Yo al igual que muchas otras personas, con el desastre económico sufrido en todo el mundo, de la noche a la mañana perdí mi empleo de flamante Secretaria Ejecutiva, en un renombrado banco, y no me quedó más remedio entre otras cosas, que convertirme en sirvienta y puta…
Relato
Raúl mi esposo también perdió su empleo, cuando las oficinas de la empresa transnacional para que trabajaba cerró operaciones. Y de ser Gerente, en una empresa transnacional, para no quedar desempleado, termino de supervisor en una compañía de policías privados, propiedad de un conocido suyo. Por lo que en aquellos momentos en que no se presenta a trabajar algún guardia, le toca a mi marido cubrir el puesto, hasta que llegue un remplazo si es que llega alguno, y todo por el mismo mísero sueldo.
Yo por mi parte por las muchas deudas que tenemos, por aquello de ayudar, entre a trabajar de sirvienta, ya que a mis cuarenta y tantos años, fueron muchos los días, semana y hasta meses, que perdí buscando trabajo, y en la mayoría veladamente lo que me decían, usted tiene la mejor preparación, pero está un poquito mayorcita para el puesto.
Así que cuando en la agencia de empleo me dijeron que había un puesto de sirvienta, no lo pensé dos veces para aceptar. Lo que no sabía era que trabajaría dentro de una casa de salud, una manera fina de decir asilo de ansíanos. Y para colmo de males atendiendo sola el turno de la noche a la mañana. Desde luego que acepté, y después se lo dije a mi esposo, que a pesar de todo, estuvo de acuerdo conmigo en que por los momentos aceptase. Así que seguí trabajando de noche, y buscando otro empleo de día. La mayoría de los viejecitos los acostaba temprano, pero había un trío de viejos que se quedaban gran parte de las noches hablando.
Al principio, no les ponía mucha atención, pero los tres no perdían oportunidad para piropearme, y de manera velada de vez en cuando se me insinuaban. Bueno lo cierto es que del montón de viejos en el hogar, ellos tres eran los más jóvenes, quiero decir que ninguno pasaba de setenta años. En ocasiones sentía curiosidad por saber, por qué se quedaban en ese hogar, ya que por lo poco que sabía yo de ellos, los tres tenían dinero, y además eran autosuficientes como para vivir solos.
Yo por mi parte en ocasiones por divertirme un poquito, claro sin que mi esposo Raúl se diera cuenta, me vestía de manera algo provocativa, digo para ser sirvienta. Cuando no usaba alguna que otra falda bien corta, en combinación con alguna apretada blusa, por pasar el rato me ponía una corta pequeña y ajustada bata blanca, sin más nada abajo, a la que parecía que sus botones iban a salir volando en cualquier momento, cosa que a los tres, era evidente que los volvía locos. En ocasiones indistintamente, alguno de los tres, me daban una tierna nalgada, cuando no era que se pegaban excesivamente a mis nalgas. Momento en que yo aprovechaba para llamarles la atención, por su acción tan desvergonzada.
Después de que yo les llamaba la atención, y luego para joderlos, buscaba alguna excusa, para recoger algo del piso, dejando que vieran de manera fugas, mis nalgas. Sobre todo en aquellas semanas, que por el trabajo de mi esposo, no manteníamos relaciones. Fue en una de esas ocasiones, que Rodrigo, uno de los viejos de los que les he hablado, acompañado por los otros dos, después de ver descaradamente mis nalgas, hablaron entre ellos, y al poco rato el viejo Rodrigo se me acercó, diciéndome descaradamente. Julia los chicos y yo queremos acostarnos contigo, ¿qué te parece la idea? yo en ese instante reaccioné bien indignada, y hasta las dije del mal que los tres iban a morir, la verdad es que me sentí insultada por los tres, y les preguntaba ¿qué cómo se atrevían a faltarme el respeto de esa manera? Pero de momento que Rodrigo levantando un poco la voz me dijo. A ver Julia, por esta cantidad de dinero, que estarías dispuesta hacer con nosotros tres.
Lo cierto es que cuando vi el grueso fajo de billetes, que Rodrigo cargaba en la mano, me quedé callada, y mis ojos no los podía quitárselos de encima a todo ese dinero. Pero como soy algo mal pensada, por naturaleza, de inmediato le dije, si muy bonito y seguramente todos son de a uno. En ese momento Rodrigo me entregó el fajo diciéndome. Cuéntalos, y si consigues aunque sea uno de a uno, te puede quedar con todo, sin compromiso alguno de tu parte. Desde luego que no había billetes de a uno. Pero si aun y así quieres quedarte con todo ese dinero, únicamente te tienes que acostar con nosotros tres, durante dos semanas. De lo contrario si no estás de acuerdo devuélveme todo.
Lo cierto era que el tener ese fajo de billetes en mis manos, inclinó rápidamente la balanza a favor de los tres viejos. Yo pensé, bueno ya llevo casi un mes sin poder acostarme con mi esposo. Él no se dará cuenta de nada, a menos que yo se lo diga, y sin esforzarme mucho, decidí que lo iba hacer. Al Rodrigo ver mi rostro, entendió que aunque yo no había dicho nada, el mantener el dinero entre mis manos era la señal de que había aceptado, por lo que él me dijo. Estas consciente, de que los tres te queremos meter mano hoy mismo, y de ser posible al mismo tiempo. A lo que yo sin demora alguna le respondí que sí. El viejo Rodrigo volteándose hacía sus dos amigos, levantó el dedo pulgar, al tiempo que les decía. Vamos a mi habitación chicos.
Ya en la habitación de Rodrigo, sin vergüenza alguna, el desnudarme completamente no fue ningún problema para mí. Rápidamente los tres se desvistieron por completo. Ente los tres me condujeron a la cama, y casi de inmediato yo me encontraba siendo besada, lamida, acariciada por todos ellos. Sin pérdida de tiempo, al parecer los tres previamente ya se habían puesto de acuerdo, en que haría cada uno de ellos.
Por lo que sin dejar de mamar mis tetas, e ir introduciendo sus dedos dentro de mi vulva, a los pocos segundos, yo me encontraba excitadísima, y sorprendida de la habilidad de los tres viejos, para ponerme a millón. Por lo que cuando Rodrigo separó mis piernas y comenzó a penetrarme con su parado miembro, yo comencé de inmediato a mover mis caderas.
Mientras tanto el más gordo de los tres, al mismo tiempo que Rodrigo me penetraba divinamente, él se dio a la tarea de ir lamiendo mis nalgas lenta y suavemente, pero a medida que lo iba haciendo su lengua poco a poco se fue acercando más y más a mi esfínter, mientras que yo sin dejar de moverme le pedía que continuase haciéndolo. El tercero y más viejo de mis tres clientes, al principio se limitó acariciar mis tetas, pero en cierto momento, colocó su verga entre ellas, y a medida que con mis tetas presionaba su verga, yo comencé a lamer su colorado glande, hasta que de estar haciéndole una cubana, una rusa, o como le llamen a eso, me dediqué a mamar por completo todo su miembro, además de lamer y chupar sus arrugados testículos.
Hacía mucho tiempo que no hacía una locura como esa, pero a medida que Rodrigo continuaba clavando su verga completamente dentro de mi húmedo y caliente coño, el gordo ya me estaba penetrando mi culo con la ayuda de sus dedos, por lo que yo nada más de pensar que en cualquier momento me clavaría su gruesa y venosa verga, entre mis nalgas, me asusté. Y sacándome la verga del viejito de mi boca, chillando de miedo le comencé a pedir que no me hiciera eso. Pero en lugar de detenerse, sin compasión alguna de su parte, sentí como todo su miembro se abrió paso entre mis apretadas nalgas.
Pero más fue el susto, que nada. Ya que si bien es cierto que siempre me dolió algo, una vez Esteban, el viejo gordo, terminó de enterrarme toda su verga por mi culo, yo me di cuenta que había exagerado mucho, ya que al sentir toda esa verga dentro de mi cuerpo, el placer que disfrute fue algo que no tengo palabras para describirlo. Por suerte momentáneamente había dejado de mamar la verga del otro viejo, porque seguramente y sin intención se la hubiera mordido en esos momentos. Pero una vez que volví a disfrutar lo que Rodrigo y el gordo me estaban haciendo, sin demora alguna me dediqué a continuar chupando como loca, el miembro de Ignacio el más viejo de ellos tres.
Durante el resto de la noche, no sé de donde, esos condenados tres viejos, sacaron fuerza. Ya que yo de manera consecutiva disfruté de múltiples orgasmos, quizás por lo morbosa de la situación, además de estar siéndole infiel a mi esposo, no con uno, ni con dos, sino con tres hombres, y para colmo mucho mayores que él. Una vez que hice que Ignacio se corriera dentro de mi boca, y que en gran parte me trague la totalidad de su semen, pensé que se iría a la cama. Pero no fue así, para mi sorpresa, a medida que Rodrigo y Esteban continuaban dándome placer, Ignacio sin prisa alguna, estuvo manipulando su mustio miembro.
Cuando tanto Rodrigo como Esteban, terminaron conmigo, dejando dentro de mi culo y mi coño todo su semen, yo algo agotada, pero bastante satisfecha, dando tras pies, me dirigí al baño para asearme, y bien no había comenzado a caerme el agua de la ducha, cuando el viejito Ignacio se metió junto conmigo a ducharse. Y bueno tras él ayudarme a enjabonar, y yo enjabonarlo a él. De momento que me doy cuenta de que su flácido y mustio miembro, se le había vuelto a parar. Yo se lo mamé nuevamente, bajo la ducha, pero a insistencia de él dejé que me penetrase. Yo que pensaba que con la mamada que le había dado bastaría, de inmediato me di cuenta de mi error, ya que al que yo consideraba más flojo, por ser el más viejo, fue quien más me hizo gozar durante esa noche, ya que aun que continuamos fuera de la ducha, Ignacio me sin detenerse, llegó un momento en que me lo enterraba dentro de mi coño y alguna manera, en un descuido mío, al sacarlo por completo, me lo ha vuelto a enterrar pero por mi culo, al tiempo que con una de sus manos no dejaba de apretar mi vulva salvajemente hasta hacerme disfrutar de otro loco orgasmo.
Cuando Ignacio terminó conmigo, tras volverme a lavar, y expulsar su leche de mi culo. Al regresar a la habitación de Rodrigo, me encontré que él y Esteban esperaban que yo regresara, para que les diera una mamada de despedida. Cosa que hice, prácticamente al mismo tiempo.
Cuando regresé a casa, caí como un leño. Mi esposo me dejó una nota, diciéndome. Querida, he tenido que salir a cubrir uno de los puestos, espero verte a la tarde antes de que te vayas para el hogar, tu esposo que te ama. La verdad es que a partir de ese día, he dejado de preocuparme porque los encuentros con mi esposo, sean mucho menores. Ahora lo que más me atrae es un mayor número de encuentro, pero con los tres viejitos.
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 312203 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 212263 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 149874 veces
Si te ha gustado De secretaria ejecutiva a sirvienta y pu… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar De secretaria ejecutiva a sirvienta y pu….
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
omaraguilar
(27 de March de 2013 a las 22:20) dice:
muy buen relato y excitante,epero que sigas publicando que paso en otros dias. katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:02) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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