Anita

Mi prima Anita y yo tenemos este secreto.
Era verano, una fiesta de noche en una playa. Anita y yo teníamos esa atracción morbosa que a veces se da entre primos carnales. Por mi parte en ella veía una perfección inigualada. Anita tiene sangre suiza, es una mujer algo rellena, no, por tanto, un modelo tópico y escultural de suiza pluscuamperfecta, pero es todo sensualidad. Sus ojos enormes y azules, sus grandes caderas, sus pechos perfectos...

La playa y la noche, levemente alumbrada por una farola y la luna, nos dieron el impulso. Nos habíamos retirado a pasear un poco (ah, el alcohol) y nos sentamos en un punto escondido de la playa. Mi pierna y la suya se tocaron y nuestras pieles parecía que querían fundirse. Apreté y ella no se apartó. sentimos nuestro calor sensual.
Ella me dijo que mi piel era caliente, y que el vello era suave. Yo acaricié su muslo con timidez, con las yemas de los dedos y le dije que más suave era ella.
Separé sus muslos y seguí acariciando allí donde no se suele tocar a una prima, dentro de las piernas, acercándome a su sexo. Anita se abrió más, una inviración.
Lo que siguió fue veloz, consencuado sin palabras. Pase´mi lengua por sus musmos, mientras ella se desprendía de la parte inferior del bikini. Lamí entonces con fruición sus labios, el sexo, una grosella húmeda y sabrosa. Mi prima gemía de placer con su voz grave. Mi miembro era un misil deseoso de poseerla, ascendí por su cuerpo hasta estar cara a cara... la besé con fuerza y lascivia y ella a mí. ya estábamos completamente desnudos gracias a los movimiento bruscos y exactos de nuestro deseo, así que mientras mi lengua se hundía en su boca mi pene comenzó a buscar.. sin éxito.
-Es aquí, tonto.- dijo mientras me tomaba el rabo y lo conducía a su vagina.
Y así consumé mi sueño erótico, penetrando su sexo, haciendo mía a Anita, haciéndole gemir de placer mientras yo jadeaba, dando sacudidas largas, llegando hasta el fondo de su húmedo túnel y saliendo casi del todo,en largos recorridos, cada vez más veloces. Anita me decía "fóllame primo", con una sonrrisa mailciosa, y eso me excitó tanto que no pude resistir... hubiera querido ser Sasón, poseer a Ana toda la noche, hacerla chillar, enloquecerla, meterle mi poya por todo su cuerpo, hacerla sentir una diosa del sexo... pero mi viciosa prima me tenía tan excitado que me corrí dentro, entonces. Ella no, pero no importó. Salí de dentro de su sexo (haciéndola gemir otra vez, de placer) y comencé a comerle sus pezones pequeños y rosados. A excitarla.
Y acabé otra vez entre sus musmos comiendo su miel. Hasta que empezó a correrse, gimiendo mi nmbre y moviendo locamente las caderas, mientras mi lengua recorría sus labios y jugaba sin descanso con su clítoris y mis dedos se metían en su coño, rellenándola de nuevo y haciéndola gritar como una ninfómana.

Nunca más volvimos a hacerlo. Fue nuestro secreto, un paréntesis de verdad desatada, sin tabús, sin "eso no está bien". Un día donde fuimos más que primos...