Así dejé a mi ex… ( CON fotos)

Yo me le acerque haciéndome la que no lo había reconocido, y al ver su mano estirada, le di el menudo que tenía en mi bolso, para luego preguntarle. ¿Te conformas con eso, Raúl? Avergonzado, trató de retirarse, cuando algo dentro de mis recuerdos, hizo presente el sin fin de ocasiones en que ambos disfrutamos, hasta el cansancio.

Le pregunté que le había pasado, y subiendo los hombros me dijo, la vida me ha jodido, por pendejo. Aquella con la que te engañé, se me llevó todo, dejándome en la calle. Una interna alegría recorrió mi cuerpo, aunque ya sabía todo lo que a él le había sucedido, quería escucharlo de su propia boca. Pero fue en ese instante que me preguntó, ¿pero sabes que realmente me ha hecho mucha falta? Yo no supe que responderle, hasta que él acercándose un poco, y fue cuando me di cuenta de lo mucho que apestaba, me dijo simplemente. Tú.

No sé que me sucedió, pero algo dentro de mí como que se desequilibró, ya que lo tomé de la mano, y diciéndole al mismo tiempo. Sígueme, lo que él hizo sin preguntar. Caminamos par de calles, hasta que salimos de los terrenos del Centro Comercial. Sin pensarlo mucho entramos a un terreno baldío, lleno de basura. Y sin tan siquiera detenerme a pensar en las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer, le dije a mi ex, bájate los pantalones.

Una vez que lo hizo, yo me despojé de mi oscura falda, y me agaché frente a él, para dedicarme a mamar su apestosa verga. No sé que me sucedió, pero aquellos recuerdos, de cuando estábamos casados, se agolparon en mi mente, y mi cuerpo solo respondió. Sin detenerme a pensar, quien pudiera vernos, o lo que la gente pudiera llegar a pensar de mi, por estar teniendo sexo, con mi ex, y en esas fachas, y en ese lugar.

Por un buen rato me dediqué a mamar su verga, como solo sé que a él le gustaba que se lo hiciera. Raúl no dejaba de poner sus ojos en blanco, al tiempo que miraba al cielo. Por un largo rato, estuve chupa que chupa, mama, que mama, pasaba mi lengua por su colorado glande, una y otra vez, por el solo placer de escucharlo decirme, sigue, mamita sigue. Hasta que mi caliente coño, comenzó a pedir que lo alimentase, por lo que nada más me bastó insinuárselo, para que mi ex, retirase su verga de mi boca, y poniéndome en cuatro, me penetrase por dé tras.

Así estuvimos follando a cielo abierto, yo la verdad que no me di cuenta si alguien nos observaba, y de haberme dado cuenta, creo que no les hubiera hecho el menor caso. Sentía la verga de Raúl, entrando y saliendo de mi coño, como en sus mejores tiempos. Yo gritaba de felicidad. Luego cambiamos de posición, y él se acordó lo mucho que a mí me gustaba estar sobre él, no por nada de poder, sino más bien, para sentir como su verga me llegase a lo más profundo de mi coño, una y otra vez.

Raúl no dejó de decirme lo mucho que yo le hacía falta, en todo momento me recordó lo feliz que fuimos, a medida que no dejaba de enterrarme y sacar su verga de mi coño. Hasta que nuevamente cambiamos de posición. Para al poco rato sentir como fuertemente me apretaba entre sus brazos, al momento de venirse dentro de mí.

Al terminar, yo simplemente me puse el resto de mi ropa, y lo dejé con sus pantalones abajo, sin decirle más nada, aunque al voltear a verlo supe que lo que él pudo tomar como un acto de amor, para mí fue la continuación de mi venganza, ya que seguramente jamás podrá olvidar, de todo lo que se perdió por serme infiel. De paso al llegar a casa me debí dar un tremendo baño, ya que el muy hijo de la gran puta, hasta pulgas tenías.