Desvelo

Es jueves, 11 de la noche, afuera hace un viento que apenas logra sofocar el calor tan intenso de esta noche de verano, en el equipo de audio suena incesante la música de Arjona, sobre la mesa de centro una botella de Chivas Reagal a medio terminar, un paquete de cigarros vació, restos de cocaína y un cenicero lleno hasta el borde de ceniza y colillas de cigarro; en el suelo una fotografía llena de mis huellas de tantas y tantas veces de tomarla y dejarla, llana también de mi aliento y mis lagrimas; y sobre el sillón lo que queda de mi, con el cabello despeinado y la mirada vidriosa y perdida, con el animo acabado y la voluntad desecha, con la cabeza gacha y mis manos encrespadas entre mis cabellos.

Alargo el brazo para alcanzar mi vaso y seguir tomando y al levantar la vista te veo ahí, en el centro de la habitación mirándome con infinita ternura, rehuyo tu mirada avergonzado de que me veas así, y tu sin decir nada te acercas y tomas mi cara entre tus manos y la aprietas contra tu pecho; mis manos rodean tu cintura estrecha y tu prodigioso trasero a través de la fina tela de tu vestido de tirantes siento la firmeza y la suavidad de tu piel, y te estrecho mas hacia mi, queriendo fundirme a ti para siempre y agradecerte que estés de nuevo a mi lado; tus manos recorren ahora mi cabeza, mi espalda, mis brazos acariciándome con mucho amor, así como yo necesitaba que me acariciaras. Todo mi ser se convulsiona en sollozos y en lagrimas pero ahora de alegría, de alegría de tenerte aquí, tu mano acaricia nuevamente mi cara en intentas con tus dedos borrar los vestigios de mis ultimas lagrimas, intento decirte algo aunque no se todavía qué, pero tu poniéndome un dedo sobre los labios me haces comprender que el silencio es ahora nuestro mejor aliado, bajas tus labios y me retribuyes con un beso toda la tristeza y soledad que sentí, y con ese mismo beso me entregas el amor que sentía perdido. Me levanto sin dejar de besarte y tomo tus manos entre las mías queriendo perderme en ese momento, queriendo beberme toda tu saliva y embriagarme de amor, de tu amor, mis labios bajan trémulos por tu cuello el cual lleno de caricias y de besos, beso también tu hombros desnudos, y así poco a poco voy bajando hacia tu pecho y lo colmo de besos por sobre tu vestido, mis pulgares se posesionan de los tirantes de tu vestido y los hago descender lentamente, descubriendo la opulencia de tus pechos morenos y la dureza de tus pezones, me apodero de ellos recorriéndolos con mis manos y mis labios sintiendo como aumenta el calor de tu cuerpo, ahora también tu vientre esta desnudo y mis labios recorren también ese camino el cual ya se saben de memoria; muevo mi lengua en círculos sobre y en el interior de tu ombligo sabedor de esa ha sido siempre una de las caricias que mas te gustan, tu vestido esta solamente detenido por mis manos en tus caderas, retiro suavemente mis manos y dejo que el vestido caiga dejando tu cuerpo solo cubierto por una sensual tanguita blanca que contrasta con el color canela de tu piel y con el negro de tu vestido. Me alejo un poco y puedo contemplar la prominencia de tu monte de Venus y la escultural estructura de tus piernas las cuales empiezo a recorrer primero por la parte de afuera y luego por el interior, separas un poco tus bellísimas piernas permitiendo de esa manera que el borde de mi mano llegue hasta tu sexo el cual acaricio por sobre tu ropa interior mas aun así lo siento húmedo y caliente. Mis labios nuevamente se posesionan de los tuyos nuestras lenguas se entrelazan en un combate en el que los dos saldremos victoriosos; mi ansiedad es mucha, mis manos que en ese momento te mantenían sujeta por los hombros para apretarte mas a mi en aquel dulce beso, descienden ahora recorriendo toda tu espalda y se aferran firmemente a tus nalgas, a la vez que con mis labios voy tocando tu cuello, pechos, vientre, y me detengo justo ahí, donde tu sexo palpitante espera, reclama, exige las caricias que durante muchos días se le han negado. Si despojarte del tanga que llevas puesto pongo mi boca sobre tus ansioso monte de Venus, con besos suaves y húmedos voy logrando llevarte el momento máximo de excitación en que me gusta tenerte, siento como tu respiración se acelera y un ligero temblor en tus manos me indica que ese momento a llegado; con mi lengua recorro el contorno de tu rajita y tu, presa de una extraña corriente eléctrica te estremeces y arqueando tu espalda echas la cabeza hacia atrás entregándote al placer que mi cuerpo te quiere dar. Deslizo tu tanga por toda la curvatura de tus piernas y el ambiente se impregna del exquisito olor de tu sexo ardiente, apoyándote un poco en mi subes ahora al sillón sobre el cual estoy sentado y así, yo sentado y tu de pie, tu sexo queda a la altura de mi boca. Aspiro profundamente antes de entregarme al supremo deleite de saborear el néctar de tu vagina que se me ofrece cual fruta dulce y jugosa, apenas hago contacto con mi lengua en tu clítoris y de tu boca escapa un intenso quejido de placer, mi lengua se desliza ahora por cada milímetro de tu conchita, por dentro y por fuera como queriendo confirmar que nada a cambiado, que cada cosa se encuentra en su lugar, bastan apenas un par de minutos para que tu cuerpo tiemble a causa del orgasmo que obliga a tu conchita a soltar el manantial que alberga en su interior y que cae sobre mi llenando mi garganta y cayendo por sobre mi barbilla, cuello y llega hasta el pecho. Te sientas ahora sobre mi, con tu mano izquierda apartas tu cabello hacia un lado mientras con la derecha tomas mi mentón y me miras sonriente antes de entregarte en un loco y apasionado beso a una pasión febril, desesperada; parece que mi turno a llegado pues tus manos ahora son aspas de molino que igual me acarician, que me arañan, que me estrujan y me desvisten. mi camisa sale volando hasta el rincón mas lejano de la sala y tus manos entran en mi pantalón buscando el contacto con aquel eterno prisionero que proporcionó tantas noches de desvelo y placer. Facilíto tu labor sacando mi pantalón y mi ropa interior apenas a tiempo para que tu labios le prodigan a mi falo una espectacular mamada que me derrite extasiado y feliz. mis manos, al igual que las tuyas se han convertido en volantines que recorren tu cuerpo agasajan tus pechos, aprietan tus nalgas y surcan el interior de tus labios vaginales, vuelves a posicionarte sobre mi cuerpo colocas tus piernas una a cada lado de mi cuerpo y lentamente desciendes encajando perfectamente mi pene en tu vagina, y entre besos y mas besos subes y bajas por toda la longitud de mi miembro hasta que con furiosa pasión aprietas tus labios contra los míos de una manera casi dolorosa y tu cuerpo se arremete en un nuevo orgasmo que te hace gozar y llorar. Mi pene tal vez un poco insensibilizado por el efecto de la cocaína aun se encuentra un tanto lejos de llegar a un orgasmo y en posición erecta desafiante pide mas guerra, pero tu cuerpo agitado y sudoroso parece poco dispuesto a seguir la batalla con la misma intensidad así que esta vez cual gata en celo te pones a gatas en el sillón y yo de pie te penetro desde atrás despacio pero con fuerza, sujetando tus caderas te atraigo una y otra vez hacia mi sintiendo como cada golpeteo de tu trasero contra mi pelvis aumenta mi calor y me aproxima al clímax, hasta que en una estocada profunda, estoica me derramo en tu interior estrujando tus pechos, pellizcando tus pezones y mordiendo tu espalda.
Me desvanezco en el sillón, recostándome sobre tu pecho y así sin decir nada dejo que el sueño, en cansancio y el alcohol me venzan sabiendo que no encontrare mejor refugio que entre tus brazos que me rodean....