Cerveza, tequila y sexo.

Uno de los mejores atributos de Adriana son sus glúteos, desde la primera vez que la vi no dejaba yo de admirar y desear esas poderosas nalgas que ella se carga, grandes, redondas y bien firmes.
Y no era el único que las veía con deseo, desde que éramos novios mis amigos seguidamente me preguntaban si ya me las había dado, (en México normalmente se hace esa pregunta para saber si ya te acostaste con alguien) pero en el caso especifico de Adriana la pregunta iba exclusivamente al asunto de sus nalgas, y bromeábamos sobre lo maravilloso que seria tener sexo anal con alguna chica que tuviera tan buena retaguardia como mi querida Adriana.
Pues la pregunta se quedo en el aire porque Adriana nunca me las dio hasta que nos casamos y obviamente ya siendo mi esposa no les iba a contar a esos libidinosos nuestra intimidad. Pero yo seguía con ese deseo clavado tan profundamente como estaca en pecho de vampiro moribundo. Adriana no es una persona obsesionada por los deseos carnales ni se deja llevar por la lujuria (que mas quisiera yo) nuestra intimidad era de lo mas simple, tal vez por el profundo amor que sentía por ella me sentía satisfecho y no forzaba mas que lo que ella quisiera darme pero muy dentro de mi, ese deseo se iba acrecentando hasta llegar a convertirse en obsesión.

Ya por aquellos entonces comenzaba a leer relatos eróticos y hubo uno en especial que me envalentono a hacer lo que a continuación van a leer.
El protagonista de ese relato al igual que muchos otros que habrán leído se aprovecho de los somníferos para desfogar sus deseos en una de sus tías y logro penetrarla analmente sin que ella se diera cuenta. En el caso de Adriana no había necesidad de somníferos ya que ella tiene el sueño muy pesado y bastaba un poco de alcohol para hacer de su sueño algo más que un letargo. Así pues el plan era simple embriagarla y disfrutarla, tarde en decidirme pues sabia que si Adriana se daba cuenta podría mandarme al traste y bien merecido que lo iba a tener, aun así el deseo pudo mas que el temor y puse manos a la obra, tomamos cerveza y tequila y nos embriagamos una noche de sábado, poco a poco Adriana se fue perdiendo en el alcohol y desvaneciéndose hasta no saber mas de ella, en la nuestra cama lentamente la fui despojando de su ropas hasta dejarla total y cachondamente desnuda. Ella es trigueña, no, mas bien morena pero morena clara, toda su piel es de un mismo color canela que me encanta, yo daba por llamarla mi princesa de chocolate. Y ahí la tenia contrastando deliciosamente con el color beige de las sabanas durmiendo mas profundamente que la bella durmiente y sin imaginar que su príncipe azul pasaría esa noche a ser un delincuente que gozaría con su cuerpo los de placeres que se le habían negado. Separe primero sus piernas y sus nalgas para dejar al descubierto su prieto arillo que tanto deseaba, me incline sobre su cuerpo y deje que mi pecho sintiera la suavidad de la piel de sus glúteos, baje seguidamente y mis mejillas resbalaron sobre su firmeza, extendí mis manos al máximo tratando de abarcar la totalidad de sus nalgas pero era cosa imposible, mis manos descendieron por la estructura de sus piernas y en una suave caricia palparon milímetro a milímetro toda su extensión separe lo mas que pude sus nalgas y hundí mi cara en ese prohibido lugar, con la punta de la mi lengua tocaba la entrada al paraíso, hacia círculos y forzaba para que entrara un poco, algunos 30 minutos estuve acariciando con mis labio y mi lengua su esfínter anal, no llevaba prisa tenia la noche entera para cumplir mi deseo, cuando la punta de mi lengua entraba sin dificultad y su ano estaba empapado de mi saliva fui por un poco de vaselina y se la puse en su ano, su vagina estaba a milímetros de mi pero por esa noche iba a ser totalmente desatendida, comencé a introducir lentamente mi dedo índice, con calma, con delicadeza. Era mi princesa, la mujer que amaba y no deseaba hacerle al menor daño, al fin estuvo todo mi dedo dentro y sentí como una especie de triunfo haber perforado esa parte prohibida de su cuerpo. Despacio retraía mi dedo y luego lo volvía a empujar, cada vez su ano iba cediendo mas y al cabo de unos diez minutos la resistencia era mínima, decidí cambiar mi dedo por otro mas grueso, apunte mi pulgar en su culito y al igual que la vez pasada me tome todo el tiempo necesario para que la penetración no provocara ningún desgarre, cuando sentí que mi dedo entraba y salía sin dificultad seguí con el paso numero 3, metí mi dedo medio en su cavidad y comencé a hacer presión para que entrara también el dedo índice, al igual que las veces anteriores la resistencia fue cediendo y mis dedos fueron distendiendo su esfínter.
Con dos dedos en el culo de Adriana sentía mi corazón palpitar reciamente pues ahora me parecía mas cercano que nunca el poder realizar mi deseo, separaba mis dedos dentro de su cuerpo para lograr mayor dilatación y con la mano libre acariciaba descaradamente sus nalgas, ya la una, ya la otra. Retire mis dedos de su interior para volver a poner mi lengua dentro de su ano, el sabor lejos de ser placentero me provoco algo de nausea ya que su culo estaba impregnado de vaselina pero yo seguí, no había logrado llegar tan lejos para que eso me privara de colmar todos mis deseos poco a poco me fui acostumbrando al sabor y besaba con ímpetu la cola de Adriana, mordiendo sus nalgas y adentrando la lengua en su arillo.
Levante la vista y vi mi reflejo en los espejos de la cabecera, mi cara no era la misma, no solo porque lucia brillosa de vaselina, de saliva y de sudor; sino que también mi mirada era otra, perecía que tuviera fiebre, mis ojos brillaban plenos de lujuria y deseo. Mi cuerpo no aguantaba mas esa tortura y decidí culminar mi perversión, levante mi pelvis hasta la altura de sus nalgas, con una mano me apoyaba y con la otra apuntaba mi verga a su ojete, la punta se desliza adentro con facilidad y llega hasta donde su esfínter es mas estrecho y detiene la entrada, estoy sumamente excitado y hay una gran cantidad de fluidos en la punta de mi pene, los embarro por todo su ano y vuelvo a hacer presión en su recto, no cede. Extraigo mas vaselina y con mi dedo la unto por dentro de su colita, poco a poco logro que de nuevo mis dos dedos entren con facilidad e inmediatamente los cambio por mi pene, sigue habiendo un poco de resistencia y con un poco de fuerza logro vencer su esfínter y con calma voy dejando que mi verga se introduzca hasta lo mas profundo de su ser.
Cuando siento la base de mi pene hacer contacto con sus nalgas vuelvo a respirar, había contenido la respiración para poder sentir a cabalidad la penetración y ahora me relajo, busco en el reflejo de los espejos su rostro y gratamente veo que duerme como bebe. Estoy en la gloria sintiendo como su culito presiona mi pene, empiezo a moverme dentro de ella y la emoción hace que rápidamente empiece a sentir la inminente llegada del orgasmo, contengo la respiración y dejo de moverme para detener la salida del semen y poder disfrutar mas de la experiencia, una vez que logro relajarme sigo con la penetración, dejo caer mi cuerpo sobre el de ella y con mis manos aprieto sus nalgas y luego las subo para apoyarme en sus hombros y empujarla mas hacia mi, sentir sus nalgas haciendo presión en mi pelvis me provoca un placer sublime, quisiera arremeter con fuerza, cabalgarla como animal desbocado pero el amor que siento por ella logra controlarme, han pasado mas de 15 minutos y nuevamente el orgasmo empieza a recorrer mi cuerpo, esta ven lejos de contenerlo dejo que salga y me haga explotar de pasión. Mi verga se hincha y aumenta la presión de su ano sobre ella, el calor me sofoca y con gusto siento a mi verga palpitar y comenzar a expulsar el semen dentro de ese maravilloso culito, cierro los ojos con fuerza y tiemblo ahogando un grito de placer…Abro los ojos y por un momento creo que todo ese placer ha sido un sueño y que no he sido capaz de violentar el dulce sueño de mi amada, pronto vuelvo a la realidad, mi cuerpo sobre el suyo y mi verga semierecta dentro de su ano me comprueban que si logre mis deseos y que su culito sucumbió a mi mas anhelado deseo. Siento un poco de dolor al sacarsela y con temor la reviso para comprobar que no haya vestigios de sangre, lleno de besos sus nalgas antes de acostarme a su lado y quedar rendido.
En la mañana siguiente al orinar siento un poco de molestia y se que es por la presion de su ano en mi verga, Adriana se queja y me dice que le duele todo el cuerpo, quiere saber que hicimos porque no recuerda nada, sonriendo le digo que tuvimos una sesion de sexo muy placentera y muy laboriosa, - Con razón estaba encuerada- me dice, no contesto, cierro los ojos y mientras dejo caer hacia atrás mi cabeza una gran sonrisa se dibuja en mi rostro a la vez que me hago una pregunta…¿tendré que comprar mas tequila la semana siguiente?

En respuesta a un comentario en este relato trate de hacer mas corta la historia y centrarme mas en el momento del climax, como siempre buscando agradar a mis lectores y esperando que comenten que les parece.
Bye, besitos. Muchos.