Ahora les diré la verdad, de lo que sucede entre mi hijo, y yo.

Si es verdad que en ocasiones, acostumbraba a salir completamente desnuda del baño, pero lo hacía cuando pensaba que no había más nadie en casa. Ya que si una está pasando escoba, poniendo la ropa en la lavadora, y cocinando al mismo tiempo, apenas veo que tenía un momento, para darme un refrescante baño, aprovechaba el tiempo, y sin más ni más me quitaba la ropa en el baño, y me daba una buena y refrescante ducha.   

Y fue como mi hijo dice, él comenzó a pasar sus vacaciones en casa, y yo no me acordé de eso, por lo que cuando salí desnuda, después de darme una refrescante ducha, como de costumbre hago cuando me encuentro sola, al verlo de pie frente a mí, la verdad es que no supe que hacer, y me pareció de lo más estúpido hacer un teatro, ocultando mi completa desnudes frente a mi propio hijo. Claro que yo ignoraba como eso lo iba afectar. Por lo que continué caminando como si nada hubiera pasado, tras decirle que se me había dejado la toalla en mi cuarto. 

Yo no pensé que eso le fuera afectar de la manera en que lo hizo, pero cuando varios días después que me encuentro recogiendo su ropa, y limpiando su habitación, se me ocurrió usar su computadora, para buscar una información en Google, su computadora estaba abierta es decir, tenía una página de escribir, en su pantalla, por lo que antes de reducirla, le di por curiosidad una ojeada, pensando que debía ser algún trabajo de mi hijo, para alguna de sus clases.  

Apenas comencé a leer, caí en cuenta de que se trataba de su diario. Ya que describía completamente la situación que se dio entre él, y yo. Al encontrarme mi hijo completamente desnuda, saliendo del baño. Desde luego que yo ignoraba como eso lo había afectado a él, al grado que aparte que se le presentó una fuerte o gran erección, a los pocos minutos se encontraba en su habitación masturbándose, con el recuerdo de haberme visto totalmente desnuda frente a él. Yo no lo podía creer, que mi hijo llegase a masturbarse, mientras recordaba mi figura completamente desnuda frente a él.  

Pero lo que más me sorprendió de todo lo que había leído, fue enterarme de una de sus fantasías, que consistía según mi propio hijo, que en otra ocasión en que yo volví a salir completamente desnuda y recién bañada de la ducha, cuando yo supuestamente caminaba de la manera más seductora posible en dirección al dormitorio. Al encontrarme a mi hijo de frente, él me había tomado por el brazo, y sin ningún rechazo de mi parte, me cargó hasta la cama de mi esposo y mía, en la que comenzó a besarme, y acariciar todo mi cuerpo, para luego penetrarme con su miembro, sin que yo opusiera la menor resistencia.

Lo cual hasta ese momento era simplemente una fantasía de mi hijo. Pero al yo leer, todo eso. Me excité tremendamente, ya que quizás mi hijo lo ignoraba, pero su padre, en esos momentos, se encontraba recibiendo un tratamiento por cáncer en la próstata, lo que definitivamente, no le permite que realizar su mejor desempeño en la cama.  

Yo seguí leyendo las fantasías que él, había escrito en su diario, y a medida que lo fui haciendo, como estaba sola en casa, quizás por el morboso placer de hacerlo, a medida que fui leyendo, comencé acariciar mi coño. Al punto que sin mucho esfuerzo de mi parte, disfruté de un salvaje y solitario orgasmo, auto producido por mí. Cosa que quizás desde bien jovencita, no acostumbraba hacer.

Debido a la condición de mi esposo, en más de una ocasión me vi tentada en hacerle caso a uno de nuestros vecinos, que desde antes de que mi esposo sufriera de su condición, y desde que lo conozco, no ha dejado de proponerme que me acueste con él. Pero como se que él, o sea mi vecino, es sumamente bocón e indiscreto, siempre lo rechacé, pero reconozco que estuve a punto de ceder a su propuesta. Fue cuando gracias a Dios, sucedió el incidente de salir completamente desnuda después de ducharme, y cuando leí el diario, y fantasías de mi propio hijo, con respecto a mí. Decidí no pensar más en el vecino, y hasta pensé en que si se volvía a dar otra situación con mi hijo, actuar de manera más recatada, para evitar que mi hijo siguiera pensando de esa manera.

Así que como a la semana, estando yo bastante segura de que me encontraba sola en casa, después de darme otra refrescante ducha, salí completamente desnuda del baño en dirección a la habitación de mi esposo y mía. No había terminado de salir del baño, cuando me encontré de frente a mi hijo. De inmediato pensé en ocultar mi completa desnudes, pero lo único que se me ocurrió decirle, y en un todo en que yo misma quedé sorprendida, fue. Hay, se me volvió a olvidar la toalla en mi cuarto. Pero en lugar de tratar de ocultar mi completa desnudez, como ya había pensado hacerlo, continué caminando en dirección a mi hijo, sin hacer el más mínimo esfuerzo por taparme. De inmediato me di cuenta de la forma, y manera en que mi hijo de manera completamente desvergonzada, me estaba observando, sentí el calor de sus ojos, sobre mi coño, y mis tetas.

Vi claramente como se relamía sus carnosos labios, sin apartar su mirada de mi caliente, y húmedo coño. Para mí fue muy fácil el darme cuenta de que mi propio hijo, me deseaba, su miembro aun por encima de la tela de la toalla que cargaba alrededor de su cintura, yo podía ver que se encontraba bastante erecto. Por un momento, que por lo menos a mi me pareció una eternidad, ambos nos quedamos viéndonos fijamente a los ojos. En los ojos de mi hijo pude ver, su deseo por mí, sus ojos le brillaban de manera especial. Fue cuando yo que estaba a punto de continuar caminando a mi cuarto, justo antes de que diera la vuelta, él me agarró por mi hombro, seguimos viéndonos, y sin necesidad de decir una sola palabra, nos comenzamos a besar de manera ardiente.

Tanto mi hijo como yo no dejamos de besarnos, acariciarnos, mutuamente. En esos momentos al sentir su cuerpo contra el mío, y como la toalla que él cargaba en la cintura nos estorbaba, de un solo jalón se la quité. Y sentí contra mi propia piel toda la erección y calentura de la verga de mi hijo. Sin dejar de besarnos, y tocarnos, nos fuimos encaminando a la sala, pero al encontrarnos a la altura del sofá, yo sentí la inmensa necesidad de recostarme boca arriba, en ese mueble, quedándome con mis piernas abiertas del todo. Mirando seductoramente los labios de mi hijo, para luego dirigir mi propia mirada sobre mi coño.

Mi hijo, se arrodilló frente a mí, y colocando sus manos sobre mis rodillas, mantuvo mis piernas separadas, al tiempo que fue bajando su rostro, hasta que entró en pleno contacto con mi coño, el que comenzó tanto a lamer como a besar, y chupar, como nadie nunca en mi vida lo había hecho. Mi hijo, a medida que continuó lamiendo, besando y chupando todo mi coño, y hasta mi clítoris, me arrancó profundos gemidos de placer, y felicidad. Haciendo que entre sabrosas mordidas que me fue dando, en mi explotara el más sabroso y placentero de los orgasmos, que nunca antes había disfrutado. Fue tan y tan excitante lo que sentí, que hasta no sé ni cómo solté un fuerte chorro que salió de mi coño.          

Yo estaba extasiada, y al mismo tiempo bien deseosa de sentir la verga de mi hijo dentro de mi caliente coño, por lo que a medida que nos volvimos a besar, creo le dije, algo así como. Hijo de la gran puta, méteme tu sabrosa verga dentro de mi coño. Mi hijo no se hizo de rogar, y a los pocos segundos, yo disfrutaba sintiendo como su buen pedazo de carne se deslizaba dentro de mi cuerpo, divinamente. Los momentos en que tanto mi hijo como yo disfrutamos en el sofá, fueron interminables, yo sentía una y otra vez, como todo su duro miembro entraba y salía de mi caliente coño. Al tiempo que yo no dejaba de mover mis caderas, restregándome contra su joven cuerpo.

Después de eso, y ya en mi habitación seguimos teniendo sexo, yo hasta le mame su sabrosa verga, y para completar, hasta lo dejé que me diera por el culito.

Desde luego que tuve que leerle la cartilla a mi hijo después de eso, no fuera a ser que se creyera que tenía todo el derecho de acostarse conmigo, cuando le diera la gana. Lo principal es que su padre, n se llegue a dar cuenta, de lo nuestro.