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A mi esposo le gusta que yo sea lesbiana…

Relato enviado por : narrador el 26/04/2017. Lecturas: 15751

etiquetas relato A mi esposo le gusta que yo sea lesbiana…   Lesbianas .
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Resumen
Cuando nos dijo el médico, que yo no podía tener hijos, la relación entre Carlos, y yo como que cambio algo. Ya que al poco tiempo, me di cuenta de que ya no era tan celoso, y una noche que salimos a una fiesta, me dejó beber bastante. Tanto que de la fiesta, fuimos a un Pub, y cuando un tipo me invitó a bailar, Carlos ni se inmutó, cuando yo acepté. Es más cuando regresé a la mesa, Carlos sin decirme nada, invitó a Sergio que se sentase con nosotros. La verdad es que estaba algo tomada, y cuando Carlos frente a nuestro invitado, me comenzó a besar y acariciar descaradamente por todo mi cuerpo, en especial por mis muslos y mis nalgas, las que mostraba sin ningún tipo de reparo a Sergio, no me importó mucho realmente, hasta que en una de esas Carlos se levantó de la mesa, para ir al baño, dejándome sola con Sergio. Y no bien mi esposo se retiró, cuando casi de inmediato, el tal Sergio también comenzó a besarme, y acariciar todo mi cuerpo, de la misma manera que lo había estado haciendo mi esposo. Sin que yo le opusiera la menor resistencia. Así que cuando regreso Carlos, encontró a Sergio besándome y agarrando mis nalgas y muslos ardientemente. Pero en lugar de molestarse, tomó asiento al lado mío, y mientras Sergio me introducía su lengua dentro de mi boca, Carlos me besaba por el cuello, y me acariciaba mis muslos, caderas, y senos. Al poco rato, Carlos me sacó a bailar, y me preguntó sí yo quería que invitásemos a Sergio a la casa, para pasar un buen rato los tres juntos. En el estado en que me encontraba, no vi nada malo en ello, es más hasta me causó gracia que mi esposo me lo preguntara. Por lo que riendo, le dije que sí.


Relato
Así que mientras yo me fui al baño de damas, Carlos invitó a Sergio a nuestra casa, o mejor dicho a nuestra cama. La cosa es que Sergio nos siguió en su auto, y apenas llegamos a la casa, entre mi marido, y nuestro invitado, comenzaron a besarme, y a ir quitándome toda mi ropa. Hasta dejarme casi del todo desnuda. Yo por mi parte, en el estado en que me encontraba, como que no me preocupé por nada, así que cuando Carlos se puso a mamar mi coño frente a nuestro invitado, y este comenzó acariciar mis nalgas, yo simplemente le seguí el juego a mi marido. Pero cuando Sergio me comenzó a lamer las nalgas, acercándose cada vez más y más a mi esfínter. Algo asustada vi a mi esposo, quien sonriendo lo único que me dijo fue, disfrútalo. Sergio, ya había comenzado a penetrar con su lengua mi culo divinamente, al tiempo que Carlos me mamaba el coño, hasta que entre los dos me hicieron disfrutar de un orgasmos increíble, haciéndome sentir en la gloria. Luego mi esposo, sacando su verga del pantalón, me dijo. Prepara las nalgas cariño, de inmediato Sergio dejó de besar mi culo, y cambió de lugar, colocándose frente a mí, para penetrarme divinamente con su parada verga, mientras que Carlo, separando mis nalgas me dio con la suya por el culo. En esos momentos mientras que mi esposo me penetraba por atrás, y nuestro invitado me comenzó a penetrar por el coño, al tiempo que me besaba salvajemente. Yo de momento me volví a sentir en la gloria, y a pesar de estar bastante bebida, mi excitación era tal, que en cosa de pocos minutos comencé a disfrutar de múltiples orgasmos, ya que en parte para mí era sumamente morboso, el que mientras mí esposo me daba por el culo, Sergio me estuviera penetrando divinamente por el coño. El resto de la noche, tanto Sergio como Carlos, me siguieron penetrando indistintamente, por todos lados, incluso hasta por mi boca. A la mañana siguiente, cuando me desperté en nuestra cama, y me di cuenta de la locura que había hecho, no tenía ni la menor idea de que le iba a decir a Carlos. Pero al darme vuelta, y encontrarme con Sergio abrazándome, casi termino de caer en pánico. Así que me levanté, y al entrar al baño, me encontré a Carlos orinando. Cuando me vio, sonriéndose me dijo. Bueno, querida ya no nos tienen que contar, lo que es hacer un trio. Yo sonreí, aunque confundida, al ver la aptitud de mi esposo, entré a la ducha y comencé a ducharme, y asearme íntimamente. Al salir de la ducha, Sergio ya se estaba vistiendo, y apenas terminó de vestirse, tras darme un beso, y despedirse de nosotros dos se marchó. Fue cuando me sentí en libertad de hablar con mi marido, y preguntarle qué había ocurrido. Carlos sencillamente, me dijo. Que él siempre había sabido, que esa era una de mis fantasías, y que decidió cumplirla. Yo por mi parte, no les voy a negar que en parte era cierto, pero no pensé jamás que mi marido, llegase hacer realmente algo como eso. Pero cuando me dijo que si no me había gustado, no lo volveríamos a repetir, yo sonriendo lo besé, y le dije que había sido el mejor regalo que me hubiera podido dar. Pero si esa vez me sorprendió, cuando volvimos a salir, me volvió a sorprender. Y al poco tiempo, me acostumbre a que mi esposo me compartiera con otros hombres. Pero un día por curiosidad estando en casa le pregunté, que si a él no le interesaba que hiciéramos un trio, pero con una mujer. Lo que me dijo fue, que no lo había pensado nunca, porque supuso que a mí no me iba a gustar, meter a otra mujer en nuestra cama. Pero que si yo lo deseaba la próxima vez, lo haríamos, y así fue en efecto. Solo que pasaron varias semanas, sin que llegásemos a salir, porque siempre había algo que hacer en casa. Hasta que finalmente, fui invitada a la reunión anual de exalumnos de mi colegio. Por lo que llevé a Carlos, al igual que ya lo había hecho en las reuniones anteriores. Fue cuando me encontré con una de mis mejores amigas del cole, Fátima, que para sorpresa mía, me informó que se había divorciado recientemente, ya que había encontrado a su esposo en la cama, con una de sus mejores amigas. Fátima se quedó en nuestra mesa, y a Carlos le tocó sacarnos a bailar a los dos, y en una de esas que él fue al baño, yo aproveché y le pregunté a mi amiga si le agradaría participar de un trio, con mi esposo y yo. Fátima ni lo pensó, y de inmediato me respondió que sí. De lo cual no le dije nada a Carlos, y al momento de marcharnos, fue que le dije que había invitado a mi amiga para que fuese a casa con nosotros, pero sin decirle más nada. Apenas llegamos, sorprendimos a Carlos saltándole las dos encima, y comenzando a quitarle toda su ropa, cosa a la que él no se opuso. Por lo que al poco rato, mientras yo comencé a servir algo de vino, ya mi esposo se encontraba completamente desnudo, besándose con Fátima. Así fue que entre las dos, que permanecíamos vestidas, comenzamos acariciar a mi marido, hasta que él completamente desnudo, me bajó las pantis y me penetró frente a Fátima. La que de inmediato me comenzó a besar. Pero Carlos en lugar de continuar, se hizo a un lado, por lo que mi amiga y yo comenzamos frente a él, acariciarnos mutuamente, y a besarnos, a medida que nos fuimos quitando toda la ropa. Ya las dos nos habíamos quedado del todo desnudas, besándonos. Cuando lo que me provocó fue comenzar a mamar el coño de mi amiga, momento que aprovechó mi esposo para volver a penetrarme divinamente por un corto rato, y sacar su miembro. En cierto momento Fátima le estaba mamando su miembro a Carlos, hasta que lo hizo venirse dentro de su boca. Mientras que yo continúe mamando intensamente toda su vulva, y ella se dedicó a mamar la mía, mientras que Carlos tomó asiento en uno de los sillones de la sala, y tomándose un trago, se dedicó a observarnos a nosotras dos. Fátima y yo, nos seguimos chupando mutuamente nuestras vulvas, hasta que tanto ella como yo disfrutamos unos tremendos orgasmos. Pero en lugar de quedarnos descansando sobre el sofá en el que nos encontrábamos, sin decirnos nada la una a la otra, separamos nuestras piernas, y comenzamos a frotar gustosas, nuestros coños mutuamente. Para nuevamente volver a disfrutar de otros fuertes orgasmos. Esa noche, o mejor dicho esa madrugada, Carlos no nos volvió a tocar, ni a mí amiga, ni a mí, sencillamente se limitó a seguir observándonos. Ya que tanto Fátima como yo, volvíamos a besarnos y acariciarnos la una a la otra. Hasta que por tanto esfuerzo ambas nos quedamos dormidas, en el sofá de la sala, completamente desnudas. Ya cerca del mediodía, Fátima y yo nos despertamos, y al no ver a Carlos, nos fuimos a bañar juntas. Cosa que hicimos mientras nos besábamos, y volvíamos acariciarnos mutuamente. Al salir las dos de la ducha, y vestirnos, mi esposo nos estaba esperando para que saliéramos a almorzar los tres juntos. Durante el almuerzo, hablamos de casi todo, menos de lo rico que la habíamos pasado las dos. En otras ocasiones, a mi esposo no le extraño que yo prefiriera seguir invitando alguna que otra mujer, a que compartiera con nosotros dos, en lugar de hombres. Ni tampoco dijo nada, cuando le dije, que en ocasiones mis invitadas preferían que las dos estuviéramos solas. Lo cierto es que aunque Carlos es un magnifico esposo, hay momentos íntimos en que prefiero compartir a solas con otra mujer, sin su presencia….

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Si te ha gustado A mi esposo le gusta que yo sea lesbiana… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar A mi esposo le gusta que yo sea lesbiana…. narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:30) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:04) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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