Les juro, que eso fue lo que pensé, cuando me di cuenta de que la conducta de mi mujer comenzó a cambiar.
Relato
Un día en que llegué a casa cansado de trabajar, y me encontré a mi esposa Alicia, caminando de lo más tranquila por toda la casa, pero completamente semidesnuda, fue cuando debí comenzar a sospechar que algo le debía pasar a ella.
Pero al preguntarle por qué andaba en panti y sostén por toda la casa, me respondió simplemente, que sentía calor, y que por eso andaba así por toda la casa. Pero poco a poco fui observando cambios en la manera de actuar de Alicia. Aparte que con el pasar de los días, también dejó de ponerse, primero el sostén y a los pocos días, ni las pantis se ponía, andando completamente desnuda por toda la casa, e incluso pienso que también por el patio trasero.
Claro que yo fui observando todos esos cambios, pero no les veía nada malo, es más en ocasiones como yo salía beneficiado, ni tan siquiera le comentaba nada al respecto. Como por ejemplo el que anduviera sin ropa por toda la casa, bastaba que yo me le acercase, y nada más de medio insinuárselo mientras le acariciara sus paradas nalgas o sus firmes tetas, para que en ese mismo lugar ambos terminásemos tirados en el piso, manteniendo un salvaje sexo, sin importar que fuera la cocina, el comedor, el baño, o en la misma sala.
Llegando hacer con Alicia cosas, que jamás antes había aceptado hacer, y que según ella en el pasado la ofendían, cuando yo se las proponía. Como el llegar a practicar distintas, y diferentes posiciones al momento de mantener un salvaje sexo, o mutuamente mantener relaciones orales, o dejar que yo le diera por el culito. Además de ocasionalmente tener relaciones una vez al mes, pasamos a casi tenerlas a diario. Y eso consideraba yo, que era un cambio bien positivo, por lo que entendía que no pasaba nada malo con mi mujer.
Otro de los cambios que fui observando en mi esposa fue, en su manera de vestir, ella siempre fue extremadamente recatada y pudorosa, por lo que de estar usando vestidos de vieja, como yo los llamaba. Comenzó a estar usando minifaldas, ajustadas y translucidas blusas, vestidos sensualmente vaporosos, con grandes escotes, y zapatos de tacones extremadamente altos, así como ropa intima extremadamente reveladora y llamativa. Prendas de vestir que en el pasado hubiera sido imposible convencerla de que se las pusiera. Era algo impensable completamente raro en ella. Pero como se veía tan y tan bien, que realmente solo en algunas muy pocas ocasiones, se me ocurrió decirle que la ropa que carga puesta era algo atrevida o demasiado reveladora, a lo que la manera en que Alicia me respondía, seductoramente haciéndome mil caricias, y diciéndome que yo era un celoso incorregible, al tiempo que me agarraba mi verga por encima del pantalón, y lentamente comenzaba a restregarme sus paradas y apretadas nalgas, trayendo en consecuencia que no importase a donde fuera que nos dirigiéramos en esos momentos terminábamos tirados en el piso, en el sofá, o la cama teniendo una salvaje relación.
Además en el pasado, Alicia nunca fue de las personas que le gustase organizar fiestas, y mucho menos que se hicieran en casa. Pero de la noche a la mañana parece que cambió de parecer, incluso hasta me recriminó, que cual era la razón de no celebrar mi cumpleaños con una fiesta. Razón por lo que gustosamente acepté, que me preparase una sorpresa. Si se que suena raro, el decir que acepté que me preparase una fiesta sorpresa, o por lo menos eso fue lo que yo entendí, cuando hablé con ella con respecto al tema de la fiesta.
Por lo que cuando el viernes en la noche llegué a casa, si me sorprendí de verdad, lo cierto es que no esperaba que hubiera tanta y tanta gente en la dichosa fiesta. Aparte de que Alicia se había vestido de una manera tan atrevida, que llamaba la atención de todos los hombres, e incluso de una gran parte de las mueres también.
Alicia estaba usando un muy pequeño, muy ajustado, y muy escotado vestido rojo, de algo que le dicen lycra. Dejando a la vista de todos sus largas piernas y bien formados muslos, por una parte, por la otra parte casi tenía sus llamativas tetas casi por fuera. Lo cierto es que el condenado vestido le quedaba de rechupete, pero únicamente para yo vérselo puesto. Ya que apenas daba dos o tres pasitos, se detenía a jalonearlo hacía abajo, porque sus paradas nalgas prácticamente quedaban al aire, cuando no era que debía ajustarlo hacia arriba, o corría el riesgo de que sus llamativas tetas quedasen completamente al aire, ya que me dio la impresión de que esa noche no estaba usando ningún tipo de sostén.
En medio de la fiesta no pude dejar de darme cuenta, como ya les dije, que todos los tipos la miraban cuando ella pasaba a su lado, o sea que se la comían con los ojos, a medida que mi mujer caminaba entre todos los invitados. Eso me hacía sentir algo incomodo, pero a la vez bastante orgulloso del bello cuerpo de mi mujer. De momento en medio de la fiesta, la observo manteniendo un secreteo, y riéndose descaradamente con uno de los invitados, al que yo apenas y conocía. Y no es que uno sea celoso, pero esa rara conducta de mi mujer me llamó la atención, al grado que de momento los perdí de vista, y al verlos nuevamente, mi mujer lo llevaba de la mano en dirección a la cocina. Por unos minutos traté de controlarme diciéndome que de seguro, Alicia le fue a servir un trago, o mostrarle la cocina a ese tipo. Pero al ver que demoraban tanto, rápidamente me dirigí a la cocina esperando encontrar a los dos en ese lugar.
Pero al llegar a la cocina me di cuenta de que la puerta que da al patio trasero se encontraba abierta, por lo que sigilosamente y sin hacer ningún ruido me fui acercando. Y otra gran sorpresa que me llevé, apoyados contra la parte inferior del barandal, se encontraban Alicia y el tipo ese, besándose acaloradamente, mientras que él le acariciaba todo su cuerpo, fue cuando me percaté de que definitivamente Alicia esa noche no se había puesto ninguna prenda intima, ya que cuando el tipo corrió el ajustado vestido de mi mujer hacía arriba para acariciar sus paradas nalgas.
Ella no tenía abajo más nada puesto, yo me quedé como paralizado bajo el dintel de la puerta trasera de la cocina observándolos asombrado. Cuando justo en ese instante, en que yo pensaba bajar y caerle a patadas al acompañante de mi mujer, llegaron dos damas a pedirme hielo, y por aquello de evitar un escándalo, discretamente cerré la puerta, les serví el hielo lo más rápido que pude, y justo cuando pensaba regresar a la puerta, apareció un viejo tío mío, con cara de que estaba algo mareado, pidiéndome que le mostrase donde estaba el baño.
Tras rápidamente llevar a mi tío hasta la puerta del baño regresé a la cocina, abrí la puerta, pero al bajar la escalera ni mi mujer ni su acompañante se encontraban ahí. Regresé a la fiesta, los busqué desesperadamente por todos lados, y nada que di con Alicia ni con el tipo ese. Cuando ya casi dándome por vencido, y con un carácter de mil demonios, veo que mi mujer lo trae de la mano procedente del patio. A mí no me quedaba la menor duda de que ella y él habían tenido sexo, Alicia se veía algo despeinada, pero con una cara de satisfacción, como la que pone después de que hemos tenido sexo. Del tipo ni hablar, apenas atravesó el ventanal que da del patio trasero a la casa, se arregló el pantalón, y como si no hubiera pasado nada le estampó un beso en la mejilla a mi mujer. Aunque estaba más que seguro de que mi Alicia me había sido infiel en esos momentos, no tenía evidencia alguna. A no ser que decidiera hacer un escándalo en medio de la fiesta desenmascarándolos a los dos. Pero de eso no hablar, no soy del tipo de persona que le guste llamar la atención de esa manera.
Por lo que decidí esperar a que la fiesta terminase, para hablar con ella. Pero mucho antes de eso pasó otro raro incidente. Yo estuve siguiendo a mi mujer con la vista en todo momento, y a los pocos minutos vi que entró al baño, yo disimuladamente me paré en la puerta, y puedo asegurar que escuché claramente, que estaba usando el bidet para lavar su coño. Al salir del baño Alicia continuó atendiendo a los invitados, pero para colmo continuó bebiendo, algo que ella normalmente nunca hacía antes.
Yo finalmente llamé a mi mujer a nuestra habitación, y procuré llamarle la atención en cuanto a que su manera de vestir dejaba que la mayoría de los invitados le vieran las nalgas, y las tetas. Fue cuando de manera seductora, comenzó a restregar sus nalgas contra mi cuerpo, diciéndome papi está celosin, al tiempo que comenzó a levantase el vestido. Y claramente vi sus bellas nalguitas, como las restregaba contra mi pantalón.
En cosa de segundos, no me pude aguantar y sacando de inmediato mi verga se la enterré dentro de su depilado coño. Estando los dos de pie en medio de nuestro dormitorio, Alicia terminó con una tremenda facilidad de quitarse su pequeño vestido. Al tiempo que continuaba moviendo sus caderas, a medida que yo enterraba, y sacaba casi por completo mi verga de su caliente vulva. Fue cuando agarrándola con más fuerza por sus caderas y apretándola contra mi cuerpo, le dije. Te fuiste al patio a que ese tipo te lo metiera, verdad. Alicia sin inmutarse y sin dejar de mover su culo, restregándolo una y otra vez contra mi cuerpo, por unos segundos se quedó en silencio, y de momento me respondió, te dije que te iba a dar una sorpresa, verdad. Bueno esa es parte de la sorpresa, dime como te sentiste al verme con ese tipo.
Yo la verdad es que de inmediato, no supe que responderle, ya que un sinfín de raros sentimientos llenaron mi cabeza. Pero lo que sí es cierto, es que la tremenda excitación que llegue a sentir en esos instantes fue tremenda. Y en consecuencia, con más, y mayor fuerza, apretaba el cuerpo de mi mujer contra el mío.
Alicia a medida que yo continuaba enterrándole con la mayor fuerza que podía, mi verga dentro de su coño, continuó diciéndome. Sabes nos fuimos tras el horno, y estando ahí él continuó besándome, y agarrándome por todas partes, llegando a enterrar uno de sus dedos dentro de mi culo. A medida que Alicia continuaba hablando yo me iba sintiendo mucho más excitado, por lo que cuando Alicia guardó unos segundos de silencio, le pedí que continuase contando lo que había pasado.
Ella de manera sensual y como si fuera una chica traviesa, continuó diciéndome. Que al sentir esos gruesos dedos dentro de su cuerpo, explorando su apretado esfínter, dio media vuelta, se subió el vestido hasta la cintura, al igual que hizo conmigo momentos antes, y comenzó a restregar sus paradas nalgas contra el tipo ese, que en cosa de segundos, antes de extraer su verga del pantalón, se agachó tras ella, y con ambas manos separó sus nalgas, y de inmediato comenzó a pasar su lengua por su esfínter, al tiempo que con sus dedos continuó dilatándolo.
Así pasaron un buen rato hasta que él, finalmente el tipo ese, sacó su verga y la comenzó a pasar por entre las nalgas de Alicia, que según ella cuando sintió que eso estaba pasando, le pidió que se lo enterrase bien adentro. Cosa que de inmediato hizo él, al tiempo que con una de sus manos, con fuerza le agarró el coño y se lo estuvo apretando así hasta que finalmente él se vino dentro del culo de ella, y Alicia disfrutó de una sabroso orgasmo según me confesó ella en esos momentos, en que yo también me venía dentro de su coño, y ella no me cabía la menor duda, de que también disfrutaba de otro tremendo orgasmo.
Al terminar yo me recosté sobre nuestra cama, mientras que recuperaba la fuerza, mientras que Alicia con gran energía entró al baño se aseo y sin más ni más agarró una pequeña toalla, y tras limpiar mi verga la deslizó dentro de su boca. Dedicándose a mamármela de manera desesperada, en cosa de segundos, volví a tener otra erección, y a medida que mi mujer me estuvo mamando toda mi verga tragándosela por entero, colocó su depilado coño frente a cara, sonrosado, húmedo y oliendo al perfume que deja el jabón que usó para limpiarlo. Yo instintivamente a medida que ella continuó mama que mama mi verga, yo me dediqué a mamar su sabroso coño, hasta que finalmente ambos disfrutamos de un tremendo éxtasis, como nunca antes lo había disfrutado.
Yo me quedé recostado en la cama aun vestido y con mi verga por fuera, mientras que Alicia se aseó nuevamente, y frente a mí se volvió a poner aquel diminuto y desvergonzado vestido, nuevamente si más nada abajo. Diciéndome nuevamente en un tono de voz, de niña traviesa, al salir de nuestra habitación. Acuérdate que la fiesta y las sorpresas aun no han terminado, querido.
Por lo que yo de inmediato, sin saber realmente que hacer, tras arreglarme salí del cuarto. Por un rato vi que Alicia continuaba atendiendo, a los ya pocos invitados que aun quedaban, la mayoría de ellos hombres, y un par de mujeres que yo precisamente no conocía. Como me comentó que la fiesta ni las sorpresas habían terminado, me preocupe. Fue cuando me di cuenta de que debido a que ya Alicia caminaba de manera mucho más despreocupada, que ni tan siquiera se molestaba en jalonear su apretado y pequeño vestido, para que no se le vieran sus paradas nalgas. Sino todo lo contrario, al parecer no le importaba que, no tan solo las nalgas sino que hasta su depilado coño se le viera, cuando se inclinaba a recoger algún plato, o se agachaba frente alguno de los invitados manteniendo sus piernas bien abiertas, sin importarle en lo más mínimo que esos tipos le vieran completamente su vagina y seguramente hasta todo su clítoris.
Pero cuando las dos tipas, que se le acercaron a ella, comenzaron a bailar frente a todos, y entre ellas dos y Alicia comenzaron acariciarse desvergonzadamente, me quedé nuevamente boquiabierto. No podía creer que mi esposa hiciera eso, y menos frente a ese grupo de hombres. Ya a los pocos minutos, las tres estaban desnudas, y tiradas en el piso de la sala manteniendo un sexo lésbico, como nunca antes yo había visto.
Fue cuando pensé que, definitivamente mi Alicia se había vuelto loca, por una parte tenía ganas de dar todo por terminado y sacar a todos de mi casa, pero por otra parte ver a mi propia mujer siendo acariciada, lamida, y mamada por otras dos mujeres, me dejó loco. Por lo que gustosamente y sin poner oposición alguna, dejé que continuasen haciéndolo sobre la alfombra de la sala.
Pero al igual que yo el resto de los hombres presentes, algunos conocidos, otros parientes mío, y hasta clientes de mi empresa, se encontraban embelesados viendo a mi mujer y sus dos compañeras manteniendo una salvaje relación lesbiana frente a ellos. Por lo que una cosa nos llevó a la otra, y cuando las tres se quedaron tendidas sobre la alfombra, con sus piernas bien abiertas, e invitando a más de uno para que tuvieran sexo con ellas, yo me quedé observando todo.
En cosa de segundo, todo se convirtió en una tremenda orgía, cuando al mismo tiempo las tres, satisfacían cada una, a por lo menos a tres de los presentes. Yo no podía apartar los ojos de Alicia que en un dos por tres se encontraba recibiendo una verga por el coño, otra por el culo, y una tercera por la boca. Mientras que a una de las chicas que la acompañaban y ya tenía a un par dándole por el culo y por su coño, se dedicó a mamar mi ya mustia y semierecta verga. Lo cierto es que el ver como otros tres tipos se clavaban a mi mujer frente a mí, y sentir como aquella otra me daba tremenda mamada, no me quedo la menor duda de que Alicia estaba mal de la cabeza. Aunque yo seguí disfrutando todo.
Cuando finalmente la fiesta terminó, y todo el mundo se marchó, pensé en hablar seriamente, con mi mujer, y decirle que todo había terminado entre nosotros. Pero al mismo tiempo la sensación de verla siendo penetrada por otros hombres me calentaba, aunque entendía que eso no estaba bien del todo, no es que uno sea un santo. Pero todo tiene un límite, y Alicia los había roto todos en una sola noche. Ella se quedó tirada en el medio de la sala, con sus piernas bien abiertas, chorreando leche por cada hoyo de su cuerpo. Cuando al día siguiente me levanté lo primero que vi fue a mi mujer, aun tirada en el medio de la sala, pero despierta, masturbándose salvajemente con una tremenda botella de ron medio llena, introduciéndosela casi por completo dentro de su coño una y otra vez. Hasta que al parece tras disfrutar de un tremendo orgasmo quedó, agotada. Al despertarse, sin decir nada se levantó del piso, se fue al baño se aseo, y al salir de la ducha, como si nada hubiera sucedido, me dio un beso en el cachete y se fue a la cama a continuar durmiendo.
Debido a que su manera de actuar no me dejó la menor duda de que algo le pasaba a mi mujer, a insistencia mía fuimos a ver a un medico. Las placas y estudios revelaron que Alicia padecía de un tremendo tumor en el área frontal del cerebro, la que se encarga en parte de trabajar con las inhibiciones. En palabras sencillas posteriormente el neurocirujano que la operó me dijo. El tumor afectó varias de sus funciones cognitivas, pero al parecer por la información que recogió antes de la operación por parte mía y de ella. Esa conducta escandalosamente llena de sexualidad, que Alicia presentó durante los últimos meses definitivamente se debía al tumor. Pero como la operación fue todo un excito, lo esperado es que se restablezca con un balance en lo referente a su sexualidad. Resultó que Alicia recordó todo lo sucedido, y desde luego que se avergonzó, pero algo bueno salió de todo eso, no volvió a ser una desenfrenada sexual, pero tampoco volvió a ser aquella mujer que detestaba el sexo.
En ocasiones con ponerme a recordar cómo se comportaba con migo, nos basta para que volvamos a tener una ardiente relación sexual. Aunque en ocasiones, mi recuerdo vuela un poco y las imágenes de verla teniendo sexo con mujeres y otros hombres regresan a mi mente.
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 312204 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 212265 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 149875 veces
Si te ha gustado Definitivamente, mi mujer se volvió loca… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Definitivamente, mi mujer se volvió loca….
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
maduro65
(5 de August de 2014 a las 03:30) dice:
muy caliente y ricooooooo CULIONA.COM
(20 de October de 2013 a las 02:51) dice:
YO NO TENGO TUMOR, Y TAMBIEN SOY BIEN PUTA katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:05) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:38) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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