Yo me dirigía a pie, rumbo a mi casa, ya que había dejado mi coche haciéndole el cambio de aceite y filtro, en el taller del pueblo. Y como mi esposo, se encontraba fuera del pueblo, decidí hacer un poco de ejercicio caminando.
Relato
Por acortar un poco la distancia, decidí cortar por la construcción de la nueva autopista, yo esperaba encontrarme con alguno de los obreros que trabajan en esa obra, pero quizás ya por la hora, no había nadie. O por lo menos eso pensé yo, hasta que llegando a la última etapa, que veo a un pordiosero, lo cierto es que pensé pasar lo más retirada de él, para que no se diera cuenta de mi presencia. Pero en cierto momento, me pareció reconocer su rojizo color de pelo. Por lo que discretamente me le fui acercando, y cuando estuve a pocos pasos de él, ya no me quedaba la menor duda de que lo conocía. Era Anselmo, el colorao, uno que había sido novio de mi hermana mayor, cuando yo apenas era una adolescente.
Ya a bien cerca de él lo saludé, y no podía creer que aquel chico tan majo, ahora fuera un viejo pordiosero. Para colmo como que además también se había quedado ciego, ya que mientras comenzamos a charlar, miraba al vació en lugar de verme de frente. Rápidamente me contó su triste historia, de cómo quedó ciego, por culpa de su trabajo, y como su mujer lo abandonó. Luego me preguntó por mi hermana, mientras que por mi parte le dije que me había casado. Así estuvimos charlando un buen rato, mientras que yo me recordaba, como me escondía cuando él llegaba a casa, para verlo, y que mi hermana no se molestase conmigo. Lo cierto es que me di cuenta en esos momentos, que él había sido el gran amor de mi vida, aunque nunca me llegó a decir nada.
Por mi parte, en más de una ocasión siendo jovencita, por lo súper excitada que me ponía al verlo, apenas él, y mi hermana se marchaban, yo salía corriendo a mi habitación, acariciando mi coño, como una verdadera loca, al tiempo que me decía a mí misma, que algún día nos acostaríamos juntos. A medida que aquellos recuerdos, regresaron a mi mente, comencé a sentir una tremenda excitación, tal y como la sentía en aquellos tiempos. Me sentía tan contenta de verlo, que en cierto momento le dije, lo enamorada que yo estaba de él cuando era apenas una adolescente. Y para su asombro hasta le dije, que en más de una ocasión había deseado acostarme con él. Pero al escucharme decir esas palabras, Anselmo por el calor que debía sentir se quitó la camisa, casi se pone a llorar, y al preguntarle la razón, me dijo. Es que como llevó tanto y tanto tiempo, sin saber lo que es sentir el cuerpo de una mujer. Y tras escucharte, te puedes imaginar cómo me siento. Lo cierto es que yo si podía imaginármelo, ya que aquellos recuerdos me habían excitado tanto, que la idea de llegar a tener sexo con él en esos momentos, y en ese lugar, no me pareció una locura. Sin decirle nada, y a plena luz del día, me quité el vestido, y me le acerqué hasta que él me sintió prácticamente desnuda entre sus brazos. Anselmo creo que casi se volvió loco de la emoción, me abrazó, me besó por todas partes, mientras que me decía, que no lo podía creer. Su reacción me excitó más aun, tanto que su olor de pordiosero, no me incomodó. Todo lo contrario, lo encontraba extremadamente excitante. Yo le permití que me fuera acariciando por todo mi cuerpo, y a medida que lo fue haciendo, sentía sus temblorosas manos recorriendo mi piel.
En cierto momento él se puso de pie, mientras que yo permanecí agachada a su lado, hasta que su miembro estuvo a la altura de mi rostro. Sin perder tiempo, y sin impórtame su olor, me dediqué a mamárselo de la manera más tierna que pude, procurando que no se fuera a venir dentro de mi boca, por lo que le propuse que me penetrase. Yo de inmediato me puse como si estuviera gateando, y en un abrir y cerrar de ojos, ya aquel viejo pordiosero, se encontraba enterrándome su miembro dentro de mi vulva. La verdad es que no era nada del otro mundo, es más mi marido la tiene más grande y gruesa que aquel pobre viejo. Pero la satisfacción que comencé a sentir a medida que me fue penetrando, era algo único, en mi vida me había sentido de manera igual, ni aun en mi noche de bodas.
Anselmo por su parte, si bien es cierto que no era un fenómeno de circo, en lo que se refiere a su miembro, lo cierto es que a pesar de su edad, y su pobre estado físico, me produjo un placer tremendo, al sentir como me agarraba con sus manos por las caderas, y me apretaba una y otra vez contra su cuerpo. Hasta que tanto él como yo disfrutamos de un único pero intenso clímax. Apenas terminamos, rápidamente me vestí, pero antes de marcharme, le pedí que no le dijera nada a nadie, porque si mi marido se enteraba, de seguro era capaz de matarnos a los dos. Anselmo riéndose me dijo, si como no, como si alguien me fuera a creer, si es que yo lo llegase a contar. No mi niña, este será nuestro gran secreto, y un hermoso recuerdo que tendré hasta que me muera. Eso sí, antes de irme, le puse algo de dinero en sus manos. Yo seguí caminado hasta llegar a casa, y apenas entré encontré a mi esposo, que al parecer hacía poco que había llegado. Haciéndome la sufrida, le dije que me había venido a pie, desde el pueblo, que estaba sumamente acalorada y sudada, por lo que me iba a dar un baño lo más pronto posible, mientras me duchaba, y me quitaba aquel apestoso olor a pordiosera de mi cuerpo, no pude evitar comenzar a autosatisfacerme con el recuerdo de Anselmo. Ya en la cena, mi esposo me comentó, que él cuando se encontraba a la altura de la construcción, vio caminando en dirección al pueblo, a un pordiosero colorao, que le recordó a un tipo que hace años vivía en el pueblo, desde luego que no le dije nada…..
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 515282 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 301071 veces
Si te ha gustado Corto encuentro con un viejo amor…. ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:09) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:41) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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