La primera vez me quedé alucinada, claro: llegué a casa temprano, decidida a sorprender a Javi, mi marido. Por entonces teníamos veinticinco o veintiséis años, no hacía ni uno que nos habíamos casado, y vivíamos, como ahora, en casa de su madre.
Abrí la puerta de la calle silenciosamente y caminé de puntillas hasta la sala buscándole con su regalo de cumpleaños en la mano. Al asomarme a hurtadillas me quedé paralizada: sentada en el sofá, Carmen, mi suegra, inclinada sobre él, que permanecía de pié frente a su cara, le comía la polla parsimoniosa y solemnemente.
No supe responder. Me quedé asomada, muy quieta, contemplando la escena en silencio sin saber como reaccionar.
Carmen tenía los botones de la blusa desabrochados y sus senos, grandes y muy blancos, se bamboleaban colgando por encima del sostén al ritmo de sus movimientos lentos y cadenciosos. Sus labios se deslizaban despacio alrededor de la polla de mi hombre, que brillaba de saliva, y alcanzaba hasta tragársela entera, haciendo un ruidito entonces gutural, como de arcada, y manteniéndola así unos segundos durante los que mi marido sujetaba su cabeza con las manos como queriéndola ahogar, hasta que se apartaba no pudiendo aguantar mas, manteniendo las manos en sus nalgas, y respiraba hondo babeando mientras la polla, magnífica, cabeceaba en el aire con un hilillo brillante y líquido goteando sobre sus tetas.
Estaba como hipnotizada, paralizada, incapaz de moverme, confusa, debatiéndome entre la indignación y una excitación brutal que me hacía sentirme culpable, quizás de no sentir asco ante el espectáculo que se desarrollaba frente a mi. Pero es que no podía moverme. Aquellos labios deslizándose lentamente alrededor de la polla venosa y dura; aquellos senos péndulos, brillantes de saliva y del fluido preseminal que parecía manar inagotablemente de la polla de mi marido; aquellos gemidos quedos a coro con los otros, guturales que Carmen emitía al tragársela con los ojos entreabiertos, deleitándose en ella; aquella escena perversa, de una brutal sexualidad, me tenía prisionera, asombrada, escondida tras la puerta con las bragas empapadas sin atreverme ni a respirar, ni a pestañear, incapaz de apartarme.
De repente el suelo pareció abrirse bajo mis pies: Carmen, en uno de esos momentos en que sacaba la polla de su boca para respirar, mirando hacia la puerta con una sonrisa beatífica, me hizo un gesto con la mano golpeando varias veces suavemente el asiento a su lado.
Ven, cielo, siéntate aquí.
Permanecí inmóvil durante lo que me pareció una eternidad. Asustada, avergonzada como si la sorprendida en falta hubiera sido yo, indecisa, paralizada, hasta que su voz volvió a sonar resonando en mi cabeza arrebatada.
Vamos, no seas tímida.
Casi sin conciencia de hacerlo, obedecí aquella orden sin apremio. De repente mi vida parecía estar sucediendo fuera de mi, como si pudiera observarla desde lejos y mi cuerpo respondiera simplemente a una voluntad que me era ajena. A su lado, la imagen de su boca tragándosela una vez tras otra, de sus labios avanzando sin despegarse de ella ni un milímetro; el sonido gutural que emitía al encajarla en su garganta, resultaban hipnóticos, enervantes. La polla brillaba dura, como de piedra, cuando mi suegra la puso en mi boca, y solo me moví para facilitar su tarea cuando sus dedos comenzaron a desabrocharme la camisa mientras besaba mis hombros y mi cuello con una intensidad que me causaba calambres de placer que me recorrían la espalda.
Es muy fácil, cariño: relaja la garganta y deja que se deslice, solo deja que se deslice y cuando se contraiga, aguántala un par de veces antes de sacarla. Hazle sentir la presión de tu garganta...
Me hablaba suavemente mientras empujaba despacio y con firmeza mi cabeza hasta atragantarme. Las primeras veces sentí algo que se parecía al pánico de ahogarme al sentirla deslizarse en mi garganta. Al sacarla, mientras cabeceaba ente mis ojos brillante, amoratada, tosía y babeaba. Mi suegra, con dulzura, me besaba los labios bebiendo mi saliva con una avidez que me enervaba mientras sus manos acariciaban mis senos, mucho más pequeños que los suyos, pellizcaban mis pezones. Me invitó a tragarla una y otra vez tan suavemente como se lo había visto a hacer hasta que pude sentirla resbalar en mi garganta sin esfuerzo mientras sus labios y su lengua se deslizaban sobre mi piel excitándome más, volviéndome loca.
Sentí sus dientes en los pezones, mordiéndolos como una caricia dura, casi dolorosa. Sentí sus manos terminar de desnudarme. Sentí sus labios, besándome el vientre, su lengua recorriendo mi coñito empapado.
Me corrí histérica, cómo no recordaba haberlo hecho antes, con los dedos crispados en su cabeza, queriendo enterrar su cara en mi vulva, agitando mi pubis en espasmos sincopados y violentos mientras, por primera vez, bebía el esperma de Javi, que manaba inagotablemente a chorros en mi boca.
Apenas me dejó un instante. Durante un instante apenas, mi suegra se incorporó para besarme los labios y lamer las gotitas de semen que me resbalaban por la barbilla. Ni siquiera entonces dejó de acariciarme con los dedos. Fundió su boca con la mía y besamos juntas el glande de mi marido, su hijo, que apenas pudo hacer un mínimo amago de ablandarse. Con un gesto me invitó a acariciarla, y mis manos se agarraron a sus senos enormes. Enterré mis dedos en ellos estrujándolos mientras sentía deslizarse los suyos en mi coño empapado, hipersensibilizado todavía.
Javi se apartó de nosotras. Sentado en el sofá contempló como nos deslizábamos hasta la alfombra entre caricias ardientes. Jamás había acariciado a una mujer, y la carne abundante, la piel suave y la carne mullida de mi suegra me volvía loca. Reía entre gemidos ante el entusiasmo con que lamía sus pezones oscuros y orlados succionándolos hasta sentir que me llenaba la boca de su carne dulce. Comencé a masturbarla histéricamente, ansiosa por sentirla correrse entre mis dedos, que se deslizaban entre los labios empapados chapoteando. Sentada a horcajadas en su pierna, mi vulva se frotaba en su piel mientras la follaba con mis dedos buscando enloquecida penetrarla más, hipnotizada por sus gemidos, por sus jadeos, por el movimiento convulso de sus piernas, por el bamboleo obsesivo de sus senos enormes. Fui penetrándola cada vez con más fuerza, hasta notar de repente que mi mano entera se había introducido en su interior. Resoplaba agarrándose a mi muñeca, chillando de un modo que me volvía loca. Histérica, apenas me di cuenta de que Javi, me había colocado a cuatro patas y lamía el agujero estrecho de mi culo. Cuando lo comprendí era tarde. Lancé un grito desgarrado al recibirla de un empujón solo, atravesándome, y clavé mi mano con fuerza en el coño de Carmen, que gritó acompañándome. Javi clavaba su polla en mi culo con violencia, haciéndome daño, mientras acariciaba mi coño . La imagen de mi suegra, retorciéndose en un único orgasmo inacabable, con mi mano enterrada entre los muslos me volvía loca. No conseguía distinguir un orgasmo de otro. Me corría una y otra vez a oleadas, temblando.
Carmen pareció recobrar por un instante la cordura y se liberó de mi mano para, incorporándose un poco, sustituir la caricia de su hijo en mi coño empapado. Estallé definitivamente en una explosión de placer brutal, quedándome sin fuerzas, dejándome caer entre estertores sobre ella mientras Javi volvía a correrse a borbotones cubriéndonos de esperma.
Durante un segundo creo que perdí la conciencia. Fue como despertar agotada, temblando todavía mientras Carmen, mi suegra, lamía de mis pechos las gotitas traslúcidas de esperma.
Vamos a pasárnoslo muy bien juntas, zorrita...
Escuché aquellas palabras sonriendo mientras mis ojos se cerraban y me dejaba arrastrar por un sueño agotado, apoyada en su pecho mullido, cómo si me amamantara.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 784634 veces
Si te ha gustado Con mi suegra y mi marido vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Con mi suegra y mi marido.
Coqueline
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:43) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:16) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:14) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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