cómo dos personas que se conocen por chat acaban teniendo sexo a la desesperada.
Relato
Nos conocíamos solo por chat.
Ella es puerto riqueña, pero cuando nos conocimos vivía en España, país donde contrajo matrimonio. Yo en Chile también mantenía una relación de paraje durante varios años.
en un comienzo sólo charlábamos de literatura y nos poníamos al corriente de nuestras vidas. esa era la rutina de nuestras charlas por chat, durante varios años.
yo por razones que no importan tuve que ir a Madrid, y le hice el comentario a mi amiga. ella no ocultó su alegría ante la posibilidad de conocernos. y nos pusimos de acuerdo para contactarnos una vez que arribara allá.
dimos fácilmente el uno con el otro. ella me invitó un café. la conversación giró en torno al tedio de la vida. mientras yo bajaba mi taza tras el último sorbo nos quedamos viendo nos comenzamos a desnudar recíprocamente a partir de ese momento.
la invité a mi hotel. viajamos en silencio.
entramos en mi habitación y se lanzó sobre mí al cerrar la puerta. nos besamos con frenesí. ella mordía mi boca con desesperación. yo sujetaba sus nalgas y la apretaba contra mi cuerpo. su lengua recorría mi cuello y cuando ya no le quedaba opción me quito la camisa y mordisqueo mi pecho con una delicada pasión, mientras lo hacía yo abría su jeans.
me soltó unos instantes. me empujó hasta el sofá. sin música comenzó a moverse al son de una danza árabe, vestía una blusa blanca y bajo la cual se veía un bikini de igual color y una tanga roja que no demore en bajar. la observé bailar semi desnuda unos instantes, hasta que de pronto puso su vagina en mi rostro y comencé a lamerla, para beber de ese candente elixir que manaba entre sus esbeltas piernas. me sujetaba la cabeza por la nuca mientras le chupaba el coño.
de pronto me tumbó y sin sacar su vagina de mi boca me quitó el pantalón y se metió todo mi paquete en la boca. lo chupaba de tal manera que sólo me quedaba seguir mamando de su coño. de pronto ella soltó un gemido y sus caderas bajaron la intensidad de su movimiento.
me puse detrás de ella y comencé a embestirla con fuerza, ella sólo gemía ante cada entrada de mi verga en su vagina húmeda. mi cadera se estrellaba ante unas tersas y abultadas nalgas. se movía como el oleaje del mar, su cuerpo traspasaba al mio un deleite único, mi pene era el principal receptor de toda esa fogosidad caribeña, de pronto ella gime con más fuerza, observo con deleite como sus nalgas se contraen, como llega al orgasmo.
pensé que no le quedarían fuerzas, de pronto me sentó en el sofá y se dejó caer pesadamente sobre mi pene. le saqué la blusa y el bikini en un abrir y cerrar de ojos. clavé mi boca en sus tetas, mientras su culo se apretaba contra mis pelotas...
ella gemía, me sollozaba al oído, yo apenas podía articular palabras ante la avalancha de estímulos que ella me entregaba de pronto comenzó a contonearse al momento que las paredes de su vagina se contraían en torno a mi verga. bailaba sobre mi en esos momento. me aferré a su espalda chupé sus pezones mientras sentía la fuerza de sus embates.
hizo que la vista se me nublara, mi pene antes de acabar comenzó a palpitar por si solo, ella estaba entregada al palcer absoluto sentí como mi cuerpo se estremecía entero y ella gritaba como desesperada, sentí cada contracción en mi verga como si durase una eternidad, cuando ella se quitó de encima mio su coño regaba tanto fluidos mios como suyos...
el resto de esa tarde la pasamos juntos besándonos y masturbándonos extenuados...
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 517532 veces