Confesiones del Padre Arturo: Anita III

Bajaba las escaleras de la parroquia hacia el primer piso cuando salio el Padre Eugenio de su oficina. Estaba algo retrasado en su horario.
-Arturo, terminaste las labores?
-Si Padre,- conteste.- Todo listo como lo pidio.
-Excelente, todo anda bien no?, como van los estudios?-pregunto.
-Bien Padre. Usted sabe, algo cansado, pero hay que hacer sacrificios.
-Me alegro Arturo, aprovecha la tarde para estudiar.
El Padre Eugenio procedio a retirarse ya que aun tenia algunas misas que dar en otras iglesias. A decir verdad le estoy muy agradecido, confio en mi para ayudarlo en los labores y me he asegurado de no fallarle. El Padre tendra sus defectos como todo ser humano lo tiene , a veces tiene actitudes anticuadas, ni los sacerdotes somos perfectos, como algunos ateos abogan el argumento de la doble moral, en fin siempre esta expuesto uno a estas cosas. Voy a mi habitacion haciendo estos pensamientos, abro la puerta...
- Padre!- inmediatamente siento el abrazo de una pequeña que me hace tambalear.-Se tardo mucho, Padre.
-Hola Anita, lo se preciosa, pero tenia que despedir al Padre Eugenio.- respondi.
Es domingo, ya habia acabado la escuela dominical y Anita ya estaba en mi habitacion, creo que fue al cuarto o quinto domingo que ella solita despues de sus clases dominicales subia a mi habitacion ansiosa por "agradar a Dios" y ser una buena niña.
Cierro mi puerta con seguro, la niña ya conoce la rutina, sube a la cama y se quita su blusita, yo me bajo los pantalones, Anita se quita su faldita mientras yo ya me encuentro desnudo con la verga al aire deseando a esa niña.
Siempre soy yo quien le bajo sus braguitas, porque deseo oler ese aroma a niña de Anita inmediatamente despues de quitarselas. La niña se estira encima de la cama de manera inocente, procedo a lamer esa rajita y su anito, saco el lubricante de mi cajon del velador y lo esparso sobre su anito, Anita solo espera que yo acabe los preparativos.
-Listo mi amor, ya estas lista.- le digo. Anita sabe lo que debe hacer y lo hace, se pone en 4 levantando esas hermosas nalguitas bien paradas, esperando que comience el juego. No demoro ni un momento mas, inmediatamente subo a la cama, coloco mi verga sobre la entrada de su anito, el cual recibe poco a poco aquel visitante tan conocido. No resisto y me estiro para besarla, la niña ha aprendido a besar poco a poco a pesar que al comienzo se sentia algo confundida termino por gustarle al igual que el sexo.
El juego ha empezado, la niña es penetrada como de costumbre, por momentos acelero mis movimientos, momentos en los cuales la niña gime con aparente gusto, bajo las revoluciones para evitar hacerle daño, pero ya ese huequito se ha acostumbrado a las atenciones y deseos de mi miembro. Al igual que la niña que resiste la fuerza de mis embestidas, sujeta por mi. Si existe un cielo es ese, el poder penetrar a una niña de su edad tan inocente y pura como mi Anita. No tardo en llegar al extasis cuando...
-Volteate Anita, voy a acabar.- le digo. La niña obedece y abre su boquita dispuesta a recibir el premio por su trabajo, me hago una paja con su boquita para acabar corriendome dentro de ella.
-Eso mi amor, bebelo, te hara una niña saludable.- le digo mientras acaricio su pelo. Ella sonrie feliz por un buen trabajo, hemos vuelto a "agradar a Dios"...
....
-Padre.- pregunta la niña. Estamos sobre la cama echados los dos aun desnudos descansando, he puesto una caricatura en mi computadora para que la niña no se aburra mientras me recupero.
-Si Anita?.-respondo.
-A Dios le gusta cuando jugamos?.- pregunta.
-Si, mi amor, el esta feliz porque tu te portas bien y me obedeces. Pero sobre todo yo estoy feliz, porque eres una buena niña, mi niña...-procedo a acariciarle y darle un beso a la niña. Ella sonrie. Se me viene una idea a la mente.- Siempre eres una buena niña, por eso te quiero Anita, tu me quieres ?.-pregunto.
-Si Padre, lo quiero.- responde la niña. Esa respuesta es la que esperaba y la emocion por lo que iba intentar hizo que se me ponga dura otra vez.
-Y confias en mi, no?.-pregunte otra vez.
-Si Padre.- responde la nena.
-Pues ahora mi amor, vamos a jugar a poner la llave en la cerradura.- Abro a la niña de piernas y poco a poco asomo mi verga sobre su rajita.
-Como se juega, Padre?.-pregunta Anita.
-Pues yo voy a ser la llave .- sacudo mi verga que esta ya totalmente erecta.- Y tu mi amor, vas a ser la cerradura.- al mismo tiempo abro su rajita con mis manos.-Puede que duela al comienzo, pero ya va a pasar...
-Duele?.-pregunto ella.
-Al comienzo, pero luego nos vamos a divertir, te acuerdas que paso cuando jugamos a Adan y Eva, luego nos divertimos. Confia en mí, Anita.- le digo y sin esperar respuesta empiezo a forzar su entradita. Echo algo de lubricante en ella.
-Ahora vamos a abrir tu cerradura, quieta Anita.
Por momentos la nena se queja , me armo de paciencia para no perforar esa nena tan violentamente, sin embargo la excitacion me ciega por momentos y despues de un rato se lo clavo de un solo tiron.
La niña llora al sentir su himen roto, un hilo de sangre fluye al igual que con Sofi. La intento calmar con besos pero ella aun solloza, confiado en que lo mejor era avanzar y acostumbrarla al placer para que olvide ese dolor, procedo a moverme con dificultad al comienzo ya que ella me pedia que se lo saque.
Con el paso de los minutos Anita calmo sus sollozos y solo aguantaba mis embestidas, yo mientras estaba poseso por el placer de porfin hacer mia a esa niña, en realidad habia llegado a querer a esa niña y me alegraba el ser quien la desvirgara.
-Muy bien Anita, ya casi.... ohhh.-me vengo inmediatamente lo boto sobre sus pechitos y otro tanto en su rostro...
Es cuando entonces suena la puerta de la parroquia, me levanto de golpe aterrado. No podian ser los padres de Anita aun era muy temprano...
-Anita ve al baño y limpiate como te enseñe, vistete y espera en el salon de la parroquia.
Sali inmediatamente vistiendome en el camino, aun no sabia quien podria llamar a esta hora.
Abri la puerta y ahi estaba Doña Carmen, intrigado y asustado pregunte:-Se le ofrece algo hermana?
-Padre, venia a hablar con el padre Eugenio.-dijo
-El Padre esta ocupado los domingos en otras iglesias, sucede algo?
-Queria pasar a saludarlo y agradecerle simplemente. Usted recordara, ahora Sofia ya no rompe las cosas y hace sus tareas, por fin se porta bien.
-Me alegro hermana.-(justo ahora se le ocurre venir, maldita vieja) respondo.
Me acuerdo de la idea que tuve el anterior viernes.
-Sabe hermana, porque no trae a Sofia el miercoles? Podra confesarla el Padre y asi usted le agradece. -concerte.
-Claro, me parece perfecto Padre, Gracias.- dijo doña Carmen y procedio a retirarse.
Mientras cerraba la puerta y volvia a el salon de la parroquia pensaba que el miercoles seria un gran dia, pero eso sera motivo del siguiente relato. Hasta entonces.