Cuéntame que hicieron, y como lo hicieron…. ( CON fotos)

Además después de revisar nuestros ahorros, llegamos a la conclusión de que, o vendíamos la granja, o de alguna manera la poníamos a producir. Vender la granja, realmente no era buen negocio, ya que aparte de que de seguro, no nos iban a dar su justo valor. El dinero se eventualmente se acabaría. Por lo que decidimos, volver a ponerla a producir.

Pero para eso necesitábamos una persona que se encargase a tiempo completo de administrarla. Ya que aunque yo podía hacerlo, también tenía que seguir cuidando a mi esposo, en nuestro apartamento de la ciudad. Así que entre Octavio, y yo decidimos contratar un administrador. Que resultó ser un colega y amigo de Octavio, de nombre Efraín.

Realmente Efraín, el agrónomo resultó ser muy buen administrador. Lo único que me desagradaba de él, era su manera de mirarme, ya que yo sentía que el administrador, me desnudaba con su vista, que para mí no era otra cosa, que el deseo de acostarse conmigo. Pero como nuestras ganancias aumentaron rápidamente, decidí no ponerle atención a eso. Yo estaba tan contenta con el desempeño laboral de Efraín, que un día en que me encontraba en revisando los libros de la granja, inocentemente le pregunté ¿Qué le gustaría recibir de regalo? El administrador se me quedó viendo en silencio, como pensando su respuesta, hasta que me dijo. Mejor me regala lo que usted guste. No sea que por decirle lo que yo realmente quiero, termine despedido. Yo como que no entendí su respuesta, y comencé a insistir que me dijera, que le gustaría recibir de regalo, de parte mía. No fue, hasta que por segunda vez me repitió las mismas palabras, que caí en cuenta. Razón por la que me puse muy nerviosa, ya que de inmediato mi mente voló, y pensé que el deseo, o mejor dicho el regalo al que el administrador se refería, era acostarse conmigo. Ya que de no ser eso, que otra cosa podía pedirme, como para que lo despidiese.

Yo no toqué más el tema, pero mentalmente comencé a pensar, o mejor dicho a fantasear, como me sentiría si me acostase con el administrador. Lo malo de todo eso es que seguí pensando, y soñando despierta que terminaba acostándome con Efraín. Ya que encima de todo, desde que mi marido, tuvo el accidente, el tema del sexo, no se tocaba en casa. El pensar en eso, y el tiempo que yo tenía sin que mi marido me tocase, hicieron que me comenzara a sentir, extremadamente excitada. Tanto que nada más de pensar en el administrador, de inmediato me lo imaginaba penetrando mi coño, mamando mi coño, y hasta dándome sabrosamente por el culo.

Durante el resto de la mañana, no hice otra cosa, que soñar despierta. Hasta que tuve necesidad de ir a orinar, y mientras lo estaba haciendo, volví a soñar despierta con Efraín. Al punto que cuando me vine a dar cuenta, aparte de tener una de mis manos, por completo dentro de mí recién depilado coño. Con los dedos de la otra, apretaba intensamente mi clítoris. Hasta que ya no pude aguantar más, y tras dar un profundo gemido, disfruté de un orgasmo único, como hacía tanto tiempo que nadie me tocaba, yo seguí, y seguí, apretando mi clítoris, e introduciéndome toda la mano, hasta que casi me desmayo. Finalmente terminé por darme una fría ducha, con la intención de calmar mis ánimos. Yo asumí, que después de eso, ya no volvería a pensar en sexo, por un buen tiempo. Pero al salir del baño, envuelta en mi toalla, nada más al ver a Efraín por la ventana de la sala, parado frente al tractor. Sentí unas ganas incontrolables, de que él me penetrase. Por lo que en un inesperado arranque de calentura que tuve, desesperada lo llamé por la ventana. Pidiéndole que urgentemente entrase a la casa. El administrador, de inmediato llegó, y apenas lo sentí en la puerta, le pedí que pasara.

Efraín apenas entró, me encontró completamente desnuda, ya que yo intencionalmente había dejado caer la tolla. Su rostro de inmediato reflejó la sorpresa que sintió, al verme totalmente desnuda ante él, pero casi de inmediato, su manera de mirarme, volvió a reflejar su deseo de acostarse conmigo. Lo cierto es que no hizo falta, de que ninguno de los dos dijéramos nada. Yo estaba al tanto de que se había divorciado de su mujer, al encontrarla acostada con un pastor evangélico, que con el cuento de estar ungiendo, se la terminó cogiendo. Mientras que él estaba al tanto de la situación de Octavio, es más cuando nos visitó por primera vez en el apartamento, mi esposo, como si fuera algo gracioso, le contó, mi vano intento por hacer que su miembro se pusiera erecto, cosa que me avergonzó mucho en ese momento. Por lo que yo lo tomé por una de sus manos, y lo conduje hasta el dormitorio, donde él rápidamente se quitó toda la ropa, mientras que yo le esperaba con mis piernas bien abiertas recostada sobre la cama, deseosa de que más rápido que inmediatamente, me penetrase. Efraín se montó en la cama, y separando un poco más mis piernas, me sorprendió agradablemente, cuando dirigió su rostro, directamente sobre mi coño. Aunque Octavio, antes del accidente, ocasionalmente me mamaba el coño, como ya hacía tanto tiempo de eso, que ni me acordaba de lo rico que se sentía, que me chupasen el clítoris, y los labios de mi vulva. Sentir su lengua, labios, y hasta sus dientes mordisqueándome divinamente, toda mi vulva, hizo que sin que yo pudiera evitarlo, aparte de que me produjo un arrebatador orgasmo, saliera un fuerte chorro de mi coño. Yo estaba extasiada, y bien deseosa de que continuase. Por lo que casi llorando pero de felicidad, le pedí que me lo metiera. Ya a los pocos segundos, Efraín se colocó sobre mí, y comencé a sentir como su erecto miembro se fue abriendo paso, fácilmente dentro de mi húmedo, y bien lubricado coño. Yo chillaba y gemía de placer, como creo que nunca antes lo había hecho, mientras que él, comenzó a una y otra vez a penetrar divinamente todo mi coño. Al tiempo que como una loca, yo movía mis caderas sin cesar. Efraín no tan solo resultó ser un buen administrador, sino que resultó ser también un excelente amante. Ya que en dos o tres ocasiones me hizo cambiar de posición, haciendo que cada una de ellas, fuera mucho más excitante que la otra. Yo perdí la cuenta del número de orgasmos, me hizo disfrutar en esos momentos. Ya que al final quedé rendida, pero increíblemente satisfecha, tanto que ni cuenta me di cuando él se levantó de la cama. Al despertarme, serían como las dos de la tarde, por lo que tras volver a darme otra ducha, me vestí, y salí de la casa, con la intención de regresar a la ciudad, para seguir cuidando a Octavio, al que decidí no contarle nada de lo sucedido, entre su amigo, y colega Efraín. Pero al pasar frente el tractor en el que Efraín se encontraba trabajando, no sé qué me paso, que apenas lo vi frente a mí, me agaché frente a él, y como si fuera la cosa más normal del mundo, tras bajarle la cremallera de su ropa de trabajo, de inmediato extraje su verga, y si perder tiempo me dediqué a mamársela, hasta que en cosa de breves segundos, estuvo en condición de clavármela, en el medio del patio, a pleno sol. A mi realmente no me importó que alguien nos llegase a ver, lo que deseaba intensamente era volver a sentir dentro de mi coño, todo aquel buen pedazo de carne, entrando y saliendo de manera salvaje. En esa segunda ocasión, Efraín me volvió hacer que me sintiera la mujer más feliz del mundo. A medida que su sabrosa verga, entraba y salía de mi coño. Y al igual que en la primera ocasión, cada vez que cambiábamos de posición, yo disfrutaba más y más de todas las cosas que él me hacía.

Bueno finalmente regresé a casa, cuando anochecía, la enfermera que cuidaba a Octavio, me dijo que él había estado bien, pero apenas entré a su cuarto, sonriendo me dijo. Cuéntame todo. Yo de inmediato le dije lo bien que iba todo por la granja, pero Octavio, de inmediato me dijo. No quiero que me hables de la granja, cuéntame como la pasaste con Efraín. Sus palabras me dejaron petrificada, yo no pensaba decirle nada. Pero su manera de hablarme fue tan convincente, que en ese instante me di cuenta de que no podía mentirle a mi esposo, pero antes de decirle lo que sucedió entre Efraín y yo, le pregunté, como lo había sabido. Y sin dejar de sonreír, me dijo. Apenas entraste vi ese brillo en tus ojos, que no me quedó la menor duda de que lo pasaste muy bien, así que cuéntame que hicieron, y como lo hicieron….