Nunca me imagine que por este medio se podian conocer personas cachondas como yo. Gracias por leerme y por escribirme cosas ricas. No siempre hay loque una busca pero reconozco que el sentirse deseada es rico. Les comparto lo que me paso hace unas semanas.
Relato
Hola, chicos y chicas, no había tenido aventuras nuevas pero ahora ya tengo algo para contarles. Sucede que una amiga lectora de mis historias me escribió proponiéndome hacer una cita y después de unas semanas y por lo cachonda que andaba, me animé a escribirle; en ese mismo instante, me contestó e intercambiamos números de teléfonos, enseguida le llamé y nos quedamos de ver en un restaurante muy conocido, en San Pedro Mártir, a donde llegué 30 minutos antes y ¡qué sorpresa!, ella también estaba ahí.
Elegimos una mesa un poco alejada de las demás y al principio, su plática era nerviosa pero poco a poco, le di confianza y a los 15 minutos, ya estábamos platicando como viejas amigas, sabiendo que su fantasía consistía en que le presentara a un amigo de confianza, para que le diera un servicio cachondo en su casa. También me platicó que su marido era de esos machos y precoces, muy celoso, posesivo y unos meses antes, le descubrió un examen médico que decía que ya era diabético; por supuesto, este señor se deprimió y pronto bajó de peso, a causa de la enfermedad, también le habían prohibido consumir alcohol pero era lo que menos podía dejar.
Por lo mismo, su libido era nulo, cosa que ella, a sus 35 años y muy fogosa, necesitaba ser atendida en lo sexual, incluso me confesó que solo deseaba un poquito de ayuda y al estar buscando páginas de contactos, me encontró con mi historia y le gustó. También me dijo que es heterosexual y claro que igual que yo pero me he topado con unas cuantas experiencias ricas con damas. Ante eso, se me ocurrió recomendarle a un chico que entrega agua a domicilio, incluso le llamé pero nadie contestaba el teléfono y luego de comer, salimos a mi casa, por mi directorio telefónico.
En el trayecto, le pregunté cómo le gustaban, me contestó que sólo fueran respetuosos y que duraran un buen rato, pues a sus 16 años de casada, únicamente en tres ocasiones supo lo que eran los orgasmos. Luego, recordé a un señor que guardaba solo para mis antojos, entonces le llamé y me contestó de inmediato, nos saludamos y le expliqué la situación, acordando una cita y llegó a mi casa luego de una hora, ahí los presenté y se fueron al hotel. Para mi sorpresa, me llamaron a los 10 minutos preguntándome si quería acompañarlos, pues ella se sentía algo nerviosa, luego pasaron por mí y les propuse por qué no mejor se ahorraban lo del hotel y se quedaban a acompañarme en mi casa.
Como respuesta, ambos se rieron un poco, entonces puse una película cachonda en mi laptop, mi amiga se veía sonrojada, algo inquieta, como esperando que alguien tomara la iniciativa, así que me levanté y me acerqué a ella, la tomé de la mano y podía sentir su cuerpo temblar de cachonda. Al momento, le pedí que se relajara, que lo disfrutara y que si no quería, que no se preocupara y seguimos viendo el video, donde se veía cómo se cogían a una dama entre dos vergas mientras le acariciaba las piernas pero me dijo que le gustaría vernos a nosotros empezar.
Ante eso, mi amigo fue quien se levantó y como que me invitó a bailar, enseguida nos abrazamos y me acariciaba la cintura frente a ella, entonces lo tomé del cuello y nos besamos deliciosamente, luego le comencé a quitar el saco y le desabotoné la camisa mientras él me empezaba a bajar el cierre de mi vestidito. De reojo, vi como mi amiga se chupaba los labios y movía las piernas viéndonos cachondearnos, entonces le pregunté si quería ayudarme, me contestó que mejor veía un poco más, así que seguimos hasta que me despojó de mi vestidito, dejándome en brasier y fondo; por mi parte, le quité el cinturón y le bajé el pantalón, traía puesto un bóxer largo, dejando ver su bulto listo para ser liberado.
Con todo eso, ella se veía más prendida y de nuevo, le pregunté si venía ya, o íbamos por ella pero sólo sonreía y como que no se quería animar, entonces le estiré la mano, me la tomó y se levantó, ese fue el momento en que se liberó de la timidez. Al momento, ella se acercó a él para besarlo en la boca, parecía hambrienta, como si estuviera en celo, enseguida le desabroché la blusa, se la retiré y vaya melones que me encontré, eran grandes y ricos, su brasier apenas los podía cubrir y su piel blanca y suave despedía un olor a perfume muy rico.
A continuación, le acaricié sus senos sobre el brasier, luego ella le retiró la camisa a él mientras yo le bajaba la falda; por su ropa, creí que era un poco llenita pero vaya sorpresa cuando le descubrí un cuerpo delicioso, unas nalgas paraditas y redondas, una cintura breve y bien delineada y cuando él le retiró su brasier, vimos que sus senos eran grandes, de pezones pequeños y rosaditos. Cuando la desvestimos totalmente, la verdad su cuerpo se me antojaba y creo que a él también porque le besaba el cuello y le recorría toda la espalda con sus manos; por mi parte, me desvestí totalmente y le quité el bóxer a él, descubriendo que su verga ya estaba babeante.
Enseguida, la tomé con mis manos y me la llevé a la boca, succionándole su verga y haciendo ruidos de succión, cosa que pareció gustarle a ella porque me veía y estiraba su mano, para ayudarme a masturbarlo. En eso, ella dio un gemido que se entendía que había llegado a su primer orgasmo, enseguida acerqué mi mano a su rayita y sus jugos estaban alrededor de su cuevita; confieso que no había visto que estaba totalmente depiladita, eso me calentó más y enseguida, me levanté para acercarla al sillón y recostarla.
Después, él se colocó junto a ella y le acercó la verga a su boca mientras me acomodaba para darle unas lengüeteaditas a su vulvita, que sabía exquisita y su calor era grande, además su clítoris era un poco abultadito y rosadito, se veía que estaba deseosa de más caricias, pues se movía en todas direcciones, como queriéndose frotar todos los lados de su panochita con mi lengua, al tiempo que mis jugos resbalaban también en mi entrepierna. Pasados unos minutos, él se retiró de ella y se puso atrás de mí, para chuparme mi cuevita, así que levanté mi culito para permitirle el paso hasta mi vagina pero no dejaba de lamerle su puchita a ella.
En eso, sentí que me trató de penetrar, enseguida separé mis piernas y percibí cómo me cogía de forma lenta y profunda, al tiempo que apretaba mi cuevita para sentir esa verga frotando mi vulva; además, le introduje a ella un dedo, sintiendo su cérvix al fondo mientras ella gemía, disfrutando cada caricia que le daba. En un instante dado, le pregunté si lo gozaba pero no podía decir una palabra, solo movía su cabeza, afirmando y gozando cada movimiento. En eso, él se levantó y le pregunté a ella si quería ser cogida ya; como respuesta, solo separó más las piernas, dejándonos ver su vagina brillante y caliente, queriendo ser llenada por ese trozo de carne.
De inmediato, él se acomodó entre sus piernas y le dirigió su glande a la puchita, donde se la metió de un solo empujón, sacándole un pujido delicioso, incluso como que ella se quería retirar pero a la tercera embestida, comenzó a dirigir el ritmo de las metidas, en verdad estaba en celo, incluso lo jaló para besarlo y veía cómo se la cogía frente a mí. Luego, ella me preguntó si me podía chupar el coño, obviamente acepté y para ello, me subí al sillón, poniéndole mi cuquita en su boca y pronto, me excitó la forma en que me lamia la rayita, parecía una experta, además me agarraba las nalgas y me jalaba hacia su boca.
De repente, sentía sus dientes pero lo disfrutaba mucho, luego sentí la lengua de él buscándome mi anito y al sentir dos lenguas hurgando mis hoyitos, me hizo tener un orgasmo profundo y largo. Cuando dejé de moverme, ellos se besaban intercambiando mis fluidos entre sus lenguas hasta que de repente, ella gritó que se venía otra vez, incluso se sintió cómo se le iba la respiración, mostrando como la invadía ese segundo orgasmo, al tiempo que él decía que sentía como si le fuera a arrancar el pene, por lo duro que apretaba su vagina.
Posteriormente, él se retiró de ella y me acomodó la verga en mi puchita, así como estaba, yo recargada y me cogió empinada sobre ella, lo que ella no desaprovechó mis senos para mamármelos, incluso estiraba su mano para sentir cómo me la metía, luego pasó sus dedos por mi anito, mojándomelo más y tratando de meterme el dedo medio, eso me gustaba mucho. Poco a poco, me lo fue introduciendo hasta que al fin, me penetró con su dedo, luego empezó a meterlo y a sacarlo y cuando me di cuenta, ya me había metido dos dedos, eso me hizo venir, cosa que me motivó a darle un beso en la boca a ella.
A continuación, él me sacó la verga y le pidió a ella que se pusiera en cuatro, así lo hizo, levantando sus nalguitas para ponérselas a su merced, de manera que se la cogía de forma rápida que hasta se escuchaban los golpes de su pelvis con las nalgas, también se las acariciaba y me propuse devolverle el favor, acariciándole su culito, que estaba bien mojadito. Luego, le metí un dedo mientras ella gemía disfrutándolo hasta que en poco tiempo, sentí cómo apretaba sus hoyitos al tener otro orgasmo; esto hizo que él también eyaculara en su puchita.
Cuando le sacó la verga, la leche le salió de su panochita mientras ambos quedábamos exhaustos, sudaditos y bien satisfechos. Al final, les pregunté si querían otro entre, ella contestó que sí pero que en dos días más, para que pudiera recuperarse, luego le comenté que estaba bien buena, que la ropa le quitaba lucidez a su cuerpo y le presté un vestido que tengo, ¡guau!, le quedaba mejor que a mí. Después, él se tenía que retirar, pues ya era casi de noche, así que nosotras nos quedamos a cenar un poco y al poco rato, se retiró, entonces le pregunté del perfume que usaba y me regaló uno de su bolsa, cosa que no quería aceptar pero insistió que me lo quedara, así que acordamos en vernos en unos días más, espero platicarles lo que pase.
Así pues, chicas, si les gustaría ponerle los cuernos a sus machos, que no son hombres, sino machos, puedo ayudarles a hacerlo, le he llamado a ella pero ha contestado su viejo y como soy mujer, ni sospecha algo. Me despido esperando que les haya gustado mi experiencia de la semana pasada, bye y besos en sus cositas.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513565 veces