el desoe es tan grande que parece ya vivido, nuestra primera vez...
Relato
Tomé tu mano y sentí ese estremecimiento recorriendo tu cuerpo desconocido para mí, un estremecimiento que paso de tu mano a mi mano, un escalofrío dulce y sensual. De esa manera entraste a mí, alegre y sin rodeos, tus ojos hilvanaban palabras incomprensibles, misteriosas pero a la vez conocidas, tu olor, el olor de tu pelo tu sutil sonrisa… me estaba transportando a lugares solo visitados en mis sueños.
Dejé tu mano sobre el escritorio descansando como paloma herida, la acaricié con el dorso de la mía. Que suave que se siente, la piel de gallina. Subí hasta tus hombros, que sensación divina, ya te estaba poseyendo, ya eras mía. Cerraste los ojos resignada, todo el mundo se había paralizado; un amplio silencio invadía tu cuarto solo roto por nuestras respiraciones entrecortadas.
Te besé despacio casi con timidez, tocando tus labios, acariciándolos con mi boca invitándote a que la abrieras y deposite mi lengua en ella, así jugueteamos un rato con besos cada vez más profundos mas frenéticos, mi corazón latía te quería en mis brazos te quería desnuda en ese mismo momento, mis manos se deslizaban entre tu cuello y tu nuca, mis dedos jugaban con tupelo, te olía, te sentía. Eras mía. Vos me devolvías todas las caricias en mi espalda, en mis hombros.
Comencé a bajar por tu cintura rodeándola en un abrazo infinito apretándote contra mí, para que sientas mi excitación para que sientas como mi cuerpo respondía a tu tacto. Rozándonos entre la ropo te besaba el cuello, te besaba las mejillas. Podría estar así eternamente, pero quería más. Quería todo.
Abrazada como estabas te lleve hasta tu cama, empujándote para que te recostaras entre besos y caricias, esta vez mis manos buscaban más, tus pechos se me entregaban como regalo de primavera y los acariciaba y los moldeaba como masa de pan como a una escultura de barro, tu piel, caliente tu corazón latiendo, mi cabeza ya había volado y solo quería tenerte más cerca. Tu vientre tu cintura, tu piel de canela tu olor de mujer excitada, tu sabor de hierva verde, todo me enloquecía.
Te quite la ropa te miré curioso como los primeros senos mostrados a un hombre y los besé; llevé tus pezones a mi boca y sorbí como lactante desesperado los mordí, los lamí, eran míos todo míos, uno y otro entraron en mi boca mientras escuchaba tu respiración entrecortada, mientras sentía el temblor de tus manos lo agitado de tu pecho y volvía a tu boca como para cargar energía, acariciaba tus glúteos apretaba tu carne con fuerza con cariño. Te susurré cosas al oído, “te deseo” te dije, “te quiero” casi suplicante. Bajaste tu mano hasta mi entrepierna, sentiste la dureza a punto de explotar palpitando en tu mano reaccionando a cada caricia. Me quité la camisa, apreté mi cuerpo al tuyo piel con piel, sentía tus pezones junto a los míos, sentía el calor de tu vientre sobre el mío… caricias en la espalda, caricias en el cuello me besaste bajando y subiendo: cada centímetro de mi pecho pasó por tu boca.
Ahora estábamos totalmente desnudos y nuestras manos iban de un lado al otro de nuestra anatomía, vos en la cama, yo reclinado junto a vos. Nos acariciábamos como si no tuviéramos ojos. Sin pudor. Todo cavia en nuestras manos yo recorría tus glúteos palpando la redondez de la tierra, buscando los orificios acariciándolos. Tu mano en mi sexo subía y bajaba y volvía a subir, masajeabas la cabeza que latía entre tus dedos, roja como un capullo de rosa húmeda con un rocío espeso. Mis dedos bailaban en los vellos de tu pubis, siguiendo el camino ya marcado sintiendo el calor que despedía tu ardiente regalo y como iba mojándose al roce de mi mano. De pronto te inclinaste hacia mi pene lo miraste complaciente mientras lo tocabas y lo deseabas, le diste un beso, luego otro y luego otro más, estaba por reventar, hasta que abriste tu boca, esa boca tan bella que tanto había besado, y te lo tragaste. Ibas y venias por toda su longitud sintiendo en tus labios esa rugosidad característica mía, te lo sacabas de la boca y tu lengua rodeaba la punta, los pliegues la carne, y te la volvías a comer. Mi pija brillaba con tu saliva, pequeños hilos hacia puentes entre tu boca y mi sexo, mientras alzabas la vista para ver mi gozo para ver mi excitación. Yo no paraba de acariciar tu espalda, y tus piernas y tus nalgas metiendo los dedos en cada rincón que se me facilitara, así estuvimos un rato con mi pene latiendo y viviendo en tu boca. Estaba por culminar, mi seme casi asomaba por la punta, tuve que pararte, no quería que acabe tan pronto.
Apoyé tu cabeza sobre la almohada sujeté tus brazos por tus muñecas y volvía a besarte, sentí mi sabor en tu boca, y baje por tu cuello, tus hombros, tus pechos, tu ombligo llegué a tu rinconcito sagrado, me sumergí en el olor y en la textura. Con mi nariz acariciaba tu clítoris y mi lengua escarbaba la line que divide tus labios, sentía tus jugos sentía tu calentura mientras te contraías y doblabas tu espalda, arqueándola y des arqueándola, temblaba tu vientre. Mis mejillas acariciaban el interior de tus muslos a los que acudía a besar y lamer, separe tus labios dejé expuesta la entrada a tu vagina y penetré con mi lengua lo más al fondo que podía, moviendo mi lengua ahora despacio, ahora lento, ahora despacio hacia arria y abajo, ahora a cada lado mientras tus flujos no dejaban de salir no dejaban de bañarme la cara. Tus manos apretaban mi cabeza contra vos, tu cuerpos se movía cadencialmente, en un vaivén endemoniado. Te escuchaba hablar pero no sé que decías, levanté mi cabeza, te vi, vi tus ojos y estabas lista.
Me erguí totémico, orgulloso. Haciendo el camino inverso llegue hasta tu boca con tu olor en mi cara con tu sabor en mi boca y te besé, te besé mientras comenzaba a penetrarte poco a poco disfrutando cada momento hasta que estuve adentro de vos, totalmente adentro y empujando hasta que no entrara más. Sentía el calor abrazador alrededor de mi pene. Comenzaba la ardiente danza, la marcha rítmica del sol, entrando y saliendo, entrando y saliendo mientras te contorsionabas, apretando los ojos y luego abriéndolos desorbitados. “si” decías, “si” te respondía, jadeabas tu aliento era frio, tus palabras eran calientes, “métemelo” decías, “si” te respondía, una vez más y otra más cambiando de ritmo calmándome por momentos, retomando luego con más ímpetu. Te sentí aguantar la respiración toda contraída, con tus uñas clavándose en mi espalda. Y luego un suspiro largo y final, mientras yo me derramaba dentro de vos y todos los fluidos mezclados corrían entre nuestras piernas.
Una semana antes de su cumple mi esposo me pregunto ¿Qué me vas a regalar? prometiste que me darias lo que yo quisiera, yo pense que me diria que tuvieramos sexo anal mas seguido,yo racionaba mucho ese tipo de sexo ya que mi esposo tiene una verga muy gruesa y cada que tenemos sexo anal lo disfruto mucho si pero me queda el culo muy adolorido, el se vuelve loco con mi culito dice que esta muuy apretadito, pero no fue eso lo que el pidió, lo que queria era un capricho mas lujurioso,de plano me dijo -Quiero que invites a mi comadre Lina a tener sexo con nosotros ,no me extraño que me pidiera hacer un trio ya que ese antojo ya lo había pedido de hace tiempo lo que si me saco de onda fue que me pidiera que invitaramos a Lina ,ella ha sido mi amiga desde que eramos niñas
Relato erótico enviado por Aly el 15 de December de 2010 a las 01:16:59 - Relato porno leído 191499 veces
el acompañar a mi esposo a hacer unas compras en una ferreteria me encontre a un joven atrevido quien me recargo su vergota en las nalgas y me agrado terminando cogiendo riquisimo tenia una vergota como de burro mmmm que rica
Relato erótico enviado por comando bigos el 16 de March de 2013 a las 00:00:03 - Relato porno leído 165790 veces
SOMOS UNA PAREJA QUE DESDE MI MARIDO SE ENTERO QUE LE METI LOS CUERNO, LO UNICO QUE QUERIA ERA VERME HACIENDOLO DELANTE DE EL, VESTIDA COMO UNA PUTA..........
Relato erótico enviado por Anonymous el 25 de March de 2011 a las 00:11:50 - Relato porno leído 160637 veces