No es algo que me llené de orgullo realmente, pero fue algo que se dio, pienso que de manera natural. No les voy a negar que en una que otra ocasión, he tenido relaciones con uno que otro transvesti. Pero han sido contadas, y siempre hasta el último momento, pensé que se trataba de una tremenda hembra.
Relato
Pero lo que me pasó con Francisco o Paco, fue algo bien distinto. Yo recién había vuelto a abrir mi oficina, cuando llegó este joven, que en apariencia parecía menor de edad, delgado, de estatura media, de abundante cabellera castaña clara, ojos azules aunque de piel tostada por el sol. Paco se presentó atendiendo un anuncio que yo había puesto solicitando una persona que se encargase de labores diversas dentro de mi oficina, desde llevar mensajes a barre, y atender el teléfono. Pero como parecía menor de edad, estuve a punto de no tomarlo en cuenta para el puesto, hasta que me aclaró que tenía 21 años. Paco comenzó a trabajar a mis servicios, pero al poco tiempo me di cuenta de que su manera de ser era algo delicada, o mejor dicho afeminada, cosa a la que no le di importancia. Pero después de que mi secretaria me comentó que el pobre chico, en ocasiones lo había encontrado llorando en el área de los archivos.
Decidí interesarme más en su persona, así que un viernes en la tarde antes de cerrar, le pedí que se quedase. Apenas nos quedamos solos, sin rodeo le pregunté que le sucedía, y tras negarme por un corto instante que nada, se desmoronó en llanto. Hice todo lo posible por calmarlo, cuando él después de quedarse callado y respirar profundamente me dijo. Lo que me sucede jefe, es que mi novia terminó conmigo, fue cuando le dije que eso era algo normal, que no debía mortificarse por eso, que él era bien joven y que de seguro pronto encontraría otra chica. Fue cuando me dijo que no lloraba por haber terminado con su novia, sino porque realmente no se sentía bien con ella, ni con ninguna otra mujer. Sus palabras, no me asombraron pero como que me dejaron ver que en el fondo el chico, como que no estaba a gusto consigo mismo. Cuando seguí tratando de consolarlo, de momento me dijo que desde bien niño era algo que siempre en secreto había deseado. Después de esas palabras, se quedó en silencio, con su mirada clavada en el piso. Yo estaba que realmente no sabía ni que decirle, hasta que se me ocurrió preguntarle, Paco tu eres feliz, a lo que de inmediato, creo que respondió sin pensarlo, al decirme que no.
Su respuesta me hizo seguir con mis preguntas, ya algo más relajado le pregunté y que es lo que tu entiendes te haría ser feliz. Nuevamente sin pensarlo respondió, ser toda una mujer. La verdad es que no esperaba esa respuesta, por lo que después de aclarar mi garganta continué preguntándole, y que es lo que te lo impide. Paco a diferencia de las veces anteriores, se tomo su tiempo para responderme y después del cual dijo. Primero no tengo el dinero suficiente para ello; segundo es que no sé cómo hacerlo. En ese momento le dije, bueno vamos a alterar el orden, y continué diciendo, alguna vez te has vestido de mujer, a lo que Paco, algo avergonzado me respondió que sí, pero que estando solo en su casa. Y al preguntarle como se había sentido, me dijo que extremadamente bien. Pero que como vivía con sus padres y hermanos tan solo lo había podido hacer una sola vez. Después de escucharlo, traté de visualizarlo vestido de chica, pero la imagen no me agradaba, hasta que no sé cómo se me ocurrió decirle. Bueno sabes donde vivo, a lo que me respondió que sí, bueno mañana te espero en casa, después de las seis de la tarde. Vamos a ver cómo podemos ayudarte. Paco abrió sus claros ojos azules, y dándome las gracias se retiró.
Al día siguiente a las seis en punto tocó la puerta de casa, pensé que quizás no se presentaría, pero lo hizo. Apenas llegó le dije, bueno por casualidad mi ex mujer dejó gran parte de su ropa antes de marcharse. Con toda confianza si gustas darte un baño entra a esa habitación y en toda confianza hazlo, además puedes ponerte todo aquello que tú desees, yo mientras tanto voy a ir a visitar a unas amistades y luego regreso dentro de un par de horas. Cuando regresé como casi tres horas más tarde, con unos cuantos tragos encima, ni me acordaba de que Paco estaría esperándome en casa. Por lo que cuando después de abrir la puerta me encontré con esa tremenda hembra, ni idea tenía de quien se trataba. No fue hasta que con su tenue voz me preguntó ¿Jefe como me veo? Fue que vine a caer en cuenta de que se trataba de Paco.
Aunque algo aturdido por la sorpresa, tomé asiento y observé detenidamente la monumental belleza que tenía ante mí. Le pedí que diera unos cuantos, pasos lo que comenzó hacer de manera algo torpe por el pobre dominio del uso de zapatos de tacones. La abundante cabellera castaña brindaba un marco exquisito al juvenil rostro, se maquilló de manera discreta, apenas dando algo de color a sus labios, lo cierto es que me impresionó. Por lo que decidí que brindásemos por todo el trabajo que él había realizado, y aproveché para preguntarle cómo le gustaría que lo llamase cuando estuviera así de lindo vestido. Y de inmediato me dijo, Linda.
Cuando regresé con dos vasos de Uisquí en las rocas, bien lleno. Linda me dijo que en su vida había tomado nada de alcohol, ya que sus padres eran de la religión evangélica, y nunca en su casa había habido bebidas alcohólicas. Quizás mi morbosidad se fue por delante y le dije no te preocupes Linda, esto es nada más para refrescarnos un poco. Después de darnos el primer trago, Linda, comenzó a decirme lo bien que se sentía vestida de mujer, mientras que yo continué alagándola y diciéndole lo hermosa que se veía así vestida. Al principio, me había sentado en uno de las butacas de mi sala, mientras que Linda se había sentado en el sofá, cruzando sus bellas piernas, de manera bien femenina. Al terminar el primer trago, sin preguntárselo, me levanté al servir el segundo, pero al sentarme lo hice a su lado.
Linda seguí comportándose como si fuera toda una chica, riéndose de algunas de las cosas que yo le decía, a medida que acercaba más mi cuerpo a ella. En cierto momento le pregunté, que crees que te haga falta para sentirte más mujer, y Paco o mejor dicho Linda, se quedó en silencio sin saber que responder, mientras se daba otro trago. Yo coloqué mi mano tras su nuca y apenas retiró el vaso de uisquí de sus labios, le planté los míos encima. Por unos cuantos segundos Linda se quedó como petrificada, su segunda reacción fue la de tratar de separarnos, pero finalmente se entregó en mis brazos. Por espacio de un buen rato nos seguimos besando intensamente, mi verga pujaba por salir de su encierro, sentía su suave piel bajo la ropa que ella tenía puesta.
A medida que la besaba, continué acariciando casi todo el cuerpo de Linda, hasta que de momento me detuve, a ver cuál era su reacción. En esos momentos fueron sus manos, las que de manera torpe y desesperada buscaron mi verga. Yo me recosté retirando mis manos y Linda se dio a la terea de sacar mi erecta verga de su escondite. Por unos instantes la tuvo ante sí, de seguro sin saber que hacer realmente. Sus dedos comenzaron a subir y bajar por todo el tallo de mi verga, hasta que al levantar su mirada y verme a los ojos, le hice una pequeña seña con mis labios. La que de inmediato comprendió, llevando sus labios a mi verga.
Para ser la primera vez que Paco mamaba una verga, lo estaba haciendo de maravilla. Pero mi interés real, era enterrarle mi verga entre sus paraditas nalgas. Por lo que cuando entendí que era el momento apropiado, retiré su boca de mi verga, y colocándome tras ella, levanté la falda que usaba, baje las pantis y dirigí mi verga al centro de su culo. Fue cuando Paco reaccionó diciéndome que no, pero ya era tarde, aunque trató inútilmente de zafarse, y escapar de mí, lo tomé por las caderas y apretando mi cuerpo contra el suyo mi verga comenzó a penetrarlo por el culo, a medida que él gritaba que se lo sacase, pero a medida que más gritaba de dolor, más excitación yo sentía y más duro lo apretaba contra mi cuerpo.
Su llanto no cesaba, y comenzó a decirme que por el amor de Dios se lo sacase, fue cuando le dije de manera bien dura al tiempo que le di una ardiente nalgada. Mariconcito desde que entraste por esa puerta sabías que esto te iba a pasar, ahora disfrútalo. Puta no me vas a dejar caliente, prendiste el fuego, ahora te toca apagarlo, así que ponte a mover esas nalgas. En esos momentos mi cuerpo se encontraba totalmente pegado al de Paco, su llanto no dejaba de escucharse, pero lentamente comenzó a mover su apretado culito, de lado a lado. Mientras que yo me di a la tarea de ir metiendo y sacando mi verga de entre sus nalgas.
A medida que más se lo seguía metiendo y sacando, más movía sus nalgas Linda. Su voz se volvió a tornar dulce y seductora, a medida que me pedía que le diera más y más duro. Con mis dientes mordisqueaba su nuca y gran parte de sus orejas, a lo que Linda respondía quebrando su fino cuerpo bajo el mío. El placer que me proporcionó el culito de Linda fue único, y al momento de finalmente venirme decidí hacerlo por completo dentro de ella.
A penas saqué mi verga de su culo, Linda dejó escapar un profundo suspiro, y mientras me dirigía al baño para lavar mi verga, la escuché decirme gracias. Al regresar, a la sala, Linda se estaba incorporando, clavando su mirada al piso, permaneció callada por unos instantes, hasta que le indiqué que pasara al baño para asearse. Pensé que nada más se limpiaría después de expulsar lo que le había dejado dentro, pero al escuchar la ducha entendí que decidió darse un buen baño. Al regresar a la sala lo hizo con una toalla alrededor de su cintura, y le pregunté que le había parecido. Su afeminada vos, se dejó escuchar diciéndome, que aunque le había dolido mucho, al final le encantó.
Entre Paco y yo habíamos llegado a un acuerdo, cuando él quiera ser Linda, nada más tenía que pasar por casa. Cosa que ha hecho en infinidad de ocasiones, pero ya hoy en día, Paco se mudó a un apartamento solo, y Linda hace lo que le da su real gana.
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 121178 veces