Este relato lo escribió. Alguien me pidió q lo metiera a la página
Relato
MI TRABAJO EN LA CASA DE PUTAS DE MARISA 3ª Parte
(HACE TIEMPO QUE ME PUSO LOS CUERNOS.-Continuación)
Aprovechando que mi hijo se había marchado ya a Inglaterra para todo el verano y mi marido estaba de viaje por Hispanoamérica quince días, quede si recuerdan por los relatos que les he contado de mi relación con el joven Javier quede con él para pasar unos días juntos en Segovia pero Javier no llegaría hasta el jueves. Entonces Marisa me convenció para quedarme esos días en su casa hasta que llegara mi joven amante, de esa forma podría atender a más clientes como puta y además podríamos estar el resto del día ella y yo juntas disfrutando de nuestra relación.
Esos tres días que pasé en casa de Marisa, estuve trabajando de puta 12 horas diarias, pasaron por mi coño más de 20 pollas, hoy quiero contaros alguna experiencias vividas estos días.
El lunes a eso de las 12 de la mañana, estando en la sala de espera solamente Marisa y yo, dado que la otra chica que había ido ese día por la mañana estaba haciendo un servicio, llegó un cliente, era un señor bajito como de unos 50 años, con barba muy bien cuidad, de pelo corto y muy bien vestido y con un aspecto muy juvenil, venía acompañado de una maleta. Se presentó como Miguel, nos dijo lo que quería y no era otra cosa que tenía la fantasía de tirarse a una mujer casada con su marido delante con el fin de humillar al cornudo. Marisa le dijo que de acuerdo, pero que no teníamos a nadie que pudiera hacer el papel de cornudo, al no ser que ella se disfrazara de hombre y fuera ella el cornudo (cosa que no es habitual que ella haga el trabajo de una pupila, pero al no haber otra compañera y al ser conmigo – como me dijo luego- lo haría..
El cliente se quedó pensativo un momento y dijo:
“Bueno de acuerdo, de todas formas solo vas a participar al final y en alguna que otra ocasión pero muy esporádicamente, pues vete disfrazando de hombre, que creo que para hacer realidad mi fantasía valdrá”
Una vez que Marisa estuvo disfrazada de hombre, nos fuimos a la habitación mía de trabajo, el se metió en el cuarto de baño con la maleta, cerró la puerta y al cabo de un rato abrió y apareció vestido con un alborno blanco y en los pies unas zapatillas de esas que dan en los hoteles, entonces nos dice que salgamos y que llamemos a la puerta como si llegásemos de fuera.
Marisa y yo llamamos a la puerta de la habitación, nos abre el señor con el albornoz y calzando las zapatillas de hotel y nos invita a pasar diciendo:.
“Muy buenas, amigos. Yo soy Miguel y tú debes de ser Antonio el que quieres que un buen follador se tire a tú mujer y te haga cornudo y que si es posible te la preñe, ¿no?”
Marisa tomando el papel de hombre le contesta:.
“Si, así es, pero eso sí quiero que cumplas lo pactado, nada de violencia”.
El nos dice entonces:
“Pasad, Tu Antonio, quiero que no pierdas detalle de cómo me voy a follar a la puta de mujer desde esta silla. Y tu putita ¿Cómo te llamas?
Yo le contesto:
“Esperanza, pero Antonio, entonces lo vas hacer vas a dejar que me follen delante de ti, un extraño, vas a consentir en hacer realidad mi deseo de ponerte los cuernos y más haciendo como si fuera una prostituta”
El cliente no deja contestar a Marisa que ya iba a articular algunas palabras y dice:
“Esperanza ves desnudándote que yo mientras le doy el dinero convenido a tu esposo”
Dicho esto se dirige a la mesa donde había dejado su cartera de donde coge y saca 6 billetes de 50 euros y se los da a Antonio (Marisa).
Miguel, se va la cama y se tumba, pero antes se desprende de su albornoz, debajo no llevaba nada. Nada, a excepción de una enorme y grandiosa erección, que nos dejó a mi “marido” (Marisa) y a mis estupefactas. Se trataba de una polla enorme, superaba con creces los 26 centímetros, pero no sólo era eso, si no que, además era muy gorda alrededor de 7 u 8 centímetros. Su capullo era grandísimo es decir descomunal, brillante, bien circuncidado. A lo largo de toda la superficie de esta maravilla de polla estaban perfectamente marcadas las venas gordas y a punto de reventar, estaba totalmente empalmado, su polla era rígida y dura, me llamo la atención y mirad que las de Carlos, Juan, Adham y Javier eran tremendas y bellas, pero esta las ganaba. Miguel tumbado boca arriba en la cama empezó a tocarse el rabo, mientras yo me desnudaba, pero me quedé con un liguero y unas medias negras transparentes hasta mis muslos, a petición de nuestro cliente.
Yo, he de confesar que no podía evitar mirar de reojo aquella descomunal polla, parecía más la polla de un burro que la de un hombre. Me va a destrozar, me raja el coño y como se empeñe en metérmela por el culo, me hace sangrar seguro, pensé yo, entonces cuando estaba en este pensamiento dijo:
“Venga puta ven aquí, quiero que empieces a chuparme la polla, que quiero ver la cara de tu marido carnudo. Y menudo polvo te voy a echar, joder que buena estás……..zorra y seguro que eres mamá y todo, pero parece que tú marido quiere que yo u otro te vuelva a dejar preñada para convertirse todavía en mayor cornudo”.
Yo, haciéndole caso me dirigí hacia la cama donde él estaba, me subí en ella y el entonces soltó su rabo y me lo ofreció, yo cogiéndolo con una de mis manos acerqué mi boca a esa tranca de caballo, calculando el grosor de semejante capullo. Comencé a lamerle el capullo con mi lengua, le ensalivé bien, le recorría desde arriba de su capullo hasta los huevos, metiéndome estos enteritos en la boca. Miguel gemía, me insultaba a mí y a mi marido (Marisa), diciéndonos:
“Mira cornudo de mierda, mira la putona de tu mujer como me la chupa, joder que bien me lo hace, que puta mas buena tienes cornudo, como es posible que quieras que otro se la tire, eres un cornudo de mierda un cornudo barato asqueroso, aahhhhhh, que placer me das so pedazo de puta, sigueee, sigue asiiiiiii”.
Miguel cada vez estaba más excitado, yo al verle así me dispuse a chuparle su rabo entero, estaba deseando paladearlo dentro de mi boca, quería que se corriese enseguida y probar su semen me estaba comenzando a calentar y por lo que podía apreciar Marisa también estaba en ese punto pues disimuladamente se pasaba sus manos por sus descomunales tetas y por su entrepierna por encima de la ropa. Empecé a introducirme su capullo en la boca con cierta dificultad, el grosor de su polla me obligaba a abrir totalmente mi boca, que casi no bastaba para tragar tan enorme y descomunal polla. Cuando pude por fin entrarla del todo en mi boca, empecé a metérmela y a sacarla agarrándola con mi mano, que casi tampoco daba para rodear ese grueso tronco. Miguel gemía, apretaba mi cabeza contra su polla para que me metiese más, yo también quería tenerla lo más adentro posible, esta polla me estaba volviendo loca, en alguna ocasión al metérmela tan adentro me provocó alguna arcada. El cliente se sentía feliz, era un cerdo dominando una mujer cedida para su placer por el cornudo de su marido y todo ello por dinero que cobraba a su acorneador y por el placer de sentirse cornudo a partir de ahora para simple. Eso es lo que nuestro cliente nos decía para seguir humillándonos (en su fantasía.