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Cat y Mike: Un Día Para No Olvidar

Relato enviado por : frankie2007 el 12/10/2009. Lecturas: 4213

etiquetas relato Cat y Mike: Un Día Para No Olvidar   Fantasías   Lugares publicos   acensor .
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Resumen
Nuestros Arqueólogos se reunen en la ciudad para seguir disfrutando del placer


Relato
UN DÍA PARA NO OLVIDAR
CAPÍTULO I: EL REENCUENTRO

“Perfecto”, fue lo que pensó Cat Lewis al despertar y correr las cortinas de su departamento en la ciudad de California, Estados Unidos. El sol entró brillando por la ventana e inundó de luz el pequeño pero bien amoblado departamento, que a esa hora de la mañana, las 7:30, parecía darle los buenos días a su dueña. Al lado de su cama, Cat, tenía dos fotos, la primera, con todo el equipo que la acompañó a una expedición a Egipto hace seis meses, todos aparecían sonrientes y alegres, especialmente un joven muy apuesto que lucía una gran sonrisa. La segunda fotografía, era precisamente de ese joven, una foto de medio cuerpo de Mike Travis, sonriente como siempre y esos ojos penetrantes que parecían verlo todo.
Se conocieron en Egipto, en la expedición, y durante la exploración a un viejo templo en el que hubo un derrumbe, la pasión los dominó y se entregaron apasionadamente, en un frenesí que no pudieron controlar, dos desconocidos, sin conocer nada de ellos salvo sus nombres, pero cuando lograron salir de su encierro, seis horas después, no había ni un centímetro de sus cuerpos que no conocieran. Cat se desperezó por última vez, tomó una toalla y con un movimiento de segundos se desnudó miró la foto de Mike, le guiñó un ojo y dijo: “Ha pasado mucho tiempo…”, se envolvió en la toalla y con una gran sonrisa, salió de la habitación con dirección al cuarto de baño.
Antes de entrar en el baño, consultó el reloj del pasillo, “7:35 – se dijo a sí misma- el avión de Mike llega a las 11, tengo tiempo para un buen baño”. Una vez dentro del baño, Cat abrió la llave del agua caliente y la templó abriendo por ratos la del agua fría, demoró unos diez minutos en llenar la bañera, cuando no estaba apurada y quería relajarse, prefería la bañera a la ducha. Una vez que el agua estaba a la temperatura deseada echó en el agua sales y una solución jabonosa que al contacto con el agua, se convertía en una espuma suave y que según las indicaciones en el frasco: “le proporcionaría una sensación una sensación muy placentera en el cuerpo”. Cat la había comprado en Egipto, de un vendedor que la había convencido de las propiedades casi mágicas que tenía esa solución para volver loco a cualquier hombre que ella deseara. Cuando todo estuvo listo, se quitó la toalla y se metió en el agua burbujeante con un suspiro de satisfacción.
Agarró la esponja y comenzó a frotarla contra su cuerpo, y para su sorpresa, sintió una sensación muy placentera, que la excitaba, que le hacía recordar los momentos vividos con Mike en el templo, y es más, también le parecía que fue ayer, cuando pasaron inolvidables momentos de pasión en un oasis que ella había descubierto a pocos kilómetros del antiguo templo, Cat cerró los ojos, y dejando salir un suspiro dijo entre dientes dijo: “Amo a Egipto”. Su mente voló al pasado, seis meses atrás y una semana después de salir del templo, cuando le dijo a Mike: “Conozco un pequeño oasis a unos kilómetros de aquí, está en una zona deshabitaba, quizás un día de estos podamos ir allá”. Y así fue, una mañana temprano salieron del campamento con destino al pequeño pedacito de cielo que ella había hallado por casualidad cuando se alejó del grupo en un intento de buscar un lugar para poner en orden sus ideas.
El oasis era efectivamente pequeño, tenía una laguna de color azul y estaba rodeada de vegetación, que si bien no era muy extensa, tenía un verde intenso, y ahí entre la vegetación y la laguna, ambos dieron rienda suelta a su pasión una vez más. Regresando al presente, las sales de baño, comenzaron a surtir efecto, Cat notoriamente excitada, pasaba la esponja sobre sus senos, que junto con el jabón producían agradables sensaciones en los pezones que para esta altura, ya estaban duros y un color rosa intenso. Bajó la esponja a su estómago, y desde debajo de los senos hasta el lugar donde nacía la mata de vello, jabonó; provocando agradables chispazos muy placenteros que iban desde el ombligo hasta el pubis. Dejó de jabonarse el vientre para pasar a los brazos, los jabonó no con mucha fuerza, pero logró notar que el vello casi imperceptible de los brazos se había erizado. Siguió con las piernas, se había depilado hace tan solo dos días pero de todos modos, pasó en un roce delicado su mano por los bien torneados muslos hasta llegar a los tobillos, todo estaba bien, sus piernas estaban suaves como la seda. Cogió la esponja y la hizo recorrer toda la extensión de sus piernas, tanto interna como externamente, y sentía pequeños chispazos cada vez que la esponja rozaba la zona interna dónde sus piernas se unían. Abrió un poco las piernas y pasó la esponja por su sexo, el roce de la esponja con los labios rosados de su vulva, le provocó una oleada de sensaciones placenteras, que hizo que deseara más. Volvió su vista a su esponja para la espalda, al mango que tenía un diseño de aros para que se pudiera asir con facilidad sin que se resbale, lo cogió y se lo introdujo lentamente, “Ahhh” gimió, no tenía el calor del miembro de Mike, pero ese mango de la esponja se había convertido en su mejor aliado en sus horas de soledad.
Ella cerró los ojos mientras sentía el vaivén del mango de la esponja en su interior, mientras que con los dedos de la mano libre, tocaba el botoncito rojo en la parte superior de su húmeda cueva, que respondía muy bien a los estímulos. Pronto sintió una sensación como de cosquillas que bajaba desde detrás de su ombligo, no queriendo dejar de sentir ese placer aumentó el ritmo del vaivén en su interior, entonces las cosquillas se transformaron en oleadas de placer cada vez más intensas hasta que sus piernas se pusieron rígidas y le llegó el primer espasmo que le hizo dar un pequeño gemido y salpicar el agua de la bañera al suelo; a este primer espasmo le siguieron unos cuatro más hasta que pudo yacer tranquila en la bañera disfrutando de los restos de ese orgasmo y pudo notar entre el agua, rastros de un líquido viscoso semitransparente, con una cara que demostraba el placer que había sentido, sonrió, salió de la bañera y fue a su habitación a vestirse.
Después de conducir por espacio de media hora, Cat llegó al aeropuerto, consultó las listas de arribos y con alegría contempló que el vuelo 069 de Pleasures Airlines estaba programado para aterrizar en 10 minutos. “Vaya nombrecito de la aerolínea y el número de vuelo” pensó Cat, que se imaginó el número de vuelo pero en horizontal y eso la excitó y pensó en lo que estaría por pasar cuando se vieran de nuevo, mientras esperaba siguió recordando su aventura anterior y no pudo evitar que su centro de placer se humedeciera. La voz del Counter la sacó de sus fantasías, anunciaba que el avión estaba aterrizando, tras unos minutos de tensa espera, lo vio de pie y como siempre con su gran sonrisa. Él dijo: ¡Cat! y en menos de un segundo ya estaban abrazados, besándose con pasión como si este fuera el último día de sus vidas.
No importándole la gente que los rodeaba, Cat bajó una de sus manos a la entrepierna de Mike, buscando el preciado objeto que tanta falta le hacía, lo sintió debajo del jean, y también sintió como ganaba dureza y tamaño. Mike sintió chispazos de electricidad que le corrían por la espina y en el jean un bulto se formó, que él supo disimular hábilmente. Debido a ese descubrimiento, los pezones de Cat se endurecieron, dejándose notar a través de la tela del polo que ella se había puesto y que dejaba resaltar sus atributos así como también dejaba ver el ombligo. Fueron juntos a recoger el equipaje, ella no dejaba de frotarse contra él. Salieron del aeropuerto, al sitio dónde ella había dejado estacionado su carro, Cat le dijo: “Tú conduces y le guiñó un ojo”, al subir al carro, la sexy minifalda de jean que ella llevaba puesta dejó ver un pequeño detalle: Cat no llevaba ropa interior….
CAPÍTULO II: EL ESTACIONAMIENTO
El descubrimiento de que Cat no llevaba ningún tipo de ropa interior excitó a Mike, mientras conducía el carro por la autopista empezó a imaginar fantasías que sentía lo excitaban. Sintió la cálida mano de Cat que buscaba en su entrepierna el premio mayor, y esas manos tuvieron su premio, a través del pantalón ella había encontrado a su presa, apretaba y soltaba la punta de la herramienta de Mike, que junto con el roce de la tela, le proporcionaban, al afortunado, un sinfín de sensaciones placenteras.
Lo que siguió a continuación lo sorprendió, Cat bajó el cierre y buscó con desesperación la herramienta de él, que ya lucía totalmente dura e hinchada, los 20 x 6 cms del miembro de Mike no dejaban de sorprenderla desde aquella vez en el templo, cuando la calentura pudo más que la razón. Cogió esa pieza, caliente y comenzó un movimiento de arriba abajo que arrancaba gemidos de su dueño, ella abrió su boca acercó el imponente miembro a sus labios y lo engulló haciendo que él, por un momento, perdiera el control del vehículo, “Dios – pensaba él – cómo lo hace”, tal era la excitación y placer que sentía Mike, que dos veces estuvo a punto de chocar con otro vehículo, así no podía manejar y la calentura era mucha, que no podían esperar llegar al departamento de Cat ni detenerse en un hotel. Entonces el destino llegó al rescate, vieron un estacionamiento por niveles y entraron, subieron hasta el nivel más alto y se estacionaron en un lugar semi iluminado y se movieron al asiento posterior.
Allí Cat que dejaba de pasar la legua por toda la extensión del objeto de su deseo, mientras tanto él buscaba con avidez los senos que a través del polo de “Bienvenido a California” parecían decir “Cómenos”. De un tirón levantó el polo y cómo lo imaginó los pezones estaban al descubierto y duros como piedras, él se agachó hasta las caderas de su amante, sacó la lengua y la introdujo en el ombligo, Cat, sintió un latigazo de puro placer y gimió sorprendida, pensando para sí: “Has aprendido cosas nuevas”. La lengua de Mike, después de juguetear con el ombligo de Cat, siguió subiendo en línea recta hacía los pechos de Cat que desde ese ángulo se veían grandes y apetecibles rematados con un pequeño pezón color rosa. Mike en ese momento tomó conciencia del lugar donde estaban y estiró el brazo hasta el panel de controles del auto para encender el aire acondicionado y empañar los vidrios, pero Cat le sujetó el brazo y le dijo: “No, no lo hagas, sí nos llegan a ver que nos vean y que disfruten del espectáculo gratis”. Esa declaración excitó mucho más a Mike, que se abalanzó sobre los senos de Cat y comenzó a mordisquearlos con desesperación. Cat estaba en el cielo, cada lengüetazo en sus pezones la llenaba de placer y hacía que gimiera y suspirara suavemente, ella bajó la mano y encontró el miembro duro como un hierro y lo recorrió entero, presionando suave pero firmemente y sintiendo la humedad que escapaba por la punta suave y ancha.
El efecto de esas cálidas manos sobre esa herramienta se hacía notar, cada vez más, y Cat cambió de pose, movió su cuerpo como pudo terminando en el “69” con el trasero pegado a la cara de su compañero, pero a la vez, dejando una gran vista de todos sus encantos a quién pasara por allí. Mike tenía a su disposición la hendidura rosada y que se veía surcada por hilos transparentes que inmediatamente comenzó a ser atendida con la punta de la lengua que entraba y salía de esa cueva con gran rapidez recorriendo su interior y llenado de placer a Cat, con los dedos tocaba hábilmente el botoncito rosado, que latía y que se sentía duro al tacto, cada vez que con sus dedos lo rozaba e igualmente cuando presionaba la lengua en ese punto. A Mike le gustaba retraer la piel que lo cubría y dejarlo completamente expuesto, para con su legua húmeda y caliente darle lengüetadas rápidas y constantes, cosas que hacían que Cat se retorciera de placer entre gemidos y suspiros, pero él tenía una pequeña sorpresa, notó el otro orificio, latiendo rítmicamente abriéndose y cerrándose como esperando dar y sentir placer, sin previo aviso, él, introdujo su dedo índice y lo sintió muy estrecho y caliente y eso aumento su excitación. Su compañera cuyo orgasmo ya se encontraba a puertas, sorprendida por este nuevo avance en sus entrañas, no aguantó más y agachando la cabeza, con el miembro entre sus labios, dejó escapar un gemido y entre violentos espasmos inundó la cara de Mike. A la distancia un hombre que estaba dejando su auto, notó como uno de los autos se sacudía salvajemente.
Una hora después un auto abandonaba el estacionamiento, con sus dos ocupantes envueltos en sudor y respirando pausadamente como tratando de recuperar el aliento. Manejaron hasta el edificio donde vivía Cat, era un edificio de veinte pisos y ella vivía en el departamento número 415 que quedada en el piso 18. Mike, no se sorprendió al escuchar eso, ella era una persona que le gustaban los riesgos y el peligro, y también las emociones fuertes. Cuando entraron al edificio lo primero que le llamó la atención a Mike fue el ascensor, que tenía un aspecto de tener unos veinte años o más de antigüedad y demoraba una eternidad en descender cuando lo llamaron, después unos chillidos y crujidos lo sobresaltaron cuando comenzó a subir. “No te preocupes – dijo Cat con una sonrisa y miradas pícaras – así suena siempre”. Después de lo que parecía una eternidad, llegaron al departamento, ella abrió la puerta y dijo: “Ponte cómodo mientras me doy una ducha”. Cuando ella salió de la ducha, 15 minutos después, encontró a Mike, desnudo sobre la cama, profundamente dormido, el viaje desde tan lejos y la “faena” de hace un rato lo habían dejado completamente agotado, ella dirigió su vista al miembro, ahora flácido y murmuró: “Tú y dueño descansen bien, porque en unas cuantas horas necesitarán toda su energía”. Y sonriendo, se echó en la cama, sujetó el objeto de su deseo y se durmió profundamente.
Dos horas después se despertó Cat, quien tenía presa la herramienta de Mike, comenzó a bajar y subir la mano por toda su longitud, que aunque en estado de reposo tenía un buen tamaño, debido a las caricias de ella, el miembro comenzó a ganar tamaño y dureza, lo sintió latir en su mano, pero también despertó a Mike quién le dijo: “Este ha sido el despertar más placentero que he tenido”. A lo que ella replicó guiñándole un ojo: “Es sólo un avance de lo que les espera, me voy a cambiar para salir a la playa” y frente a él jugando con la bata que la cubría, realizó un pequeño baile y dejó caer la bata al suelo y preguntó con unas sonrisa mientras se sujetaba los senos con las manos: “¿Te gusta lo que ves?” a lo que él respondió “Sí” mientras se frotaba lentamente el miembro completamente erguido y listo para entrar en acción. Ella volvió a coger la herramienta de Mike, la frotó de arriba abajo y la llevó suavemente a su boca, después de saborearla por unos minutos y sentir la respiración agitada de él, la sacó de su boca y vio que la punta estaba completamente hinchada y le salía un líquido claro y viscoso y dijo: “Todavía no, quiero que ‘sufras’ un poco más”.
Al salir de la habitación Cat llevaba puesto un vestido muy corto, y ligero, que dejaba notar el diminuto bikini que tenía debajo, caminaron muy pegados como para acariciarse mientras se movían. Cuando llegaron al ascensor, ella presionó el botón de llamada, y con crujido el ascensor empezó a subir lentamente, y con un chillido que parecía un lamento se detuvo. Mike lo miró y añadió: “Más seguro sería ir por las escaleras”, a lo que ella replicó: “No pasa nada, entra, miedoso”. Cat presionó el botón para el lobby del edificio, dando otro sonoro crujido, el ascensor comenzó a bajar lentamente, cuando se escuchó un “crack” y el ascensor se detuvo en seco. La iluminación blanca se apagó por unos instantes, siendo reemplazada por un tenue resplandor ámbar. Mike, por instinto, presionó el botón de emergencia, pero no obtuvo respuesta entonces lo supo… ¡Estaban atrapados!
CAPÍTULO III: ATRAPADOS A 38° C
Cat , miró a Mike asustada, al ver que el botón de emergencia no funcionaba y no pudo evitar regresar al pasado, al templo, al derrumbe. “Perfecto – pensó enojada – se arruinó el día de playa”, por su parte Mike sabía que los frenos de emergencia del ascensor estaban funcionando y que la falla posiblemente era debido a lo antiguo de los motores que lo hacían funcionar. La temperatura en la ciudad era de 28° C, y pronto empezaría a subir más y más aún dentro de un espacio reducido como un ascensor.
“Tendremos que esperar un poco – dijo Mike – ven, siéntate aquí”, Cat lo hizo de inmediato, por alguna razón se empezó a sentir muy caliente, con una extraña sensación que empezaba a crecer dentro de ella, instintivamente llevó sus manos al pecho de Mike, sintiéndolo por debajo de la camisa, sin duda había seguido ejercitándose, desabotonó la camisa para poder tocar su piel directamente, él, comenzó a besar el cuello de Cat, haciéndole sentir cosquillas muy placenteras por todo el cuerpo, ella se levantó, quitándose el vestido, dejando ver el bikini que hace un par de días se había comprado especialmente para la ocasión. Era totalmente blanco, compuesto por tres triángulos, los dos superiores que apenas cubrían los pezones y el inferior que cubría con dificultad los labios de su hendidura rosada. Se arrodilló junto a él, él recorrió con las manos los pechos redondos y firmes, encima de la tela, logrando que los pezones se enduraran y se transparentaron a través de la tela que los cubría, la respiración de Cat se aceleró y comenzó a emitir pequeños suspiros y gemidos cada vez que sentía unos dedos deslizándose por la curvatura de sus senos. Mike siguió con las caricias, pero esta vez, añadió la lengua, quitó delicadamente la parte superior del bikini y dejó libres esos senos que parecían agradecer la libertad, los pezones parecían piedrecillas rosadas, apuntando al cielo y Mike los rozó una y otra vez con su lengua que se movía en todas direcciones y que llenaba a Cat de sensaciones muy placenteras. Las manos de Cat, recorrían cada palmo del pecho de su compañero de “exploración”, Cat terminó de retirar la camisa, dejando al descubierto el pecho que tanto la enloquecía, y en un movimiento sorprendente para ella, comenzó a besar el cuello, bajando por los pectorales bien definidos y duros, sacando la lengua exploró las tetillas, que reaccionaron irguiéndose de inmediato, alentada por ese pequeño triunfo, siguió bajando centímetro a centímetro hasta llegar a la correa, que desabrochó con apremio. Metiendo la mano en el pantalón encontró el objeto que tanto deseaba, y lo encontró al rojo vivo, que quemaba la mano de Cat con el simple roce de piel contra piel.
Mike la llevó a la pose del 69, con sus manos bajó la tanga que cubría la zona íntima de ella, y descubrió una sorpresa, ya no había ese “colchoncito” de suave vello, la mayoría estaba depilado y lo poco que quedaba tenía la forma de una flecha que indicaba el centro de los placeres de Cat, ella sonrió y le dijo: “Para que siempre encuentres el camino”, él no necesito otra indicación y hundió la cara entre los muslos de Cat, sacando la lengua y haciéndola entrar en la cueva húmeda que se abría frente a su boca. Por su parte, ella tenía el miembro de él, entre sus labios, recorría con su lengua toda esa maravillosa extensión, la vez que de cuando en cuando lo soltaba para dejar salir un gemido, como respuesta al sentir la lengua de Mike en su interior y rozando las paredes de su cueva.
Y fue cuando ella lo sintió, algo que nacía muy dentro de ella, en su vientre, primero como un ligero cosquilleo que fue aumentando en intensidad, poco a poco, gemía con más frecuencia, cada vez más alto, hasta que sintió que la lengua de Mike se hundió entre sus nalgas, rozando, entrando, a ese lugar prohibido, eso desató el orgasmo más intenso que hasta el momento haya sentido, pegó un grito de placer, las piernas se le tensaron tanto, que le empezaron a doler, la espalda se arqueó en un ángulo casi imposible y por espacio de 10 segundos, los espasmos la sacudieron toda de pies a cabeza y cayó entre las piernas de Mike con el miembro henchido en sus manos, rendida después de haber tenido esa sensación maravillosa.
Con Cat recuperándose de los restos de ese orgasmo, Mike la acomodó de tal forma de que sus nalgas quedaran un poco levantadas, dando una vista perfecta de esa hendidura rosada y aterciopelada, que parecía pedir más al verse mojada por los líquidos que de ella salían. Mike murmuró al oído de su amante: “prepárate, para seguir gozando” y sin decir nada más apoyo la punta de su miembro, en los labios de la vulva de Cat… y empujó. Entró, y Cat dejó escapar un gemido al sentirlo dentro, ella le dijo: “Quédate quieto un momento”, lo que ella quería era sentir esa pieza, inmóvil que la llenaba completamente, se podría decir que le gustaba esa sensación de “espada en su funda” una funda que apretaba cada vez más. Él inició el lento vaivén, se excitaba al ver a su amante en cuatro, el ruido que hacía su miembro al entrar y salir y como ella con una de sus manos buscaba tocar el clítoris que ahora se podía preciar muy claramente emerger en la parte superior de los labios rosados y húmedos.
Cat se sentía en el paraíso, sentir el miembro de Mike rozando con las paredes de su cueva, era algo único, cada embestida que el daba, hacían que ella sienta chispazos de electricidad en el cuerpo, las sensaciones eran tan placenteras, que no podía evitar que de su boca, salieran frases que denotaban la calentura de la que ella era víctima: “Más fuerte”, “así”, “más rápido” eran las que se escapaban de su boca, entremezcladas con jadeos, gemidos y suspiros. Por su parte Mike, no tenía respiro, lo excitaba ver como su herramienta entraba y salía de ese lugar tan cálido, húmedo y estrecho, y también poder tener la puerta de Sodoma al alcance de sus dedos que no dejaban de introducirse ahí descubriendo un sitio más estrecho aún y más caliente, dándole a Cat nuevos e intensos placeres. Ella empezó a gemir un poco más y a tocarse el clítoris con más rapidez, señal inequívoca que su orgasmo se acercaba cada vez más, Mike también comenzó a sacar y meter con más rapidez su miembro en esa gruta que cada vez se humedecía más y más. Hasta que Cat dijo entre gemidos “No puedo más, me vengo” y entonces la sensación de placer aumentó, el cuerpo se le tensó, las piernas le comenzaron a temblar, Mike sintió como su miembro era presionado dándole una sensación de placer inexplicable, sintió las contracciones en la cueva húmeda, cómo las paredes se cerraban sobre su él, y vio cómo ella era sacudida por incontables espasmos entre gemidos de placer, y sintió un torrente de líquido que mojó completamente su miembro. Él le dijo mientras sacaba su herramienta del cuerpo de Cat: “Ahora me toca a mí”, ella se dio la vuelta y arrodillándose frente a él, sujetó el miembro henchido y duro y comenzó con sus manos a recorrer ese pene, desde los testículos hasta la punta, abrió la boca y lo engulló. Dentro de su boca, su lengua comenzó a trabajar en todo el tronco lo sacaba hasta antes de la punta para poder rozar la lengua contra la cabeza del miembro, que cada vez se ponía más duro y se hinchaba más y más, Cat lo saco de su boca y pudo apreciar una secreción transparente que brotaba del pequeño orificio era gelatinosa al tacto y muy suave, con un par de dedos extendió esa sustancia por toda la cabeza que cada vez se ponía más roja. Su boca volvió al ataque, pero Mike anunció con un gemido que ya estaba a puertas de soltar su carga de blanco y cálido semen. “¿Dónde lo quieres?” preguntó Mike a Cat, y ella respondió: “En el cuerpo…” con la voz ahogada por un suspiro. Con dos firmes movimientos de la mano de ella, arriba y abajo del miembro de Mike, él ya no pudo aguantar más, la cabeza del miembro se hinchó, la sensación de cosquilleo antes de eyacular se hizo presente, una sensación muy placentera, cómo si el cuerpo quisiera aguantar un poco más, y sucedió, un poco de semen comenzó a manar suave, como si orinara, seguido inmediatamente por espasmos que hicieron salir dos chorros muy fuertes, seguidos por cuatro más suaves que fueron a dar a los pechos y vientre de Cat, que ella aprovechó para esparcirla por su cuerpo.
Pero Cat quería más y le dijo con una sonrisa: “Hoy día tu pequeño amigo, es mío”, hizo que Mike se echara de espaldas y ella se volvió a apoderar de esa pieza que tanto le gustaba, cogió un poco de crema de manos que siempre llevaba en su bolso, y comenzó una lenta masturbación, cuidaba de no cerrar mucho la mano, para permitir que la acción lubricante de la crema hiciera el resto, y no apretar demasiado el miembro para evitar cualquier tipo de dolor. Ella sabía que los mejores resultados se obtenían con las manos enjabonadas, pero a falta de jabón buena era la crema. Y sus esfuerzos rindieron sus frutos en pocos minutos ya estaba rígido y apuntando al cielo, fue cuando ella se puso a horcajadas sobre Mike, y le dijo: “Prepárate para conocer las estrellas”.
Y de un sentón, recibió en su interior toda la extensión del miembro, e inmediatamente, empezó a subir y bajar por ese trozo de carne, duro como una piedra y que la llenaba completamente, se movía de todas las formas posibles, haciendo círculos para que el miembro que tenía dentro hiciera contacto con todo su aterciopelado interior. Se apoyó en el pecho de Mike, y sólo movió las caderas de arriba abajo, sintiendo pronto una oleada de placer que la invadió por completo, y le hizo dar suspiros ahogados que evidenciaban su creciente excitación, con otro gemido se desacopló de ese miembro para cambiar de posición. Se volvió a sentar pero esta vez de cuclillas, dando las espaldas a su amante y llevó la herramienta hacia su trasero, Mike vio como entre un “Aaahhhh” de gusto y dolor su herramienta desaparecía entre esas dos nalgas redondas y firmes, era el lugar más estrecho dónde él había estado jamás, sentía su miembro aplastado y bien sujeto, un lugar del cual no quisiera salir nunca. Cada embestida, hacía a Cat gemir y sentir un placer intenso, él vaivén la enloquecía, sentía el miembro de Mike entrar y salir de sus entrañas cada vez con menos dolor y más placer. Hasta que con un gemido largo pero en voz baja Cat anunció un nuevo orgasmo, lo sintió en su vientre, detrás del ombligo, y que pronto se convirtió en espasmos, pero como nunca los había tenido, estaba teniendo el orgasmo más intenso que jamás haya podido experimentar, su cuerpo se retorcía en piso, los ojos en blanco, palabras ininteligibles, la espalda arqueada y como punto final un grito de placer puro que la hizo vibrar de pies a cabeza y se quedó aún con el arma en el trasero echada contra el pecho de Mike. Esto fue más de lo que Mike fue capaz de soportar y comenzó a eyacular en ese lugar estrecho y caliente que lo había cobijado. Al separarse Mike vio, como de ese agujero, el semen caía al suelo mezclado con rastros de sangre, señal de gran batalla que habían librado.
Las luces ámbar del ascensor cambiaron a blancas, y momentos después se escuchó como el viejo motor del ascensor se ponía en marcha, Cat aún con dificultad para mantenerse en pie, se vistió, Mike hizo lo mismo, cuando las puertas del ascensor se abrieron, un empleado del edificio los acogió diciéndoles: “Mil disculpas tuvimos una falla eléctrica espero que no hayan pasado momentos de temor”. Mike, sonrió y dijo: “No para nada, fue una espera muy agradable”.
Al día siguiente, Cat despidió a Mike, no habían salido las cosas cómo ella las había planeado, pero habían tomado un giro inesperado, antes de que Mike subiera al avión, ella llevo su mano a la entrepierna del pantalón y tocando el gran bulto que se adivinaba dijo: “La próxima vez iré yo”, a lo que él con una sonrisa respondió: “No puedo esperar”.

FIN

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:31) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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