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Chantajeada, pero por quien menos me lo esperaba…

Relato enviado por : Narrador el 21/03/2013. Lecturas: 37394

etiquetas relato Chantajeada, pero por quien menos me lo esperaba…   Infidelidades .
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Resumen
Mi nombre digamos que es Raquel. Descubrí que la única manera de sacarme lo que llevo por dentro, es contándolo aunque sea de manera anónima.


Relato
Soy una mujer casada de unos treinta y seis años, madres de dos hijos, y una hija. A mi esposo poco le falta para doblarme la edad, ya que nos casamos cuando yo aun no había cumplido los 15. Les digo todo eso para que se vayan haciendo una ligera idea de mi situación, y el porqué de lo que me ha sucedido.

Bueno casada con un hombre muchísimo mayor que yo, llegó el momento en que él ya no me podía proporcionar ningún tipo de placer, a menos que no fuera con sus dedos o lengua, lo que a mí en lo particular viniendo de él, me causa repulsión.

Eventualmente aprendí a soportarlo, y fingSir falsos orgasmos, con el fin de que terminase lo más pronto posible. Pero al mismo tiempo dentro de mí ardía el deseo de sentirme en los brazos de un hombre joven, o por lo menos mucho más joven que Anselmo mi esposo. La pregunta que siempre me hago, ¿por qué no me he divorciado? simple y llanamente, porque perdería todo el dinero, la casa, los autos, y los beneficios marginales de ser la esposa de un político retirado. Además mis tres hijos aman a su padre.

Pero desde hace algún tiempo descubrí una manera de satisfacer mis más intimas necesidades, atreves del cuidado de mi cuerpo, ya que al ingresar a un renombrado gimnasio, a los pocos días el chico que contraté como entrenador personal, que me dio un horario para practicar los ejercicios, que coincidía justamente con las horas que mis hijos, se encontraban en el colegio, y mi esposo lo dedica a la política aunque está supuestamente retirado, si como no.

Mauro mi entrenador, desde el mismo primer día, no dejaba de decirme calientes y excitantes piropos, y la manera en que me motivaba a seguir realizando los diferentes ejercicios, es bien original, aunque en ocasiones algo subida de color. Por ejemplo, me dice. Bueno Raquelita aprieta esas bellas y bien formadas nalguitas, y muévelas como sola tú sabes hacerlo. O, separa tus hermosas piernas y muslos, lo más que puedas e imagínate, que se la estas ofreciendo a tu amante.

Súmenle a eso, que al tiempo que me va diciendo esas tentadoras palabras, muy cerca de mis orejas, siento sus cálidas manos sobre mi piel. Bueno con decirles que al segundo día, me dijo. Que la trusa que estaba usando me quedaba demasiado apretada, por lo que me restaba libertad, y que si yo no tenía ningún inconveniente, y si así yo lo deseaba me la podía quitar. Además desde el primer día, me aseguró que a esa hora de la mañana, disponíamos de todo el gimnasio para nosotros dos solamente. Lo cierto es que no tuvo que repetírmelo dos veces, yo siguiendo sus recomendaciones me quité la trusa, y como casualmente bajo ella no estaba usando nada, quedé completamente desnuda frente a Mauro.

A él casi se le salen los ojos de sus orbitas, pero aun y así, continuó señalándome como hacer los ejercicios en su muy particular manera, y pasando sus manos sobre toda mi piel, hasta que en una de esas, sin más ni más nos hemos besados terminando los dos sobre la colchoneta, abrazándonos, acariciándonos, y tocándonos, mutuamente, al mismo tiempo que no dejábamos de besarnos.

Ese día por primera vez le fui infiel a mi esposo, dejando que mi entrenador me hiciera, y me pusiera hacerle todo lo que a él se le antojó en esos momentos. Lo que son las cosas, Mauro me hace cosas similares a las que mi esposo me hace, pero en su caso yo siento, un goce infinito, al sentir sus dedos o lengua dentro de mi vulva, o sus dientes en mis pezones, y ni se diga lo que siento, cuando me penetró por primera vez, deliciosamente con su erecto miembro.

Como verán me convertí en una adicta a los ejercicios, desde luego que mi cuerpo se ha beneficiado muchísimo, gracias a mi entrenador personal. He perdido unos cuantos kilitos, y como él dice mi estámina a aumentado un montón. Bueno en ocasiones Mauro me ha hecho cosas, que jamás ni nunca pensé que llegaría hacer, y a disfrutar, como el mamar su miembro, y dejar que me penetrase por el culo. Cosa que mi esposo hace años en infinidad de ocasiones, me pidió, y yo siempre me negué. Pero con Mauro y posteriormente con alguno de sus amigos, es algo que no sé porque disfruto tanto cuando lo hago.

Como se darán cuenta, al poco tiempo de que Mauro y yo relacionarnos, a pedido de él, un día invitó a otro joven entrenador. Yo se que fue toda una locura, máxime cuando apenas y recién había comenzado a acotarme con Mauro. Realmente Fran el amigo de Mauro, no me llamó mucho la atención, es más hasta esos momentos Mauro y yo nos habíamos limitado únicamente hacer ejercicios, por lo que yo me encontraba sumamente sudada.

Pero de momento que Mauro me indica que me quite mi sudada trusa, por lo que siguiendo sus instrucciones, prácticamente me quedé casi desnuda, ya que únicamente me quedé con mis pantis y sostén puestos. Aunque con lo sudada que me encontraba era casi lo mismo que me los hubiera quitado, ya que por lo mojados que se encontraban por mi sudor se transparentaban, y como ya dije era casi lo mismo que no tuviera nada puesto. En cierto momento Mauro mientras me continuaba entrenando, colocó sus manos en mis muslos, y ya eso me confirmó que tendría un ardiente encuentro con él, y seguramente con su amigo que nos observaba bien de cerca. Yo continuaba haciendo los ejercicios, cuando Mauro le pidió Fran que continuase entrenándome. No bien Fran estuvo a mi lado sentí sus cálidas manos sobre mis nalgas. Al tiempo que escuchaba su varonil voz, diciéndome que hacer bien cerca de mi oreja. Ya en ese instante no me quedó duda alguna de lo que me esperaba.

En efecto, esa mañana al mismo tiempo que Mauro me penetró por el culo divinamente. Fran enterró todo su sabroso miembro dentro de mi coño. El resto del tiempo entre ambos me hicieron disfrutar de un sin número de orgasmos, aparte de que saboree hasta la saciedad sus tremendas verga. Entre Mauro y Fran hicieron conmigo lo que les dio su real gana, en un sin número de ocasiones.

Bueno todo eso cometí el grave error, entre otros de escribirlo con lujo de detalles en el diario que llevo en mi computadora, así como no borrar los comprometedores mensajes, que Mauro, diariamente me enviaba a mi celular. Así que un día después de que llegué a casa tras recoger a mis hijos menores en el colegio, recibí un mensaje de texto en mi teléfono que decía más o menos. Tengo copia de tu diario, así como también de los mensajes de texto que has recibido últimamente, si no quieres que tú esposo y el resto de tú familia se entere, te espero esta noche en el patio trasero de tú casa, preséntate sin ropa.

Esa tarde asustada por ese mensaje revisé mi diario, y en efecto además de leerlo, esa persona había dejado escritas, unas cuantas notas extras, en las que lo menos fuerte que me decía era, puta… Bien ante la amenaza de que mi esposo, además de que toda mi familia se enterase, no me quedó más remedio que a las doce de la noche, cuando mi marido dormía profundamente, gracias a las pastillas que se toma para dormir, bajé únicamente cubierta con mi bata de cama, la que me quité una vez que salí al patio trasero de casa.

Yo no tenía ni la menor idea de con quién me iba a encontrar, por lo que cuando salí al patio, me despojé de mi bata. Fue cuando apareció mi hijo mayor, Anselmo Jr. yo algo confundida, al él verme de inmediato de manera bien nerviosa traté de volver a ponerme mi bata diciéndole, que no podía dormir, y que me sentía algo acalorada. Fue cuando mi hijo, al tiempo que me arrancó la bata de mis manos, me dijo. Déjate de hacerte la tonta, que fui yo quien te envió el mensaje telefónico. Yo me quedé sin saber que decir o hacer. Acto seguido abrió su bata de dormir, y que me doy cuenta de que al igual que yo se encontraba completamente desnudo.

Yo aun sin saber cómo reaccionar, lo escuché decirme, al tiempo que se agarraba su erecto miembro. Ahora quiero que hagas todo lo posible para que me convenzas de que me quede callado, y no les cuente a todos, las cosas que tú haces en el gimnasio con tus amiguitos. Por unos instantes me quedé pensando que hacer, si me negaba a seguir su juego, no me quedaba la menor duda de que Anselmo Jr. cumpliría su palabra, y por lo tanto yo perdería todo, casa, dinero, amistades, y conociendo a su padre, hasta mi relación con mis hijos. Por lo que seductoramente, comencé a caminar en dirección a mi hijo. Hasta que estuve completamente de pie frente a él, sin mucho esfuerzo hice que se recostase sobre la tumbona que tenemos al lado de la piscina, y ocultos tras los arbustos que hay en el patio, suavemente comencé a pasar mis manos sobre su desnudo cuerpo. Mientras que mi hijo con sus manos, colocándola sobre uno de mis hombros, me obligo a que me agachase, hasta la altura de su erecto miembro. En medio de mi situación y sin saber qué hacer, sumisamente, no me quedó más remedio que comenzar lentamente a lamer todo el tallo de su miembro. Lo raro de todo eso, es que en medio de todo, comencé a sentirme sumamente excitada, por entre otras cosas, el hecho de estar desnuda frente a mi hijo mayor, por comenzar a pasar toda mi lengua a lo largo de su erecto miembro, en medio del patio, a la luz de la luna. Y por estar completamente bajo su poder.

Al principio le agarré su miembro entre mis dedos, y tímidamente seguí lamiéndoselo lentamente, cual si fuera una deliciosa barquilla de helado. Pero a medida que mi lengua, de manera repetida, iba recorriendo todo el tallo de su miembro así como su colorado y caliente glande, yo misma con una de mis manos comencé acariciar mi coño por fuera, quizás fue una manera de tratar de tranquilizarme, yo misma. Pero al poco rato ya tenía toda su verga, dentro de mi boca y garganta. Y con mis propios dedos, apretaba deliciosamente mi clítoris.

Desde el mismo momento en que comencé a lamer la verga de mi hijo Anselmo Jr. él no dejó de decirme que le gustaba la manera tan puta, en que yo me estaba comportando, que siguiera comportándome de esa manera, y seguramente él no le hablaría de nuestro secreto a nadie. En mi cabeza había un mar de ideas, pero en ese instante lo que más me preocupaba era convencerlo de que no hablase, por lo que seguí mama que mama, chupa que chupa, y lame que lame todo su miembro.

Hasta que sentí sus manos, sobre mi larga cabellera, marcándome el ritmo de la tremenda mamada que le estaba dando en esos instantes. Yo por mi parte continúe introduciendo, y sacando gran parte de mis dedos dentro de mi vulva, apretando divinamente mi clítoris, hasta que inevitablemente mi hijo Anselmo Jr. acabó dentro de mi boca. Por lo que yo continúe chupando y tragándome todo su semen hasta que no le quedó una sola gota.

Quizás de haber sido alguno de mis dos amantes, me hubiera ido lavar, o quizás dejaría que hiciera conmigo lo que se le antojase. Pero como mi hijo dijo, que lo convenciera, aprovechando que él se encontraba recostado sobre la tumbona, simplemente coloqué mi humeo coño frente a su cara, y sin que él me dijera nada, coméndense a restregarlo lentamente sobre su rostro. Anselmo Jr. no dudó ni por un instante en dedicarse a mamar mi coño. Y después de un buen rato de sentir su lengua, labios y dientes, en pleno contacto con toda mi vulva, justo en el momento en que disfruté de un increíble orgasmo, me di cuenta de que su miembro se encontraba nuevamente en forma. Por lo que sin demora alguna retiré mi coño de su cara, y lo coloqué sobre su erecto miembro, dejándolo que se deslizara completamente dentro de mí.

Al igual que su padre en sus mejores tiempos, mi hijo me hizo disfrutar placenteramente de tener toda su gran verga dentro de mi caliente coño. Yo movía mis caderas como una loca sobre su cuerpo, al tiempo que sus manos, apretaban y acariciaban mis tetas divinamente. Pero con la idea en la mente de convencerlo de que no fuera hablar, comencé a preguntarle, si quería darme por el culito. De inmediato mi hijo me respondió que si, por lo que sacando su verga de mi coño, me tiré sobre la grama, poniéndome en cuatro patas y ofreciéndole, descaradamente, mis desnudas nalgas a mi hijo.

Casi de inmediato sentí sus ensalivados dedos explorando el hueco de mi culo, y a medida que él hacía eso, yo seductoramente le pedía que me enterrase su verga por el culo, que deseaba sentirla dentro de mí. Eso bastó para que Anselmo Jr. sacase sus dedos de mi culo y sin demora alguna colocase su verga entre mis nalgas, y sobre mi abierto esfínter. A medida que yo gemía de dolor y placer, mi hijo me enterró toda su gruesa y larga verga. Unas cuantas lágrimas corrieron por mis mejillas, pero una vez que él continuó enterrando y sacando completamente toda su verga de mi culo, yo continué moviendo mis caderas, al tiempo que agarré una de sus manos y la coloqué sobre mi abierto coño. Por un largo rato, mi propio hijo mayor, me siguió tratando como a toda una puta, diciéndome lo apretado que yo tenía el culo, a pesar de lo mucho que lo usaban los tipos del gimnasio.

Finalmente mi hijo Anselmo se vino dentro de mis nalgas, y al rato tras retirar su verga de mi culo, me dio una sabrosa y ardiente nalgada diciéndome. Mamá tu secreto está a salvo conmigo, pero ya sabes, de ahora en adelante, serás mi puta personal, por lo que nos veremos más a menudo...

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Comentarios enviados para este relato
felipepan (30 de November de 2013 a las 04:16) dice: MUY BUENO...

gayo1983 (29 de March de 2013 a las 21:23) dice: muy exitante...

rojatauro (25 de May de 2013 a las 18:02) dice: Excitante...

gatofeo (24 de March de 2013 a las 06:07) dice: ufffffffffffff exitante relato mamyta me gustaria contactarte mi correo elperico325 de hotmail espero y sigas subiendo mas relatos

camadedu (22 de March de 2013 a las 03:04) dice: genialllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll

Matatan (1 de April de 2013 a las 16:28) dice: muy buen relato


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