Esta es una carta para ti, esperando la respuesta.
Relato
Hola, disculpa que te escriba, pero quería poner las cosas en claro. Ayer cuando dijiste que querías que nuestra relación trascendiera ¿A qué te referías? Digo hemos sido amantes desde hace tres años y estoy segura que no te refieres a una boda o algo parecido, estoy segura que eso nunca ha pasado por tu cabeza y claro tampoco por la mía. ¿Entonces? Además siempre he seguido tus propuestas, cuando son claras, por supuesto.
Cómo el primer día ¿recuerdas? Acababan de presentarnos y sin más me invitaste a bailar. Y ahí no sé cómo se te ocurrió hacer lo que hiciste. Mientras me llevabas en el baile, pusiste mi mano a tu pene. Iba a decir “me forzaste” pero no, me llevaste a que te acariciara por encima del pantalón, ahí en medio de la pista. Yo, lo hice con gusto, de verdad y con miedo a que los demás nos vieran. Mi primer impulso fue quitar la mano, pero la apretaste con tal convicción que no me quedó más que recrearme con la dureza de tu sexo.
En verdad era una sensación agradable, prometedora. Tus ojos eran verdaderamente descarados, sonreías con ellos más que con la boca. Entonces me empujaste hasta el estacionamiento. “Enséñame tu chocho”, me dijiste. ¿Qué? ¿Qué te hizo pensar que lo haría? ¿Cómo supiste que levantaría mi falda y bajaría mis bragas? ¿Cómo supiste que te mostraría el manojo de vellos que me cubría el chocho como le llamaste?
“Habrá que depilarlo”, dijiste. Y después te chupaste los dedos y los metiste. Fue la primera vez que me corrí en tu presencia.
Desde ese momento ya era tuya. Dejé plantada a mi pareja ¿recuerdas?
¿Qué más recuerdas? ¿Qué desde ese momento me convertí en tu incondicional? ¿Qué te seguía en cualquier locura que te propusieras? Como aquella vez que me pediste que saliera vestida sólo con un abrigo, y que me bajaste del coche e hiciste que me lo quitara. Arrancaste y me dejaste desnuda en plena noche y en plena calle, muerta de miedo y muerta de un ardor que no me conocía. Esa noche hicimos el amor desenfrenadamente. Una vez en el coche y otra en un hotel de paso.
También recuerdo cuando nos vimos con un futuro socio tuyo, no me dijiste que sería socio en todos los aspectos. ¿Qué bar era? No puedo recordarlo, casi en penumbra, casi pero todo era realmente distinguible. ¿Cómo fue? Estábamos ya en el postre. Sí. “Tengo otro postre para ti”, le dijiste. Y él se bajo el cierre del pantalón. A estas alturas ya te presentía e intuía lo que iba a venir. Me pediste que lo pusiera a tono. Comencé a masturbarlo. O Dios, era una verga verdaderamente grande, me pareció enorme. Poco a poco se fue haciendo más grande, dura, caliente, mi mano apenas la abarcaba. Entonces te paraste frente a mí, me pusiste de pie y te deshiciste de mis bragas. Hiciste que me sentara sobre él. Oh, su verga entraba despacio y abriéndome toda. Sentí como me llenaba, como abarcaba todo mi interior. Abriste mi blusa y arrancaste el brasier. Era una invitación para que metiera mano. Para que amasara y acariciara mi carne. Para que apretara y exprimiera.
Los meseros que pasaban veían lo que hacían conmigo. Tu veías lo que tu futuro socio hacia conmigo. Y yo quitada de todo pudor y vergüenza disfrutaba de todas las miradas.
Te pareció poco. Creo que sí. Recuérdalo. Otra vez me pusiste sólo el abrigo. Me metiste al metro y me dejaste nuevamente desnuda, apenas las medias negras y los zapatos me cubrían. Los cinco viajantes se acercaron, metieron mano en mi cuerpo, chuparon, lamieron, probaron, magrearon, salpicaron todo en él. Sentí cada uno de sus penes, probé cada uno de ellos, abracé todos los cuerpos y recibí su semen. ¿Qué hacías tú? Nos tomaste fotos. Recibí una copia de ellas en mi oficina.
Ves, ves todo lo que hemos vivido, todo lo que me he transformado (o quizá descubierto que ya era) por tu culpa. ¿Y ahora me dices que quieres que nuestra relación trascienda? ¿Qué más quieres que haga por ti? Dímelo.
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 312294 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 212309 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 149901 veces
Si te ha gustado Carta para ti. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Carta para ti..
Ana Mireya
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:49) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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