Mi mujer es de baja estatura , rubia pelo muy corto, grandes pechos y anchas caderas le agrada la via al aire libre y es sensual ardiente como no he conocido jamás.
Relato
Nos conocimos hace cinco años. Ella 46 y yo 55, ambos viudos y con ganas de dar vuelta la página. Fue casualmente que un amigo de infancia nos presentó en un restaurante de balneario costero. En un principio cortés desconfianza, urbanidad y gestos formales; luego una amable conversación y días después algo de familiaridad. Era como si no deseáramos repetir experiencias tristes del pasado. Inteligente, ojos dulces y profundos, sensual, bajita pero de curvas mal disimuladas, pelo rubio muy corto; era como no querer mostrar lo que la naturaleza le dio de sobra sin silicona. Yo delgado, algo de músculos, canas en aumento y pocas esperanzas en el amor.Ambos usábamos el mismo tipo de havaianas de playa Algo sucedió, no sé que fue, tal vez la magia del ver en el otro lo que siempre se intuyó era posible; a la semana paseábamos de la mano por la playa del balneario como dos adolescentes pero con el humor refinado de dos adultos curtidos por la vida. Cenas íntimas y no tan íntimas, agrado en ambas familias, acogiendo a la pareja con un " al fin atinaste". Bella, bellísima, inteligente, se decidió a cambiar de look y dejar al descubierto sus atributos físicos, senos terminados en rosas por pezones, caderas para perderse en su caminar erotizante, pies muy sensuales y pequeños en elegantes havaianas, monte de venus bullente entre las piernas, con una mente brillante que la edad no transformará ;la convencí y comenzó a usar coquetos shorts muy ajustados, petos sin sostén que dejaron ver un busto natural pero turgente casi explosivo, coronando su pelo rubio cortísimo. Finalmente, el placer total, una vorágine de sensaciones y espirales de pasión absoluta; respiraciones agitadas, una sola piel, sentirla en su plenitud, penetrarla mil veces aumentando su hambre de amor total, sin freno y sin medida pidiendo cada vez mas y con mas fuerza, sentir como las caderas se expanden para estar mas penetrados, hacerlo en cien posiciones distintas hasta hacerla gritar de placer y siempre pide mas, caminar con las piernas mas abiertas porque el amor hace lo suyo, sentir su aroma y saber que ella es TU mujer para siempre. Llevamos cinco años viviendo juntos con ganas cada vez mas fuertes de casarnos y al hacer el amor para luego dormir desnudos cada noche siento como la primera vez: una mujer ardiente nunca mas tímida y cada vez mas agresiva al pedir y dar cariño, cada vez mas hembra, mas mía, mas desinhibida. Dejó de usar sostén y el colaless reemplazó a cuadros mayores, todo el año con havaianas que dejan ver sus pies sensuales. Sentir sus manos reconociendo lo que es de ella, su hombre, su pareja, su macho que se enciende cuando me toca y me hace brincar de deseo. Sentir el sudor de sus senos cuando se apega a mi pecho en un instante de grito final luego de haber alcanzado varios orgasmos de una vez. Diosa del sexo, soy tuyo para siempre
Le dije ¡esto! He inmediatamente le subí la falda metiendo mi mano entre sus piernas tocando su zona vaginal, puso resistencia y trato de gritar pero yo le dije severamente que o me entregaba su cuerpo o la denunciaba.
Relato erótico enviado por reycolegial el 30 de July de 2009 a las 12:08:52 - Relato porno leído 100020 veces