Deseaba tener una experiencia distinta, y valió la pena...
Relato
Les cuento que soy una persona que siempre me he considerado heterosexual, de hecho, a mis casi 35 años pasé por dos relaciones de parejas estables que duraron varios años, mas otras tantas de algunos meses y varias putitas que pasaron por mi cama.
Nunca me gustaron los hombres pero si asumo que siempre sentí una gran atracción por los travestis, me gustaba pasar horas frente a la pc mirando fotos y videos.
Un día, en mi soledad, decidí tener una experiencia, que tenía por perder?. Por suerte tengo una muy buena posición económica, así que el dinero no importaba, podía pagar lo que quería cuando quería.
Seleccioné por Internet varias candidatas, tenían que reunir algunos requisitos, un cuerpo extremadamente femenino, una pija bien grande, lencería y pedía limpieza, puntualidad, nivel y plena disposición. Al final, las seleccionadas fueron Cintia y Judith, en breve las describo.
Para ese día hice reservé una de las mejores habitaciones en uno de los mejores hoteles y le pasé la cita a las chicas, puse la plata y listo.
Esa tarde, cuando llegué en la recepción me dijeron que una de las señoritas había llegado y me esperaba en la habitación. Subí presuroso por el ascensor, las transpiración corría por mi frente y mi corazón parecía salirse del pecho, llegué, abrí la puerta presuroso y ahí estaba ella, recostada en la cama sobre un lateral, Cintia era de tez morena, el cabello recortado, cortito, sus orejas descubiertas lucían unas argollas enormes, grandes ojos negros de mirada penetrante y labios carnosos, toda vestida de negro, un corsé calado y sin breteles apenas podía contener sus pechos, un porta ligas sostenía unas hermosas medias de nylon y unos finos zapatos taco aguja charolados, centré mi vista en su diminuta tanguita transparente, no entendía donde guardaba el arma…. Ella se dio cuenta y sonrió, charlamos un rato y abrimos un champagne a la espera de Judith.
No pasaron mas de diez minutos cuando ella tocó la puerta, la hice pasar, tenía un abrigo que casi le llegaba a los tobillos, algo escondía, su cabello pelirrojo enrulado llamaba la atención, sus bucles llegaban casi a su cintura, unos grandes ojos azules y un centenar de pecas poblaban su cara regordeta - perdón, preguntó, - llego tarde?, - no, respondí, - de hecho recién empezamos. Mientras decía algunas palabras mas, se fue alejando y dejando caer el abrigo, guau! exclamé, un pequeño culotte de licra rojo apenas tapaba la piel bronceada de su terrible culo, sus piernas estaban cubiertas con medias de red bucaneras del mismo color y unas botas de altos tacos llegaban a sus rodillas, su espalda solo estaba cubierta por su enrulado cabello.
Dejó el abrigo sobre un sillón y cuando giró casi me muero, sus dos terribles tetas siliconadas estaban al descubierto, hermosas, dos enormes aureolas bordeaban sus pezones, las sacudió y me preguntó – te gusta papito?
En eso Cintia me tomó desprevenido y me dijo – basta de palabras, a sacar la ropa! y comenzó a desnudarme, Judith se sumó de inmediato y me dejaron como Dios me trajo al mundo, estaba muy excitado, tenía temblores, la colorada se quedó abajo y comenzó a chuparme la verga, que bien lo hacía, mientras yo apreté el culo de la otra y la besé profundamente.
Me llevaron a la cama y me recostaron, ahora ambas me chupaban la pija, primero una, luego la otra, que bien lo hacían! No podía resistirme, sentía que me acababa, ellas se besaban profundamente y de tanto en tanto interponían la cabeza de mi pija mientras me masturbaban, por Dios! un chorro saltó sobre mi abdomen, y otro, mi pija se chorreó toda… - ya está? Dijo Judith decepcionada, - tan rápido?, - esto no termina, agregó Cintia.
De hecho, ellas se incorporaron y empezaron a matarse entre ellas, besos profundos de lengua y abrazos, me limpié rápido con las sábanas y me sumé al festejo, bajé a los pechos de Judith y comencé a devorarlos, no me alcanzaban las manos para agarrarlos, también Cintia había liberado los suyos del corsé y disfrutaba de ellos, mas pequeños pero hermosos también, me enterré entre los cuatro pechos, me asfixiaba….
La morena me susurró al oído – no queres chuparme ‘la conchita’?
La excitación se apoderó nuevamente de mi y mi verga volvió a endurecerse, sin decir nada bajé hasta arrodillarme a su lado, acaricié su paquete y lo besé por sobre la colaless, tomé la tanga por los elásticos y la bajé de golpe, su verga aprisionada saltó como un resorte, impresionante! La contemplé, estaba totalmente depilada, enorme! La acaricié con mi mano, tiré hacia atrás su prepucio hasta dejar su cabeza expuesta, no medía menos de veinte centímetros…. Me relamí y llevé mi boca hacia ella, goloso me la metí adentro hasta el fondo de la garganta, luego comencé a masturbarlo con la mano sobre la base del tronco mientras le relamía la cabeza y la recorría con la lengua de arriba abajo.
Tan concentrado estaba que había perdido de vista a Judith, de repente sentí su voz – yo también quiero! miré de reojo, se había sacado el diminuto culote y dejaba su pija dura a mi alcance, no dudé, la tomé con la otra mano y puse mi boca en ella, a diferencia de Cintia, solo había dejado en su pubis una delgada línea de bellos colorados, sus testículos lucían hermosos, su verga era un poco mas corta, pero terriblemente ancha y venosa, haciendo honor a su nombre noté que estaba circuncidada.
Así seguí un buen rato, una mano en cada una y chupando ambas, ó alternaba ó las juntaba y lamía ambas al mismo tiempo.
Aunque no quería dejar de chupar, Judith se alejo y se recostó boca abajo sobre la cama, - quien me hace la cola? preguntó, sus anchas caderas quedaron a la espera, su piel bronceada solo dejaba una diminuta marca blanca de una cola less que el sol no pudo penetrar. Mientras yo miraba Cintia me ganó de mano y se acomodó sobre ella, en unos instantes la estaba penetrando, la colorada gritaba como una putona. Esta vez no me quedaría afuera, sin decir nada me acomodé sobre el culo de la morena, que pedazo de orto que tenía! Ella se detuvo un instante para facilitarme el acceso, lubriqué su anillo y le metí la pija hasta el fondo, se deslizó sin resistencia. Así estuvimos un rato, ambas gritaban disfrutando la pija que se estaban comiendo.
Cambiemos, pidió la colorada, me hicieron acostar mirando al techo, y Cintia se puso sobre mi en posición 69 y otra vez me chupaba la verga, estaba alucinado, tomé sus cachetes con mis manos y le abrí el culo aun dilatado por mi verga, lamí sus testículos depilados y por último me puse la pija caliente en la boca, ella simulaba cogerme suavemente, era muy grande, por ahí empujaba demasiado y me hacía mal. A todo esto Judith se acomodó sobre ambos y se la enterró en el orto y así seguimos, como gritaba Cintia!
Cuando la colorada se cansó de bombear se retiró y el culo de la morena me tapó la visual. Mientras le lamía su miembro erecto miraba como le había quedado el agujero dilatado, calculo unos tres ó cuatro centímetros, aunque quería no podía cerrar su esfínter.
Percibí que Judith ahora me chupaba los testículos mientras la otra seguía con mi pene, la excitación volvió a subir en mi cuando la colorada me levantó las piernas y su lengua se fue deslizando a mi ano, la otra desde arriba me trabó con sus brazos mientras sentía un gel frío que me lubricaba la entrada.
Ahora si! pensé quería una pija en mi culo, estaba a punto de perder mi virginidad anal.
Mientras seguía chupando Judith apoyaba su miembro contra mi agujero y empezaba a forzar lentamente, empujaba y aflojaba, una y otra vez, dándome tiempo a que se relaje, apreté fuerte las sábanas y poco a poco mi esfínter fue cediendo ante el intruso, que hermoso dolor! era tan gruesa que sentía que me destrozaba!!
Cuando al fin venció mi resistencia, se verga se deslizó dentro de mi ano y empezó a culearme, yo estaba satisfecho y mi pija estaba flácida, así que Cintia la dejó tranquila y se concentró en mi lamida.
Así siguieron, me hacían resoplar como un toro, la colorada dijo – te voy a rebalsar el culo de leche, su pija se puso mas y mas dura hasta que estalló dentro mio, disfruté sintiendo como me llenaba mi ano.
Judith se retiró y quedó fuera de juego, mas relajado ahora me concentré en Cintia, me metía la verga tan adentro que no podía sacarla, en realidad tampoco quería, deseaba sentir el sabor de su esperma. De repente su verga se puso mas dura, lo sentí llegar, le metí dos dedos en el culo y empuje su miembro bien adentro, hasta mi garganta. Mientras gemía sentí un chorro que se fue directo a mi estómago, luego se retiró un poco y seguí chupando su cabeza mientras llenaba mi boca de leche, largaba mas de lo que podía tragar… algo se rebalsó por mis labios. La morocha salió disparada, me dio vuelta y me la metió de golpe en el culo, aun estaba saboreando y tragando su leche…. me dio un rato hasta que su miebro dijo basta.
Cuando todo terminó nos bañamos y muy satisfecho pagué lo acordado, quedamos en repetir el encuentro, pero nunca se materializó, volví a mi rutina, fue la primera y última vez, guardo un recuerdo hermoso de ese encuentro…
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120881 veces