Desde que me hice novia de Mariano, me di cuenta de que le llamaba mucho la atención a Luis, su hermano menor, que es más o menos de mi edad. Yo en ocasiones le coqueteaba discretamente, nada más por pasar el rato. Entre otras cosas, con toda la intención no me ponía pantis, y supuestamente de manera distraída abría las piernas, y lo dejaba completamente loco.
Relato
Creo que todo se inició, desde la primera vez que Mariano y yo tuvimos sexo en su apartamento, el que compartía con su hermano Luis. Mariano tan solo me propuso que lo acompañara a su habitación, a lo que yo encantada acepté, imaginándome para lo que era. Ya dentro nos comenzamos a besar, a los pocos minutos ya él me había quitado toda la ropa, nos encontrábamos acostados en su cama, disfrutándonos mutuamente, cuando sentí que era observada, no se lo comenté a mi novio, para no dañar el momento, pero de reojo me di cuenta de que Luis su hermano menor, nos estaba espiando desde la puerta que habíamos dejado entre abierta.
Quizás por saber que estaba siendo observada por su hermanito, en lugar de cortarme, y por lo menos decírselo a mi novio, continué como si nadie nos estuviera observando, esa tarde por primera vez le besé y chupé el miembro a mí novio, mientras que con toda intención, apunté mis nalgas hacia la puerta del cuarto, manteniendo mis piernas bien abiertas, dejando que Luis se diera gusto observando mi coño y mis culo, por un largo rato. Para luego ser yo la que colocándome viendo hacia la puerta, mientras que Mariano se encontraba acostado boca arriba, poco a poco me fui agachando, permitiendo que el miembro de Mariano me fuera penetrando divinamente, sin querer darme por enterada de que Luis se encontraba viéndonos tras la puerta, observando como la verga de su hermano mayor, entraba una y otra vez completamente dentro de mi caliente coño. Para luego dedicarme a cabalgar salvajemente sobre Mariano, mientras que Luis se babeaba al otro lado de la puerta.
Bueno así como esa vez, se repitieron muchas otras, en las que yo estaba más que segura que Luis nos espiaba. Pero aparte de eso, en ocasiones mientras Mariano, me estaba besando en el balcón del apartamento, y metiéndome sus manos por debajo de mi falda. Si Luis pasaba, o se encontraba cerca, yo me le quedaba viendo de manera seductora, como ya les dije nada más por divertirme.
La primera vez que el hermano de mi novio se fijó que yo no llevaba mis pantis puestas, realmente fue algo accidental, habíamos ido a la playa, y al irme a cambiar y ponerme mi ropa, me di cuenta de que se me había olvidado meter las pantis, y como el tanga estaba mojado, decidí no ponerme nada, bajo la mini falda que estaba usando. Después de eso, yo sin ninguna mala intención, me incliné a recoger el control remoto del televisor que se encontraba en el piso, y al voltear casualmente para atrás, vi a Luis con sus ojos clavados en mi culo, al principio me incomodé un poco, pero al poco rato, se me ocurrió ponerme a vacilarlo, así que sentada frente a él abría mis piernas descaradamente, y actuaba como si él no existiera, en ocasiones hasta descuidadamente me he puesto a rascarme entre las piernas, mientras que a Luis se le salían las babas. Lo que me causaba mucha gracia a mí, pero sin la más mínima idea de acostarme con él.
Pero unas semanas antes de casarnos, como de costumbre decidí quedarme a pasar la noche en casa de mi novio. Mariano llamó por teléfono diciéndole a su hermano, que debido a las fuertes lluvias, no podía salir del pueblo donde se encontraba trabajando, por lo menos hasta el medio día del siguiente día, debido a las fuertes inundaciones. Cosa que yo ignoraba del todo, ya que Luis no me dijo nada. Como de costumbre, después que llegué de la universidad, vi algo en la tele, mientras hacía sufrir a Luis, abriendo mis piernas y dejándolo que me viera el coño o las nalgas, cada vez que yo me inclinaba para cambiar de canal, y luego tras darme un baño, me fui acostar a la cama de Mariano, en la que yo lo esperaba completamente desnudita, sin saber que no regresaría hasta el día siguiente.
Ya estaba por quedarme dormida, cuando sentí que Mariano se acostaba en la cama, o por lo menos eso pensaba yo realmente. Lo que me sorprendió, fue que mi novio en lugar de darme un ardiente beso, como de costumbre, separase mis piernas, y en medio de la oscuridad de su habitación se dedicase a mamar mi coño. Todo sucedió de manera tan rápida, que a los pocos segundos de sentir su boca contra mi clítoris, chupándomelo divinamente, me dediqué a disfrutar plenamente lo que él me estaba haciendo. Por un largo rato, su boca, lengua y dientes me hicieron temblar de emoción. AL grado que por lo menos en par de ocasiones, y de manera seguida disfruté de múltiples orgasmos. Yo estaba más que satisfecha, así que cuando él retiró su cara de mi coño y dirigió su verga a mi coño, lo disfruté tremendamente. Si noté algo raro, en su manera tan particular de moverse, pero hasta esos momentos ni sospechaba que se trataba de mi actual cuñado Luis. La forma en que sentía como se movía su miembro dentro de mi vulva, me arrancaba profundos gemidos de placer.
Yo estaba de lo más inspirada, tanto que sin que él me dijera una sola palabra, le propuse de manera voluntaria que me lo metiera por el culito. En un dos por tres, ya habíamos cambiado de posición, y después de que sentí sus dedos embadurnados por su propia saliva, untándola contra mi apretado esfínter, fue que escuché la inconfundible voz de Luis decirme. Así te quería tener desde hacía tiempo, y acto seguido, sentí como su miembro se abría camino dentro de mis nalgas. No lo podía creer, me estaba acostando con el hermano de mi novio, y lo peor de todo era que todo lo que me había estado haciendo me gustaba, incluso la manera en que mientras me enterraba su verga por el culo, una de sus manos, hábilmente me estuvo agarrando mi coño.
Ya no podía, o mejor dicho, no quería que Luis me sacase su verga de mi culo, por lo que sin pararme continúe moviendo mis nalgas de manera frenética, hasta que ambos alcanzamos un estridente clímax. Del cual yo quedé toda agotada, pero tremendamente satisfecha. Yo ya pensaba en quedarme dormida, y al día siguiente ver cómo salía de semejante problema, cuando Luis, a los pocos segundos volvió a la carga. Penetrándome salvajemente por mi coño, cosa que apenas él comenzó a moverse, no sé de donde saqué las fuerzas necesarias para continuar, mientras ambos nos besábamos salvajemente. Ya en la madrugada, lo sentí salir de la cama, yo me levanté a eso de las ocho de la mañana, y tras bañarme, asearme y vestirme, pensaba salir del apartamento, sin despedirme ni decirle nada a Luis. Cuando él me llamó a la cocina, me tenía un buen desayuno listo, y mientras yo me lo comía, me dijo. Yo por mi parte, no pienso decirle nada a mi hermano, a no ser que tú quieras. Pero te advierto, si me das otra oportunidad de acostarme contigo, lo voy hacer. Yo por mi parte, le di las gracias, por su discreción y por prepararme el desayuno, pero antes de salir se me quedó viendo, y me preguntó. ¿Tendré otra oportunidad? A lo que yo, sonriéndome seductoramente le contesté. Seguramente que sí.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces