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Arlette

Relato enviado por : Manpara el 19/04/2013. Lecturas: 3678

etiquetas relato Arlette   Jovenes .
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Resumen
Todo empezó una tarde de octubre. Yo era amigo de la casa de Pilar y sus padres me tenían en buena medida como un buen muchacho. Ella era un poco mayor que yo y esa semana habría de enseñarle algo de computación porque verdaderamente ella era nula en aquello.


Relato
Arlette

Todo empezó una tarde de octubre. Yo era amigo de la casa de Pilar y sus padres me tenían en buena medida como un buen muchacho. Ella era un poco mayor que yo y esa semana habría de enseñarle algo de computación porque verdaderamente ella era nula en aquello. A sus 37 años, Pilar era una mujer bastante hermosa. Tenía unos ojos negros bellos que apenas si se podía apreciar a través del cerquillo que le cubría la frente, sus pechos no eran muy grandes pero siempre me gustaba ver sus pezones que traslucían los pequeños polos que nunca dejaba de utilizar. Tenía unas caderas enormes que abrazaban unas nalgas duras que me ponían la pieza dura desde que le daba el beso del saludo. Ella tenía una hija de 13 años llamada Arlette pero con muy poco desarrollo parecía menor y que me llamaba con cariño "Tío" porque nunca conoció al padre. Eso nunca me molestó porque teníamos una confianza única pues yo hacía años que frecuentaba la casa, ya que era asistente del padre de Pilar en el Bufette de abogados donde trabajaba.

Para esa fecha ya Pilar y yo de vez en cuando, tirabamos como locos en su habitación cada vez que su papá y su mamá no se encontraban. Nos teníamos una calentura tan fuerte que varias veces lo hicimos en las escaleras que nos conducían hasta su habitación.

El asunto empezó una noche en que la nena se había quedado dormida en el sofá, y Pilar y yo, que estabamos solos, empezamos un de nuestras sesiones amatorias. Ella me relamía el miembro como tantas veces lo había hecho, con una locura insaciable que parecía quererme castrar con la sola lengua, porque la movía con un frenesí absoluto que nunca quise ni pude lleguar a dominar. Yo estaba un poco nervioso porque Pilar gritaba tan fuerte con mis dedos deslizandose una y otra vez por su chocho que manaba como fuente inagotable de placer, que de vez en cuando le echaba un ojo a la nena temiendo que en cualquier momento despertase.

Hasta que su madre dio tal gemido que Arlette sin darnos cuenta, despertó. Yo exactamente no sabía el momento pero cuando la volví a mirar ella nos observaba con un ojo abierto y no dijo ni una palabra. Yo no le dije nada a Pilar porque sabía que ella ejercía un gran poder sobre Arlette y que si nos había descubierto, sus padres jamás lo sabrían.

De pronto sentimos pasos en el corredor y supimos que alguien llegaba. Era don José y su esposa que venían riendo y se notaba que estaban un poco pasados de copas.

Ya al abrir la puerta nosotros habíamos retornado a nuestras posiciones habituales y don José se sorprendió al verme. Me dijo:

- Armando, que sorpresa... justo quería tomarme unos tragos mas...

A lo que yo no me negué pues pensaba terminar luego nuestra sesión con Pilar. Cuando se hubieron terminado las cervezas, Pilar estaba completamente ebria y don José yacía alcoholizado en uno de los muebles. Doña Inés me pidió que por favor subiera a Arlette a la recamara de Pilar para que no le diera frío y me dijo que si quería podía descansar allí pues la mañana ya estaba por llegar.

Tuve que cargar a la nena los dos pisos que me conducían hasta el cuarto de Pilar y una vez allí me derrumbé pues las cervezas empezaban a hacer su efecto sobre mi. Al acostar a la pequeña Arlette no pude evitar darme cuenta que su pequeño vestido había dejado al descubierto una truzita muy pequeña color blanco que no se si por el alcohol o porque estaba sobreexitado por las mamadas previas de su mamá en ese mismo instante empezé a acariciar. La mente me decía que era un degenerado pues la nena tenía sólo 11 años pero el corazón y el pedazo de carne de pija, me estaban latiendo como si me encontrara ante su madre.

Yo seguí sin miramientos y lentamente la volteé para verla mejor. Sólo una lámpara en la mesa de noche me iluminaba y estaba yo allí, acariciando su pequeña vulva sin pelitos que me invitaba a las caricias una y otra vez. No aguanté las ganas y me escurrí lentamente por sus blancas piernitas y empecé a deslizar mi lengua ansiosa por su chochito virgen que me volvía loco. De pronto, envuelto ya en mi labor, sin darme cuenta, Arlette había despertado...

- Tío... me dijo riendo, me haces cosquillitas...

Yo no supe que decir ni hacer, me reí también y le dije:

- Mi amor, pensé que dormías... quería despertarte con dulzura

- Pero me da risa...

- Que linda eres mi amor... le dije, por eso te quiero como a tu mamita...

- Igual que a mi mamá?

- Si mi amor, por eso...

- Por eso me haces igulito que a ella no?, yo te he visto que le haces así también...

- Cuando? le pregunté...

- Muchas veces... es que yo me hago la dormida

Yo conversaba con ella mientras con los dedos le acariciaba un todavía oculto clítoris que moría por conocer...

- Por favor no le digas a mamá que los he visto porque sino ella me va a pegar...

- Mi vida, nunca dejaría que te pegue, pero prometeme que ella no se enterará de nada porque es muy celosa conmigo y...

- Tío... puiedo preguntarte algo?

- Lo que quieras.

- Cómo es eso que tienes allí, que hoy por la tarde mamá se metía en la boca?

Su ternura infantil me mataba pero mi morbo era más fuerte, así que le pregunté si le daba curiosidad mirarlo, a lo que ella asintió. Yo me bajé el panatalón y se lo mostré, le dije que lo tocara si quería y ella me miró con curiosidad y lo empezó a tocar con su manito tan blanca y tan suave que casi me vengo allí mismo.

- Tío... sabes una cosa?

- Que mi amor?

- La otra vez una amiguita me dijo que los hombres le meten su pene a las mujeres aquí en donde me has dado besitos... y yo no se como una cosa tan grande pueda entrar en mi barriguita...

- Mira Arlette, le dije. Tu eres ya una señorita así que yo te voy a enseñar todo lo que tu quieras saber, pero siempre y cuando me prometas que este va a ser nuestro secreto, como de Papá a hijita.

- Te lo prometo tiito, tu vas a ser mi unico amigo y además yo...

- Que mi amor, que?

- Además yo a veces me pongo a pensar que eres como mi papá..

Yo me estremecí ante tanta ternura y así semidesnudos como estabamos, la abracé fuerte contra mi pecho y le di un beso muy largo en la boca.

- Arlette, yo también te quiero como mi hijta, y por eso a veces quisiera enseñarte las cosas que nadie te ha enseñado para que después nadie quiera aprovecharse de ti...

- Bueno entonces me tienes que enseñar mucho porque yo no se nada, ya ves que no sabía como era eso de meter un pene en mi barriguita...

- Mira, si este va a ser nuestro secreto, yo te voy a enseñar cómo ya?

- Si papito, emseñame...

Le dije que se sentara encima mío y poco a poco fui poniendo la cabeza de mi miembro entre los labios de su conchita que me moría por penetrar...

- Así es como se hace hijita, pero yo no te lo puedo hacer ahora porque después te va a doler un poquito.

- Mucho papito?

- Si mi amor, pero solo la primera vez porque después te va a gustar mucho...

En eso sentimos que subían por las escaleras y sin decirnos nada nos acomodamos la ropa y nos hicimos los dormidos. Era doña Inés que venía a ver si ya estabamos dormidos. Se dirigió donde Arlette y la tapó bien con una colcha. Cuál no sería mi sorpresa cuando al acercarse a mi, me sacudió para ver si estaba dormido, a lo que yo no reaccioné pues quería que pensara que estaba privado para seguir amando a mi nueva hijita. Entonces ella bajo su mano por mi pantalón y empezó a acariciarme el sexo que nuevamente se me pudo duro... abalanzó sus labios y me empezó a ensalivar el paquete, chupándolo como una desgraciada. No lo podía creer, tenía bajo mis colchas a una mujer de mas de 50 años que me mamaba la polla como si fuera la última que tenía entre sus manos. Cuando terminó ya era de día y ella bajó apresuradamente, seguro a meterse en la cama donde un marido ebrio no habría sabido responder a sus ansias de sexo.

Cuando se marchó, ya Arlette se había quedado dormida y yo pensé en corrermela mirandola desnudita, pero se me ocurrió que sería mejor hacerlo si ella descansaba todo su cuerpo sobre mi, así que le saqué el calzoncito humedo de mi saliva y la cargué suavemente depositándola sobre mi pecho. Ella ni se inmuto y para cuando yo tenía la pija sobandola entre su chochito, me di cuenta que ella estaba gimiendo despacito...

- Te gusta mi amor?, le dije suavemente...

- Papi... me gusta mucho... me gusta más que cuando me dabas besitos...

- Mi amor... te amo... te amo...

- Ay papito creo que me hago pis... siento mojadito entre mis piernas... voy al baño...

- No mi amor, no vayas... eso es por que a ti también te ha gustado...y tu barriguita quiere que mi pene entre en tu cuevita...

- Si papito?

- Si mi amor... muevete un poquito hacia arriba y hacia abajo para que veas como te va a gustar mas...

Ella solo obedecía y de pronto sus gemidos fueron mas intensos pero en silencio... mis manos acariciaban sus pechitos inexistentes, pero sus pezones se habían puesto duritos...

- Ay papito... que rico se siente... y no duele nada...

- Es que mi pene no está adentro mi amor... si quieres...

- Esto es lo que hacen los esposos? me dijo con mirada entre inocente y culpable, mientras yo la movía con mis manos en sus caderas, al compás de las mías.

- Si mi amor... a mi también me gusta mucho... pero....

- Pero que papito?

- Pero no tanto como cuando estoy con tu mamá...

Ella paró en seco y se alejó de mi. Mi treta había funcionado. Ahora ella estaba molesta y yo tenía que animarla...

- Arlette, mi amor... no te enojes

- No, tu la quieres mas que a mi...

- Pero mi amor... ya te he dicho que si meto mi pene en tu cuevita, te va a doler... le dije mientras le acariciaba nuevamente el chochito humedo.

- Si yo me aguanto, me vas a querer como a ella?

Le di un beso en la boca y le dije al oído:

- Si no lloras, te prometo que desde ahora en adelante tu vas a ser la única persona en mi vida y todos los días te voy a venir a buscar para pasear y comprarte juguetes como si fueras mi hijita de verdad... no, como hijita no... como mi novia te voy a querer...

Ella se levantó y se puso nuevamente encima mío

- Tu novia? pero yo soy muy chiquita para ti....

- Pero nadie lo va a saber. En la calle tu me dices papito y solo hacemos estas cositas ricas cuando estamos solos... que dices?

Ahora ella me besó en la boca y me dijo despacito... juralo!!

- Te lo juro mi amor, te lo juro... voy a ser tu novio y cuando seas grande te voy a llevar a mi casa para que vivamos juntos y nadie nos separe...

Entonces ella se río y me abrazó. Yo le dije:

- Entonces? que dices?

- Quiero ser tu novia... te juro que no voy a llorar si me duele un poquito...

Yo le di un beso y luego me acomodé la pija entre sus piernas. Le dije que se sentara despacito y que mordiera su truzita para que no grite. Ella lo intentó unas tres veces y me dijo que no se podía... entonces yo tomé sus caderitas con fuerza y la sente hasta que sentí sus gluteos bien abiertos sobre mi pelvis. La miré a los ojos y ella estaba botando lagrimas de dolor.

- Ya, ya pasó todo mi amor... de ahora en adelante serás mi novia y mi mujercita... verás que la próxima ya no duele tanto...

Ella cumplía con su promesa... no decía ni una palabra mientras que yo la sujetaba de la cintura y le hacía mover como si fuera una verdadera puta. Ella solo gemía y me abrazaba con fuerza. Yo terminé y sentí que mi leche se introducía por primera vez en sus adentros cavernosos y deliciosos. Después le di un beso largo en la boca y me agaché hasta su conchita para atenuar su dolor. Su chochito estaba con un poco de sangre pero yo se lo limpié todo con la lengua. Eso me exitaba màs así que opté por pajearme nuevamente y cuando lo estaba haciendo ella me dijo con voz llorosa.

- Ya ves que no grité papito...

- Ahora ya no me digas papito, desde ahora cuando estemos solos, me puedes decir Armando o mi amor, porque desde ahora somos novios para siempre....

- Mi amor -me dijo- ... a ti también te duele?

- Si mi amor, tambien me duele... no se lo sobas a tu novio?

- Mejor te doy besitos...

- No mi amor, mejor nos damos besitos los dos

Y dicho esto la volteé despacio y la puse en posición del 69 para darme el gusto de mi vida. Le dije mi amor, te lo tienes que meter en la boca y con la lengüita me haces asi como te hago yo en el chochito.

- Así Armando?

- Si, asi Arlette... sigue no pares

- Ya me duele mas poquito papi...

- No me digas papi, dime Armando

- Armando no me dejes de dar besitos que asì me gusta mucho...

Y esa madrugada conocí el amor entre una niña de 11 años y un muchacho de 28. Desde esa vez fue todo un paraíso. Siempre que nos quedabamos solos, ella me pedía que subieramos a la recamara de mamá para hacernos el amor, tal como yo le había enseñado que se decía. En poco tiempo fue mi amante y en dos meses le enseñé a tener sexo conmigo como una verdadera puta. Han pasado 10 meses desde entonces y creo que me he enamorado de esa chiquilla que me vuelve loco cada vez que nuevamente pone sus labios tiernos, infantiles y húmedos sobre la polla de su novio, que nunca la dejará...

Dos semanas después fuimos descubiertos por su abuela... pero eso es otra historia que ya les contaré...

Nilesbaf

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Comentarios enviados para este relato
pelado45 (28 de April de 2013 a las 23:34) dice: Me gusto mucho en particular por la ternura que se desprende del relato

Manpara (19 de April de 2013 a las 03:29) dice: Gracias.Utilice la inicial de Alicia.En honor a ti.

ivloguer (19 de April de 2013 a las 01:14) dice: Muy bueno Manpara, me agrada la inclusión de diálogos entre el relato en 1era. persona, debo aprender esa modalidad para lograr mejorar mis relatos. Lo mismo para la elección de nombres, Arlette inolvidable.

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:46) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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