Desde que comencé a estudiar en la Universidad, con la excusa de que necesitaba alojarme cerca del Colegio Universitario, mis padres me rentaron un apartamento, en donde vivo en compañía de mi novio. Ha perdón mi nombre es Osvaldo, pero mis íntimos me llaman la Chiqui.
Relato
Si soy no tan solo gay, sino también transvesti, transgenero, o transexual como prefieran decirme, al fin y al cabo, yo ni caso le hago a eso, ya que me siento toda una mujer, y para mí que es lo que cuenta. Pero para mi familia no, que son quienes hasta el sol de hoy me mantienen. O mejor dicho pagan mis estudios, la renta, mi alimentación, el auto que manejo, y sin saberlo desde luego, las muchas pastillas de estrógeno, que consumo, qué me permiten tener mi apariencia bien femenina, la mayor parte del tiempo.
Debido a que ellos me pagan casi todo, ocasionalmente visito a mis padres, que ignoran mi condición. Cuando los visito, procuro vestir, hablar y comportarme como todo un hombrecito, no hablo mucho, y me la paso encerrado en mi habitación, supuestamente estudiando, cuando estoy en la casa de ellos. Pero recientemente dio la casualidad de que mis padres habían salido de viaje, y supuestamente mi hermano mayor, había ido a una fiesta. Por lo que yo aproveché y llamé a mi novio, para que saliéramos esa noche. Solo que no me garantizó el poder llegar, ya que como él es militar, en cualquier momento le pueden encargar de algo, y dejarme plantada, como ya ha pasado, un sin número de veces. Pero aun y así me propuso que me vistiera lo más linda que pudiera, y que si él podía zafarse, pasaría a buscarme, por casa de mis padres.
Yo que estaba loquita por salir a bailar, con mi novio. Saqué de mi auto un lindo vestido que llevó oculto, así como mi ropita intima, mis zapatos de tacos, y desde luego que mi cartera de maquillaje, mis zarcillos, además de la pulsera y el collar, que con que hacen juego, además de las lindas extensiones de cabello, que normalmente uso. Después de darme una rica y refrescante ducha, de lo más tranquila, y confiada, me vestí, me maquillé, me peiné, procurando ponerme bien linda para recibir a mi novio, a ver si tenía la suerte de que él, pudiera venir a buscarme.
Ya había pasado más de dos horas, esperando al lado de la piscina de casa, cuando entendí de qué mi novio, no pudo salir del cuartel. Así que resignada a mi mala suerte, ya estaba por dirigirme, a mi habitación para cambiarme de ropa, y guardarla en el baúl de mi auto. Cuando de momento me encontré de frente con Andrés, mi hermano mayor. Por un instante se quedó sorprendido al verme, y seguramente por unos pocos segundos no me reconoció. Hasta que yo bien asustado, abrí la boca, y le dije casi llorando. Por lo que más quieras, no se lo digas a los viejos. Andrés se quedó con la boca abierta, tras ver que yo su hermano menor, era toda una mujercita. Yo que me encontraba súper asustada, sin dejar de llorar, continuaba rogándole, que no les dijera nada a nuestros padres. Diciéndole entre otras cosas, que yo haría lo que él quisiera, pero que por el amor de Dios, no les dijera a los viejos, que yo me vestía de mujer.
Andrés me tomó entre sus brazos, y al tiempo que comenzó a abrazarme tiernamente, me dijo al oído, ¿sabes hermanita, que me gustaría hacerte? Por su tono de voz, la manera en que me lo dijo, y la forma en que me agarró las nalgas, supe de inmediato cuales eran las intenciones de mi hermano mayor, al descubrirme.
No me quedó más remedio que dejarle hacer conmigo lo que le diera la gana, por lo que a medida que comenzó a besarme, y acariciar mi cuerpo, me fue subiendo el vestido. Al tiempo que yo me fui bajando las bragas. Andrés me agarró por todas partes, incluso me agarró mi pene, pero sin mostrar ningún tipo de emoción. Yo me terminé de quitar mi lindo vestido negro, quedándome, con el sostén semitransparente tipo corpiño, que a mi novio, tanto le gusta verme puesto.
Ya lo siguiente que mi hermano me obligó hacerle, fue el ponerme a mamar su verga. Según él, y que para entrar en calor, aunque ya en realidad su verga la tenía bien parada desde antes de que le bajase los pantalones. Bueno así continuamos, Andrés apenas pudo, comenzó a centrarse en mis paradas nalgas, las que después de estar acariciándolas por un corto rato, dirigió su parada verga, al centro de mi apretado culito.
A diferencia de mi novio, el miembro de mi hermano es mucho más grande, grueso y largo. Por lo que cuando comenzó a penetrarme, la verdad es que me dolió, al punto que mis lagrimas continuaron saliéndome. Mi hermano mayor, no dejaba de meter y sacar su miembro de entre mis nalgas, una y otra vez, al tiempo que yo restregaba, mis caderas contra su cuerpo, para sentir esa cosa suya, bien dentro de mí.
Por un buen rato, estuve recibiendo la verga de Andrés, en distintas posiciones, todas y cada una de ellas, más calientes que las anteriores. Yo a medida que mi hermano continuaba, clavándome toda su cosa, yo no dejaba de darle gracias a Dios, por el placer que me estaba produciendo mi hermano. Después de que mi hermano, continuó clavándome toda su verga, yo no dejaba de disfrutar placenteramente todo lo que él me estaba haciendo.
Bueno hoy en día, mi hermano, a diferencia de años anteriores, se queda en mi apartamento. Y cuando lo hace, les puedo asegurar que es uno de los maomentos que más disfruto en la vida.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783538 veces
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