Al fin mi primera vez, al fin desflorada

Brenda es mi nombre, soy una chava de dieciocho años de edad. Soy de piel morena clara, mi cabello es largo negro, poseo ojos negros, cejas pobladas y lindos labios. Gracias al ejercicio tengo un buen cuerpo, no poseo pezones grandes pero si luzco unas piernas bien cuidadas muy sensuales, además de gozar de unas nalgas respetables, la verdad creo que mi vagina es muy elástica y por eso no me dolió, por naturaleza no me crecen bellos en mi zona intima y los pocos que me nacen me los depilo pues así me gusta tener mi vagina limpiecita. Debo mencionar que desde niña mis padres me educaron en la religión cristiana y me enseñaron a ser niña bien, por eso pude conservar mi virginidad hasta mi mayoría de edad, aunque si había tenido dos novios desde la secundaria pero jamás me deje manosear por ellos y ni menos deje que me hicieran suya, había sido una niña bien pues aunque muchas veces mis amigas me invitaban al antro o a los perros yo jamás me di a eso, nunca en mi vida había tenido un faje con un chico, ni me gustaba tomar mucho. Mi vagina y mi culito fueron dos partes de mi cuerpo que supe cuidar muy bien hasta el día de hoy y la verdad no me arrepiento pues mi desfloración fue maravillosa y lo mas lindo sin duda que me estreno el chico que amo. En la preparatoria que por cierto curso el ultimo semestre de preparatoria en una escuela publica de la ciudad de Puebla, México ahí fue donde conocí a Rubén un chico maravilloso, romántico y hasta algo cursi, se que aunque yo si fue mi primera vez con el, el no fue su primera vez conmigo pero so no importa, el es un chico guapo y de cuerpo atlético, le gusta mucho el basquetbol y además estudia guitarra, es un chico hermoso de quien me enamore. Por varios meses habíamos sido amigos hasta que iniciamos una relación, cada vez me enamoraba mas de el, su caballerosidad, su romanticismo y era muy detallista un chico que de verdad valía la pena como de los que quedan pocos en nuestros días, nos divertimos, nos la pasamos muy bien y hacíamos muchas cosas lindas juntos pero durante mas de cinco meses no me hablo ni una vez de hacer el amor, la verdad para mi era lo mejor porque siendo virgen temía mucho al sexo por saber que duele mucho la rotura del himen y todo eso, la verdad me daba miedo el pensar que un pene masculino podría caber en mi pequeña entradita vaginal, aunque si confieso que ya antes me había metido los deditos cuando me masturbaba yo sola pero aun así tenia miedo. Pasaba el tiempo y cada vez mas mis instintos de mujer me daban tentación pues el tener a un chico a mi lado que amaba y no hacer el amor con el me hacia sentir muy infantil, semanas antes de lo ocurrido estuve investigando con mis amigas las que sabia que ya no eran vírgenes, todas me decían lo mismo que era muy rico pero que dolía mucho al romperse el himen y además sangraba una, estos detalles me daban pánico pero por otro lado a la edad que ya tenia ya me moría de ganas de sentirme en los brazos de un chico.

Por largo tiempo estuve con esto en la mente, tanto me preocupaba que perdí el apetito un poco y de plazo bajaron un poco mis calificaciones. Pero como seguía pasando el tiempo y mi nene como le digo yo no me decía nada de sexo yo me deje de preocupar y hasta medio olvide el asunto, sin embargo semanas después fue cuando comenzó todo, una noche que me llevo al cine en el camino de regreso a casa mientras estaba entrando a mi casa tuvimos un faje ahí en un rincón de frente mi casa, fue maravilloso y me hizo acabar bien rico. Desde esa noche que al fin probé lo hermoso que se siente ser tocada por un chavo yo misma me decidí a perder mi virginidad con el, esa semana aun estaba en mi mes así que obviamente no era la indicada, aunque esa misma semana hubieron dos oportunidades mas de que me hiciera suya me le negué por esto mismo pues aun me estaba bajando. Sin embargo las cosas sucedieron a su tiempo y en la noche menos pensada que nunca creí que esa noche perdería mi virginidad en su propia casa. Ese jueves había quedado yo, una amiga y mi novio Rubén para hacer el trabajo de la escuela juntos, todos decidimos que trabajaríamos en la casa de Rubén, eran aproximadamente las 8:30 de la noche, hasta ese momento todos estábamos trabajando en su computadora normalmente y también estábamos echando algo de relajo, su padre aun no llegaba del trabajo y su madre aunque estaba había dicho que se retiraba a su recamara, así que prácticamente los tres estábamos solos en la recamara de mi niño precioso, casi como si el destino hubiera querido que nos quedáramos solos a mi amiga la llamaron de su casa y tuvo que retirarse de inmediato. Así fue como ambos nos quedamos solos en su recamara, tan luego fueron pasando los minutos el ambiente se sentía mas caliente, mi respiración era rápida y note como el se puso caliente también, ambos iniciamos a besarnos muy rico en los labios, nuestras lenguas se tocaban una a la otra. Yo estaba vestida con mi uniforme de la escuela, tenia una blusa blanca escolar, el suéter de la escuela y una falda escolar tableada algo corta, portaba yo calcetas blancas y zapatos escolares negros, sin duda me veía como toda una colegiala coqueta a punto de ser desvirgada. El coló su mano bajo mi falda tocándome directamente mi vagina sobre mis calzones, sentía bien bonito como el me acariciaba mi vaginita un virgen, en ese momento casi sin pensarlo yo misma le baje sus pantalones dejando al descubierto su miembro ya erecto y duro, no saben las ganas que tuve de chupárselo pero como soy medio asquerosita no lo hice pues temí que me diera ganas de vomitar y se arruinara la magia del momento.

En fin... Solo me limite a tocársela con mis manos, -Puedo verte la vaginita?- Me pregunto algo dudoso, en ese instante yo misma levante mi falda, me senté en la mese de su computadora y separe mis piernas, estaba algo nervioso y lo note cuando me toco los muslos con sus manos algo sudorosas y frías. Removió mis calzoncitos y así al fin pudo verme mi rajita vaginal ante sus propios ojos, inicio a comerme mi vagina -Que rico te huele mi amor!- Me dijo suavemente, yo solo le sonreí. Imagine que en ese instante se daría cuenta de mi virginidad pero no lo hizo, lo mas rico fue cuando el tomo una paleta de caramelo que minutos antes estaba chupando y comenzó a frotármelo en mi vagina, incluso me lo introdujo un poco dentro. Al fin había llegado el momento glorioso, se puso de pie dispuesto a penetrarme pero en ese momento dijo -Mierda! No tengo un condón- Le sonreí dulcemente y le dije -Tranquilo, no lo necesitas, soy virgen mi amor!- Al momento que escucho esto note como su mirada se prendió mas y de sus ojos emano un brillo especial. Yo misma tomo mis calzones y me los quite totalmente, Rubén escupió en mi vaginita y me dijo -Tranquila prometo no hacerte sufrir! Pero si te lastimo me dices y paro- Sus palabras me llenaron de felicidad pues eso significaba que si me amaba al no querer hacerme daño. Puso su cosita en la entrada de mi vagina y lentamente inicio a empujar, al principio le costo un poco metérmela pero después de unos segundos mis labios vaginales cedieron y lentamente sentí como su pene se iba enterrando dentro de mi, yo me moría de placer, la mitad de su miembro ya estaba dentro, solo basto un leve esfuerzo mas y me le metió toda, solo sentí en ese instante como si se rasgara algo dentro de mi pero sin dolor alguno. El se quedo quito unos segundos con su pene dentro de mi, luego me la saco y clarito vi como su glande estaba embarrado de unos rasguños de sangre, con eso supe que al fin ya no era virgen, ambos nos miramos, el limpio su glande con su mano y luego volvió a penetrarme un poco mas fácil, lentamente el inicio a bombearme bien rico, me sentía totalmente amada en los brazos del chico que amaba y que por fin me estaba haciendo el amor, me sentía en el cielo, daba ligeros gemidos de placer para evitar ser escuchados por su madre que estaba en el cuarto de a lado. Mientras continuaba penetrándome me besaba bien rico y me repetía al oído -Te amo, te amo! Era un momento lleno de gloria y amor para ambos, al paso de poco mas de veinte minutos metiéndomela sentí como tenso su miembro, a prisa me la saco pero no le dio tiempo suficiente y eyaculo sobre mi vagina, no dentro pero si encima de mi vagina. Sentí todo su liquido caliente sobre mi rajita, yo tome una hoja de cuaderno con el que limpie el semen de mi vagina combinado con un poco de sangre y se lo di de recuerdo, segundos después continuábamos besándonos rico en cuanto tocaron la puerta, ambos nos asustamos mucho. Era su madre diciéndole que mi mama ya había venido por mi, a toda prisa como puede me puse el calzón, me acomode mi falda y salí despavorida de ahí. Durante el camino mientras iba en el auto de mi mama iba pensando en como reaccionaria mi madre su supiera que su hijita ya iba con el himen roto y la vagina húmeda del semen de mi novio. Afortunadamente nunca se entero que esa noche perdí mi virginidad y ahora sigo haciendo el amor con mi dulce príncipe.