente.
Ella se paró y tímidamente balbució, lo siento hijo, es solo que ya han pasado mucho tiempo desde que tú y yo hicimos el amor, así que no pude resistir más y desahogue mis ganas, lo siento de verdad, tú has sido tan bueno, que no te merecías esto, me levante y la abrace por atrás, comencé a hablarle mientras besaba tiernamente su cuello y sus hombros, al tiempo que ya experimentaba una tremenda erección, rápidamente me quite los calzoncillos dejando que mi verga se apoyara entre los dos cachetes de sus nalgas.
Le dije, madre, de verdad que yo te entiendo, pues yo también resentí la ausencia de la casa y por supuesto que también resentí tu ausencia, varias noches soñé que te tenía en mis brazos y que te amaba con toda la pasión que siento por ti, mientras le decía eso, yo le frotaba sus brazos, sus hombros y sus tetas.
Ella se dio la vuelta, la abracé y la empecé a besar con todas las ganas que tenia de ella, por la larga abstinencia que sufrimos los dos y ya era hora de que calmáramos nuestras ansias. Yo le sobaba las nalgas, esas nalgas que me encantaba morder, me separe un poco de ella, solo para poder jugar con su pezón, mientras los hacía, mi otra mano fue en busca de su vagina y la encontró, mis dedos recorrieron la rajita de sus labios vaginales con toda calma, mi madre abrió ligeramente las piernas, para qué pudieran mis dedos explorar su conchita divina.
Mi madre estaba como ida, empecé a sentir su vagina muy húmeda, así que, sin pensarlo, la senté en la cama y me hinque frente a ella, tome sus piernas, las abrí, ella levanto sus caderas para facilitarme las cosas, coloque sus piernas abiertas sobre mis hombros y mi boca golosa sus labios vaginales y me di un festín. Comencé a chuparle su vagina de una manera por demás desesperada, mi madre cerró los ojos y arqueo su cuerpo hacia atrás, con la vista al cielo y apretándose los labios., diciéndome entre susurros de placer, hijo, que rico lo haces.
Pese a ya haber tenido varios encuentros sexuales, ella me dijo entre suspiros, que esto no estaba bien, porque ella era mi madre, yo le dije, no digas nada mama, solo déjate llevar, le dije, que no había problema si en ese momento ella ya no quisiera seguir con esto, pasaron unos segundos, como ella no me dijo nada yo seguí mamando ricamente esa vagina, en ese momento y todavía el día de hoy, sigo pensando, que era mi obligación hacerle el amor a mi madre, para mantenerla contenta y feliz.
Mi madre, se quedó en silencio, ya que solo salían gemidos callados de su boca, se notaba que estaba disfrutando lo que le estaba haciendo. Mi lengua penetraba hasta el interior de su vagina y mis labios chupaban delicadamente su clítoris, mi madre comenzó a hacer movimientos de cadera, restregaba su sexo en mi cara, mientras yo estrujaba con las dos manos sus grandes tetas, vi en su cara una expresión de auténtico placer, ella no tardó mucho en venirse, después de la sabrosa venida que tuvo, cuando se medió repuso, mi madre tuvo otro momento de conciencia, bajo las piernas y se levantó, al tiempo que me decía: “Gracias hijo, pero esto no debe seguir”.
Cuando se puso de pie, yo ahí hincado, le dije, “no, madre, no me des las gracias” y le pregunte, señalando mi verga erecta, ¿mami me vas a dejar así?, dicho esto, me senté en la cama, ella titubeo solo unos instantes, me miro y con sus ojos suplicantes me decía que ya no insistiera más, como vi que no se decidía, le dije, bueno madre, si tu no quieres que lo hagamos más, pues si es tu deseo, así se hará, trate de parame, pero ella me lo impidió, tomo mi mano y me llevo hasta un sillón de la sala, hizo que me sentara, sin decirme nada, se hinco frente a mí verga erecta, se la ofrecí, ella la contemplo dubitativamente y de nuevo la lujuria se apodero de ella, solo basto, que ligeramente se la acercara a la cara, la agarro y se la llevo a la boca, para después, empezársela a mamar sabrosamente.
El espectáculo era grandioso, ahí estaba mi madre hincada frente a mí, mamándome la verga deliciosamente, se notaba que mi madre no dominaba la técnica del sexo oral, pues a pesar de mamarme, chuparme, y lamerme la verga, no lo hacía con una buena técnica, aunque eso sí, con muchas ganas, primero se la comía todita, luego la sacaba poco a poco de su boca, saboreando su largura, para después lamerla despacito, después empezaba a masturbarme con ambas manos, para terminar con una rica chupada de la cabecita de la verga, al hacerlo, ella me miraba fijamente y entre chupada y chupada, me decía “hijo lo estoy haciendo bien”, yo le decía que si, mientras yo me revolcaba por el placer recibido.
Mientras me la mamaba yo acariciaba su cabeza, se sentía tan rico, que deseaba que no acabara nunca, sus ojos estaban vidriosos por las lágrimas, cuando sacaba mi verga de su boca, después de unos instantes volvía a metérsela a la boca, comenzando a mamarla de nuevo, yo estaba en el séptimo cielo, desesperado, yo le decía, “Ohh madre, que rico me la chupas, sigue así, me voy a vennnnnir, me voooy a vennnir”. Cuando mi madre se dio cuenta de que estaba a punto de venirme, se la saco de la boca y la apunto a su pecho, y fue allí, donde mi leche fue a parar.
Yo estaba totalmente satisfecho, pues la dosis de placer y excitación era totalmente superior a la que sentía con otras mujeres, pero no estaba satisfecho, yo tenía que cogerme a mi madre. Así que, le dije que volviéramos a su recamara, entramos a ella, mi madre me indico que yo me acostara boca arriba, ella se subió a la cama y se trepo sobre mí, pero al revés.
Ya estando montada de espaldas a mí, con una de sus manos tomo mi verga y se la acomodo en la entrada de su vagina, con un movimiento de caderas se la fue introduciendo poco a poco, hasta que se sentó sobre ella, yo la tome de las caderas para ayudarla en el movimiento, (cabe hacer mención, que esta posición me encanta, ya que me doy cuenta de cómo se traga mi verga la mamacita en turno), ella comenzó a mover las caderas de un lado para el otro y de arriba para abajo, regalándome el placer, de ver como se tragaba mi verga enterita, en los suaves sentones que se daba.
Mi madre se empezó a mover como poseída, después de un rato de estar así, ella se detuvo un instante, solo para cambiar de posición, ella, sin desensartarse, se dio la vuelta hacia mí y comenzó a cabalgarme de nuevo, sus tetas desnudas brincaban a cada sentón que se daba, con mis manos se las tomaba y se las estrujaba, lo que no tardo en provocarle a mi madre el tercer orgasmo de la noche, como vi que ella, al parecer se estaba cansado de cabalgarme, le indique que se bajara de mí y que se colocara en cuatro patas, cuando lo hizo, pude admirar ese par de hermosas nalgas que se cargaba.
Así que en esa posición, le coloque la cabezota de mi verga en su entrada vaginal, que para entonces estaba muy mojada y de un solo envite se la metí todita, al sentirla toda adentro, ella lanzo un gritito de placer y se quedó inmóvil saboreando el grosor de mi verga, así que empecé metérsela en largos y profundos envites, solo se escuchaban mis huevos chocando contra sus nalgas, vi sus ricos melones rebotando sin parar en cada estocada que le daba.
Mi madre ya no gemía, sino que gritaba como loca, como una autentica hembra en celo. Mientras se la metía, yo aproveché el momento y le metí un dedo en su ano, ella al sentirlo, respingo, lo que le provoco un último orgasmo, mientras se venía, ella me decía, ohhh si, como me hacías falta guichito, hijo como me hacías falta, no puedo más, diciendo esto, termino de venirse, yo por mi parte, seguía metiéndosela cada vez más fuerte, en el paroxismo de la excitación, yo le preguntaba, ¿Te gusta? ¿Te gusta cómo te cojo? Le dije, ahora ya nunca te faltara sexo, ella me contesto en medio de los jadeos de la venida, siiii, lo deseo, pero no me dejes nunca, ahora eres mía, le dije, mientras le daba con todas mis fuerza la última estocada, al sentirla, ella me dijo, ahhhhh, hijo, que rico, al oír esto no me pude aguantar más y le descargue toda mi leche en el fondo de su ser, (en este caso no había problema, ya que ella ya estaba operada para no tener hijos) así que, me vine dentro de ella con mucha confianza.
Le dejé la verga adentro un rato más, saboreando la dulzura del apretón maternal, después, ella se dejó caer sobre la cama boca arriba, caí sobre ella, mi madre acariciaba mi espalda y me besaba. Mientras nuestras respiraciones se regularizaban, me puse de pie y me senté sobre la cama, tenía a mi madre frente a mí, recostada en la cama con las piernas abiertas, en primer plano veía su vagina inundada por mi leche. Mi madre se puso en pie, y fue en ese momento que mi semen comenzó a resbalar por sus muslos, mi madre se inclinó para levantar su batita, como me le quede viendo a sus nalgotas, ella solo me sonrió, se puso de nuevo su batita, se acercó a mí y con un beso, me dijo “gracias hijo”.
Durante la noche de ese día, pensando en la soledad de mi recamará, sabía que mi vida había cambiado y me había gustado, me gustaba ahora tener el rol del amante de mi madre, eso sí, cada vez que ella me lo pidiera sutil o abiertamente, porque, como dije antes, esas eran las reglas de juego, no escritas entre mi madre y yo.
Todo esto que les narro, tiene muchos años que paso. Duro hasta que mi madre dijo no, pero mientras duro, disfrutamos del sexo en todas sus modalidades, probamos de todo, inclusive, entre sollozos ella me dio la virginidad de su ano. A fin de cuenta uno atiende a su madre como puede y ella quiere.
Todos mis relatos basados sobre mi experiencia sobre el incesto los he subido en otras páginas y con otros nombres, siempre he recibido mensajes de gente hipócrita que se dan golpes de pecho y que son peores que uno. Me dicen que me voy a condenar y que estoy enfermo, nada más lejano de la realidad, yo tomo lo que me dan. Yo no tuve la culpa de tener una madre joven, guapa y bastante caliente que se abrió a una relación prohibida por la sociedad hipócrita en la que vivimos.
Queridos amigos que me leen, el sexo es hermoso no importando con quien se haga, siempre y cuando que estén de acuerdo las dos personas que se van amar, saludos y pásenla bien.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783612 veces
Si te ha gustado A la madre lo que pida (La Historia Continua) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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juandeldiablo58
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:17) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:49) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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