Hola me llamo Mariana, hoy voy a contar algo que me está pasando desde hace unos años y no saben lo rico que se siente.
Hace algunos años que entré a trabajar a una empresa, me presentaron con el jefe y desde el momento en que lo vi, quedé fascinada con su tipo, su porte, su voz, su elegancia. En si es todo una hombre que a cualquiera enloquecería, por el puesto que ocupo en la empresa tengo mucha relación directa con él, siempre procuraba generar situaciones para poder ir a charlar con él, al escuchar su voz me excita demasiado y se genera una excitación hasta llegar a un orgasmo sin tener contacto con él.
Relato
Hola me llamo Mariana, hoy voy a contar algo que me está pasando desde hace unos años y no saben lo rico que se siente.
Hace algunos años que entré a trabajar a una empresa, me presentaron con el jefe y desde el momento en que lo vi, quedé fascinada con su tipo, su porte, su voz, su elegancia. En si es todo una hombre que a cualquiera enloquecería, por el puesto que ocupo en la empresa tengo mucha relación directa con él, siempre procuraba generar situaciones para poder ir a charlar con él, al escuchar su voz me excita demasiado y se genera una excitación hasta llegar a un orgasmo sin tener contacto con él.
Creo que duramos así por más de 1 año, es decir éramos solo amigos, y aunque él me gustaba mucho, nunca le propuse nada indecente porque era casado y yo también. Pero con mis encantos comencé a coquetear, nuestras charlas iban subiendo de tono, platicamos de situaciones vividas con otras parejas y de esta forma se fueron generando expectativas en cuanto si éramos compatibles en el sexo.
En mis pensamientos me imaginaba como sería de rico darme un faje con él, en cada momento que tenía estas imágenes en mi cabeza lograba excitarme, comenzaba a tocar todo mi cuerpo pasaba mi mano por mi clítoris lo mojaba y comenzaba a masturbarme hasta tener dos orgasmos, y así paso algún tiempo, hasta que un veinticinco de septiembre comenzamos a tener una charla por vía electrónica en donde de manera sutil lo invité a que tuviéramos relaciones sexuales.
Nunca me imaginé que en ese mismo instante me daría una respuesta positiva, en ese momento arregló todo para partir y comenzar nuestro romance.
Él llevaba puesto un traje negro impecable, su perfume me excitaba aun más de lo que ya estaba, comenzó a decirme que desde hace tiempo yo le gustaba y que se masturbaba pensando en mi. La emoción que sentía por tenerlo cerca no la podía contener, él se percató de esta situación y suavizó las cosas iniciando una charla.
-Pues, la verdad, tu también me gustas y mucho, y si me vestí así era para que tú me vieras.
Yo sentía pena, ya que estaba en mis últimos días de mi periodo, así que le propuse que me llevara al cine, él accedió y fuimos a ver una película de la cual no recuerdo ni su nombre.
Ahí nos dimos el primer beso y empezamos a tocarnos con deseo y pasión. Yo puse mi mano en su entrepierna y él metió su mano y empezó a acariciarme los pechos. Los dos estábamos excitados y cachondos y ni vimos la película.
Al salir yo dudaba todavía en coger con él, pero por dentro me moría por sentirlo dentro de mí
Por fin le di el sí y llegamos al motel, donde comenzamos a besarnos apasionadamente.
Eso me puso más cachonda todavía y lo apreté más besándolo con lujuria, noté como le agradaba y estaba excitado, y con asombro noté como su verga estaba muy parada, lo cual me hizo sentir cómoda, pues no nada mas yo era la caliente, si no también él me repegó su miembro y comenzó a moverse restregándome su pene por mi pelvis.
- Te he deseado desde siempre, Güera y todas las noches me duermo pensando en ti, eres una mujer muy hermosa
-Y yo cada vez que estoy con mi marido pienso en ti.
Su verga estaba a reventar y al meter mi mano y tocarla noté que estaba bastante mojada, él se me pegó mas, me apretó duro la mano y me dijo, que también me deseaba. Ahora con más descaro sobábamos nuestros sexos, los dos cerramos los ojos yo mordía mis labios, demostrándole que estaba lujuriosa con cada amacizada que me daba.
Comenzamos a quitarnos la ropa sin pronunciar una sola palabra, nos entendíamos a la perfección como si tuviéramos mucho tiempo de hacerlo.
Nos quedamos en ropa interior y él se coloco a un lado mio y empezó a besarme y acariciarme los pechos mientras me acariciaba el clítoris, yo estaba excitadisima por le que él se percató de mi deseo y empezó a mamarme la pucha mojada.
Yo ya no aguantaba y lo empujé para quitarle los calzones, ya que hasta ese momento no había visto su verga, en cuanto la vi me sorprendió de tal forma que comencé a gritar...
-¡Uy, pero la tienes muy grande y gorda!, le dije con asombro, ¡nunca había visto nada igual!
Eso lo puso más cachondo, y con su mano fue hasta mi vagina y me comenzó a sobar.
Yo estaba admirada por el tamaño que tenía, le decía que la de mi marido no era ni la mitad de grande, no salía de mi asombro y no separaba la mirada, parecía una niña con juguete nuevo.
Sin pensarlo dos veces me senté en ella, metiéndola suavemente, ya que era lo más grande que había tenido dentro, mientras él me mamaba las chichis y me mordisqueaba los pezones.
Fue una sensación única y le dije:
-Papí, ¡ahora sí me siento una mujer completa!, mientras explotaba en un orgasmo largo y maravilloso.
Pero me sorprendió gratamente que él no hubiera terminado, ya que estaba acostumbrada al sexo rápido y en la mayoría de las ocasiones insatisfactorio.
Por lo que me paré y me coloqué encima del tocador, abriendo mis piernas e invitándolo a que viera mi pucha caliente y mojada.
Él rápidamente colocó su verga dura y caliente y me la metió de una sola embestida. Otra vez me sentí en la luna, mientras él me decía:
-Mamacita, aquí nadie nos oye, así que quiero oírte gritar cuando te vengas.
Yo no aguanté más y exploté en otro orgasmo riquísimo
Nos quedamos un momento en paz, momento en que yo contraía todavía mi vagina apretando su rico miembro y le dije:
-Papi, si te la lavas, te la mamo.
Él fue al lavabo encantado de la propuesta y yo otra vez cachonda me puse a lavárselo con urgencia.
En ese momento, comenzó a decirme y casi a exigirme que le platicara lo que me gustaba para hacérmelo. Y le dije:
-Me gusta el sexo oral.
- Papi, no aguanto más, la quiero chupar.
-¿Te gusta?
-Me encanta
-¿La quieres?
-¡Toda¡
Comencé a recorrer mi lengua por todo su cuerpo hasta llegar a su verga, pensaba si me la como me voy a asfixiar, pero aun así comencé a lamer sus jugos, saben muy ricos, pasé mi lengua por sus huevos y me fui recorriendo hasta llegar a la punta dando suaves mamadas a lo cual el gemía y se retorcía de placer me tomaba de la cabeza para hacer movimientos circulares con su pelvis notaba que gozaba de la mamada que le estaba dando.
-Quiero comerte yo también.
Me levantó y puso su cara cerca de mi vulva y comenzó a hacer movimientos lentos con su lengua pasando por mi culo y regresando dando leves lengüetazos y succionaba de forma lenta y tocaba con su lengua mi clítoris y me hacia gemir y gritar.
-Grita cuando te vayas a venir, gozalo mi reina disfrútalo y pasaba y movía su lengua como si fuera una mariposa aleteando y metía su dedo al mismo tiempo que me mamaba de manera extraordinaria.
Así pasaron como una hora y me ponía en diferentes posiciones me metía y sacaba esa verga tan rica que tiene, sintiéndola hasta el ombligo, inclusive le propuse que me la metiera a gatas, algo que no me gustaba, pero él me la ensartaba con delicadeza para no lastimarme y se complacía en verme que lograba tener uno y otro orgasmo y estaba gratamente maravillado de los apretones que le daba a su verga con mi concha.
Fue algo maravilloso ya que nunca había logrado llegar a más de tres, no digamos ¡once orgasmos juntos!
El estaba a punto de reventar así que me preguntó, me detuvo y me dijo donde los quieres en tu boca o en tu pucha y dije que en mi boca, a lo que me contestó
-No, quiero ensartar mi vergon en su conchita.
- Dale Papito, métemelo ya, que no aguanto más.
- ¡Aahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ah, ah, ah, ah, ah así papi!
Mientras me agarraba las tetas y se las frotaba con desesperación mientras seguía ensartándome de lo rico.
-¡Ayyyy, más, más, así, así, más rápido, más rápido!. le suplicaba.
Al verme mi culo grandote chocando en su verga, se puso mas cachondo y comenzó a dar con más fuerza era un mete y saque infernal, los dos gemíamos como desesperados.
- Dime papi, ¿como quieres que me ponga?.
- Ponte encima mí mami.
Así lo hice, me puso encima del él, cogió mi culo con su mano, apuntó a mi hueco y me la fui metiendo lentamente, cuando ya la sentí toda adentro, comencé a moverse en círculos y lentamente, eso me hacia gemir y ver como entraba y salía estando en todo su esplendor me ponía a mil.
Tiré mi cabeza hacia atrás, y seguía moviéndose como loca, él tocaba mis tetas, pellizcaba mis pezones erectos y me metió un dedo por el culo, lo cual me sorprendió pero me encantó, ya que nunca me lo habían hecho. Yo gritaba como una desquiciada.
- Estoy cansada- le dije. Así que tiré mi cuerpo hacia adelante, alzó un poquito mi culo y él continuó con el mete y saque.
Sentí que también el se venía, sacó su verga y me tiró todo su semen en mis tetas.
- Papi, me encantaría que me volvieras a coger, pero tenemos que irnos.
- Bueno, mamita, pero mañana lo seguimos.
Y así fue desde esa tarde, lo hemos hecho cada que nos es posible.
Destacando entre esos momentos de pasión y sexo la ocasión en la que le pedí que me la metiera por el culo y un viaje a La Sierra, donde convivimos con los compañeros, tomándonos unos tequilas, yo estaba muy caliente y a la vez celosa, ya que una compañera se le estaba insinuando a cada momento, por lo que empecé a utilizar mis encantos para atraerlo hacia mí.
Él me prefirió por sobre cualquier otra y nos fuimos juntos del bar. En el camino yo iba bastante mareada por los tequilas y chorreando jugos por lo que me esperaba, al sentir que él me sujetaba del brazo y aprovechaba para sobarme el pecho.
Ya en su habitación, yo iba ya casi viniéndome, por lo que nos dimos una cogida sensacional y riquísima, montándome arriba y de espaldas a él, para que me viera el culo, y como me la metía y me la sacaba, mientras yo frotaba mi clítoris en sus huevos, explotando en un orgasmo maravilloso y dejándole empapado todo su miembro.
Después de eso, aprovechamos cualquier ocasión que se nos presente para hacerlo, sin importar el lugar, ya que hemos cogido en el baño, en varias oficinas, el almacén, en la tienda y hasta en el cuarto de huéspedes.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces