Su sexo me dejaba sorprendido, abriéndole este con mis manos, y viéndola en toda su plenitud su vagina, roja, jugosa, como una fruta madura deseándome, con un olor muy penetrante… no titubeaba y me abalanzaba sobre ella comenzando a chupar afanosamente, su clítoris, al sentir que su clítoris esta siendo succionado, ahí se le borraba el mundo entregándose sin oponer mayor resistencia al hombre que en esos momentos la está satisfaciendo trasformándose en su amo y señor de su cuerpo.
Relato
Estoy en una pequeña ciudad a cargo de su Tenencia policial, esta tiene dormitorios pequeños para el personal soltero, los casados deben arreglárselas ellos, como no deseaba quedarme a pernoctar en mi lugar de trabajo porque estaría siempre de guardia busque algo barato por esos lados y una hermana de un suboficial me ofrece muy barata un anexo de su casa que posee un dormitorio, una pequeña sala para escritorio y baño incluido en el dormitorio independiente de la casa, pero unida a ella al ingresar es una puerta común lo cual no me incomoda pues no deseaba ser mal mirado por la comunidad haciendo maldades. Al estar en esta casa con una entrada la gente confiara en que estoy en buenas manos y no crearan problemas a mi mando.
Dalia es una hembra de estatura baja de 32 años, pero es bonita y es de un cuerpo sin exagerar agradable a la vista, tiene un par de senos que…Umm..., casada con un empleado de una pesquera, bruto y ordinario prefiere los amigos a su familia y los sábados pasa desde el atardecer está en el club social hasta horas de la madrugada sin atender como corresponde a su señora la cual se queja que a veces es una viuda y no una mujer con marido.
Se esmera en atenderme y a pesar de no estar incluido en el trato me sirve desayuno en las mañana antes de irme a la Tenencia ya que su marido sale tipo 7:30 horas a su trabajo y se lleva en la camioneta a sus hijos que son tres un chico de 11 años, una chica de 8 y un menor de 6 años al colegio los cuales estudian desde las 8:30 horas hasta las 16:30.
Durante el día la madre se dedica a limpiar la casa, su ropa y tener la comida y una muy buena comida siendo Dalia una excelente cocinera. Ese día está preparando empanadas y me ofrecí para colaborar…, le digo ya que andaba en bata de levantarme casi desnudo, me visto y vengo …, me responde eso seria muy tarde prefiero hacerlo sola, bueno le respondo entonces lo haremos y luego me visto…, la cocina es estrecha para dos personas y nos rozamos a cada instantes, imagínense yo en bata casi sin ropa cada refregón…. como sufría… ahora al cerrar las empanadas chocamos quedándonos atrapados entre dos mesas y su falda enganchada no se en que clavo o en un mueble, me arrodillé para asistirla y desengancharla y así no notara el bulto de mi pene endiablado con tantos roce, ella también se inclina quedando bajo la mesa y mi cuerpo apoyándome en su espalda sentía su agradable olor y mi fogosidad era la de un salvaje en la selva y casi sin pensar empecé a acariciarla besando su cuello y diciéndole lo mucho que me gustaba…, déjame me decía soy casada y debo ser fiel a él aunque sea un tonto, déjame… estaba manoseando sus senos cuando al rato sentí su mano en mi pene, estaba respondiendo a mis caricias…, estaba acariciando a la dueña de casa por debajo su falda en un estrecho espacio como era debajo de esa mesa y ella acariciaba mi verga apartando mi bata empezaba a estimularme luego saco mi miembro, yo ya estaba excitado, apoyó sus manos en una silla apoyándose en ella dándome la espalda le levante su vestimentas y como su calzón ya estaba a la altura de su rodilla dejándome ver su trasero acomodé mi miembro entre sus piernas sin impedimentos de su parte penetrándola suavemente por su hermosa vagina con el mete y saca me decía, en sus gemidos…, que rico como me gusta como me lo haces, métemelo toda…, me gusta hacerte el amor le digo…, ella empezó a gemir…, semidesnuda la abrazaba y manoseaba sus senos agarrándole también sus nalgas, me dice al oído que la desnudara, gemía de placer, arrodillado le metía mi miembro en su sexo gemía y jadeaba de placer, colocada de perrito invitándome a que penetrara mas fuerte mi miembro en su vagina, al tiempo que trataba de pasarme un condón que saco de sus ropas, la penetré con fuerza sintiendo un enorme placer al estar mi miembro en su interior.
A pesar de estar casada su sexo era estrecho estaba apretadita y rugía, al recibir cada uno de mis embates jadeando y gimiendo de placer de una forma que me calentaba aún mas, me pidió que la cogiera con mayor fuerza y velocidad para venirse, lo hice, la penetraba en un mete y saca de mi miembro con fuerza y ella empezó a gemir y gritar con fuerza, creo que en la calle se oían sus alaridos.
De verdad estaba disfrutando las sacudidas que le estaba dando al cogerla, luego se vino entre gemidos de placer y pude sentir como sus líquidos del orgasmo se juntaban con mis líquidos saliendo por los lados de su ocupada vagina empapando nuestras piernas.
Estaba desesperada me volvió a sobar el miembro haciendo que alcanzara pronto una dureza igual o mejor que la anterior, me besaba y me acariciaba nos acomodamos acostándonos en el suelo para poder montarme encima de ella, guiaba mi miembro a su cuevita húmeda empezando a penetrarla totalmente con mi pene dentro de sus entrañas, cuando la tuvo adentro y me empecé a moverme lanzo un fuerte grito de placer al sentir como me movía dentro de ella penetrándola totalmente y le dejaba mi miembro adentro para que disfrutara de él sintiéndose llena totalmente, la reacomodé de posición y encima de ella con sus piernas abiertas en mi cintura comencé a moverme escuchando como me decía que estaba delicioso, así estuve moviéndome hasta que ella se vino en un gran orgasmo y al sentir que vaciaba sus efluvios aceleré mis movimientos llenándola de mi leche en su matriz que me salió en tal cantidad que escurrió bajando por su entrepiernas mojando el piso.
Eres un miserable, dice, te pasé un condón y no lo ocupaste…, me llenaste con tu leche mis entrañas imagínate si quedo embarazada, no pude ponérmelo le dije como escusa, además fue delicioso sentir como mi leche inundaba tus eróticos conductos carnales camino a tu útero, susurré.
En la tenencia un día iba desde las 7:30 hasta las 15:30 horas, al siguiente de las 15:30 hasta las 23:30 horas, luego hacia noche llegaba tipo 23:00 horas hasta las 7:30 del día siguiente, este día libre el resto por haber trabajado de madrugada, después me correspondía libre pero yo lo acumulaba para juntarlos y venirme unos días de franco a casa y ver a mi familia y también a mi novia, por lo que acumulaba un promedio de 5 días al mes libres, como no podía salir todos los meses cuando tenía vacaciones de 20 días hábiles al año agregaban a mis vacaciones 20 días mas y así cada cuatro meses tenía libre 20 días. Ese mes me correspondían esos días, pero avisé a casa que no iba a poder ir por diferentes razones y me quedé acompañando a Dalia.
A penas se iba el marido con los niños de casa esta pasaba a mi dormitorio y estábamos no menos de tres horas saciando nuestros apetitos sexuales, Dios como la poseía, le acariciaba todo su cuerpo con mi lengua, le lamía su vagina al introducir mi cabeza entre sus piernas… Deliciosamente llegaba a su vientre, le encantaba que le besase en esa parte de su cuerpo, acariciaba su clítoris hasta hacerla gritar de excitación, friccionando además con mi lengua de arriba a bajo. Sentirla que iba a estallar de placer llegándole un impresionante orgasmo vibrando y gimiendo de pasión, se entregaba a mis caricias sin reproches… sollozaba y gemía al sentirse deseada y valorada… Luego la penetraba y llenaba sus entrañas con mi semen. Otras veces la recostaba en mi cama separaba con mis manos sus piernas, sacaba una diminuta prenda interior con la cual dormía. Una abundante mata de pelos, cubría completamente, incluso por el interior de sus piernas, unos labios muy gruesos, carnosos morenos, con un sobresaliente clítoris. Su sexo me dejaba sorprendido, abriéndole este con mis manos, y viéndola en toda su plenitud su vagina, roja, jugosa, como una fruta madura deseándome, con un olor muy penetrante… no titubeaba y me abalanzaba sobre ella comenzando a chupar afanosamente, su clítoris, al sentir que su clítoris esta siendo succionado, ahí se le borraba el mundo entregándose sin oponer mayor resistencia al hombre que en esos momentos la está satisfaciendo trasformándose en su amo y señor de su cuerpo. Ubicaba mi miembro entre sus pliegues sexuales penetrándola sin compasión, sin que ella me rechazara, mas aún gemía suavemente y solo murmuraba…no por favor… soy una mujer casada, pero que en verdad era una autorización a penetrarla, soy tuya… gemía y se entregaba a las profundas arremetidas de mi miembro, mis penetradas eran cada vez más fuertes y profundas me dejaba ser el semental amo de su cuerpo y se corría gimiendo bajito, solo murmuraba ah me llega oh....., me llega voy ah… Ah, llegó… Oh, Ah, soy tuya…, toma mi orgasmo, embarázame. Era una mujer necesitada y abandonada por un tonto esposo, pero eso lo arreglaremos nosotros dos después de dos horas o tres horas de estar clavado en su cuerpo satisfaciéndola sexualmente entregaba su cuerpo y caía desmayada en la cama al tiempo que recibía el riego de mis espermios en su caverna sexual sus espasmo eran cada vez mas violento y salvaje abrazándome, casi destrozaba mi espalda enterrándome sus dedos en ella, gimiendo y gritando sobre excitada, lo que hace que su vecina le llama la atención ante los gritos de ella con mis penetraciones, viene a casa y le dice: recuerda que eres una mujer casada, debes retenerte, le dice Cata la vecina, yo guardo silencio, pero si te escuchan lo sabrá medio barrio que tienes un nuevo marido que te satisface hasta enloquecerte.
Acercándose me dice Dalia , tienes que callar a Cata convirtiéndola en tu amante, mientras esta recriminaba a Dalia deja su bebé de seis meses sobre la cama y aprovecho de abrazarla no se opone venia excitada sedienta de sexo, no me impide a que le suba su larga falda y me introduzca entre sus piernas en busca de su tesoro cubierto por su calzón el cual saco introduciéndole mi lengua en su vagina y esta se revuelca gozosa de sentirse sexualmente acariciada y recostada al lado de su bebé la penetro y ella me recibe feliz entre sus brazos mientras me acoplo con ella, tomando posesión de su cuerpo disfrutamos de un deliciosos coito con sollozos suspirados y gritos incluidos; que felices veinte días, claro que de estos días Dalia saca premio y sale embarazada de estos locos y fogosos días, mientras Cata con un marido que no se renueva para apaciguar su ansiedad de sexo, por ser una mujer apasionada es feliz teniéndome por amante a escondida de su suegra que la espía eternamente.
Hoy cumplo un año al mando de esta oficina y el próximo mes me caso y debo cambiar de mando, ¿A dónde iré?
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513555 veces