después de la pelota

Tapada por la frazada entre la paja me besa y mirando hacia su marido le dice mira cornudo lo que te pierdes por el trago y este me ayudara a ponerte los cuernos, dejándome recorrerla con mis dedos, miro hacia don Jaime que era el único que quedaba con nosotros en el camión fuera de los dos dormilones, y este se aprovechaba de su mujer subiéndole las faldas mientas se besaban, Maria me dice parece que Jaime se va a aparear con su mujer, mira como me tiene de caliente y aprovecho de meteréis dedos en su vagina, María me dice tranquilo bandido que me desesperas, mientras me besa debajo de la frazada, con mis dedos en su vagina suspira y refunfuña excitada, déjame o métemela como se la metió Jaime a su mujer…, que me dijeron, baje calzón y mis ropas acomodando entre la paja a María y le enterré de un solo golpe mi pene en su matriz…, gimió y suspiro conteniendo para no gritar de placer, me busca bajo la frazada besando mi boca ardiente al ser penetrada, cuando vuelven los otros se suben al camión y parte este Maria estaba ensartada por mi pene hasta su matriz y movía con placer sus caderas aprovechando los movimientos del camión soy tuya me decía, con disimulo para que no sospechen que soy tuya… ah…. oh…. tuya. Dice apretándome contra su cuerpo y muerde mi hombro para no gritar de gozo cuando le llegan sus orgasmos. Suspira y resolló en mi cuello desesperada al ser saciada de sus pasiones y siente como mi pene riega en sus entrañas mi caliente leche, ah…, rico me dice, ah… oh… estremeciéndose al sentirse copulada con pasión. No me suelta sigue abrazada a mi recuperando su respiración. Mira luego angustiada a su alrededor, se tranquiliza al darse cuenta que debido a la oscuridad y movimientos del camión nadie se entera de su entrega al adulterio, plantándole en la cabeza unos cuernos a su marido.