En una fiesta conocí a una mujer que sin imaginarme me haría cumplir mis más enfermos sueños...
Relato
Cuando conocí a Amelia sabía que no solo era hermosa y deseable, era una de esas mujeres de mirada inteligente y sonrisa seductora, capaz de ser tierna y al mismo tiempo comerte el pito de un solo bocado. Por lo que supe, era madre soltera pues el padre de su hija falleció en un accidente hace un par de años. Ese día era el cumpleaños de Javier, mi mejor amigo. Nunca pensé que entre todas las abundantes mujeres que estaban en la reunión iba a presentarse tamaño manjar.
Todo mi grupo de amigos al verla llegar le puso la mira. En mi caso, aunque no llevé a mi mujer (para variar le dolía la cabeza), me estaba divirtiendo a morir. Quizás por esa razón no había reparado que Amelia me estaba observando con atención. Mis amigos fueron con sus mujeres y les era complicadísimo acercarse. Más de uno se la quedó viendo de pies a cabeza y con ello provocando las miradas furiosas de sus mujeres.
Conforme fue pasando la noche fui bailando con todas las presentes hasta que llegué a su sitio y cortésmente la invité a bailar. Antes lo habían intentado un par de amigos solteros pero los dejó con la mano estirada. Sin embargo tuve suerte y accedió a bailar conmigo. Tengo la característica de ser un buen bailarín, así que con el merengue que bailamos le sacamos lustre al piso, luego vino otro más y finalmente una salsa. Al ver que la pasábamos tan bien la tomé de la cintura y la pegué a mí, quizás más de lo normal, pero ella no dijo nada. Además, sentía que me miraba y aunque lo disimulara cuando yo la veía a los ojos, se notaba que le atraía mucho.
Esa noche nos la pasamos bailando. Mis amigos se dieron cuenta de inmediato de que tenía muchas oportunidades con ella y me dejaron el camino libre, sin molestarme ni llamarme para nada. Así, luego de un par de horas más y de una conversación cada vez más amena, le propuse que me acompañe a comprar unos cigarros. Como las tiendas a esa hora estaban cerradas le dije que a unas cuadras había una bodega que atiende las 24 horas. Obviamente era mentira, pero no se me ocurrió otra cosa con tal de que nos vayamos juntos.
Y vaya que tuve suerte. Llegamos al auto y como no había gente cerca, antes de encender el auto la quedé mirando. Su sonrisa nerviosa me dio la confianza que necesitaba y en un rápido avance, la besé. De ahí en más los besos se transformaron en caricias y las caricias en un manoseo infernal. Estábamos tan calientes que no aguantamos y nos metimos un polvo en pleno estacionamiento, con gente que eventualmente pasaba. La puse en 4 patas e hice que el carro prácticamente salte frenéticamente. Luego de acabar en su boca, con más ganas que nunca salí del lugar embalado y fuimos al primer hostal cercano. Ahí pude comprobar que no solo tenía un culo delicioso, además era ninfómana. No solo la molí a punta de verga por delante y por detrás, también me dejó tomarle un sinnúmero de fotos, además de grabarme con ella cuando la estaba penetrando.
¡Qué mujer!, Gocé de una de las mejores noches de mi vida comiéndole el culo a este bombón y enfermándome de la peor manera con sus encantos. Aquí unas cuantos recuerdos...
Le dije ¡esto! He inmediatamente le subí la falda metiendo mi mano entre sus piernas tocando su zona vaginal, puso resistencia y trato de gritar pero yo le dije severamente que o me entregaba su cuerpo o la denunciaba.
Relato erótico enviado por reycolegial el 30 de July de 2009 a las 12:08:52 - Relato porno leído 100045 veces