El obrero trae consigo a su señora madura, pero se las traía en su físico sobre todo por sus largas piernas, era una mujer de 42 años quien le ha dado tres hijos
Relato
Me ofrecen trabajar como Técnico Superior Eléctrico en una central de combinación eléctrica ubicada fuera del núcleo urbano, pero con una muy buena paga, doblaba lo que ganaba en la ciudad, además ellos cancelaban los gastos de una hostería cercana donde viviría mínimo seis meses mientras se solucionaban los problemas de ese empalme. No tenía por donde perder.
Me traslado y llego a esa hostería, en ella no había ningún visitante, solo la ocuparíamos un obrero especializado, su ayudante y yo como el jefe de ellos. El obrero trae consigo a su señora madura, pero se las traía en su físico sobre todo por sus largas piernas, era una mujer de 42 años quien le ha dado tres hijos de 19 años la mayor, 14 el del medio y un retoño de ocho años. Todos habían quedado con la abuela por los estudios.
El ayudante un varón de 28 años, llega solo en un comienzo.
Llevamos dos semanas de trabajo y el obrero se queja por tener que trasladarse muy temprano los días de enlaces que son cada cinco días, le propongo si me consigo una pequeña casa rodante podrían dormir esa noche con su ayudante en ella y volver al día siguiente y así cada cinco o seis días, acepta encantado por que así no debe levantarse para partir alrededor de las cuatro de la mañana con su aprendiz.
Al anochecer parten estos a la mini central del lago para levantarse temprano al día siguiente y conectar la línea con la central para derivar a la red la energía de sobre potencia para las fabricas de la ciudad, Nancy la mujer de este me reclama entre bromas, claro y ahora quien me va abrigar mis piernas con el frió que hace en la cama…, si lo deseas me ofrezco le digo, ese par de piernas necesitan ejercicio y bien abiertas las ejercitaría con gran placer y tú me lo agradecerías con gusto y deleite…
¿Serías capaz de ejercitarlas? Eres muy joven para esta maestra de la lujuria me responde…, probemos y luego me lo comentas, le digo… me mira y moviendo su cabeza como buscando a alguien que no lo hay me contesta…, bien jefe veamos cuanto vales como macho y me abre las puertas de su dormitorio, invitándome a entrar, la miro y veo en sus ojos la inquietud hormonal de su cuerpo, al entrar la rozo y cerrándole la puerta la cojo abrazándola y recostándola en su cama, nada dice y no me rechaza,
Con un movimiento brusco le di la vuelta y golpeé sus cachetes con fuerza. Nancy gritó sorprendida, pero yo cogí su melena con una mano y enterré su cabeza en las sábanas mientras que con la otra guiaba mi pene al interior de su vagina. Este resbaló con facilidad hasta que estuvo totalmente enterrada en su interior. Sin darle tregua comencé a penetrarla con fuerza sin dejar de apretar su cabeza contra el colchón. Nancy gemía ahogadamente y luchaba para poder separar la boca de la ropa de la cama y poder respirar.
Nancy se retorcía y luchaba a la vez que levantaba su culo para poder sentir mis huevos colgantes golpear en su clítoris como un martillo. Una y otra vez entré en ella, una y otra vez golpeé con violencia su pubis arrancando gritos y gemidos sofocados.
A punto de satisfacerme paré, pensé en cualquier cosa del fútbol para no descargarme y la dejé respirar, un torrente de insultos me envolvió al detenerme, solo en parte mi sed erótica se calmaba, ella me decía que era muy parecido a la venganza el detenerme. Concentrándome en esa visión conseguía dominarme recomenzando nuevamente mis violentas penetraciones.
Carla se había repuesto algo y era ella la que movía sus caderas de manera que solo mi glande entrase y saliese de su interior. Con cada movimiento su vulva se expandía para acoger el grueso órgano provocándole un placer tan intenso que todo su cuerpo se crispaba.
La dejé tomar el control unos instantes mientras jugaba con el sudor que corría por su cara, pero un giro de cabeza y una sonrisa de esos labios gruesos me volvieron a enfurecer. Clavé las uñas con toda mi fuerza en su culo y comencé a penetrarla haciendo crujir la cama con cada empujón. Esa mujer gritó sorprendida intentando agarrarse a las sábanas para no perder el equilibrio y caer de la cama. Me incliné sobre ella sin dejar de empujar en su interior y agarré sus senos pellizcando y retorciendo sus pezones.
Unos instantes después sentí como su cuerpo se crispaba fruto de los primero aguijonazos del orgasmo y aproveché para darle una serie de bestiales empotradas. Nancy perdía el contacto de su cuerpo con la cama y yo aprovechaba para agitar su cuerpo impidiendo que adoptase una postura cómoda.
Tras un par de minutos la enardecida dama dejó de gritar, se deja caer inerte y jadeante movida solo por sus contracciones de los espasmos de sus orgasmos. La vista de aquel cuerpo respirando agitadamente me lleva a culminar mis penetraciones bañando sus entrañas con mi semen, mientras se enrollaba agotada en posición fetal. No quería dejarla descansar quería poseerla hasta que me suplicase que parase. Esa noche fue larga, pero dichosa y al amanecer la deje en su cama para que se recuperara, pero al tratar de irme me dice tomándome de mi mano esta es la primera de muchas noches juntos. Estoy destrozada, pero es mi primera vez que un macho me alivia y sacia mis importunas contracciones de los espasmos de mis orgasmos hasta dejarme sofocada y conquistada al someterme a un castigo apasionado ardoroso. Soy tuya, tu esclava sexual…
En verdad cada vez que su marido iba a la mini central del equipo ella sabía que esa noche no dormiría y que quedaría desmembrada y maltratada por la pasión con que la empotraba quitándole sus ardientes y apasionados orgasmos…
Me narra una de esas noche de cómo fue, en una fiesta del anterior trabajo de su marido penetrada por dos compañeros de este quedando embarazada de su hijo menor, pero que ella logro convencer a su marido que era de él quien la había fecundado. Me dejé penetrar por estos machos por estar angustiada de mis tormentosos apetitos de saciar mis orgasmos, nunca supe cual de estos dos era el padre.
Ahora de seguro quedaré preñada de ti, tendré que engañar a mi marido nuevamente diciéndole que él me tiene nuevamente en este estado de ser madre.
El ayudante que llegó solo en sus comienzos me pide autorización para traer su compañera una mujer con la que el desea casarse a futuro…ella tiene 30 años me dice y es madre de una niña de casi dos años. Lo autorizo y la trae.
Esta mujer a la semana está desesperada en estas tierras, me dice esto es desterrarse no hay donde divertirse los fines de semana y no hay nada para entretenerse…, si quieres le digo cuando vaya a la ciudad que voy unas tres veces en el mes te llevo, claro que no sé si le gustara a tu hombre. Le guste o no voy con usted me dice…, en el primer viaje encarga su hija a Nancy y Bárbara así se llama se encarama en mi camioneta acompañándome, estamos toda la mañana en la ciudad y volvemos por la tarde, la invite a servirse un refrigerio ya que no habíamos almorzado y acepta, fue su perdición…, nos servimos cordero con arroz bien regado por una botella de vino, pero ella se bebió casi toda la botella y tuve que solicitar otra que igual vació…, primorosa por el alcohol bebido se sentaba como fuera y no le importaba mostrar algo mas que sus piernas enardecida por el licor, volvemos a la camioneta, pero a la curva siguiente me dice que me busque donde estacionar escondido del camino por deseaba evacuar sus líquidos…, me aparto en el río y me refugio entre unos sauce que ocultan totalmente la camioneta…, ella baja y sin preocuparse de mi sube sus vestimentas y mostrándome todo su trasero y vagina orina sin alterarse por estar ahí conmigo, luego me solicita papel para secarse con sus vestidos recogidos a la altura de sus caderas, viéndole por supuesto sus piernas y su sexo que era apetitoso por lo saliente de sus labios vaginales y su vulva bien depilada. Me acerque a ella con papel higiénico que llevaba en el vehículo y no se lo pasé sino que yo la limpié y sequé su vulva manoseándola y apretándola…, ella al sentirse manipulada en su zona genital refunfuña y suspira recompensada y abre sus piernas al tiempo que su vulva con cada movimiento se expandía y recogía como acogiendo un grueso órgano provocándole a ella un placer tan intenso que todo su cuerpo se crispaba y a mi hizo que mi pene saltara en mis pantalones creciendo y desarrollándose listo para un enlace de apareamiento. No lo hice esperar y sacándome mis pantalones la acosté en el suelo entre la hierba y mi miembro la penetró con gran bullicio de su parte siseando y gimiendo y gran placer del mío, empotrándola salvajemente en su vagina.
A lo menos media hora estuvimos entre los sauces, me fui acomodando, me subí sobre ella, tomé mi erecto pene con mi mano y lo puse en la entrada de su rajita y ella sintió mi peso encima de su cuerpo y la penetré, ¡ohh uggh!, que rico sentirla clavada con este precioso pene en esos momento, mi pene no era del tamaño normal, era del tamaño de un recio adulto, llenaba su vagina mojada y ansiosa.
Ansioso comencé a moverme apenas sentí que la tenía dentro de ella, allí si se evidenció su falta de ser una mujer con experiencia, ya que se movía sin orden, a pesar de eso yo me moría de excitación y placer, me hacía delirar de gusto, le puse las manos sobre sus las nalgas y lo apreté contra mi para que al metérsela toda y que mis bombeos fueran bien profundos. No se si era porque, pero por la forma en que ocurrió todo, me tenía al borde de un orgasmo, increíble, le levanté la blusa, no iba con sostén, y le puse mis manos en sus tetas, estas estaban a mi disposición, Bárbara se fue directo al chupar sus pezones y cuando comencé a mamarlos, el movimiento de ella empezó a ser fuerte y yo temía que me desmontara con tantos movimientos, así que me propuse acelerar la venida de mis efluvios , aunque tenía la sensación que ella ya había terminado una vez , pues sentía algo viscoso y caliente en mi pene, después de unos minutos vacié mis chorros de semen en su entrañas, como se quejaba y movía frenética delirante, dos veces vacié mis testículos en ella antes de continuar viaje.
Llegamos al atardecer y el aprendiz de obrero especializado ni se enteró del viaje de su compañera y menos de lo sucedido entre nosotros dos.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513555 veces