Ella soltó un gemido y un si y fue cuando el perdió el control de sí completamente... El seguía metiéndosela con tal fuerza y pasión que parecía que destrozarían la cama y ella gemía y se retorcía de placer como nunca antes
Relato
Catalina y Sabina
Somos dos cuñadas, dos apasionados cuñadas, nuestros respectivos maridos viajan juntos en un barco mercante, a veces días por el litoral nuestro, otras salen por meses en litoral de otros países…, soy Catalina soy una mujer apuesta de un cuerpo no exagerado, pero si deseable por los hombres que se cruzan en mi camino como que se dan vuelta algunos para admirarme, menos mal que a mis 30 años siempre salgo con un de mis dos hijos, tengo un varón de seis años y una chica de tres años…, mi pelo suelto es azabache, mis senos no son chicos están de armónico con mi conformación, lo que los hombres no se imaginan lo caliente que soy y cada vez que uno de ellos se gira para mirarme me hormiguea mi vagina deseándolo y yo sin marido que calme estas pasiones llegando a casa con mis calzas mojadas y casi escurriendo por mi entre pierna. A veces tan desesperada que debo ir en busca de mi cuñada Sabina de 36 años una morenaza que lo que le sobra los hombres lo admiran un trasero de películas, casada con el hermano de mi marido tres hijos de 11, otro de 6 años y la niña de cuatro años, es otra ardiente provocadora de pasiones como yo y ambas nos encerramos en uno d los dormitorios donde nos acariciamos, abrazamos, besamos y nos palpamos nuestros cuerpos descargándonos de nuestras pasiones y hormonas excitadas. No deseamos ponerles los cuernos a nuestros hombres, pero ambas sabemos que cuando menos lo esperemos vamos a caer en ese placer y no nos detendremos por lo enardecidas, ardorosas y activada que estamos. Llevamos tres meses sin marido para calmar nuestras emociones y hormonas alteradas.
Un día viene Catalina cargada del centro con bolsas y sus dos hijos no sabe como atrapar las bolsa y a su vez dar la mano a sus hijos, de pronto ve que se detiene un vehículo a su lado y desde este le habla un muchacho que reconoce como el hijo del almacenero, frutero de la esquina de su barrio, le sonríe diciéndole aquí me vez toda un atado por los paquetes y mis hijos, este chico de 17 años y meses maneja la camioneta de su padre y ofrece llevarla, n lo piensa dos veces y sube con su carga…, al subir lo que menos se preocupa es de cubrir sus piernas y su bata que viste se recoge bien arriba mostrándolas en su esplendor y se ve su muestra de calzón rosado que este muchacho mira y saborea al verlas. Los paquetes al suelo sus hijos pisándola y acomodándose en la camioneta suben aun mas su falda…, Leo mas mira y los otros vehículos tocan sus bocinas molestos, parte suavemente y saliendo calles mas allá del flujo vehicular, me dice hermosas piernas puedo tocar…, sorprendida la madre solo sonríe y siente la mano de este chico en sus muslos a Catalina la recorre una descarga eléctrica y abre con desesperación su boca buscando aire, Leo el muchacho no retira su mano hasta llegar a su casa donde le ayuda a bajar y descargar sus paquetes mientras ella se preocupa de sus bebes, ingresan a la casa, los niños salen despavoridos al patio a jugar y ellos acomodan los paquetes. Luego cuando pasan por el dormitorio matrimonial Leo la atrapa
Besándola, ella lucha al sentirse entre brazos ajenos y no sabe si dejarse llevar por él o no caer en la tentación de abrazarlo y entregarse.
El sube sensualmente sus manos desabrocha la bata de sus botones y amarra de la cintura, recoge su sostén, empieza a besar sus senos de manera sensual y excitante, le chupa los pezones, los jala con los dientes, los succiona, les sopla. Ambos ya estaban derrochando pasión y lujuria. Catalina siente un río de emociones que riegan sus muslos en sus entrepiernas.
Con la respiración acelerada y con una evidente pero refrenada excitación, Catalina le dice que por favor se detenga y este juvenil muchacho le contesta que se deje llevar que de todos modos él lo iba a hacer quiera ella o no, aunque ambos sabían perfectamente que estaban encantados de esta entrega aunque le fuera la vida en ello.
Catalina se siente transportada a su cama… siente como este chico abre su bata desnudándola ante sus ojos, soltó un grito de placer esta y el comenzó a manosearla diciéndole serás mía, si gime la mujer quiero mas y mas, grita del placer, yo se que te morías de ganas por estar con un hombre dice, vamos a aparearnos por que tu vagina es una laguna… un gemido y un si y fue cuando ella perdió el control de sí completamente, el muchacho hijo del almacenero, en su cama matrimonial, mientras sus hijos juegan en el patio comenzó a penetrarla con una fuerza y una velocidad impresionantes, y ella se dejaba llevar y gemía mas y mas, y los dos se dejaron llevar en una ola inmensa de placer y lujuria.
Esa misma tarde fue donde Sabina y le cuenta su entrega total a ese púber macho…, esta escucha y la amonesta por su falta a su marido, pero le pide que cite a este macho a su casa.
Sabina, esa mujer de 36 años ve llegar a su cuñada con ese novel macho y siente un hormigueo en su vagina, lo conversado por esta y su calentura la están jugando una mala jugada.
Los recibe y solicita quedar a sola con este para conversar, este no pierde tiempo y apenas esta a solas con ella la acaricia y abraza.
Ella soltó un gemido y un si y fue cuando el perdió el control de sí completamente y el macho comenzó a jugar con ella abrazándola, besándola y por último la desnuda penetrándola con una fuerza y una velocidad impresionantes, y ella se dejaba llevar y gemía pidiendo mas, y los dos se dejaron llevar en una ola inmensa de placer y lujuria.
El seguía metiéndosela con tal fuerza y pasión que parecía que destrozarían la cama y ella gemía y se retorcía de placer como nunca antes. Estaban los ambos ansiosos de lujuria, de sexo, de deseo, de pasión. Pronto ambos explotarían estaban ansiosos de sexo.
Después de eso el se corrió dentro de ella espero Sabina que se le bajara la intensidad a su macho, pero no después aprovechando que ella andaba ardiente y entregada, la cogió enseguida, se acostó junto a ella y empezó a decirle cosas que estaba muy hermosa y rica y deliciosa y que a ella le fascinaba y que moría por volver a cogerla todo el tiempo. La puso de espaldas a el y ella abrazo, y comenzando este a acariciarle suavemente los pechos, con mucha suavidad, rozaba los pezones, con el dedo hacia espirales con su dedo desde el pezón hasta la base del pecho. Mientras con su entrepierna rozaba su trasero, con roces suavecitos y delicados, fue que empezó a subírsele a Sabina la calentura, la colocó boca abajo y empezó a besarle la espalda, a lamérsela
Con su lengua marco el recorrido bajando desde la nuca hasta la espalda baja, al llegar allí beso sus pompas, las lamía, recorrió cada parte de sus glúteos con la lengua y a besos, empezó a lamerle su culito muy rico. Lamía y lamía su ano.
Subió de nuevo hasta su cuello y le dijo ahora sabrás lo que es bueno. Dicho esto, echó saliva en su mano y la colocó en la punta de su pene, y puso su pene en la entrada de su ano y poco a poco empezó a meter, despacito disfrutando cada centímetro, y cuando llegó hasta el fondo, y sintió el vibrar de ese pene, pareciera que le hubiesen inyectado un nuevo pene porque se convirtió en una fiera indomable llena de deseo, empezó a penetrarla, se la metía y sacaba rápido…, fuerte, feroz, sin piedad…, le estaba dando hasta para llevar a un orgasmo, ella gemía y gritaba y el igual, los dos eran unos torbellinos de gemidos, deseos y de sexo. Pronto ella siente sus intestinos llenos de esperma tibia recorriéndola su nuevo amo le había inyectado su semen en su nicho.
Nuevamente descansan y se asean, no dura mucho la tranquilidad nuevamente ese catre comienza a gemir ante las duras penetraciones del macho en el cuerpo de la hembra, esta madura hembra sabía de lujuria y sexo lívido, pero ahora era meneada con pasión y locura llevándola a un enajenado coito que ella se satisface feliz y su entrega total a este su nuevo macho desde hoy sería su amante oficial y con quien saciaría sus hormona cuando su marido estuviera ausente.
Leo repitió sus sesiones semanalmente con sus nuevas conquistas y estas siempre estaban a su disposición solo se detuvieron esas entregas cuando un mes mas tarde llegan los maridos y están dos semanas en casa, para luego marcharse en su navío a Europa quedando ellas a disposición de este semental por seis meses.
Que seis meses el primero fue de locura Sabina no descansó ningún día esa primera semana su semental Leo estaba de vacaciones y la visitaba a diario después de cumplir con sus deberes ayudando a su padre en el negocio… Sabina permitió todo tipo de aberraciones que este semental quiso mas aun la segunda semana cuando aprovechando las vacaciones de sus hijos envió a estos donde su hermana para que jugaran con sus primos y ella libre de escollos en casa recibía a Leo mañana y noche. Esta mujer de 36 años madre de tres hijos no se opuso a las adulteras penetraciones de su joven amo y señor de su cuerpo, entregándose ambos con lujuria, apetito sexual, apasionados apareamientos. Pronto ambos detonarían estaban vehementes de sexo. Sabina no pensó que un semental joven pudiera fecundarla y no se cuida, resultado queda fertilizada de este joven macho.
Por las tarde Leo se descargaba en Catalina quien comete el mismo error menospreciando al macho que las provee de semen y este logra una feliz fecundación en sus ovarios.
Ambas cuñadas separadas por días quedan preñadas de un mismo varón, su joven semental enardecido de pasión por estas mujeres mayores.
Seis meses después encuentran a sus mujeres estos dos hombres con un prominente vientre fecundado por uno de sus vecinos jóvenes del barrio. Asumen su paternidad sin dudar de sus hembras y estas felices.
El problema de ahora es para Leo ambas mujeres por ese mes solo copulan con sus maridos y luego no desean mas sexo por respeto a sus fetos en gestación.
La solución encontrada por Sabina es su hermana madre de dos chicos de nueve y seis años que atraviesa por un mal momento de su matrimonio. Esta conversa con Alfonsina…
Pero esto es otro relato.
Y el no perdió ni un segundo de el momento, me dijo con mucha morbosidad ¡Ahora puta súbete la falda y retráncate en la pared! Yo con rabia fui subiendo lentamente la falda de mi vestido hasta mi cintura, el se alejo unos metros deleitándose con mis piernas, yo vi clarito como su verga creció dentro su pantalón, tomo una cama fotográfica sacándome varias fotos en esa pose tan humillante para mí.
Relato erótico enviado por Anonymous el 11 de September de 2009 a las 23:52:41 - Relato porno leído 160822 veces
Lucia es una mujer casada, pero aun joven de unos 34 años senos grandes y un culo generoso además que tenia un rostro muy bello, pero lucia aunque tenia esposo y tres hijos que le hacia parecer una dama, a ella le encantaba follar a menores entre 13...
Relato erótico enviado por sexolito el 10 de April de 2005 a las 00:02:30 - Relato porno leído 156464 veces