Adiós a mi virginidad anal… por cortesía de mi padrastro

Todo esto inicia cuando mi madre volvió a casarse con Pedro. Un entrenador de gimnasio muy apuesto. Para este entonces yo era una inocente niña de 16 años, mis papas se divorciaron por la infidelidad de mi madre quien aún estando casada inicio andar con Pedro. Cuando se separaron me dieron a elegir con quien deseaba vivir y ya que madre es profesora no dude en quedarme con ella. Claro no es que sea una chica interesada, pero yo sólo pensé en mi futuro. Pedro posee un cuerpo muy marcado, es blanco y alto, posee una verga muy grande de unos 15 cm, sin duda todo un macho que siempre hizo gozar a mi madre. Recuerdo bien como se la follaba luego de regresar del trabajo. A Pedro le daba igual que yo viera las escenas de sexo, aunque a mi madre si lo intentaba ocultar. Muchas veces vi como mi madre se dejaba caer el vestido, se arrodillaba desnuda y Pedro la penetraba por el coño o por el culo haciéndola gritar como loca. Pedro se daba cuenta que los veía tener sexo y una vez me dijo que cuando creciera más el me lo haría igual o más sabroso que a mi madre, el como buen hombre de palabra cumplió su promesa. En cuánto a mi quiero decirles que lo había deseado tanto como a Pedro, pero nuestro encuentro tuvo que esperar unos años. Ya que yo tan pronto terminé la secundaria solicité a mi madre escribirme a un bachillerato privado en otro estado, además estaba becada.

En ese momento me aleje de casa por casi dos largos años. En esta nueva etapa de mi vida me hice novia de un niño lindo que tuvo el placer de hacerme mujer, fui desflorada a mis 18 años cumplidos. Fue un momento lindo, pero no estuvo a la altura de mi presente aventura con Pedro el esposo de mi madre. En fin… cada año al terminar el curso regresaba a casa, era verano cuando el me poseyó. Ese día a mi regreso mi madre hizo fiesta, en casa sólo viven ellos y su nuevo hijo o sea mi medio hermano. Pedro estaba un poco más viejo, pero no dejaba de ser muy varonil, ese día había planeado mi bienvenida. Pedro de alguna manera se dio cuenta que yo ya no era virgen y me lo dijo muy directamente, eso es algo muy de el que dice las cosas sin pelos en la lengua. El día paso rápido y llegó la noche, la hora ideal para cumplir nuestros deseos al fin.

Muchas veces ya me había hecho el amor, pero siempre se conformaba con penetrar mi deliciosa vagina. Hasta que ese día quiso gozarme lo único virgen de mi cuerpo… mi culito. La primera vez que fui suya, la noche que regresé a casa. Cuando todos ya estaban dormidos Pedro se metió en mi cuarto, al momento desperté al sentir sus arduas manos de hombre tocarme las piernas, las nalgas. El me quito mis bragas e inició a meter dedos en mi mojado coño que rápidamente se fue excitando con sus caricias. Yo tenía tantas ganas de ser suya, separé mis piernas dejando que hiciera lo que se le antojara, el comenzó a besarme mis muslos desde mis pies y fue subiendo hasta llegar a mi intimidad. Me estremeció al sentir su lengua recorrer mi vagina, excitar mi clítoris al máximo.
Pedro me tenia ahí en mi cama con las piernas abiertas y comiéndose mi concha. Luego le vi ponerse el preservativo y el se poso entre mis muslos. Alzo mis piernas a sus hombres y comenzó a hacerme el amor. Suavemente entraba dentro de mi muy deliciosamente rico. Tuve que taparme la boca para no gritar de placer, el me lo estaba haciendo con tanta experiencia como ningún hombre me lo había hecho jamás. Yo lo abrace y clave mis uñas en su espalda, esto lo puso más cachondo e incremento su fuerza, sus huevos chocaban en mis nalgas muy rápido, por un momento temí que nos oyeran. Pedro mordió mis pezones y casi al instante acabo. Él lo saco de mi vagina, se quito el condón… su pene aun estaba duró. Lo tome y lo lleve a mi boca ¡Que rico le sabia mojado de semen! El se dio cuenta que me gusto y sonrió complacido. Yo le chupe hasta que nuevamente dejo salir otro chorro de su lechita y yo como niña buena me la bebí toda. Pedro me dio un beso en los labios y se retiro discretamente dejándome bien follada… esa noche dormí como angelita.

A partir de aquel día empezamos una caliente aventura y muy peligrosa pues como dice la frase qué una aventura es más divertida si huele a peligro. Pedro me hacia el amor en espacios muy breves y muchas veces estuvieron a punto de descubrirnos, por esto planeamos un momento sólos los dos. Pedro me propuso pasar un fin de semana juntos aprovechando que el tenía que salir de la ciudad por negocios, era una idea muy peligrosa pero no quise desertar. Para este viaje me puse muy sensual. Fui al salón de belleza a qué me hicieran un peinado nuevo y me pinte el pelo color chocolate, me arreglé las uñas y me compre lencería nueva. Me puse una minifalda jeans muy corta, zapatillas doradas y blusa blanca sin ponerme sujetador. Me dejé mirado al espejo, me Sonreí complacida.
Yo quería salir de casa antes que mi madre llegara, pero no lo logre. Ella fue la primera que me vio vestida así, claro le invente que iba a salir de party con una amiga, pero no me lo creyó nada. Todavía la muy ingenua me dio una charla de como cuidarme para no quedar embarazada, me dijo que no llevara nada bajo la falda que eso le ponía muy cachondos a los hombres, que era yo libre de sentirme como puta pero que cuidara de no embarazarme. En mi mente pensé ¡Madre si supieras que es Pedro quien me va gozar esta noche! Yo sólo la escuche y me retire al momento. Pedro ya me estaba esperando con su auto a una distancia prudente, el clavo sus ojos de deseo al verme, miro mis muslos de arriaba a bajo, me dio una cogida con la mirada y yo me sentí increíble. El condujo hasta un lujoso hotel cinco estrellas, él ya había preparado todo con anticipación.

Pedro me vendo los ojos antes de entrar a la suite ¡Cielo santo! Casi me desmayo al ver todo lo que había preparado. Sin duda se gastó mucha pasta en eso, el ambiente olía a incienso perfumado. La cama sensualmente decorada con rosas, velas alrededor y un par de botellas de vino sobre la mesa de centro. En esos momentos no me sentía su amante sino más bien su mujer, él me sirvió unas copas de vino para relajarme, aunque en realidad no hacían falta, yo estaba muy complacida a su lado. Pedro me hizo sentar en la cama, el tomo un aceite para masajes y comenzó a ponérmelo por mis piernas dándome un muy excantante masaje por mis piernas. Una a una me quita las zapatillas, yo separe mis piernas y Pedro quedo en medio, se deslizo hasta mi intimidad, lo puso muy cachondo ver que tenía la concha al aire. La minifalda se me había subido totalmente dándole paso a que hiciera todo.
Estalle de placer cuando inicio a comerme el coño como loco. Yo me quite la blusa y pedro se subió sobre mí con su verga en mano. Tomo mis dos pezones haciéndome una rusa muy perversa. Los dos estábamos desquiciados de lujuria, nos besábamos, nos tocamos completamente. Mi vagina pedía a gritos ser follada, el continúo haciendo la rusa mientras yo me rasguñaba la espalda como gata salvaje. Luego Pedro se acostó, yo tome su verga en mis manos llevándolo a mi cavidad vaginal, al momento empujo y la sentí toda dentro mi coño, comenzó al meter y sacar a toda velocidad y yo le gemía al oído para ponerle más cachondo. Luego Pedro me volteo bruscamente, me quito la minifalda completamente. Puso mucho aceite lubricante en mi concha y en el ano. No espere que deseara hacérmelo por ahí pero cuando menos me di cuenta su verga ya estaba intentando entrar en mi aun virgen culito. Yo grite de dolor, quería detenerlo, pero al mismo tiempo quería que me rompiera el culo. Volvió a empujar y por fin entro toda, un dolor intenso me golpe desde adentro al sentir como mis nalgas se abrieron paso a que entrara toda su verga ¡Ya mi amor, tranquila! Me dijo al oído y suavemente inicio hacérmelo por ahí. Gracias al lubricante resbalaba dentro mi ano sin mucho dolor.
Por un momento quiso darme más fuerte, pero sabía que me había desflorado el culo y se detuvo. Pedro retiro su verga de mi culo y volvió a metérmela en la vagina. Ahí tomo velocidad de nuevo hasta que sentí toda su lechita entrar en mi coño. Los dos estábamos cansaditos de tanto coger, mi rajita me dolía y mi culito aún más. Esa noche me hizo el amor todo lo que quiso hasta el amanecer y al día siguiente durante su viaje volvió a poseerme. Fui su puta todo ese fin de semana y hasta el día de hoy seguimos gozando muchísimo.