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Botando la basura…

Relato enviado por : narrador el 03/01/2013. Lecturas: 10553

etiquetas relato Botando la basura…   Maduras .
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Resumen
Pueden llamarme Marlene, si quieren, al fin y al cabo no es mi nombre, pero me hubiera gustado llamarme así. Soy casada, desde hace más de quince años, y mi esposo al que llamó Toribio, ya verán por qué, es ese tipo de hombres que agarran el control remoto del televisor, se sienta frente a la tele en su butaca, y no levanta un dedo en la casa ni en defensa propia.


Relato

Por lo que a mí me toca hacer todos los quehaceres de la limpieza en nuestro apartamento. Hubo un tiempo en que él se encargaba de llevar la basura hasta el zafacón del pasillo y echarla por el tiro de la basura, la basura caía en el incinerador, y ya adiós basura. Pero con la fiebre que les dio a los de la junta del condominio, eliminaron el incinerador porque contaminaba, lo que es cierto.

Lo malo de eso fue que mi marido aprovechaba los comerciales para botar la basura, pero al tener que bajarla hasta el sótano, y ver que perdía unos preciosos segundos de la serie que estuviese viendo, dejó de sacar la basura, por lo que me tocó a mí hacerlo. Así que se pueden imaginar una llega, cansada sudada de estar todo el día trabajando en una oficina, y luego para colmo, al llegar al apartamento debo barrer, mapear, preparar la comida, lavar la ropa, y desde luego botar la basura.

Todas esas labores las voy realizando, sin prisa pero sin pausa, pero una tarde después de que llegué a nuestro apartamento, preparé la cena, recogí la ropa sucia, la puse a lavar, y me fui a bañar. Se me había olvidado por completo botar la condenada basura, que si no fuera porque detesto ver el zafacón lleno, y no soporto los malos olores, la dejaría en la cocina. En esos momentos únicamente cargaba puesta mi bata casera, sin más nada abajo puesto. Así que pensé que nadie se daría cuenta de eso y por no seguir viendo la basura en la cocina, me puse mis chancletas agarré la bolsa de basura y bajé el sótano del edificio, donde se encuentra el depósito de la basura.

Ya iba bajando en el ascensor, cuando me tope con uno de los hijo de nuestros vecinos, un chico de lo más mono, de unos 19 años, con cuerpo atlético, y bien simpático. Que por pura casualidad también se dirigía al sótano a botar la basura. Yo ya pase de los 39, pero la manera en que Joselito se me quedó viendo, hizo que me sintiera como una niña de quince, además la manera de sacarme conversación la consideré ingeniosa, que no pude menos que responderle.

En esos instantes ya serían como la nueve de la noche, pero como ya les dije la manera en que se me quedo viendo, hizo que me sintiera alagada, una vez que el ascensor llegó al sótano, comencé arrastrar la bolsa, la que de golpe el tomó con una de sus manos, y con tremenda facilidad la llevó hasta el depósito, como el depósito tiene una puerta, me adelanté para abrirla, y quizás de manera distraída, no me di cuenta de que al caminar un poco más rápido que él, se me había abierto la bata, casi por completo. Quedando un único botón cerrado. Joselito no me dijo nada, hasta que estuvimos ya dentro del depósito de la basura. Fue cuando llena de vergüenza, al tratar de cerrar el resto de los botones, en mi torpeza, por lo nerviosa que me puse, terminé con la bata completamente abierta. Fue cuando escuché decir a Joselito, que él siempre había admirado mi bello y hermoso cuerpo. Y que se sentía sumamente alagado y afortunado de poder verme en ese estado.

Yo realmente estaba bien confundida, por una parte el chico estaba alagando mi cuerpo, y por otra parte me decía que el verme así era como lo mejor que le había sucedido. Yo estuve a punto de cerrar la bata, y salir de inmediato de ese lugar, pero al escuchar sus palabras, no sé que me dio, que en lugar de cubrirme y salir como lo había pensado, no sé cómo se me ocurrió, tomar una actitud de reto, llevando mis manos a la cintura, separando la bata, y dejando que el chico prácticamente me viera por completo desnuda.

En esos momentos nos encontrábamos los dos solos, él cerró la puerta del depósito, se me acercó y tomándome entre sus gruesos brazos, me ha dado un tremendo beso que me llegó hasta el tuétano. Sentí como de momento todo mi cuerpo se llenó de una especie de energía, y en lugar de separarme de Joselito, me entregué entre sus brazos, por espacio de varios minutos nos estuvimos besando, y sin más ni más dejé que mi bata fuera a dar al piso, ahora sí que me encontraba del toda desnuda ante él. Sin dejar de besarnos, nos recostamos sobre algunas de las bolsas de basura, y a pesar de la fuerte peste, ni a él ni a mí nos impidió que prosiguiéramos.

Por un buen rato siguió besándome y acariciando todo mi cuerpo, incluso hasta introdujo alguno de sus hábiles dedos dentro de mi vulva, lo que me lleno de gran alegría. En cierto momento nos separamos, y yo misma lo ayudé a que se soltase el pantalón. Al bajárselo emergió su miembro apuntando directamente al techo, yo a mi marido nunca se lo he mamado, pero en ese preciso instante eso fue lo que me provocó hacerle a Joselito, así que por un corto rato mantuve su verga dentro de mi boca, jugueteando con mi lengua y dientes, hasta que él mismo la sacó, y la dirigió directamente a mi húmedo y bien lubricado coño.

Cuando comencé a sentir como su joven miembro penetraba mi coño, prácticamente sentí que me estaba meando de felicidad, no es que mi marido y yo no tengamos sexo, pero en algún momento se volvió algo tan mecánico, que realmente disfruto cuando él se viene lo más pronto posible. Pero estando acostada con Joselito sobre esas bolsas de basura me sentía en la gloria cada vez que él me empujaba su verga dentro de mi cuerpo, y me besaba salvajemente también enterrando toda su lengua dentro de mi boca. Por un largo rato yo me dediqué a restregar mi coño contra su cuerpo buscando sentir más y más dentro de mí su erecta y juvenil verga.

Los gemidos y gritos de placer y felicidad que Joselito me arrancó, hacía muchísimos años que no los sentía. Por lo que cuando me medio insinuó que deseaba darme por el culo, yo misma embadurné con mi saliva mi esfínter, y tras él sacarlo de mi coño, apenas lo comenzó a presionar contra mis nalgas, me lo he tragado por completo, a pesar de cierto dolor que sentí. Pero no bien ya me lo había enterrado todo, cuando una de sus manos me agarró divinamente por mi coño, y por otro buen rato me arrancó un sin número de gemidos de placer. Sería el tiempo que no disfrutaba de una buena revolcada como esa, que alcancé a disfrutar de una serie de múltiples orgasmos como nunca antes los había disfrutado.

Cuando sentí el semen caliente de él escurriéndose por mis muslos, fue que me entró algo de miedo, miedo a que mi marido se diera cuenta, o de que otras personas nos descubriesen en ese lugar, que pensarían de mi, pero al parecer Joselito como que se dio cuenta de mis temores, y a manera de calmarme me dijo, no te preocupes, que a esta hora nadie saca la basura, porque supuestamente la puerta debe estar cerrada. Cosa que yo ignoraba, así que lo más rápido que pude me puse mi bata, al tiempo que Joselito, me preguntaba de manera insistente cuando nos volveríamos a ver. Le dije que al siguiente día pero un poquito más tarde, con lo que él estuvo completamente de acuerdo. Subimos en el ascensor, nos dimos otro beso, y al entrar a mi apartamento de inmediato fui al baño, y cuando me estaba volviendo a duchar después de asearme el coño, mi marido desde frente al televisor me preguntó que hacía, le dije que bañándome. Toribio hasta el sol de hoy no creo que tenga la más mínima sospecha de lo mucho que disfruto botando la basura….

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:47) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:20) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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