-Mira René ¿Cómo te atreves a escribirme esas cochinadas? Eres un hombre casado, tienes esposa e hijos y en verdad no puedo creer que estés haciendo esto. Mira que yo no soy mujer para ti y si le digo a tu esposa ¿Te das cuenta lo que podría pasar? Yo soy una mujer decente y jamás me acostaría con un hombre casado-.
Relato
Leticia a quien de cariño le llamo Lety, es el nombre de esta maravillosa mujer con quien viví un impresionante momento de pasión al hacerle el amor. Ella es una mujer de treinta y cuatro años. Mexicana de piel blanca, posee cabello pintado de rubio intenso y el mismo lo luce rizado, sus bellos ojos son color marrones, también diré que luce pestañas largas bien remangadas, ella se maquilla únicamente lo suficiente para verse más hermosa e igualmente se pinta sus uñas de pies y manos con color rojo. Es de 1.67 su estatura e increíblemente goza de un sensual cuerpo perfectamente en forma, sus pechos bien apetecibles son una maravilla y claro sin menospreciar sus deliciosas piernas de mujer caliente, también tengo que elogiar sus ricas nalgas bien carnosas y deliciosas. Lety es madre soltera de una niña de ocho años, nunca se ha casado y tampoco es de esas mujerzuelas putas que andan abriendo las piernas a cada hombre que se les cruza en su camino, no más bien ella es una mujer educada y muy dedicada a su única hija que tuvo por un descuido, ella como toda una madre responsable lleva el rol de padre y madre para su niña, también gracias a que su familia le dejo como herencia una tienda de zapatos de marca, ahora ella es la dueña y con los ingresos de esa misma se mantiene en una vida digna ella y su hija. A pesar de que tiene algo de dinero ella no se compra muchos lujos, únicamente vive como toda una señora respetable, tiene buen carácter y constantemente mantiene una sonrisa en su rostro, pero igual es algo dominante y sabe muy bien como ser dura cuando tiene que serlo, aparte de eso también le encanta el chisme y de hecho así fue como la conocí pues desde hace un tiempo para la fecha mi esposa ha estado invitando a sus tres mejores amigas incluyendo Lety a nuestra casa, ahí toman el té y se ponen a hablar de moda, maquillajes e igualmente chismes.
Ahora hablando un poco de mí les diré que me llamo René, tengo treinta y ocho años. Soy de piel un poco morena clara, cabello corto, ojos color negro y labios carnosos. No poseo barba ya que me afeito diariamente, también comentare que uso lentes ya que mi necesidad así lo requiere. Soy de complexión robusta, mido 1.70 y gracias a que me cuido luzco un cuerpo en forma e incluso poseo algunos músculos principalmente en brazos. Yo estoy formalmente casado desde hace casi nueve años y de mi matrimonio tengo también una hija de siete años, gracias a mi carrera de medico yo y mi familia vivimos cómodamente e incluso tenemos auto. Jamás en mi vida le había puesto los cuernos a mi esposa hasta que la conocí y sin duda no pude evitar que mi pene se parara al sólo verla, tengo una actitud algo dura y sin duda mi gran defecto es que soy algo arrogante e incluso algunas ocasiones pedante, pero aun así creo que me puedo proclamar a mi mismo como un buen hombre pues vivo para mi familia y trato de cuidarla lo más que puedo.
En fin como ya mencione a Lety la conocí gracias a mi esposa pues ella es una de sus mejores amigas. Una y hasta dos veces por semana las tres amigas se juntaban en mi casa para chismear e intercambiar ideas de moda y eso que les encanta a las mujeres, también otro motivo por el que se reunían era que como mi hija y su hija de ella van en el mismo colegio son también amigas desde niñas, ellas juegan en el jardín de la casa mientras sus madres chismean. Así de esta manera yo cuando estaba en la casa me dedicaba a observar la sensualidad de Lety que brillaba a su máximo esplendor, ni yo sabía que me pasaba pero de alguna manera mi propia esposa ya la veía fea ante ella, mis fantasías ya eran con ella, cada que le hacía el amor a mi esposa sólo pensaba en ella, me encantaba imaginar que la vagina que penetraba no era la de mi esposa si no la de Lety, sin duda tenía que hacer milagros para no mencionar su nombre cuando tenía sexo con mi esposa, Lety de alguna manera se estaba convirtiendo en mi obsesión y no sabía cómo lograr ese sueño de hacerla mía. Cada que ella estaba en casa sólo la veía y veía sin cansarme de admirarla, sin embargo tenía que cuidarme de no ser tan obvio para que no se diera cuenta de mis deseos hacia ella y menos mi esposa, pero sin duda esto ya estaba llegando muy lejos y el límite de mi perseverancia estaba llegando, cada que me despedía de ella con un beso en la mejilla podía deleitarme con su seductora aroma de mujer. Esto continuo así hasta que un día ya no aguante más y pasara lo que pasara me atreví a manosearla. Fue otra ocasión que ella estaba con mi esposa en la casa, a la hora de irse como de costumbre me dispuse a despedirme de ella con un abrazo y beso en la mejilla pero sin duda mi calentura fue tan grande en ese momento que ya no tuve temor y así mientras le di el abrazo yo mismo puse mi mano en sus nalgas y cuidando que nadie lo notara se las apachurre, después de esto quede por unos segundos atemorizado que ella me delatara pero por suerte no dijo nada, únicamente me miro con algo de asombro.
Yo antes ya había escrito un papel en donde yo le confesaba todos mis íntimos deseos que tenia hacia ella, en el mismo trate de ser lo más caballero posible, más en algunas líneas no pude evitar decirle palabras morbosas. Así muy discretamente introduje dicho papel en su bolsa de mano, al igual que el manoseo a partir de ese día anduve con incertidumbre y miedo de sólo pensar que se podría mostrarle la carta a mi esposa pero de nuevo vi que ya habían pasado tres días sin nada nuevo. En este tiempo ellas no se habían vuelto a reunir, parecía que no tenían tiempo o será que estaban muy ocupadas pero el caso era que no se habían vuelto a reunir en la casa en esos días, sino más bien fue hasta el cuarto día que de nuevo se volvieron a reunir y sin duda yo astutamente use ese momento ideal para lograr seducirla, pero claro también con la duda que si ella se dejaría llevar o me daría una buena bofetada al verme de nuevo por lo que le escribí, no sabía qué hacer pero la excitación era inmensamente grande al igual que el deseo de hacerla mía costara lo que costara.
Bien ese día mi esposa y otra amiga se estaban en la casa pero Lety aun no había llegado, por parte de nuestras hijas ellas estaban felizmente jugando en el jardín. De pronto note que ellas iban a salir a alguna parte y lo confirme cuando mi esposa me dijo que irían de compras pero como Lety aun no llegaba ellas me dejaron encargado a las niñas, entre ellas incluida la hija de Lety que habían pasado a traer de la escuela e igual me encargaron decirle a Lety en cuanto llegara que las fuera a alcanzar a ese súper donde habían ido. Ahí inmediatamente supe que era el momento ideal para lograr mis planes. Como era un día calurosa ella llegó luciendo un sensual vestido de verano con falda larga color beige con puntos rojos en todo el vestido, su falda era larga por completo pues tapaba parte de sus zapatillas las cuales eran color plateadas. Ella al llegar pregunto antes que nada por su hijo y por sus amigas, ahí yo mintiéndole le dije que estaban en la sala para que pasara a la casa, al ver que nadie estaba de nuevo le volví a engañar diciéndole que no sabía donde habían ido pues ni loco le decía el lugar donde estaban, en ese momento un ambiente de erotismo ya se sentía muy bien, yo estaba sudando de tanta lujuria hacia ella, esto sin duda lo noto por lo que quiso rápidamente ir por su hija e irse pero yo muy atrevidamente le dije ¿Te gusto mi carta Lety? Ella volteo un poco seria y me dijo.
-Mira René ¿Cómo te atreves a escribirme esas cochinadas? Eres un hombre casado, tienes esposa e hijos y en verdad no puedo creer que estés haciendo esto. Mira que yo no soy mujer para ti y si le digo a tu esposa ¿Te das cuenta lo que podría pasar? Yo soy una mujer decente y jamás me acostaría con un hombre casado-.
Ella con rapidez intento de nuevo huir pero yo con algo de brusquedad la tome y la empuje hacia la pared. ¡No sabes lo cuanto deseo hacerte el amor mamacita! Le dije a su oído con una voz lujuriosa. Sin perder más tiempo con mis manos tome su falda y la subí por completo hasta su cintura, ella trato de bofetearme pero la detuve diciéndole ¡Sólo déjate llevar mi amor! Yo me encogí ante ella y separe sus piernas perfectamente, tome sus bragas e intente bajárselas pero ella poniendo su mano me lo impidió, de nuevo retire su mano y con todas mis fuerzas se las baje hasta sus rodillas. Al instante sin prevenirla le introduje en su vagina dos de mis dedos, ella al sentirlos dentro dio un pequeño grito, no podía creerlo pues al fin podía verle su zona vaginal perfectamente afeitada y bien deliciosa vagina que tenía. Comencé a metérselos muy rápidamente ocasionándole sus primeros pujidos de placer, así continuando con mis dedos en su vagina me puse de pie e inicie a mamarle sus senos, sin duda alguna estaba completamente desquiciado con ella pues la besaba, lamia sus senos y su cuello en círculos e igualmente intentaba morder su cuello como si fuera vampiro. Ella sólo gemía se chupaba sus labios y daba ligeros gemidos de placer, mis dedos ya estaban bien mojados de sus flujos vaginales que manaban como agua de manantial, sin embargo antes de continuar ella me dijo ¡Las niñas René, ellas nos pueden ver! Yo le dije tranquilamente ¡No te preocupes!
Sin más pérdida de tiempo libere mi pene por el cierre de mi pantalón. Ella lo tomo en su mano masturbándomelo ¿Estas lista? Le dije y sentía que me moría de alegría al escucharla decir ¡Si mi amor no puedo más, hazme tuya hazme el amor! Ella tomo su falda para que no callera. Yo abrí sus piernas completamente y de un solo empujón se la metí hasta el fondo, inicie al mete y saca con todas mis fuerzas, sin duda le estaba haciendo el amor como jamás le había hecho a ninguna mujer.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513651 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 299861 veces
Si te ha gustado Baje sus calzones y le hice el amor vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Baje sus calzones y le hice el amor.
reycolegial
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
MART95
(6 de May de 2010 a las 00:41) dice:
ES BUENO, LASTIMA QUE NO DESCRIBA MAS DETALLES DEL ACTO. katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:27) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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