Esas fueron las palabras que les dije a esos tres chicos que me asaltaron. A mis casi setenta años me encontraba descansando en el balcón de casa, sentada en mi mecedora, cuando pasaron tres chicos bien jóvenes, y me pidieron agua. Inocentemente yo los invité a pasar, pero ya dentro de casa, cuando me dirigía a la cocina por unos vasos, y la jarra de agua. De momento que me han agarrado por todas partes, sujetando mis brazos, piernas, al mismo tiempo que me tapaban la boca, me levantaron del piso, y cargándome entre ellos tres me llevaron hasta mi cuarto.
Relato
Ya bastante asustada, cuando quitaron aquella mano de mi boca, comencé a preguntarles, que pasaba, qué por qué me hacían eso. Ninguno de ellos tres me dijo ni Jota. Simplemente me metieron en mi cuarto, y como si yo fuera un saco de patatas, me han tirado sobre la cama. Yo estaba confundida, la cabeza me daba vueltas, para colmo, en medio de ese jaleo, se me habían caído los anteojos, por lo que no veía con claridad. Y continuaba preguntado qué era lo que pasaba. Pero en vista de que ninguno de ellos tres me decía nada, me asusté mucho más.
De momento uno de ellos, me jaló la falda, a pesar de mi intento de mantenerla sujetada entre mis dedos, quitándomela de manera bastante brusca, dejándome en pantaletas, mientras que los tres se reían de mí. Por lo que escuché, supe casi de inmediato en ese instante, que era lo que esos tipos buscaban. Fue cuando lo único que se me ocurrió decirles fue. Consideren que soy una vieja, si quieren yo misma me quito toda la ropa, y hago lo que a ustedes tres se les antoje, pero por el amor de Dios no me vayan a golpear.
Al escuchar mi suplica, los tres se quedaron en silencio un corto rato, cuando supongo el que era el jefe, les dijo a los otros dos. Ya escucharon a la vieja, ella va hacer todo lo que le ordenemos, así que no la vayan a golpear. Cuando escuché esas palabras, y vi que los tres se quedaron tranquilos, yo misma sin que no me dijeran anda, comencé a quitarme parte del resto de mi ropa, hasta que me quede en pantaletas, y sostén el cual me lo quité cuando ya uno de ellos se colocó a mi lado en mi cama, diciéndome. Bueno viejita, ahora quiero que me mame la verga, de lo contrario la golpeo, y cuidado con mordérmela, ya que si lo hace la mato a golpes. Algo en el tono de su voz me decía que no estaba fanfarroneando, por lo que terminé de quitarme el sostén. Al tiempo que dos de los muy desgraciados, revisaban las gavetas, y se apropiaban de algún que otro objeto de mi propiedad.
Yo estaba a punto de ponerme a llorar, pero no sé porqué pensé que de hacerlo, sería una metida de pata bien grande. Yo no dejaba de estar bien asustada, y nerviosa, cuando el chico que me pidió que se la mamara, me preguntó desde cuando no me acostaba con un hombre. Yo tratando de contener mis lágrimas, le dije que había enviudado hacía veinte años. Y él, al mismo tiempo que se reía, y agarraba su miembro frente a mi rostro, me respondió. Bueno vieja, mis amigos, y yo entonces le haremos un tremendo regalo.
Yo no sé cómo no me puse a llorar, pero al tener frente a mi boca su desnudo miembro, tragándome mi orgullo abrí mi boca y me dediqué como él dijo, a mamar su verga. Al tiempo que otro de sus amigos, me quitó las pantaletas, y con sus dedos comenzó a introducirlos dentro de mi vulva. Yo la verdad que llevaba muchísimos años sin sentir la mano de un hombre acariciando o hurgando mi sexo, pero a medida que yo sentía aquella cosa dura dentro de mi boca, y aquellos agiles dedos introduciéndolos y sacándolos de mi coño.
Como que comencé a sentir un sinfín de cosas que hacía muchísimos años que no sentía. Así que a medida que yo seguí mama que mama, ellos continuaron no tan solo agarrándome el coño, sino hasta mis nalgas y mis caídas tetas, parecían estar locos, ya que de momento uno de ellos hasta colocó su boca contra mi vulva, y me la comenzó a lamer, y a chupar, por todas parte, como nunca antes nadie me lo había hecho. Ya que mi difunto esposo, era muy reservado para esas cosas, apenas me lo metía, casi de inmediato se venía. Luego se levantaba de la cama, orinaba, y regresaba a dormir.
Así que a medida que los tres seguían sobre mí, uno de ellos, comenzó a penetrarme por el culo. Y al igual que la mamada de coño que me dio uno de ellos, eso nunca antes me lo había hecho mi marido. Ya que él decía que eso era cosa de animales. Pero a pesar de dolor, que sentí cuando comenzó a meterme su verga, a medida que continuó metiéndola y sacándola, yo comencé a disfrutar de todo lo que los tres chicos esos me estaban haciendo, hasta el hecho de ponerme a mamar, fue algo completamente nuevo Yo a medida que otro de los tres, luego de hacerme sentir sumamente feliz tras mamar mi coño, me penetró una y otra vez, haciendo que yo me comportase como una verdadera loca, moviendo mis caderas, y chillando como una perra, de felicidad, cada vez que esa rara sensación a la que creo le dicen orgasmo llenaba todo mi cuerpo como si fuera una rica descarga eléctrica.
Yo me comencé a sentir algo agotada, después de haberles estado mamando sus vergas, a los tres, y que me dieran tanto por mi culo, como por mi coño. Así que de momento, por lo agotada que me encontraba, me debí quedar dormida, al despertarme me encontraba sola en mi cama, desnuda, y hasta pensé que había soñado todo eso, pero al sentir el ligero dolor entre mis nalgas, y ver como de mi coño, y mi culo, chorreaba mucha leche, en ese instante estuve plenamente segura de que todo había sido realidad.
Le subí completamente su falda abriendo sus piernitas exquisitas, inicie a mamarle sus piernas cada centímetro de ellas hasta que llegue a su zona vaginal todavía cubierta por su calzón, con mi boca muy lentamente le fui retirando el calzón hasta que le vi por primera vez su vagina hermosa, la cual estaba súper mojada de sus flujos vaginales, ella comenzó a gritar de placer y fue más cuando tome un poco de crema de chantillí aplicándole en toda su raja vaginal, con esto empecé a comerle el coño.
Relato erótico enviado por Anonymous el 25 de September de 2009 a las 17:28:48 - Relato porno leído 234373 veces
Llegue al bar y estaba Sebastian esperandome, me vio y no sacaba su vista de mi cuerpo, lo salude con un beso muy cerca de su boca para hacerle los ratones, inmediatamente me pregunto si no queria ir a su departamento (era del padre que se lo habia dejado encargado por unos dias ya que estaba en Chile). Le dije que bueno y subimos a su auto- Llegamos a su departamento y cuando entre hice un movimiento sexy con mi culo.....
Relato erótico enviado por gatitacelosa el 04 de April de 2012 a las 23:28:46 - Relato porno leído 201931 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:57) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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