Es una mujer casada, su marido por dedicarse a la iglesia la tiene totalmente abandonada sin utilizarla por las noches como su mujeansiosa y anhelante se entrega a este macho para satisfacerse y ....
Relato
Voy a la parcela de Martín uno de mis clientes a quien compraba maíz, papas y tomates que eran sus cosechas, rara vez tenía otras verduras y productos a ofrecer, tanto visitarlo ya éramos amigo.
Un día no estaba Martín en su parcela me atiende María su esposa con quien este tiene tres hijos, ella es una mujer termino madura, 33 años, no muy alta con bonito rostro, unos destacables senos y unas bonitas piernas aunque algo gruesas.
Pregunto por Martín y me dice esta en la iglesia, desde hace dos años mi hombre cambió, el campo lo vemos con mis hermanos y los inquilinos por que el solo piensa en la iglesia.
Te contaré que hasta me siento que no soy atractiva, este por seguir lo que dice su iglesia, en la cual esta siguiendo curso para pastor me rechaza y me hace sentir frustrada por su comportamiento.
El otro día, no se si te acuerdas, se me engancho la falda en un arbusto y te mostré parte de mis piernas, me sentí sexy otra vez cuando tu silbaste, diciéndome ¡que piernas!, la verdad fue un sentimiento que me gusto como no puedes imaginar, tus palabras. Eran las primeras palabras en meses adulándome mi cuerpo.
Y tu marido no te halaga digo, mi marido me dice hace mas de un año que ni siquiera me mira al desnudarme en las noches y menos tengo sexo con él, estoy desesperada mas de un año mujer casada con hijos de 12, 8 y 4 años, sin sexo habiéndolo tenido a placer en estos años… ahora por la iglesia soy viuda…
Me acerque a ella en el bodegón donde estábamos solos, la abracé y empecé a besarle el cuello y a desabotonarle uno a uno los botones de la camisa, sin dejar de besarle metí la mano por debajo de su falda y le bajo el calzón por las piernas. Le empecé a lamer el pecho mientras iba bajando con los botones, y por supuesto el último botón fue debajo del ombligo.
Ella no respiraba asombrada me miraba y solo resollaba con su respiración sin oponerse a mis maniobras…, sabía lo que vendría a continuación…, la miro a los ojos y le trasmito la pasión que ha despertado en mi cuerpo y ella me dice si con la cabeza…
Nos ponemos de pie y la empujo contra la paja que hay en un rincón oscuro, me puse encima de ella, esta me mira con una mirada de deseo que no había sentido en años. Le subí su falda arriba de la cintura y ella puso sus piernas alrededor de mi cuerpo. Abrazados oprimidos contra el pajar la penetro.
Sintió ella, la sensación más deliciosa del mundo y empecé a gritar como loca, como me arañaba toda la espalda. Empecé a gruñir mientras se la metía, lo estaba haciendo fuerte, Aurelia estaba en las nubes mientras sentía nuestros cuerpos rebotar encima de la paja. Le quité la blusa y le empecé a morder los senos, me toma del pelo y me dije "no tan fuerte", no quería marcas en los senos.
Después de 10 minutos creo yo sentí que estaba por de venirse con sus orgasmos, me apresó fuerte con las piernas y me empezó a decir en el oído "no pares, no pares" y no paro aún más hasta empecé a metérsela mas fuerte.
No tengo palabras para explicar la clase de orgasmo que tuvo…
Sentía ella el mundo completo temblar, creo que tuve la boca completamente abierta como por 5 segundos, casi inerte del placer que la satisfacía. Fue, según ella el mejor orgasmo que tuve en su vida, o simplemente puede ser que hacia meses que no tenia sexo ninguno y quizás año que no sentía a un hombre haciéndome el amor de esa manera tan vehemente
La voltee de rodillas, ella extasiada y satisfecha extendía los brazos y recuerdo hasta sacó el trasero para provocarme mas, hubiese podido hacer lo que quisiera con ella en esos momentos estaba totalmente desarmada en su placer carnal satisfecho.
Me di el gusto con ella en esa posición de perrito, ella solo me movía el trasero en círculos mientras la poseía, lo que mas deseaba en ese momento era satisfacerme. Cuando ya estaba a punto de venirme la tomo por las caderas y empezó a metérmela fuerte y profunda. Empezó a gritar, era una combinación de dolor y placer, algo delicioso, como gritaba y nuevamente se vino, estoy seguro que sus gritos se escucharon hasta afuera en la parcela mientras llenaba su matriz de mis fluidos saliendo de mi pene a borbotones.
Aurelia cae abatida ante la satisfacción de haber sido insertada con energía y su placer fue extraordinario en el apareamiento, solo me dice… cuando vendrás nuevamente.
Cargamos mi camioneta con las pocas fuerzas que nos quedaban con los productos y ella me invita a una taza de café, la necesitaba y acepté, entramos a casa.
Mientras bebimos el café conversamos y ella me informa que su vecina Rafaela una mujer de 38 años con tres hijos de 14, 10 y 8 años sufre el mismo tormento que ella tenía, el hombre entregado a la doctrina de su iglesia olvidó por completo su estado marital y esta lleva mas de un año siendo una viuda con marido me cuenta. Imagina como está a esa la abrazas besas en su nuca, según ella me ha contado es su punto G de su sensualidad, y es tuya se entregaría con todo al macho que bese su nuca.
Arreglamos cuentas y mientras lo hacemos mis manos están sobando su cuerpo, nuevamente esta ansiosa, ardiente, apasionada de ser apareada, no se opone cuando me ubico detrás de ella y abrazada la empujo con mi pene rígido, grueso y excitado a la cama donde ambos nos enredamos obsequiosos desnudándonos y apareándonos.
Esta mujer era una doña hembra, no debería ser ignorada, sino cortejada y galanteada, además debería tenerla carnalmente satisfecha y no así, sin macho que la monte compensando a ese hermoso cuerpo, ella está alucinada con mi llegada sabe que nos aparearemos a lo menos dos veces por semana que es cuando vengo a visitarla en compra de productos de su parcela.
En la cama me atrapa con sus piernas golosamente Gemía débilmente, diciéndome a media voz, déjame…, déjame…, no me desesperes más de lo que estoy. La tomé de sus nalgas cargándome mientras no dejaba de succiona sus pezones, la acomodé recostada boca arriba, me dejaba hacer, yo no alcanzaba. Gemía débilmente, diciéndome a media voz, ahora…, ahora…, no me desesperes más de lo que estoy. La tomé de sus nalgas cargándome mientras no dejaba de succiona sus pezones, la acomodé recostada boca arriba en su cama la penetro nuevamente como se menea y grita apasionada por la penetración, sabe que tiene un nuevo macho que será su nuevo marido quizás por cuanto tiempo y de seguro su semental ya que no se cuidaba y los días de fertilidad le parecían que estaba en ellos.
Tres meses después en una visita al hospital le comunican que tiene dos meses de embarazo…
tenia 30 años cuando trabajaba en hospital coincidi una cchica de 20 años hacia un mes mas o menos habia casado eso dato me valio pues mi polla se calento que estuvimos hablando cosa sin importacia hasta que ella saco el tema del sexo pregunto si tenia pareja le dije que no me dijo chico como yo parecia atractivo no la tenia a medida que iva hablando me iva yo acercando a ella cuando quiso darse cuenta yo ersta ya tocandole una teta ella dio cuenta me dio un beso y yo correspondi con un morreo mientras iva abrendo su blusa i se la quitaba ella perdio en tuiempo me solto el cinturon y bajo el pantalon se agacho me saco la polla penzo hacerme una mamada hastaponermla biewn tiesa yo pensaba en otra cosas que fllarme su coñito la desnude cintura para abjo me agache comi coñito hasta que se corrio en mi boca me pedia mas entonces me incorpore entre sus piernas y puse en su entrada de su coñito se la hunidi hasta los cojones empece a moverme suave de atras a lante cuando llevaba un tiempo metiendosela ella se empezo a correr yo estaba casi cerca de hacerlo se lo dije iva ella dejo correte dentro quiero quedarme embafraza q
Relato erótico enviado por Anonymous el 23 de May de 2011 a las 16:47:08 - Relato porno leído 32271 veces
Hace poco en la empresa en la que trabajo, pase por una experiencia entre extremadamente loca por una parte, mientras que por la otra bien gratificante.
Relato erótico enviado por narrador el 23 de June de 2011 a las 16:32:14 - Relato porno leído 26087 veces