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Charo, mujer exquisita

Relato enviado por : learcu el 02/11/2015. Lecturas: 4721

etiquetas relato Charo, mujer exquisita   Maduras .
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Resumen
…, sigo recorriendo su cuerpo con mis manos y dedos por último ella se entrega y me permite besarla…


Relato
Charo es la esposa de don René, este es el profesional a cargo de la mantención de las redes eléctricas de la usina y sus contratistas, este señor de casi 60 años está casado con una mujer madura de 39 años, esta dama se siente abandonada por su marido en sus atenciones conyugales ya que este por su trabajo viaja y debe mantener las líneas y cables eléctricos llegando a casa a veces a altas horas de la noche y cansado solo pensando en dormir en su cama, su mujer pasa a veces hasta meses sin ser considerada una hembra entusiasmada por las delicias de un apareamiento.

Casados hace veinte años con dos hijas de 17 y 15 años ambas estudian en la ciudad mas cercana a dos horas de casa en las mañana su padre las lleva al ir a su trabajo y vuelven en un bus de la empresa que retorna con el personal del segundo turno eso de las 16 horas. Doña Charo pasa sola encerrada en casa desde las seis de la mañana hasta esa hora en labores de casa y sin ser premiada por su marido en las noches que debido a su cansancio se duerme recurriendo ella a su amigo el consolador para satisfacerse.

Llego a esta casa debido a que la empresa debería darme una casa para mi permanencia en ella y esta casa es la que habita don René, pero esta es muy grande para mí y me quedo con una anexo a la casa de un dormitorio baño incluido y un recodo en donde instalo mi computador y en el pasillo que lleva al baño instalo una pequeña cocina con hervidor, micro ondas y un pequeño horno eléctrico por si necesito algún alimento, por que el acuerdo con don René para no desalojarlo de la casa es que cuando estoy en casa su señora me invitará a servirme un alimento a medio día, aunque ella me invita cuando estoy en casa a desayunar, almorzar, comer, merendar y cenar. Eso es cuando están sus hijas presente me tiene miedo parece al estar sola.

Un día vengo llegando de la usina por un problema tipo seis de la mañana cuando recién se van a clases sus hijas y don René al trabajo… ella está apenas cubierta por una débil bata de tul y debajo se nota que tiene una corta blusa de dormir semi transparente que la cubre y nada mas. El verla así vestida altera mis hormonas…, en verdad era una dama bien conformada corporalmente y vestida así era de admirarla y desearla.., se notaban unos aventajados senos, su trasero se notaba bien imponente en sus nalgas abultando en esa bata, una cinta ajustaba su talle demostrando unas muy agradable cintura. Ella se fija en mi examen y me dice… que me observas tanto ¿acaso no me has visto otras veces?..., no a una joya de mujer como la que ahora sale a deslumbrar mi vista y alterarme en mis confusas manifestaciones carnales, digo. Se ríe y me dice mejor ven a acompañarme en el desayuno, entramos en su casa ella entra al dormitorio en busca de algo la sigo y cuando veo que toma un abrigo para cubrirse le solicito… no, no lo hagas…, déjame el placer de saborear tan esplendido ejemplar de belleza femenina siento envidia de tu marido que puede verlo todo los días…, ja…ja…, dice este ni me mira llega cansado y lo único que desea es dormir y yo no valgo y si estoy excitada debo maniobrar mi consolador… Pero que dices le digo, cuanto tiempo en fuegos prendidos sin que tu marido trate de apagarlos… Hmm, creo que va para los casi dos meses, y aquí me ves dice y gira su cuerpo mostrándome sus encantos, no alcanza a terminar el giro la abrazo y digo Charo eres una mujer exquisita, tu eres una mujer para admirarla y calmarla teniéndola siempre satisfecha y saciada no agarrotada y comprimida, eres una gozosa delicadeza para un hombre, me gustaría ser el macho que sacie tus exigencias gozadoras carnales apasionadas, y le apreté uno de sus pezones, ella se encoge y suspira agraciada con ese pellizco, y se revuelve excitada, pero también recuerda que es una mujer casada, déjame que tengo marido y le debo fidelidad…, no me provoques que vas a sufrir presiones de mi apasionamiento y lujuria y pobre de ti si me dejas exaltada…, sigo recorriendo su cuerpo con mis manos y dedos por último ella se entrega y me permite besarla…

La acomodo en esa cama que compartió con su marido esa noche y retiro esa débil bata, debajo una camisola corta sin protectores, su vagina libre húmeda al tacto de mis dedos, saco mis ropas y saco de ella esa camisola… que mujer tiene una hermosura a pesar de poseer un exuberancia de carnes.

Meto mi cabeza entre sus piernas mamando su vagina y atrapándole su clítoris, brama al sentirse arremetida en busca del placer, gime y se revuelca…

No se opone cuando me subo sobre su cuerpo y trato de penetrarla con mi pene…,
comenzando a recorrer su cuerpo y la beso, al comienzo sus labios estaban cerrados, pero intento de besarla de nuevo y se estimula los entreabre devolviéndome el beso… nos acariciamos, nos apropiamos de nuestros cuerpos, mis manos recorrían cada rincón de su fabuloso cuerpo, ella me acariciaba mi melena y cabeza sin dejar de besarme y sus labios recorrían mi rostro, mis manos llegan a su zona libidinosa, la zona gozadora al estar estas en su entrepiernas hace escapar de sus labios suspiros entrecortados de antojos retenidos, trata de apartarse, pero se lo impido y la dispongo contra la cama acariciándole su zona fogosa, se revuelca tratando de escapar, sus encantadores senos que rápidamente son acariciados y succionados por mis labios sus pezones aprisionados, pero continuo bajando su cuerpo a mi caprichoso consentimiento de admirarla y observarla, sus piernas un juego de hermosas columnas que la sostenían, me agache y de rodilla mi boca se pegó a su vulva, se agitó, jadeo, sollozó y trata de salir de esa amatoria posición, lo impido, aparece mi ágil, largo, elevado y duro pene, grueso ante los requerimientos de una dama que en esos momentos lo tiene entre sus manos sorprendida del largo y grosor, me destrozarás mi vagina con esto, dice… mi marido lo tiene chico y delgado, no te preocupes digo se acomodara al tiempo que empalo mi grueso glande en su vagina, siento como su vagina se dilata adolorida con la entrada de mi pene en sus carnes, y cada metida mía es acompañada de sollozos y gemidos de mi amada dueña de casa al acomodar este pedazo de carne y músculo entre sus piernas dilatando su vagina, ella trata de abrir más sus piernas, pero se lo impido, la siento apretada al ingreso de mi miembro bestial en sus entrañas escapando de su boca suspiros y jadeos ardientes impetuosos, deseaba ser tratada con fiereza en su vagina necesitaba descargar la pasión acumulada que la mala acción de su marido había cargado en su cuerpo… lo estaba logrando un macho joven quien estaba en esos momentos tranquilizando sus carnales sentimientos apasionados en una entrega gozadora sacando desde el fondo de sus entrañas los primeros indicios de un placer que despertaba sus espasmos y convulsiones en ella llamando a sus orgasmos para regar sus fluidos vaginales en ese pene que tan maravillosamente la estaba apareando, la cubría a su entera satisfacción, estaba prendada con las caricias prodigada por este amante joven de su casa… movía desesperada sus caderas en un maravillosos vaivén esperando que su nuevo hombre, su macho ahora su amante nuevo marido, su vigoroso macho amo de su cuerpo rociara en sus entrañas la deliciosa leche que ella esperaba con sus desesperados vaivenes y caricias para que explotara este novel macho en su matriz, pronto siente la esperma irrigada en su vientre, esa tibia leche que su muchacho que es ahora el dueño de su cuerpo en esos instantes dejaba chorrear en su matriz, este chico era una maquina productora de semen, como la inundaba con sus fluidos y estos saturaban su vagina escurriendo por sus piernas camino a las sabanas o al suelo, como la inundaba, debería tenerlo nuevamente dentro de ella, pero ahora en la comodidad de dormitorio era feliz… , si lo citaría mañana para que la apareara nuevamente tan deliciosamente en su cama. Deseaba a este muchacho.

Al día siguiente Leo el joven ingeniero tenía sus tres días libres, por que trabaja ocho y descansaba tres en la usina, por lo que no madrugó y cuando se fueron en el auto el marido e hijas este estaba en su departamento anexo al garaje, y al pasar Charo por su puerta este le sale al encuentro y desvía su camino hacia su dormitorio, esta no se opone sabía que sería que sería

Charo quería, y no quería, movía sus caderas apresada por mi cuerpo, restregando su pelvis contra mi cóccix. Al tiempo que me escuchaba decir con voz seductoramente, eres preciosa y exquisita te necesito quiero que seas mía… Charo me susurraba muchacho lindo, no me vayas a violar, ella no sabía qué hacer, por una parte en su cabeza le decía, no lo hagas, pero su cuerpo reaccionaba de manera distinta, tratando de sentir ser penetrada, ella era la madre de dos niñas, esposa de un hombre que acababa de partir a su trabajo… Charo a pesar de sus pensamientos se mantenía con sus piernas bien abiertas, restregando sabrosamente su caliente vulva contra mi cuerpo.

No puedo permitirle penetrarme nuevamente razonaba Charo, pero fue ella misma la que de un solo abrazo, se tira sobre la cama y a un empujón de mi pártela caer sobre ella, prácticamente se penetró mi pene. Casi de inmediato, de manera certera mis manos tomaban sus nalgas y la apretaban contra mi cuerpo mientras entraba mi pene, comencé a penetrar su húmeda y caliente vagina, al tiempo que aunque ella me decía sonriéndose, una y otra vez, con seductora voz, no me violes. Sin dejar de mover sus caderas, no dejaba de quejarse, diciéndome con una gran sonrisa en su rostro, hay me duele, que rico mi semental, no dejes de metérmelo.

Yo no podía dejarla y divinamente continuaba penetrándola, era un verdadero salvaje, por mi parte y ella no paraba de mover sus caderas deliciosamente diciéndome entre sonrisas seductoramente, que parase, que le dolía mucho. No sé si fue su supuesta negativa, o el que fuera la esposa de un compañero de trabajo, o que ideas se me pasó, pero lejos de detenerme, continué clavándole todo mi pene dentro de su caliente entraña, al tiempo que ella gemía, de placer, y ocasionalmente, como si se tratase de una travesura me decía que no continuara violándola. Clavó sus uñas en mi espalda, y yo en sus nalgas. Después de un buen rato, finalmente me vine dentro de su sabroso sexo, el que yo sentía como si agarrase mi miembro y la apretase divinamente. Las arremetidas iban en incremento, mas y mas rápidas entrando y saliendo mi miembro en su delicioso sexo mientras su respiración y gemidos aumentaron, ella empezó a gemir y temblar de las piernas, cuando ya estaba por eyacular la apreté contra mí para dejarle en lo más profundo de su ser todo mi semen, ella exhalaba agitada, me abrazo fuerte, mordía mis hombros y no podía dejar de moverse por la manera que temblaba por sus orgasmos, cuando terminamos, Charo me dice, pervertido, me violaste, ahora soy tu mujer tengo dos maridos, por favor que René nunca se entere que soy también tu mujer y así podré darte todas las satisfacciones que deseas y que yo apetezco.

Esa mañana Charo fue dos veces mía y en su segunda entrega fue una diosa en la cama como me abrazaba, me gemía diciéndome soy tuya. Eres mi macho, su respiración y gemidos aumentaron, ella gemía y el temblor de sus piernas al aire eran perceptibles a la llegada de un nuevo orgasmo, esta mujer se satisfacía con gusto de todas sus privaciones sexuales anteriores y se entregaba perdidamente a su joven semental, nada le importaba desde ahora sería su amante y sería su perdida esclava sexual y él su amo.

Llevamos seis meses de entrega, seis meses de convivencia en donde Charo cada vez es mas entregada a mis caricias.

En los días siguientes nuevamente nos apareamos juntado nuestras partes íntimas, comencé a gimotear como llorando, cuando este se abalanzo sobre mi cuerpo dueño de la situación, su mano la acomodo en la entrada de mi vagina y fue moviéndola lentamente, recogió mis vestimentas y suavemente me metió toda su mano en mi desnuda vulva, comenzó a jugar con mi cuerpo, movía desesperadamente su mano en mi vagina, la movía hasta tocarme mi culo, subía, bajaba. Para luego arrodillarse y meter su lengua en ella, me quejaba abatida, gemía y jadeaba como loca, sentí mis contracciones, este semental sabia como excitar a una mujer, luego se soltaron todos mis líquidos dentro de mi matriz, como gozaba, este rico y miserable macho lo hacia tan delicioso, que era rico sentirlo caliente por dentro, luego el miserable macho me recuesta en el suelo y empujo su pene hacia arriba hasta sentirlo palpitar dentro de mis entrañas, abandonada a los empujones del pene que se movía complaciente dentro de mi matriz y mirando a mi amo y señor de ese momento, me abracé con fuerza a su cuerpo moviendo mis nalgas como hacia tiempo que no las movía, él empujó su pene contra mis entrañas y lo acompañé con movimientos de cintura hasta sentir llegar mi orgasmo, entre gritos y movimientos de cinturas recibía el semen que el macho inyectaba en mi profundo útero al tiempo que con desesperación entregaba mi orgasmo al pene que tan deliciosamente me mojaba con sus líquidos seminales, tantas veces fui satisfecha por este semental que toda esa esperma depositada en mi matriz un día me hizo gozar dejándome embarazada de mi tercer hijo.







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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:28) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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