Hola, ya les conté como comencé con Pepe, como poco a poco de estar viendo revistas de mujeres desnudas en su tras tienda, pase a masturbarme bajo su atenta mirada, y como él finalmente se las fue arreglando, poco a poco sin presionarme, primero proponiéndome que me dejase tocar mi verga por él, luego me pidió que yo se la tocase a él, de eso pasó a tocar mis nalgas, hasta que finalmente accedí a que me comiera el culo.
Relato
Ya llevaba unos cuantos meses, teniendo sexo a lo loco con Pepe en su tras tienda. En el colegio al que yo asistía, al terminar la clase de educación física, mientras que algunos de mis compañeros de clase y yo, nos encontrábamos en las duchas. Me le quedé observando detenidamente el miembro de uno de mis compañeros, mientras nos duchábamos, creo que ninguno de los demás se dio cuenta de eso, excepto Martín, al chico que yo le estaba viendo su miembro. Ya que se demoró un poco más enjabonándose una y otra vez su miembro. Al que yo, mientras el agua de mi ducha me caía sobre todo mi cuerpo, sin parpadear no le quitaba la vista de encima.
De momento Martín se me acercó, y colocando una de sus manos sobre mi hombro, me presionó ligeramente sin decir palabra. En ese instante levanté la mirada y lo vi fijamente a los ojos, aunque muerto de vergüenza enseguida comprendí que era lo que él deseaba que yo hiciera. Sin perder tiempo, mis rodillas se doblaron, quedando mi boca a la altura de su erecto miembro. No tarde nada, en abrir mi boca y dejar que él me penetrase. Sus manos las colocó sobre mi mojada cabeza, y comenzó a guiar la mamada que tan sabrosamente yo le daba. Por un buen rato se lo mamé, chupe, lamí y hasta besé en la cabeza, antes de que Martín me sorprendiera cuando su verga comenzó a escupir, toda su leche, directamente dentro de mi boca. Después de eso solo me dijo, mañana, al salir de clases, nos vemos de tras del depósito de agua del colegio.
Al día siguiente puntualmente yo llegué tras el depósito de agua, y al poco rato llegó él. Yo algo nervioso le pregunté que era lo que deseaba decirme, y él simplemente me dijo, que va ser maricón, que te quiero dar por ese culo. Yo me quedé impresionado por la manera tan brusca y grosera en que me habló, y hasta comencé a retirarme, cuando me agarró por el brazo y me dijo. O me das el culo aquí y ahora o le voy con el cuento a los chicos de la clase. En ese momento no lo pensé pero de inmediato le dije. No, no se lo digas a nadie… yo hago lo que tú quieras, pero no lo digas.
Después de ese instante, me dijo. Ok quiero darte por el culo así que ponte. Como ese sitio era bastante retirado del colegio y lo que había alrededor eran tan solo matas, en lugar de bajarme los pantalones únicamente, me desnude todito. Cuando Martín me vio hacer eso, se me quedó viendo las nalgas y me dijo, la verdad es que si parecen las de una chica. Y tras decir eso, mientras yo me colocaba en cuatro, él se bajó el pantalón sacando su verga la dirigió de inmediato al centro de mis nalgas. A diferencia de Pepe, aunque el miembro de Martín era un poco más pequeño y solo llegó a usar su propia saliva como lubricante, sentí con mayor fuerza el dolor de su penetración.
Pero a pesar de ello comencé a mover mis nalgas contra su cuerpo, buscando un mayor placer de mi parte. Martín me sujetaba con fuerza por las caderas, y a medida que me lo hundía dentro de mi culo, con mayor fuerza me apretaba contra él. Por mi parte a pesar del dolor, disfrutaba inmensamente de esos fuertes apretones, y de todas las cosas que me fue diciendo a medida que me siguió dando por el culo. Martín en cierto momento se comenzó a recostar sobre mí, hasta que su boca estuvo sobre mi nuca y mis orejas las que mordía sabrosamente a medida que continuaba metiendo y sacando su verga de mi cuerpo. Yo estaba que explotaba de felicidad, me sentía tan seguro en los brazos de mi compañero de clases, como si fueran los del mismo Pepe.
Martín continuó dándome por un rato, hasta que sus movimientos se aceleraron y me apretó con mayor fuerza, para luego detenerse poco a poco. Hasta que después de un corto momento de tranquilidad, sacó su verga de mi culo, y me preguntó. ¿Con cuántos chicos, ya me había dejado comer el culo? Yo por aquello de ser discreto, le dije que él era el primero al que yo le había mamado la verga y dejado que me diera por el culo. Pero por amor de Dios que no se lo dijera a nadie. Lo cierto es que eventualmente varios de nuestros compañeros de clase, se enteraron de que yo le daba el culo a Martín, y por consiguiente a ellos también se los tuve que dar, bajo la amenaza de que se lo dirían a otros. Cuando finalizó ese mi último año escolar, ya mis nalgas eran bien conocidas por la mayoría de los chicos del colegio, incluso por el conserje.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140722 veces
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Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114311 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:25) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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