Daniela

DANIELA - PARTE I
Al salir de la universidad a los 22 años tuve mi primera oportunidad laboral en una ciudad a 3 horas de la capital que era donde siempre había vivido con mis padres siendo estudiante. Cuando llegue a esta nueva ciudad comencé a trabajar de inmediato en una empresa comercial de maderas, me asignaron clientes y las demás obligaciones propias del cargo y comencé a relacionarme inicialmente con las personas del trabajo y después con los vecinos en la zona donde me estaba quedando en principio mientras encontraba una vivienda definitiva.
Así fueron pasando los primeros días y semanas y ya me había hecho a una rutina laboral y había conseguido un pequeño aparta estudio pago por la empresa para la que trabajaba y luego empecé a salir de tanto en tanto los viernes en la noche con mis compañeros de trabajo a beber algunas cervezas y a bailar aprovechando el buen clima de la ciudad lo que me gustaba mucho.
A la oficina siempre iba 2 o 3 veces a la semana un joven de unos 28 años a lo sumo y familiar de uno de los dueños del negocio, se quedaba un rato y luego se iba. Era muy amable con todos allí y comencé a familiarizarme con su presencia habitual.
En alguna ocasión se presentó la oportunidad de salir un sábado con algunos compañeros del trabajo y luego de estar departiendo un rato apareció este muchacho que llamaremos Carlos y se sentó a acompañarnos. Comenzamos a charlar y tomar cervezas entre todos y pasamos un rato muy agradable. Allí tuve la oportunidad de hablar con el y conocerlo mejor ya que yo era el nuevo allí y los demás ya lo referenciaban muy bien y se notaba la confianza en el trato con ellos.
Así fue pasando el tiempo y el asistía a nuestras actividades de fin de semana de vez en cuando y con las visitas que le hacia a la empresa se dio el espacio para comenzar a formar una estrecha amistad entre 2 personas jóvenes.
En alguna ocasión en una de las salidas nocturnas del viernes no pude salir al tiempo con mis compañeros y aproveche para pasar a mi apartamento, bañarme, cambiarme y Carlos iba a ir también y me llamo diciendo que el estaba retrasado por lo que si yo quería pasaba por mi en su automóvil para llegar juntos. Y así fue, paso al rato y llegamos al bar de siempre buscando a mis compañeros. Las mesas estaban llenas y no habían sillas disponibles para sentarnos junto a ellos por lo que mientras desocupaban algunas decidimos ir a la barra un rato Carlos y yo para tomar algo e iniciar la noche.
Apenas nos sentamos pedimos nuestras cervezas de rigor y comenzamos a hablar de todo un poco. De un momento a otro Carlos se quedo callado, me miro fijamente y me dijo…
- Daniel, te puedo tocar?
Yo quede algo impactado porque por la música a alto volumen pensé que no le había entendido muy bien lo que me había dicho y le había escuchado otra cosa.
Le dije que me repitiera y volvió a decirme si me podía tocar alargando su mano a mi rodilla y diciéndome que yo le gustaba mucho. Yo sentí como una descarga de electricidad en mi cuerpo y una sensación que no fue desagradable, sin embargo de manera muy cortes le retire la mano y le aclare que me gustaban las mujeres y nunca había pensado siquiera en relacionarme de esta manera con un hombre.
Vale aclarar que cuando era pequeño como a la edad de 10 años comencé a vestirme de mujer con la ropa de mi mamá y a maquillarme muy suavemente cuando estaba solo en la casa. Nunca fui descubierto pero me gustaba muchísimo hacerlo y me imaginaba siendo una chica, lo sensual y bonita que podría llegar a ser y en lo que podría despertar en los hombres. Pensándolo detenidamente creo que eran fases dentro de mi comportamiento y desarrollo de mi sexualidad ya que pasaba algún tiempo y no sentía esa necesidad de hacerlo por lo que nunca fue constante y mi gusto se inclinaba ya por las chicas del colegio aunque era muy tímido al acercarme y me quedaba difícil el relacionarme con ellas de manera romántica. Sin embargo durante la universidad tuve 2 relaciones con una compañera de semestre y otra con una chica recién entrada a la universidad donde hubo hasta intimidad y me sentí muy bien como cualquier muchacho de mi edad con novia pero finalmente fueron muy cortas y básicamente luego me concentre en mis estudios y en hacer deporte y no le dí a las chicas prioridad en mi vida, sin embargo de vez en cuando me vestía de chica otra vez, lo disfrutaba mucho, fantaseaba y luego lo olvidaba por completo.
Volviendo a lo del bar, cuando le quite la mano de mi rodilla y le dije que no me interesaban los hombres el me dijo que ya que estaba lleno este sitio podríamos ir a otro lugar cercano más tranquilo y hablar más relajadamente. Yo quede en una situación que mezclaba la negación total a la propuesta de Carlos pero también con una gran curiosidad ya que lo que había sentido apenas me toco fue agradable y muy emocionante.
Luego de quedarme callado por un momento y ante la mirada de Carlos acepte acompañarlo y les dijimos a los muchachos que volvíamos al rato.
Entramos al automóvil y durante el recorrido no dijimos nada haciendo el momento muy incomodo. Por fortuna el sitio de verdad era cerca y era otro tipo de establecimiento donde la música no era tan estridente y había toda clase de personas desde parejas hasta grupos de amigos departiendo. Sin embargo si era mas discreto el lugar.
Nos sentamos un poco alejados de los demás, pedimos algo de beber y me comenzó a decir que efectivamente el sentía mucho gusto por mi y que me lo había manifestado porque así lo había sentido.
Yo ya un poco más tranquilo le volví a decir que no me gustaban los hombres y que si así fuera el en particular no era de mi agrado en esas nuevas circunstancias.
Me dijo que le diera la oportunidad de conocerlo en otras facetas y yo le rebatía sus intenciones diciéndole que no estaba interesado para nada aunque por dentro recordaba lo que sentí con su contacto y la curiosidad de saber que podría pasar.
Fueron pasando los minutos y ante su “sincera” insistencia y yo por querer dar por finalizado el tema le dije sin pensarlo mucho que si quería algo conmigo debía esforzarse mucho e insistir demasiado y que igual no le daba mucha esperanza por lo que no se fuera a hacer muchas ilusiones al respecto. Que tenia que ser muy inteligente con como lo iba a hacer ya que yo no tenia ningún interés en la situación y en él en particular. Además que ya que él era el que “proponía “ yo “dispondría” al final dejando en claro los roles de cada uno. En resumen el me debería conquistar.
Volvimos donde nuestros compañeros y terminamos de pasar el rato. El se ofreció a dejarnos a algunos en nuestras casas y así finalizo todo.