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Después de eso, no quise ir al seminario.....

Relato enviado por : Narrador el 10/06/2017. Lecturas: 3790

etiquetas relato Después de eso, no quise ir al seminario.....   Transexual .
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Resumen

Cuando cumplí los dieciocho, estaba a punto de ingresar al Seminario, aunque la verdad es que no tenía vocación alguna, lo pensaba hacer, porque así mis padres ya así lo habían decidido. Por suerte los dos se fueron de viaje en un crucero por unos quince días, momento en que aproveché para hacer cosas que nunca había hecho, como salir de noche, acostarme tarde, y hasta atreverme a tomar una cerveza. Pero lo cierto es que ni amigos tenía con quien salir, y tampoco tenía dinero como para entrar a un bar, y pedir una cerveza. Así que me conformé con ponerme a caminar, por las calles sin rumbo fijo, pero cuando comenzó anochecer, decidí regresar a casa. Fue cuando por pura casualidad, pasé frente a la tienda, en la que mi madre, acostumbra a comprar mi ropa, justo cuando Salvador, el dueño o encargado de la tienda, iba saliendo. Al verme me de inmediato me saludó, y hasta me preguntó por mis padres. Por lo que le dije que se encontraban de viaje. Y así nos fuimos juntos caminando, y charlando. Por lo que en cierto momento le comenté que aunque no lo pareciera, en esa semana ya había cumplido los dieciocho. Y que como estaba solo en casa, me había provocado salir a caminar. Salvador se alegró, y sin que yo se lo pidiera me invitó a tomarnos unas cervezas, para celebrar eso. Yo de inmediato acepté con mucho gusto, pero de enseguida le confesé que no tenía dinero, pero el insistió en que yo era su invitado. Así que nos fuimos a un bar cercano, pero apenas entré, el dueño me dijo que no podía entrar. Por lo que Salvador le preguntó la razón, y nos dijo que no quería que le cerrasen el bar, por tener a un menor de edad.



Relato
A lo que Salvador le dijo, pues te equivocas, él chico es uno de mis mejores clientes, y estamos celebrando que ya cumplió los dieciocho en estos días. Además míralo bien, ya no es un niño, es todo un hombre, al tiempo que me dijo que diera una vuelta, lo que yo tontamente obedecí. Ignorando que él, sin yo saberlo, era mostrarle mis nalgas al tipo ese. Quien riéndose, nos dijo. Está bien, quédense. Pero eso si para consumir, no para quedarse viendo a las camareras. Así que Salvador, y yo nos sentamos en una de las mesas, y él pidió un par de cervezas, y a medida que fuimos hablando de todo un poco, y él preguntándome que si yo tenía novia. Le conté que mis padres no me dejaban, por lo del seminario. Y así seguimos charlando, y bebiendo. Pero una cosa es tomarse ocasionalmente, una pequeña copa de vino en casa, después de almorzar, y otra muy diferente a estar bebiendo por primera vez varias cervezas. Luego de ya haberme bebido como cinco o seis cervezas, Salvador pidió la cuenta, y el del bar por cuenta de la casa, nos sirvió un fuerte trago. Por lo que cuando salimos del bar, me sentía sumamente mareado, tanto que hasta vomité en el medio de la calle, ensuciando toda mi ropa. Pero cuando me vine a dar cuenta, en lugar de estar llegando a mi casa, nos encontrábamos en la casa de Salvador. Fue cuando fácilmente me convenció, al decirme que mejor entrabamos primero a su casa, para que yo me limpiase, y descansara, y que no llegase borracho a mi casa, no fuera a ser que alguna vecina me viera, bebido y luego se lo contase a mis padres. Ya dentro de se casa, me ayudó a quitarme toda la ropa, y de inmediato la puso a lavar, yo que aún me sentía un poco mal, cuando me fui a recostar, me volvieron a dar ganas de vomitar, y por suerte tuve tiempo de llegar al baño. Donde después de que voté todo, Salvador abrió la ducha, para que yo me refrescase. Así que ya estando bajo la ducha, de momento comencé a sentir que él me estaba pasando un jabón por mis espaldas. Pero como yo estaba aún algo mareado, tanto que me tuve que buscar apoyo en la pared, sin llegar a decir nada. Él continuó pasándome el jabón por todo mi cuerpo, incluso entre mis nalgas. Sin que yo me opusiera o dijera nada. Además me sentía tan bien, que me quedé callado. Mientras que aquella agua medio tibia, continuaba cayéndome por sobre todo mi cuerpo. Fue al rato que me di cuenta, cuando él me pidió que separase las piernas, de que Salvador estaba tan desnudo como lo estaba yo, y que se encontraba de tras de mi bajo la ducha, al mismo tiempo que con sus manos continuaba enjabonando mis nalgas. Yo sencillamente le obedecí, separando un poco mis piernas, y sentí en ese momento como sus enjabonados dedos, además de estar pasándolos por mis nalgas, los comenzó a ir introduciendo uno, a uno dentro de mi cuerpo, una y otra vez, sin que yo protestase. Es más eso lejos de incomodarme, me agradaba. Al punto, que después de un corto rato, mientras continuaba apoyado contra la pared de la ducha, me dediqué a mover de lado a lado mis caderas, a medida que él seguía introduciéndome casi toda su mano, entre mis nalgas. Fue cuando me preguntó, en un tono de voz bien suave, y calmado. Si lo dejaba que me penetrase. No recuerdo haber dicho, ni que sí, ni que no. Pero el extrajo sus dedos de mi cuerpo, y de inmediato comencé a sentir algo más duro, y caliente que fue penetrando lentamente mi esfínter. Yo en ese instante, me quedé como paralizado, a medida que su duro miembro continuaba penetrándome, hasta que su cuerpo y el mío se unieron. Sus manos me tomaron por la cintura, apretándome con fuerza, y sintiendo como esa cosa, comenzó a entrar y salir de mi cuerpo una y otra vez. Sin que yo dijera, o hiciera algo para evitarlo, o detenerlo. Lo único que hice fue volver a ponerme a menear mis nalgas, a medida que él no paraba de meter y sacar su verga de mi apretado culo. Yo me sentía sumamente confundido, pero a pesar de ello, no dejaba de mover mi culo, y de gemir profundamente a medida que él seguía empujando una, y otra vez toda su verga dentro de mi cuerpo. Nuevamente escuché su gruesa voz diciéndome, lo rica que estaban mis nalgas. Al tiempo que ocasionalmente con su boca, dientes o lengua, besaba, lamía, o mordisqueaba mi nuca, y mis orejas, haciendo que sintiera como una especie de corriente recorriera todo mi cuerpo. El agua continuaba cayendo sobre nosotros dos, y yo seguía sintiendo, y disfrutando calladamente de todo lo que Salvador me estaba haciendo, aunque en ocasiones se me escapaba algún que otro gemido o agudo chillido de placer, hasta que apretándome fuertemente entre sus brazos, y dejándome por un buen rato, toda su verga dentro de mi culo, se detuvo. Luego entendí, que él en ese momento, se debió haber venido completamente, dentro de mí. Sentí el momento en que me la extrajo, y al terminar de hacerlo, me ordenó que me sentase en el inodoro, lo que yo sumisamente hice, y ya que sin él me lo dijera, expulsé aquello que él me había dejado dentro de mí. Luego me volvió a ordenar que me duchase nuevamente, y después de que yo mismo me enjaboné todo mi cuerpo, incluso hasta el hueco de mi culo. Me entregó una toalla y me condujo hasta su cama. Yo aún estaba sumamente mareado, cuando me senté en la cama, y a mi lado se sentó él, abrazándome y diciéndome. Descansa, Cariño descansa, que lo has hecho muy bien para ser tu primera vez. Yo me sentí sumamente confundido, ya que a medida que me fue abrazando, su boca comenzó a besarme, sin que yo opusiera ninguna resistencia. Se sentía raro, que otro hombre me estuviera besando, y acariciándome con sus manos, al tiempo que en cierta forma, sentía que me estaba consolando. En mi mente, a medida que él seguía acariciando mi desnudo cuerpo, y besándome, bullían un sin número de ideas, que me hacían sentir una mayor confusión. En esos momentos, Salvador comenzó suavemente a presionar mis hombros, hasta que hizo que yo, poco a poco me fuera bajando de la cama, y quedase entre sus piernas, agachado frente a él. Al levantar la vista, me encontré con su miembro a pocos centímetros de mi boca, mientras que él sin dejar de sujetarme, comenzó a decirme de manera suave, ponte a mamar, chupa, pasa tu lengua. Yo tímidamente abrí mi boca, y fui sintiendo como su adormilado miembro, lo iba introduciendo entre mis labios. Nuevamente en un tono de voz más fuerte, me repitió que lo mamará, por lo que yo siguiendo sus órdenes comencé hacer. Y a medida que se lo fui chupando o mamando, fui sintiendo como eso se fue poniendo bien duro dentro de mi boca. Hasta que el mismo Salvador, sacando su ya parada verga de mi boca, me ordenó detenerme. Sin pérdida de tiempo, me ordenó que me acostase boca arriba en el borde de su cama, y apenas lo hice, me agarró por los tobillos, levantó mis piernas, y tras separarlas, creo que me untó una crema sobre mi esfínter, para de inmediato dirigir su parado miembro, al centro a mis nalgas, volviéndome a penetrar. A diferencia de lo que me hizo en la ducha, en esos momentos estábamos de frente, y pude ver como mi culo se fue tragando toda su verga. Para luego a medida que no dejaba de enterrarla una, y otra vez. Me volvió a besar. Ya en esos momentos, lo único que yo hice fue ponerme a mover mis caderas, a medida que Salvador seguía metiendo y sacando toda aquella gruesa cosa de mi culo. Hasta que al momento de venirse, en lugar de hacerlo dentro de mí, sacó su miembro, y derramó su leche sobre mi barriga y mi verga. Después de eso sin que él me lo dijera fui al baño, y me lavé. Pero al regresar, a su cuarto, me puse a llorar. Precisamente no sabía por qué estaba llorando, pero cuando él me volvió abrazar, y me preguntó que me pasaba. Sin dejar de llorar le dije que si le parecía poco, todo lo que él me había hecho, esa noche. Ya que aparte de emborracharme, me había dado por el culo, no una sino dos veces, además de obligarme a mamar su verga. Salvador en ese momento, riéndose me dijo. No eres ni el primero, ni al último que le pase eso. Pero si es verdad, que la primera vez que te di por el culo cuando estabas bien borracho, también es cierto que te gustó mucho que lo hiciera, ya que moviste tus nalgas, gemiste y chillaste como una chica, con tanto gusto, y placer, que no me queda la menor duda de que gustó bastante. Y cuando te pusiste a mamar, si no lo hubieras querido hacer, no lo hubieras hecho, pero lo hiciste, y muy bien por cierto. Y cuando te di por el culo la segunda vez, con decir que me detuviera, o pararte de la cama hubiera bastado, pero no, en cambio te quedaste acostado boca arriba, y con tus piernas bien abiertas, esperando que yo te lo volviera a meter. A ver dime si no es verdad. Yo no supe ni que responder, al tiempo que Salvador se me acercó, y dándome otro beso, y abrazos, siguió diciéndome. Tu y yo sabemos que te gustó, que te hiciera eso, que no lo quieras aceptar ahora es otra cosa, pero dime la verdad, ¿te gustó? A lo que yo algo avergonzado le respondí que sí. Esa noche me quedé durmiendo con Salvador en su cama, pero en la mañana me desperté al sentir que nuevamente me estaba penetrando, lo que continuó haciendo, sin que yo le dijera que se detuviera. De la misma manera que cuando nos estábamos duchando, me puso nuevamente a mamar su verga, lo que hice hasta hacerlo venir dentro de mi boca, y tragarme gran parte de su leche. Al regresar a casa, me dije a mi mismo, que todo eso fue a causa de lo mucho que había bebido, y que jamás volvería hablar con Salvador. Pero apenas anocheció, ya me encontraba yo tocando la puerta de su casa, ya que como mis padres no regresarían por lo menos en dos semanas, decidí que bien podía aprovechar ese tiempo antes de entrar al seminario. Salvador al verme de inmediato me hizo pasar, y tras darme un enorme beso, me dijo. Te tengo una sorpresa sobre mi cama, así que te la pones, a ver qué tal te queda. Yo sin idea de lo que podía ser, rápidamente entré a su cuarto, y me encontré sobre su cama, un sencillo conjunto de falda y blusa, acompañados por un set de ropa íntima femenina. De momento me molesté, pero casi de inmediato, como que sentí algo de curiosidad por ver cómo me quedaba. Así que me quité toda mi ropa, y sin perder tiempo me puse todo, incluso hasta la ropa íntima, y unas sandalias que hacían juego con el conjunto. La cosa es que al yo verme al espejo, quedé asombrado, ya que con mi abundante y larga cabellera, y con esas ropas puestas, parecía realmente una chica. No sé cómo reuní el valor para salir de la habitación, así vestido. Salvador al verme, me dijo que veía linda y bella. Pero cuando le di las gracias, me dijo. Trata de hablar de manera más femenina, lo que yo sin cuestionarle su pedido comencé hacer de inmediato. Por lo que desde ese momento, cada vez que iba a visitarlo a su casa, me vestía como una chica. Para luego él comenzar a besarme, y acariciar todo mi cuerpo, mientras me iba quitando parte de la ropa, y nuevamente me volvía a dar por el culo, o me ponía a mamar su verga. Como a la cuarta noche, que lo fui a visitar, ya bien dispuesto para que me volviera a seguir tratando como una chica, Salvador me sorprendió, invitándome a cenar fuera de su casa, por lo que aunque al principio le dije que no, finalmente me convenció. Y así seguimos saliendo, el resto de la semana, hasta que me llevó a una fiesta de unas amistades de él, en la que al poco rato me di cuenta de que no era el único, vestido de mujer. Algunos eran verdaderamente ridículos, ya que hasta bigotes tenían, pero había otros que al igual que yo eran confundidos con mujeres. Esa noche, Salvador me compartió con varias de sus amistades, los que al tiempo que me daban por el culo, a otros les mamaba su verga, y todo eso ante la atenta mirada de Salvador, quien parecía estar muy contento, por como yo le obedecía. Cuando mis padres regresaron del crucero, lo primero que les dije fue que no deseaba ir al seminario, que lo que deseaba estudiar era para peluquero. Y aunque mi padre casi le da un ataque, mi madre me apoyó, y eso bastó para que me olvidase del ingresar al Seminario, y me dedicara a estudiar peluquería. Mi padre no me habla, pero la verdad es que no me importa, mientras que mi madre, después de graduarme me ayudó a montar mi propio Salón de Belleza. Ocasionalmente me quedo a dormir en casa de Salvador, lugar que aprovecho para no tan solo vestirme, y maquillarme como más me gusta, y dejar que él sabrosamente me trate como su mujer...

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es rico usar hilos mas si te ven y te tocan mas si te miran y luego no te quieren dejar de coger lee mi relado
Relato erótico enviado por Anonymous el 02 de June de 2012 a las 22:38:28 - Relato porno leído 89635 veces
Si te ha gustado Después de eso, no quise ir al seminario..... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Después de eso, no quise ir al seminario...... Narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:52) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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