Bueno, necesitaba un cariño… ( CON fotos)

Así que durante mis tres primeros meses de embarazo, yo misma me satisfacía ya fuera a dedo, o introduciéndome algún envase plástico, dentro de mi coño. Pero ya comenzando los cuatro meses, deseaba algo mucho más real.

Un día en el que por costumbre salía a caminar, a pesar de mi barriga, procuré vestirme de la manera más coqueta que pude, así que me puse una de mis viejas minifalda que me encantaba, pero que por mi vientre tuve que ponérmela mucho más debajo de mi ombligo, por lo que al frente me quedaba larga, pero por de tras me quedaba excesivamente corta.

Como no quería ponerme ninguna de mis batas de maternidad, lo primero que agarré fue una camisilla sin mangas, la que me puse sin tan siquiera estar usando un sostén, ya que cuando me la vi puesta en el espejo, debido a lo grande que habían comenzado a ponerse mis tetas, definitivamente llamaban la atención.

Para completar me puse unos zapatos negros de tacos altos, los cuales no me ponía desde que salí embarazada, y tras agarrar mi monedero, y las llaves de casa me fui a caminar.

Ya había caminado viendo tiendas, como por una media hora, cuando escuché que alguien tras de mí, me llamó por mi nombre, diciéndome. Sali, estas divina, como para comerte. Sentí que mi corazón daba un vuelco, aun sin verlo supe de inmediato, que se trataba de mi ex novio, Mauricio.

Al voltearme lo vi, nos dimos un fuerte abrazó, y cuando sentí sus labios sobre los mío, y su lengua dentro de mi boca, no fui capaz de impedírselo. Sin dejar de apretarme con fuerza contra su cuerpo en medio de la calle, mi ex señalándolo con sus labios, me preguntó de quien era, refiriéndose a mi vientre.

Bueno le conté que después de que él me dejó, por la hija de puta de mi mejor amiga, al mes me casé con Ignacio un conocido mío. Y tras seis meses de estar casados, sin buscarlo salí embarazada.
Pero a todas estas, Mauricio nada que dejaba de abrazarme, y besarme. Yo podía sentir su abultado miembro presionando contra mi bajo vientre. Fue cuando me dijo que iba en su auto cuando me vio pasar, se detuvo y me alcanzó. Tras escucharlo en un arranque de no se qué, se me ocurrió invitarlo a que acompañase a mi casa.

Así que tras montarnos en su auto, en cosa de tres o cuatro minutos, llegamos a mi casa. A la que lo invité a entrar. Ya dentro de casa,a medida que caminaba moviendo lo más que pude mis caderas, le dije que me sentía algo cansada, y que si no le importaba que fuéramos al dormitorio, para recostarme mientras que él contaba, lo que había sido de su vida.

Por el espejo de mi cuarto vi como mi ex observaba mis caderas, a medida que yo caminaba. Apenas me recosté, lo invité que se recostase a mi lado.

La verdad es que Mauricio apenas, y me dijo que ahora trabajaba por cuenta propia, pero de inmediato se quedó viendo mi barriga, y al tiempo que con mucha ternura comenzó acariciarla.

Diciéndome. Sabes Sali, bien pudo haber sido mía esta barriga. Pero al mismo tiempo que lo fue diciendo, me continuó acariciando, pasando su mano, directamente por sobre mi piel, dejando todo mi abultado vientre, al igual que mis grandes tetas al descubierto.

No se si fue el calor de su mano, o el que hacía tantos meses que no sentía una caricia como esa, que en lugar de detenerlo, yo misma me quité la camisilla dejando mis tetas al aire mientras Mauricio continuaba acariciándolas, y diciéndome lo feliz que sería si esa barriga fuera de él.

Por lo que cuando su mano comenzó a pasar nuevamente sobre mi abultado vientre, sin pensarlo dos veces, nuevamente yo misma me quite la falda y las pequeñas bragas que estaba usando, dejando mi coño completamente abierto frente a sus ojos.

Desde ese instante no hizo falta que dijese él más nada, acercó su rostro a mi coño, y primero comenzó a besarle apasionadamente, luego sentí sus labios, su lengua, y hasta sus dientes. Como chupaban mi ya inflamado clítoris, al tiempo que sus dedos los fue introduciendo dentro de mi vulva, acariciando los labios de mi vagina.

Yo que hacía tanto tiempo que no sentía nada como eso, se puede decir, que me oriné en su propia cara, del placer tan inmenso que me hizo sentir, al provocarme un orgasmo como el que nunca antes había sentido.

Ya un poco más calmada, y sumamente agradecida por todo lo que Mauricio en tan poco tiempo me había hecho disfrutar, me acordé que a él le encantaba que yo le mamase su verga, así que sin pensarlo dos veces, dirigí mis manos al cierre de su cremallera, y tras bajársela. Extraje su ya erecto miembro, el que de inmediato, me dediqué a mamar como cuando eramos novios.

A todas estas, en cierto momento vi la foto de mi esposo sobre la peinadora, y mentalmente le dije. Vez lo que te pasó por pendejo, Ignacio. Mientras que al mismo tiempo, y sin remordimiento alguno, yo continué mamando la verga de mi ex.

El duro y erecto miembro de Mauricio lo sentí, tanto en mi boca como en mis tetas, ya que también recordé lo mucho que le gustaba que le hiciera una cubana.

Después de un rato, mi ex se colocó tras de mi, y dirigiendo su parado miembro directo a mi coño, fui sintiendo divinamente, como me iba penetrando. Sus manos acariciaban con suavidad, y ternura, mi vientre, mis tetas, mis muslos, y mi caliente coño. Mientras que yo no paraba de mover mis caderas, y de decirle lo rica que estaba su verga.

Aunque de momento me di cuenta, de que no tan solo estaba, en mi propia casa poniéndole los cuernos al pendejo de mi marido, sino que también estábamos follando divinamente, en la misma cama de mi esposo y mía. Por unos instantes, a medida que no dejaba de mover mis caderas, restregando mi cuerpo contra el de Mauricio, sintiendo como su sabroso miembro entraba y salía de mi coño. Me pregunté a mi misma,mientras gemía de placer, el por qué lo estábamos haciendo ahí. Y no fuimos a un Motel. Y mentalmente me dije, porque es el lugar donde me siento más confiada y segura.

Así que me dejé de estar pensando en estupideces, y seguí restregando mi cuerpo contra el de mi momentáneo amante. El sentir como su cosa entraba y salía de mi húmeda y caliente vulva, me producía un placer infinito.

Si algo tiene Mauricio es que sabe como hacer feliz a una mujer, contrario al pendejo de Ignacio, que se la pasa pensando estupideces. Mauricio me fue colocando en distintas, y diversas posiciones, haciendo que me sintiera la mujer más deseada del mundo, y no me dio por el culo, fue por culpa de las hemorroides, que desde que salí preñada, me han estado jodiendo.

Lo mejor de todo es que hasta esos momentos realmente nunca había sentido moverse a mi hijo, pero apenas Mauricio me comenzó a tocar, aunque no se lo comenté a él, comencé a sentir como mi hijo, al parecer también disfrutaba, y mucho que se estuviesen follando, a la puta de su madre.

Bueno Mauricio y yo seguimos teniendo sexo. Aun después de que di a luz. Es más el mismo día mientras mi esposo se encontraba en su trabajo, mi amante y yo disfrutamos de un sabroso sexo, antes de que me hiciera el favor de llevarme a la clínica.

Tan es así, que el mismo Doctor, me preguntó si habíamos tenido sexo más temprano, realmente no se como dio cuenta de ello, pero luego me dijo que gracias a eso, había parido de manera tan fácil. Aunque yo le pedí que no se lo comentase a mi esposo, ya que le dije que Ignacio en cuanto a esas cosas, es sumamente reservado, y seguramente se sentíría muy avergonzado si le dijera algo….