De excursión por el bosque… ( CON fotos)

Yo la verdad, es que en eso de las excursiones soy un cero a la izquierda, pero por aquello de no hacer sentir mal a Rubén, mi amigo, finalmente acepté. Ya llevábamos unas cuantas horas caminando, cuando a Rubén de momento se le ocurrió que aquel lugar era un buen sitio para acampar. Lo cierto es que en todo el trayecto, no vimos ni un alma.

Yo me sentía algo aburrido, cuando mi amigo de momento le dio por orinar. Yo quizás de manera inconsciente, me le quedé viendo su polla, pero al darme cuenta de que él me observaba, cambié la mirada. Luego él armó la fogata, y que después de tomarse un poco de agua, que vuelven a darle ganas de orinar nuevamente. Y nuevamente quizás por no tener nada que hacer, también me le quedé viendo su cosa. Aunque procuré que él no se diera cuenta.

Comenzamos a charlar, y tras volver a tomar agua, que a mi amigo le dan nuevamente ganas de orinar, y yo no sé porque oscura razón, también me le volví a quedar viendo su miembro. Había algo, que muy a pesar mío, me llamaba la atención. Ya en otras ocasiones cuando he estado bebiendo con otros amigos mío, algo así me ha sucedido, y en una de esas salidas, después de que me emborraché, entre varios de mis amigos, me han comido el culo, sin que yo les ofreciera mucha resistencia.

En eso casualmente estaba pensando, mientras miraba el cielo, que yo no me sentía maricón, pero a pesar de ello, mis amigos me dieron por el culo, y bien duro. Ya por cuarta vez vi que nuevamente Rubén se puso a orinar casi frente a mí. Pero a diferencia de las otras ocasiones, mientras que yo no dejaba de ver su verga, sin dejar de orinar se dirigió a mí diciendo. ¿Quieres comerme la verga? Yo me quedé sin saber que decirle, estaba seguro que lo que había pasado meses atrás en la playa, Rubén no se había enterado, aparte de que además los que me comieron el culo, mi amigo no los conoce.

Yo estaba como paralizado, cuando nuevamente Rubén dirigiéndose a mí me volvió a preguntar, que si yo le quería comer la verga. De momento se me ocurrió pensar en preguntarle, a que venía esa pregunta. Pero antes de que yo dijera algo, sacudiéndose el orine me dijo. Te lo pregunto, porqué se ve que te llama, y mucho la atención.

Yo ni tan siquiera pensé en negarlo, Rubén se tendió a mi lado diciéndome, anda no seas malito, y dale aunque sea un chupito. No sé, si fue lo que dijo, o como lo dijo, lo que si se es que apenas él se recostó a mi lado, con su parada verga entre sus dedos, yo como hipnotizado, acerqué mi boca a su verga, y como si lo hubiera hecho un sin número de veces, me dediqué a mamársela.

Pero a medida que se la fui mamando, Rubén continuó hablando, diciéndome. Ya sabía yo que esto te iba a gustar, lo supe desde el primer momento en que te vi como te comías con los ojos mi verga. Yo a todas estas sin saber por qué precisamente, no dejaba de mamar aquel buen pedazo de carne, que entraba y salía de mi boca, y llegaba a lo más profundo de mi garganta.

Al poco rato mi amigo me dijo, espera no quiero que me hagas venir muy rápido, ponte en cuatro para que yo te mame el culo. Esas palabras sonaron en mi cabeza, una y otra vez, mientras que yo sumisamente obedecía a mi amigo, poniéndome en cuatro patas. De inmediato sentí sus fuertes manos agarrando mis pálidas nalgas, y a los pocos segundos sus dedos rozando mi esfínter. La verdad es que de momento me dieron ganas de salir corriendo. Pero no lo hice, ya que ni idea tenía a dónde dirigirme.

Yo continué como congelado, sin mover ni un musculo, cuando comencé a sentir su boca, sus labios, y hasta su lengua lamiéndome el culo. Pero a medida que él me iba haciendo eso, una especie de sabrosa corriente eléctrica me fue recorriendo todo mi cuerpo. Fue cuando Rubén me dijo, vamos mueve esas nalgas, deja de aguantarte, que por la manera en que me veías el rabo, se ve que te gusta y mucho.

Tras decir eso retiró su cara de entre mis nalgas, y dándome una ardiente nalgada, me dijo. Prepárate que te lo voy a meter. Yo me quedé tal y como me encontraba, cuando comencé a sentir la cabeza su verga presionando mi esfínter. Quizás por la mucha saliva, o por como sus dedos y lengua fueron abriéndome el culo, cuando comenzó a enterrarme su pedazo de carne, no me dolió tanto como yo esperaba, digo si me dolió, pero se trataba de un sabroso dolor.

Sus brazos me sujetaron con fuerza, y yo me sentí de lo más feliz, y sin que él me dijera nada nuevamente, yo comencé a mover mis nalgas al ritmo que Rubén metía y sacaba todo su miembro de mi culo. Tal fue el placer que sentí, que a los pocos segundos, era yo quien le pedía a mi amigo que me diera más y más duro. Que me reventase el culo, que me enterrase hasta los huevos.

Bueno y al igual que el resto del tiempo que pasamos en el bosque, cuando Rubén no me está dando por el culo, yo me la paso mamando su verga….