...Al verla Jorge se sintió como un niño otra vez, indefenso ante aquel portento de mujer, su ama a partir de ahora...
Relato
Tienes una solicitud de amistad. Fue lo primero que leyó y de inmediato pasó a ver de quien se trataba. No lo podía creer. Después de casi 20 años allí estaba la foto de Carolina. Tan bella como la recordaba. Perfecta. Con una sonrisa que le hizo viajar hasta el pasado remoto de su juventud post universitaria. Se preguntó si estaría igual de divina. Debería tener más o menos sus cuarenta y ocho años. Imposible más. Y trataba de escudriñar en la mirada de ella a través del monitor pero le era imposible. Buscó frenéticamente en la sección de fotos pero nada apareció. Apenas dos fotos más, siempre de su rostro. Angelical. Impoluta. No decía si estaba casada. Le interesan hombres por lo tanto había un chance. Javier aceptó por fin. El plan era el mismo. Contactarla. Primero en chat, tal vez luego le pediría su celular, después de una semana o dos le mandaría un mensaje de texto, luego dos. Invitarla a tomar un café. El plan de siempre repetido hasta el cansancio. No habían transcurrido más de diez minutos inmerso en estas reflexiones cuando su chat se encendía y desde su apartamento Carolina lo saludaba. Después de dos horas las teclas se hicieron incómodas y al cabo de un rato hablaban por celular entre risas y recuerdos maravillosos. Eran las ocho de la noche y Jorge se atrevió a cambiar su plan un poco debido a lo maravilloso de la conversa y la invitó a cenar. Carolina aceptó pero con la condición de que fuera en su casa. Jorge se sintió algo intimidado, la idea era pasarla buscando y así poder apreciar la mercancía y decidir si continuaba pero ahora tenía que dar una respuesta. Titubió algunos segundos y con un sí rotundo le dijo que lo esperara en una hora. La dirección que le dio Carolina quedaba un poco retirada en carro y había que comprar algo de beber. Carolina le salió al paso ofreciéndole un menú sencillo pero provocador, suchi y un excelente vino blanco. Fue entonces cuando Jorge pensó que tenía una posibilidad. Corolina había preguntado por el estatus de pareja de Jorge y este se encargó de dejarle claro que estaba completamente disponible. Una ducha rápida, guardó los condones en el bolsillo de la chaqueta y salió sin muchas espectativas pero con ese vértigo maravilloso que da la exitación.
Al llegar frente a la puerta se acomodó un poco la chaqueta, sacó un caramelo para disimular un poco el olor a cigarrillos y tocó el timbre. Al abrirse la puerta tuvo que bajar la mirada para encontrarse a Carolina en un silla de ruedas. Qué cagada!. El mundo se le vino a bajo. La exitación desapareció instantáneamente y no sabía que hacer. Carolina lo invitó a pasar dando marcha atrás dejándole espacio a Jorge para que entrara en el apartamento. Este se inclinó y la abrazó por obligación y Carolina sintió como Jorge estaba completamente aturdido. Lo tomó por sus dos manos y mirando hacia arriba le dio las gracias por venir y procedió a expliacrle el porque se encontraba desde hace diez años en esa situación. Un accidente de tránsito, algunas operaciones y rehabilitación. Jorge no encontraba que decir, sólo quería salir de allí lo antes posible pero estaba sentado en una poltrona de la sala con Carolina al frente, en su silla de ruedas y un escote monumental. Una falda cortísima cubría sus muslos sólo hasta la mitad de sus piernas juntas y quietas. Sus brazos eran fuertes al igual que su espalda. Jorge se percató de todo esto mientras escuchaba la voz de Carolina a lo lejos, como si le hablara desde otro mundo. Le pidió un vaso con agua pero Carola, así le pidió que la llamara, le trajo una copa de vino helada que Jorge bebió de un solo trago. Carola se dirigió a la cocina entonces y trajo la bandeja de suchi perfectamente arreglada no sin antes decirle a su invitado que la disculpara por no haberle advertido de su condición. Jorge tan solo asintió con su cabeza. Le sorprendió la manera en que Carola se desplazaba. Comieron y bebieron. Jorge encendió un cigarrillo y Carola se acerco un poco más al sillón apartando la mesita en donde habían comido hacía un rato. Jorge se sintió algo aprensivo cuando ella usando sus dos manos, había separado un poco sus dos muslos dejando ver su entre pierna. Jorge se puso de pie y le pidió el baño. Necesitaba con urgencia ordenar sus pensamientos y calmar la erección que comenzaba a tener. Se vio en el espejo del baño y se sabía exitado. Le palpitaba muy fuerte su sexo y por un momento se sintió como un sádico enfermo. Pero es que Carola estaba realmente muy provocativa. Los senos eran un espectáculo al que él quería asistir y lo que había apenas divisado debajo de la diminuta falta lo llamaba con fuerza. Se armó de valor y salió del baño con nuevos bríos y una verga enorme que latía dentro de su pantalón. Carolina se percató del bulto gigante y le pidió a Jorge de una manera casi maternal que se parara a su lado y le permitiera disfrutar de su sexo. Jorge se paralizó pues detrás del dulce tono de voz había una orden, un mandato. Obedeció ya inerme ante los deseos de ella. Sin bajarle todo el pantalón procedió Carola a tomar el miembro duro y caliente de Jorge. Primero con una mano, luego las dos, acarició sus testículos para luego meterlo en su boca ya inundada de saliva y una lengua desesperada de encontrar, chupar y lamer. Jorge mientras tanto pellizcaba los pezones enormes de Carolina que ya eran dos punta de dedos que salían de sus tetas. Jorge la embestía como si entrara y saliera de una vagina gigantezca, así de maravillosa era la boca de ella. Ella apretaba y clavaba sus uñas en las nalgas de Jorge y pronto se encontro urgando en el culo de él que rápido empezaba a dilatarse. Jorge no quería termina así, salió de la fauces de Carola y se arrodilló. Carolina entonces accionó un mecanismo que hizo que los posabrazos cayeran cada uno en sus respectivos lados, dejando despejado el espacio para que Jorge tomándola por las nalgas la arrimara hasta el borde de la silla de ruedas y así meter su lengua en el vulva inundada. Ella enajenada frotaba y pellizcaba sus propias tetas mientras Jorge, primero con su lengua y luego con sus dedos, se la cogía. Tenía que metérselo. Así que se despojó de toda ropa inútil y levantándola de la silla la cargó. Carolina se aferraba con sus dos manos al cuello de Jorge, este a su vez la cargaba por sus nalgas de tal manera que su enorme pene pudo taladrar el sexo ardiente de ella. Sus cuerpos chocaban con una rítmica perfecta y las piernas de Carola eran dos péndulos de concupiscencia. Ella llegaba en un beso profundo, sus flujos corrían por las piernas de Jorge que los sentía tibios recorrer sus muslos hasta llegar a las pantorrillas. Él caminó un poco hasta la poltrona, abandonó la cueva que con movimientos espasmódicos aprisionaba su miembro para acabar en el pecho de Carolina con un chorro blanco y espeso que juntos restregaron mientras se besaban como locos.
Jorge ayudó luego a Carolina a sentarse en su silla mientras el se iba al baño para por lo menos no delatarse. Se debatía entra la culpa y el placer. No podía comprender que le sucedía. Al salir del baño Carola fumaba un cigarrilo sentada completamente desnuda y definitivamente recién cogida. Era una totalidad sensual y erótica. Una hembra en el sentido más sexual de la palabra. La puta perfecta para cualquier hombre. Al verla Jorge se sintió como un niño otra vez, indefenso ante aquel portento de mujer, su ama a partir de ahora y comenzó a tener una segunda erección. Aun no terminamos, dijo Carola con la misma sonrisa que tenía en la foto y Jorge recordó que no había utilizado los preservativos. Es verdad, respondió él y sumiso se volvió a sentar en la poltrona mojada. Cambio de planes pensó y mirándola a los ojos encendió otro cigarrillo.
Hola soy Silvana, tengo 22 años y esta es una historia real.
Todo empezó el día en que mis padres decidieron hacer algunas reparaciones en la casa.
Para esto se contrató a un maestro albañil de unos 50 años y cuatro ayudantes, uno de ellos carpintero, hijo del maestro albañil, de 17 años.
Esto de los arreglos de la casa me ayudo pues mis padres decidieron irse de viaje con mi hermana y mi hermano por lo que yo aproveché para decirles que me quedaría en Buenos Aires por razones de estudio, y así los mantendría al tanto de los trabajos en casa.
Relato erótico enviado por thevintage el 14 de February de 2011 a las 22:49:24 - Relato porno leído 90788 veces
A continuación aprovechando la admisión de estas historias en esta web, yo les relatare este caliente relato, la cual trata de una aventura con un profesor de mi hijo. ¡Espero les guste!
Relato erótico enviado por putita golosa el 16 de March de 2011 a las 00:31:26 - Relato porno leído 55507 veces
Una noche del verano pasado mi hermana de 15 hermosos años trajo a dormir a dos amigas suyas , Julia y Sandra ambas tambien de 15 años yo las conocia del colegio pero nunca pense que estuvieran tan buenas y fueran tan guarras
Relato erótico enviado por Anonymous el 21 de August de 2006 a las 17:36:42 - Relato porno leído 37701 veces
Si te ha gustado Cambio de planes vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Cambio de planes.
leheme
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:38) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
Registrate
y se el primero en realizar un comentario sobre el relato Cambio de planes.
Vota el relato el relato "Cambio de planes" o agrégalo a tus favoritos