Se había cambiado de vestido por algo más cómodo y ahora usaba una falda amplia y bien corta..., imagínense el espectáculo en la subida de escala .. , en eso la dama resbala en esa parada escala y mis manos instintivamente se levantan atrapando a ese cuerpo exquisito, sujetándola para no caer, por su trasero. La cojo por sus nalgas por debajo de la falda amplia y gozo del privilegio de manosear esas caderas, ella se afirma más fuerte y me dice... ., me besa , menea su cadera encorvándose y se saca el calzón... me queda a la vista una preciosa vagina bien cuidada y hambrienta de sexo, sus pliegues se movían ansiosas por ser penetradas... no aplazo el momento y sacando mi miembro lo muestro excitado..., lo toma entre sus dedos lo manosea y dice esta hambriento y es mas largo que el de Darío deberás metérmelo con cuidado llevándolo hacia sus pliegues vaginales, al apoyarse en estos rápidamente es adsorbido por esta vagina húmeda y deseosa de ser penetrada...
Relato
Brunilda era una las mujeres mas deseada por los hombres del barrio, era la mujer de don Darío, un hombre de 45 años dueño de dos camiones que trabajaban para la compañía de correo y diariamente salían en viaje.
Don Darío enfermó y desde hace aproximadamente tres meses vive en una silla de ruedas, debido a un golpe que había inflamado y que había dañado su columna, dejándolo paralizado de sus extremidades inferiores.
Brunilda su señora era una mujer de 34 años fiel a su marido y a los requiebros de los hombres de la calle ni caso hacía. Tenía con él dos hijas en sus ocho años de casada con Darío, la mayor de 6 años y otra de 3 años.
Un día voy pasando por su casa y me llama diciéndome que le ayude, le dije que si sabiendo que otros machos mas maduros y fuerte que yo podrían hacerlo mejor. Deseaba reparar unos conductos de agua lluvia que se habían corrido en su techo. Subimos al techo ella iba delante de mí y yo morbosamente a mis 17 años gozaba mirando sus caderas menearse a un ritmo por las escalas hasta llegar a una escala fija a la pared de la casa que lo llevaba a uno al techo de la vivienda... para subir deberíamos subir de uno a la vez, ella comenzó a subir por la escala demasiado parada y muy delgada, al subir primero me dio una fabulosa vista de sus piernas y sus calzones que miraba embobado detrás de ella, veía sus lindas piernas y su grandes muslos y su diminuto calzón poco me tapaba mi curiosa mirada a su trasero. Mi pobre pene estaba empalmado al ver esas bellas piernas y ese fabuloso culo.
Al observar el canal del techo vemos que necesita un parche o recambio de canaleta por estar esta agujereada, bajamos por esa escala difícil y ahora voy primero y espero al termino de esta la bajada de Brunilda que espectáculo, ver ahora ese monte de Venus prominente en primera fila, su calzón pequeño se encajaba entre sus pliegues y mostraba una deliciosa vulva bien cuidada. Se le informa al dueño de casa lo visto y le propongo, como lo había visto hacer rellenar, con silicona esos agujeros, encuentra buena mi idea y voy a comprar esta y al volver nuevamente la dama me acompañara en la subida al techo... Brunilda se había cambiado de vestido por algo más cómodo y ahora usaba una falda amplia y bien corta..., imagínense el espectáculo en la subida de escala y como sufría mi pobre miembro, pero era incapaz, debido a mi juventud realizar maniobra alguna, en eso la dama resbala en esa parada escala y mis manos instintivamente se levantan atrapando a ese cuerpo exquisito, sujetándola para no caer, por su trasero. La cojo por sus nalgas por debajo de la falda amplia y gozo del privilegio de manosear esas caderas, ella se afirma más fuerte y me dice... saca las manos de donde están que esa parte tiene dueño y está ahí abajo..., retiro mis manos suavemente acariciándole sus muslos, nada dice y al llegar arriba me mira diciéndome goloso el bebé eh, quería tocar buena carne..., no le digo no quería que esa carne se golpeara, es muy deliciosa para soportar golpes debe soportar cariños y caricias solamente digo..., me mira sonriendo diciéndome está despertando el bebé..., agrega los machos del barrio son groseros en sus picardías amorosos, no las soporto, mientras tú miras y callas, eso es bueno y me gusta., reparamos el techo y al colocar ella la silicona en la parte dañada por detrás me apoyo en ella, montándola por sobre su culo... mi pene estaba excitado y en esa posición mas se irguió y endureció, ella nota la dureza, gira su cabeza mirándome entre sonrisas nerviosas al sentirse embestida aunque fuera casual..., tengo a mi esposo tres meses escayolado o en silla de ruedas invalido para estos quehaceres y tu me manoseas que quieres que te diga..., me estas excitando, me dice y girándose me trata de separar, pero se desplaza en el techo por el movimiento y debo abrazarla para que no se deslice más. No soporta mi presión y me abraza, yo sorprendido, pero atento devuelvo ese abrazo besando su cuello, se retuerce presuntuosa en mis brazos, diciéndome déjame que me estimulas y no puedo colaborar por un apareamiento, debo ser fiel a mi marido..., aunque este lisiado le digo, y tu excitada y estimulada para una copula..., me mira diciéndome serás capaz de saciarme y guardar silencio del echo... ¡si!, respondo..., me vuelve a mirar y mueve su cuerpo recostándose sobre el techo de su casa, esa mujer de 34 años siente la necesidad de un semental para que sacie sus hormonas alteradas, no desea dañara a su marido y me busca por dos razones, le gustan los jóvenes y percibe que no le haré daño y puede confiar en mí en guardar su infidelidad hacia la demás gente... a pesar de mis 17 años..., me besa , menea su cadera encorvándose y se saca el calzón... me queda a la vista una preciosa vagina bien cuidada y hambrienta de sexo, sus pliegues se movían ansiosas por ser penetradas... no aplazo el momento y sacando mi miembro lo muestro excitado..., lo toma entre sus dedos lo manosea y dice esta hambriento y es mas largo que el de Darío deberás metérmelo con cuidado llevándolo hacia sus pliegues vaginales, al apoyarse en estos rápidamente es adsorbido por esta vagina húmeda y deseosa de ser penetrada... como gime y se mueve al sentir como sus pliegues carnales dan abrigo a este pene invasor..., se menea suavemente y me abraza susurrándome en mis oídos no dejes marcas, trátame con cariño..., y siente mis duros movimientos de entra y sale de mi pene en su vagina, con amor me dice si con cariño, yo también estoy excitada... luego nos abocamos a los actos de este encuentro, gimiendo, suspirando y sollozando la entrega a este macho..., y por mi parte rezongos y remates de placer, como gozamos nuestra entrega del uno al otro, su trasero se movía divino en un alocado y extravagante meneo, era una mujer fogosa, ardiente, gozadora apasionada y carnalmente vulnerable… si me susurraba en mis oídos soy una mujer casi trastornada por el placer de ser poseída por un adolescente me encantan los jóvenes como tú... pero tengo marido.
Pasan los días y Brunilda me llama para que veamos el techo a ver si todo está en regla para la lluvia anunciada para esos días, subimos al techo al subir la escala para llegar al techo sube primero Brunilda y ahí me percato que esta sin calzones, veía ese trasero desnudo y como su vagina se mojaba al sentirme que la recorría mientras subíamos la escala, llegando al techo no nos aguantamos mas y ella se recuesta en el techo, en la posición de perrito con nuestra ropa bajo sus caderas la penetro, nuestras sacudidas y estremecimientos eran desvergonzados y escandalosos, como nos meneábamos, me apareaba desesperadamente con todas mis fuerzas, las caderas agitadas lujuriosamente, estaba loca de placer..., me gemía, me gritaba, me acariciaba y besaba, finalizado el coito nos abrazamos y prometemos amores eternos... , descansamos. Conversamos sobre nuestros encuentros... ella me dice que se siente mal al ponerle los cuernos a su marido invalido y encama, pero que necesita deshogarse y necesita ser satisfecha por un macho de sus aprensiones carnales..., luego me dice que hablara con su marido..., nos abrazamos y comenzamos una nueva sesión de acaramelados cariños llegando ella hasta chuparme mi pene entusiasmada con el placer de tenerme como su macho... no me falles me dice y menos comente esto por algún sitio tu pierdes. Confía en mí seré u galán bien macho ni una palabra saldrá de mis labios.
Dos semanas después nos encontramos en la feria de verduras y ella me dice que la acompañe, al llegar a su casa me hace pasar a la cocina por la puerta trasera y me cuenta..., he conversado con Darío y este le digo que le encantaba que ella confiara en él conversando el tema..., se que estoy inutilizado como macho, pero tu no y es lógico que desees satisfacerte. Solo exijo discreción y cuidado con las niñas, me alegra que eligieras a un joven semental, espero que este sea un caballero y sepa callar, le dije que lo eras.
Ahora con la autorización de su marido ella se aparea conmigo en un dormitorio que esta atrás en su casa, en horarios que sus hijas están en el colegio por las tardes. En esta cama ella se entregaba a su entera satisfacción.
Colocándolo en la entrada de su vagina, comenzaba a introducirse mi glande pero se detiene y me mira a los ojos como pidiendo mi aprobación, a lo que le digo, adelante cariño, apareémoslo, lo estoy deseando, ella me dice hazme el amor y conviérteme en tu mujer-. Y una vez dicho esto empecé a penetrarla lentamente y sin pausa sin detenerse hasta que no pudo entrar mas, sentía como se habría paso a través de su vagina, sentía como la llenaba con mi carne, si no que mas allá......en el alma; pero en ese momento empieza mi macho a moverse, nos movíamos de manera lenta pero con fuerza, ambos disfrutando de cada envite. Así estuvimos largo rato, hasta que cambiamos de posición para colocarse sobre mí y así poder cabalgarme a sui ritmo; de esta manera podía introducirse mi pene a conciencia, lo podía sentir en lo mas profundo de ella, sintiendo un molesto tope en el interior de su coño pero a la vez era una placentera molestia; subía y bajaba sobre mi pene, ese pene que le estaba dando un placer sin igual, lo hacia como haciendo sentadillos, para luego con el pene totalmente en mi interior hacer círculos con sus caderas, que combinábamos con movimientos de adelante hacia atrás que realizaba al meterle mi miembro hasta el fondo. Qué placer si llegaba ella a llorar de gusto... cambiamos a posición de perrito y ensartaba mi pene en su vagina con ansias y deseos de destrozarla a empellones su sexo..., como gemía gozando y suspiraba de placer Brunilda, de sus labios salían palabras como... más... dame duro... soy tu hembra... gózame que yo estoy gozando y luego se atiesa y con gran suspiro dándose vuelta a la posición de misionero me abraza apretándome mis brazos con sus dedos arrebatada de placer me entrega con grandes suspiros y gemidos sus fluidos ya su vez me entrega su cuerpo para que le inserte mi pene hasta llenarla de semen y espermas provenientes de mis testículos con gran gozo de su parte, al sentir como le inundan sus entrañas con ríos de mi semen... abrazada a mí me dice desde ahora soy tu mujer, tu hembra no me falles y me tendrás por siempre... mi marido sabe que eres mi amante y me autorizó siempre que lo mantuviéramos en secreto. Soy toda tuya.
Llevamos seis meses de feliz convivencia, Brunilda dos veces a la semana me sacia tranquilizando mis alborotadas hormonas juveniles, su marido cada vez peor de su invalidez no protesta y sus hijas se están acostumbrando a verme en la cocina conversando con su madre y que esta me acaricie y se encierre conmigo en esa pieza del fondo llenándola de gemidos y ruidos extraños.