Mi nombre es Irma, y todavía no me decido por donde comenzar. Bueno, lo cierto es que nunca pesé en verme en una situación, como por la que me encuentro actualmente. Resulta que mi esposo Efraín y yo, llevamos unos cuantos años de casados, casi veinte. Tenemos una linda pareja de hijos, y hasta el pasado año, me consideraba una feliz ama de casa. Pero mi esposo, tiene la mala costumbre de querer tener sexo, apenas nos despertamos, lo que a mí no me molestaría, de no ser que la mayoría de las veces, lo único que hace es únicamente satisfacerse rápidamente, y me deja a mí mirando el techo de nuestro cuarto, maldiciéndolo por dentro.
Relato
Al principio no pasaba de lamentarme y quejarme yo sola mentalmente, y maldecirlo. Pero con el pasar del tiempo, comencé a tomar venganza, como únicamente se me ocurrió hacerlo en esos momentos, es decir, me burló de su poco aguante, le hago comentarios cínicos, en fin trato por todos los medios de hacer que se sienta tan mal como yo me siento en esos momentos.
Pero si eso bastase, no continuaría sintiéndome mal, hasta que un día, después de que Efraín se fue a su trabajo, y los niños al colegio, decidí darme una ducha, para sacarme del cuerpo el calor que sentía.
De esa manera, casi accidental descubrí la forma de sentirme mucho mejor, ya que al momento de ducharme, comencé a enjabonarme, usando un guante de esponja. Cuando comencé a enjabonar mi peludo coño, sentí un tremendo placer al tocar toda mi vulva con eso, y de ese día en adelante comencé a ir explorando con cuanta cosa se me ocurría, como mangos de cepillo, improvisados juguetes sexuales, hasta llegue a meter dentro de mi coño, una que otra botella plástica de champú. Pero un día pensando en lo que prepararía de cena, saqué un gran pepino de la nevera. Nada más de verlo, lo agarré y corriendo me fui a nuestro dormitorio, como era temprano todavía, me quité toda la ropa y sobre la cama después de acostarme, comencé a introducírmelo suave y lentamente dentro de mi coño.
Al principio lo frio que se encontraba el pepino, me hizo sentir algo nuevo y diferente, pero rápidamente me hice toda una experta, ya que en ocasiones los calentaba ligeramente en el microondas, y lo disfrutaba acostándome completamente desnuda e introduciéndolo una y otra vez dentro de mi coño, hasta que finalmente alcanzaba un tremendo orgasmo. De la misma manera, de ociosa que estaba, comencé también a explorar mi culito, al principio con pequeños juguetes, hasta que finalmente logré también disfrutar de un buen pepino enterrado entre mis nalgas. Ocasionalmente hacía eso por las tardes, hasta que llega la hora de que mis hijos regresaban del colegio.
Pero recientemente mi hijo mayor trajo a casa a un compañero de clases, como ambos desean entrar a la escuela de medicina, se preparaban para presentar el examen de admisión. Yo lo ignoraba, pero mi hijo Guillermo dejó a su amigo en casa mientras él se marchó a ver a su novia, pensando que se lo había llevado, y que estaba yo sola en casa, me dediqué hacer lo que más me gusta, así que me desnudé, y sin precaución alguna me recosté sobre mi cama y comencé a jugar con mi coño, introduciéndome un hermoso y gran pepino, una y otra vez, al tiempo que gemía de placer, como una loca.
Como ya les dije ignoraba que el chico se encontraba en casa, y que aprovechó que estaba solo para darse un baño. Pero cuando con su toalla enrollada en la cintura, pasó frente a la puerta de nuestra habitación, la que por descuido mío dejé entreabierta, Ricardo al escuchar mis gemidos, desde luego que le dio curiosidad por saber que los provocaba. Bueno el chico se asomó y el verme completamente desnuda tendida sobre la cama metiendo y sacando ese pepino dentro de mi coño, me imagino que por la impresión de lo que estaba viendo, se acercó lentamente a la cama, quizás para ver de cerca lo que yo estaba haciéndome.
Yo me encontraba con mis ojos cerrados, disfrutando de la manera en que me entraba y salía ese gran pepino, soñando despierta que eso era el miembro del galán de mi novela favorita. Cuando al abrir mis ojos, vi a Ricardo a mi lado, el amigo de mi hijo, y algo que hice, pienso, que de manera automática al verlo, fue estirar mi mano y retirar su toalla, frente a su sorprendido rostro. Pero no me detuve ahí, sino que me incorporé hasta que mi boca estuvo frente a su erecto miembro, el que tomé entre mis dedos y me lo llevé directamente a mi boca. A todas estas el compañero de clases de mi hijo se quedó sin moverse ni decir nada, mientras que yo me dediqué a mamar su verga por unos instantes, hasta que la sentí completamente caliente dentro de mí boca.
Lo demás nada más fue cosa de abrir mis piernas, y para buen entendedor, pocas palabras o acciones bastan, ya que el chico sin tan siquiera decir nada se colocó sobre mí cuerpo, y sentí como su duro miembro se abría paso dentro de mí coño. Suave y lentamente me fue penetrando, y fui sintiendo como toda su verga se deslizaba divinamente dentro de mí.
Él se agarró de mi cuerpo con fuerza, mientras que yo movía mis caderas, buscando sentir más y más a dentro todo su buen pedazo de carne. Al tiempo que, como si fuera un becerro, se pegó a mamar y chupar mis tetas, al tiempo que con su lengua acariciaba mis pezones, haciéndome disfrutar mucho más de lo que me estaba haciendo, así seguimos por un largo rato en mi cama. A diferencia de mi esposo, el chico si se preocupo por hacerme sentir bien, al tiempo que yo de cuando en cuando le jalaba sus testículos, demorando así su eyaculación. Hasta que tanto él como yo, disfrutamos juntos de un tremendo clímax, como hacía mucho tiempo que no lo tenía.
Cuando nuestros sudorosos cuerpos se separaron, yo sentí el tremendo deseo de continuar, pero como él se veía algo agotado, me levanté de la cama y le dije que me iba a dar una buena ducha, y le pregunté de manera seductora, si deseaba acompañarme, por unos instantes como me di cuenta de que dudo, quizás por temor a que mi hijo o mi esposo regresaran a casa y nos descubriesen.
De inmediato le dije, que no se preocupara ni por Efraín ni por Guillermo mi hijo, que de seguro los dos, demorarían en regresar. Ya que Guillermo, cuando estaba con su novia se le olvidaba ver el reloj, y mi esposo tiene la costumbre, de irse a tomar varios tragos con sus amigos y nunca regresa antes de las ocho de la noche, como muy temprano y apenas eran la una de la tarde, y mi hija se encontraba pasando el fin de semana en casa de sus abuelos.
Ricardo el amigo de mi hijo, accedió acompañarme a la ducha, y una vez dentro apenas el agua comenzó a mojarnos a los dos, sin que él me dijera nada comencé a enjabonarlo, y pienso que a manera de reciprocidad el también, aunque tímidamente, comenzó a enjabonar mi cuerpo. Con toda la intención al tiempo que le enjabonaba su miembro, comencé al mismo tiempo a enjabonar mi peludo coño, frente a él. Sus ojos no veían otra cosa que mis dedos y parte de mi mano derecha, enjabonando hasta dentro todo mi coño.
Cuando el agua finalmente retiró todo el jabón de nuestros cuerpos, me arrodillé frente a él y aunque su miembro se encontraba nuevamente erecto y bastante duro, comencé a mamar su verga, al tiempo que el agua caía sobre nosotros dos. Pero con el cuidado de no excitarlo demasiado no fuera a ser que se me viniera dentro de mi boca, y lo que yo deseaba era volver a sentir todo su miembro dentro de mi coño. Por lo que viéndolo pícaramente se lo dejé de mamar y así de mojada como me encontraba regresé a la cama. Con el caminando tras de mí, como si fuera un perrito faldero.
Al regresar a la cama me volví a acostar con mis piernas completamente abiertas, esperando que él volviera a colocárseme encima, pero en lugar de eso con sus manos separó parte del pelambre, que oculta mi coño y de inmediato colocó su boca contra mi vulva. Ricardo se ha dedicado a mamar mi coño como nunca nadie jamás lo había hecho, ni tan siquiera mi propio marido, ya que al parecer, por lo que me ha dicho en más de una ocasión, que eso a él nunca le ha llamado la atención, porque le causaba asco.
Ricardo continuó mamándome el coño, a la vez que prácticamente me comenzó a introducir una de sus manos dentro de mi vulva, haciéndome delirar de placer, al momento en que nuevamente alcancé durante esa tarde, un segundo orgasmo. Pero como si eso fuera poco también comencé a sentir algunos de los dedos de su otra mano, al principio acariciando mis nalgas, para poco a poco, a medida que continuaba mamando mi coño, comenzó a jugar con mi esfínter, penetrándome suavemente con algunos de sus dedos, embadurnados con su propia saliva.
Hasta el punto en que yo misma llevada por la excitación, le pregunté si deseaba darme por el culo, su respuesta fue inmediata, no se hizo esperar. Apenas Ricardo retiró su cara de mi coño, me puse en cuatro, y casi de inmediato comencé a sentir la cabeza de su miembro presionando contra mi esfínter, eso es algo que jamás yo había hecho en mi vida, digo con un hombre, ni tan siquiera con mi marido. Ya que eso también para él es algo que le resulta asqueroso, como también me lo comentó en una ocasión.
El amigo de mi hijo, me sujetó con fuerza por las caderas, y mientras me fue penetrando, comencé a sentir una rara sensación, una mezcla entre un dolor placentero, algo de vergüenza y desinhibición, deseando con todas mis fuerzas que continuase, y lo más sorprendente de todo es, que llegué a pensar o mejor dicho, desear que mi marido entrase a la habitación, y me encontrase así, siendo clavada divinamente por el culo, por el jovencito ese. Mientras que yo, movía mis caderas con todas mis fuerzas, como si fuera una bailarina árabe, buscando obtener más de ese raro placer que sentía a medida que Ricardo sacaba y volvía a enterrar dentro de mi cuerpo toda su verga.
Así estuvimos, por un largo rato, yo moviéndome como toda una puta profesional, mientras que Ricardo me estuvo bombeando divinamente. Hasta que nuevamente disfrutamos de un tremendo Clímax. Por largo rato los dos permanecimos en la cama, acostados sin decir palabra, yo de momento me puse a pensar, en cómo había sido posible, que yo le hubiera hecho eso a mi esposo. Pero de inmediato, tras darle un vistazo a Ricardo, me dejé de falsos remordimientos e hipocresía y me dije a mi misma, que Efraín no tan solo se lo merecía, sino que se lo había buscado, por incapaz y no atenderme como yo me lo merezco.
Ricardo se levantó y tras darme un suave beso, se dirigió nuevamente al baño, y cuando escuché el agua caer, me levanté de la cama, y entré a la ducha donde después de volvernos a besar, y de limpiar su miembro me agaché frente a Ricardo y me dediqué a mamar su mustio miembro, y no me detuve hasta que luego que se le volvió a poner bien duro, lo hice venirse dentro de mi boca, en agradecimiento por el magnífico momento que me había hecho disfrutar.
Después de ese día, mis encuentros con Ricardo el compañero de clases de mi hijo mayor, se han hecho algo frecuente, ahora solo uso los pepinos únicamente para comer, aunque aun continuó haciéndole pasar sus malos ratos a mi esposo, por incapaz.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 515333 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 301102 veces
Si te ha gustado Como abandoné mi vicio por los pepinos. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Como abandoné mi vicio por los pepinos..
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
Juan Cacho
(6 de November de 2010 a las 04:50) dice:
Que rico coges mamacita. Te felicito por tener los calzones de hacerle eso a tu viejo. Sigue disfrutando mientras puedas. Dante1
(6 de November de 2010 a las 03:00) dice:
Dime donde vives para visitarte amor.. peluchini
(5 de December de 2010 a las 05:14) dice:
Que bueno tú esposo se lo merece por idiota mojigato. Bien hecho. Sigue disfrutando fernandito03
(4 de November de 2010 a las 22:09) dice:
mi esposa en lugar de pepino usa un tubo de desodorante personal cubierto con un preservativo. fefito
(4 de November de 2010 a las 18:13) dice:
Q ricura de mujer insatisfechaaaa!!!! ALLANBB
(4 de November de 2010 a las 17:56) dice:
Q MAMA MAS RICA DAME TU CORREO PARA HABLAR Y TENER FANTACIAS X MSN javielerotico
(4 de December de 2010 a las 19:57) dice:
mamita soy venezolano y te juro que te lo hago mejor katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:42) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF galletos
(11 de November de 2010 a las 21:31) dice:
OJALA ME PUDIERAS MANDAR TU CORREO PARA EXITARNOS MUTUAMENTE MAMACITA YA QUE YO SOY MUY FANTACEOSO Y ME LLAMO MUCHO LA ATENCION TU RELATO
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