En la primera ocasión, en que mis padres se fueron de Crucero por el Caribe, como me quedé solo en casa, decidí salir de parranda, con mis amigos. Ignorando que esa noche y muchas otras más, terminaría convirtiendome en la mujer de todos ellos.
Relato
Desde mi primera ocasión…
En la primera ocasión, en que mis padres se fueron de Crucero por el Caribe, como me quedé solo en casa, decidí salir de parranda, con mis amigos. Ahora yo pienso, que como era el más joven e inexperto del grupo, me emborrache a tal grado, que perdí la noción. No de lo que había sucedido, de eso me acuerdo con la mayor claridad del mundo. Cuando digo que perdí la noción, me refiero entre lo que se debe y no se debe hacer, según lo entiendo ahora.
Les diré, que tras emborracharme y fumar marihuana hasta el cansancio, alguien en el grupo, que realmente no me acuerdo quien fue, propuso que nos fuéramos a la casa Joaquín, que se encuentra en las afueras de la ciudad. Desde que llegamos, Joaquín nos recibió con más ron, cerveza y los sabrosos cigarrillos artesanales. Desde que llegamos seguimos bebiendo y fumando, hasta que el mismo Joaquín propuso que jugáramos la botella, yo me acuerdo que acepté solo porque en el grupo había una chica, aunque Milagros realmente más que una chica, parecía un chico, y yo no sé de donde se me ocurrió la lejana esperanza de que me pudiera acostar con ella, eso fue lo que me movió a que estuviera de acuerdo con que jugáramos la botella. Entiendan que para esos momentos, a mis 18 años mi mayor actividad sexual se limitaba a masturbarme, en ocasiones solo y otras en grupo viendo revistas de chicas desnudas, y en una ocasión ligar a uno de mis amigos clavándoselo a la sirvienta de su casa.
Cuando comenzamos a perder prendas no me preocupe, ya que también Milagros iba perdiendo las suyas. Pero yo fui el primero en quedar del todo desnudo, al perder toda mi ropa. Por lo que cuando me tocó comenzar a cumplir las penitencias, lo primero que Joaquín, me ordenó hacer fue que me vistiera de mujer, yo de inmediato a pesar de mi borrachera y la nota que cargaba, dije que no, pero bajo amenaza de ser golpeado por todos sino cumplía las penitencias, terminé poniéndome la ropa que Joaquín sacó de una de las habitaciones. Lo cierto es que parecía un mamarracho, fue cuando Carlos otro de los chicos me ordenó que me arreglase bien. en ese momento la Milagros se ofreció ayudarme, y entrando en una de las habitaciones, como soy barbilampiño y acostumbraba a usar el cabello largo, no tan solo me peinó, sino que además me maquilló y arregló la ropa completamente, tanto que al verme al espejo, me quedé impresionado, no podía creer que esa la imagen que veía de esa linda chica fuera yo mismo. Pero al salir de la habitación, aun bastante molesto porque me habían ordenado vestirme de mujer, lo primero que hice, fue decirles a todos que me cagaba en su madre. Entonces el gordo otro de mis amigos, me dijo. Ok yo te pongo de penitencia que actúes como toda una chica, así que deja de decir estupideces y ponte a servirnos. Al principio me sentí bastante incomodo y molesto, ya que entendí que me habían aprovechado de mi.
Pero a medida que fue pasando la noche, en medio del vacilón me dejé llevar, cuando noté el interés de todos mis amigos por bailar conmigo, de acariciar todo mi cuerpo por sobre la ropa de mujer, y hasta uno que otro llegó a besarme y decirme lo bien que me veía así vestido y maquillado como toda una linda chica. Comencé a sentirme como en las nubes, quizás fue lo mucho que había tomado, y las cosas que me decían y la manera en que me tocaban, que a medida que fue pasando la noche, yo me sentía mejor.
Milagros digamos que fue la primera, que abiertamente me dijo colocando sus manos sobre mis nalgas-mamacita como quisiera tener una verga, para meterla por ese culito, tan lindo que tienes putita.- en ese momento le respondí con voz más que afeminada y aniñada- hay si yo también- sin preocuparme por lo que fuera a suceder luego. Yo seguí bailando, hasta que uno de los muchachos propuso que me quitara la ropa mientras bailaba para todos ellos. Yo en medio de mi borrachera, sin vergüenza alguna, copiando algunas escenas que había visto en películas, de mujeres haciendo show de nudismo, me comencé a ir quitando la ropa, a medida que lo hacía mis amigos me agarraban el culo, los muslos, y no perdían oportunidad para pasar sus manos por sobre mis pequeñas tetillas. Sin que yo llegase a protestar para nada, es más hasta pienso que eso me había comenzado a gustar.
Para completar, en mí mano tenía una botella de ron que prácticamente me había tomado yo solo, a medida que movía y contoneaba mis caderas, al ritmo de la música que sonaba. Debido al mal estado en que me encontraba, aparte de que vomité, me maree a tal grado que casi me desmayo, “mis amigos” me llevaron a una habitación y ahí mientras se me comenzaba a pasar nota y borrachera que tenía, sentí que alguien me había bajado las pantis que era lo único que tenía puesto en esos momentos, ya que me había deshecho de casi toda la ropa, a medida que bailaba. Cuando de momento me vine a dar cuenta de que el mismo Joaquín me tenía clavado por el culo.
Al principio me dolió un montón, y a medida que me penetraban, llorando lo maldecía, pero poco a poco como que eso de que él me estuvieran dando por el culo, me fue gustando, que me abrazara con fuerza por la espalda, que su verga entrase y saliera de mi pequeñas nalgas, las que yo movía sabrosamente de lado a lado. Aparte de eso, la manera en que me hablaba y me decía una y otra vez que yo era su mujer, me hacía sentir bien diferente. En esos momentos vi que el gordo se colocó de rodillas frente a mí, que me encontraba en cuatro patas. Sacó su verga del pantalón y acariciándome la cara con su mano, me dijo. Putita te gustaría darme una rica mamada. A lo que yo después de mirar a Joaquín y recibir su aprobación abrí mi boca y comencé a chupar su verga. Después de que Joaquín, justo antes de venirse sacase su verga y me regara las nalgas con su leche, Carlos después que me limpió las nalgas con una toalla, sin perder tiempo también me penetró, mientras que yo movía mis caderas, hablaba y gemía como si fuera una mujer.
Para colmo de males, Milagros que tenía la regla en esos momentos, me puso su coño en mi cara, para que se la fuera mamando, cosa que hice mientras al mismo tiempo que alguien me continuaba dando por el culo. A partir de ese momento por casi dos años me convertí en la “nena” del grupo. Ya en casi todo momento me habían sacado fotos con esas nuevas cámaras digitales. Desde que quedé del todo desnudo, luego como me vestí de mujer con la ayuda de la chica, en todas las fotos yo aparecía con una gran sonrisa en mi cara recién maquillada, para terminar la mayoría de las fotos que me tiraron era en el momento o que me daban por el culo, o yo me encontraba mama que mama.
Fotos por medio de las cuales me chantajeaban, los primeros días, posteriormente me las entregaron, al darse cuenta de que no les hacían falta para que yo me vistiera de chica e hiciera todo aquello que ellos querían, y yo también por supuesto. Pero el restante tiempo, fue algo a lo que más que acostumbrando, en la mayoría de las ocasiones lo fui deseando y hasta propiciando. Tan es así que comencé a comprar ropa para chicas, las que usaba cada vez que alguno de ellos deseaba que tuviéramos sexo.
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120861 veces