Recientemente fui detenida, injustamente, ya que iba conduciendo mi auto, quizás un poquito por encima del límite de velocidad. Además para colmo el oficial que me detuvo, le dio por decir que yo estaba ebria, cuando la realidad es que apenas, y me tome dos o tres tragos. Yo al ver que me iba a arrestar, dije de manera bastante sínica, y sarcástica. Lo que siempre he deseado, que un puto oficial me arreste, para follarme.
Relato
La verdad es que no dije más nada, durante el trayecto a la comandancia. Me sentía incomoda con las esposas puestas, y sentada en el asiento trasero de la patrulla. Así que cuando me indicó que bajase, estaba contenta de salir de esa maldita patrulla. Ya sin más ni más el mismo oficial me condujo dentro de las oficinas, y tras quitarme las esposas me dijo. Bueno señora, ahora tiene dos opciones, o se desnuda para ver que no traiga nada oculto bajo la ropa, o yo la desnudo a la mala. Como en infinidad de ocasiones, he escuchado a mi esposo que es abogado decirles a sus clientes, que son detenidos. Has todo lo que el oficial te ordene, no le lleves la contraria, mientras estés bajo su supervisión. A mí no me quedó más remedio que seguir el consejo que mi esposo les da a sus clientes, y de inmediato me despojé de toda la poca ropa que llevaba puesta.
Fue en esos momento que al echar un vistazo a mi alrededor, que me doy cuenta de que aquel joven oficial, se encontraba con su erecto miembro por fuera del pantalón, diciéndome que me pusiera de espaldas a él que me iba a revisar a ver si no tenía droga escondida entre mis piernas. Yo apenas lo vi, supe que lo que me esperaba por bocona, pero al mismo tiempo, quizás la tremenda excitación de ser sometida por la fuerza de la ley que aquel oficial representaba. Ni tan siquiera opuse resistencia. Cuando ya estando de espaldas a él, comencé a sentir sus dedos, hurgando profundamente, dentro de mi depilado coño.
A medida que él continuaba explorando, y asegurándose de que yo no llevaba nada oculto, comencé a sentir un ardiente deseo de que me penetrase con su macana. Cosa que en poco segundo sucedió, quizás fueron aquellas copas que tomé, de más, o lo morbosa de la situación en que me encontraba, pero mi excitación fue tal, que a medida que él me fue penetrando, yo fui disfrutando de todo lo que me estaba haciendo. Con voz infantil comencé a decirle, he sido una niña muy mala, y este es el mejor castigo que me han dado, pero quiero más.
Los fuertes empujones de su verga dentro de mi coño, hacían que yo gimiera de placer, y de manera desvergonzada, a toda voz le pidiera que me diera más y más duro. La verdad es que no sé que me pasó, comencé a portarme como toda una puta, moviendo mis caderas, restregándolas contra el cuerpo de él para sentir más y más adentro de mi coño toda su gruesa y parada verga. Hasta que ya en un arrebato de placer disfruté de un orgasmo tremendo.
No bien habíamos terminado, y mientras él aun acababa dentro de mí, que comencé a escuchar un alboroto al otro lado de la puerta que da a las celdas. Se trataba de seguro de varios detenidos, que riéndose le decían al oficial. Vamos comparte con nosotros, tráete a esa puta para aquí, que la vamos a poner a mamar, y hasta por el culo le vamos a dar.
Yo me le quedé viendo a la cara, y estoy bien segura que hasta ese momento su intención era mantenerme a parte del resto de los detenidos. Pero yo nuevamente abrí mi boca, y le dije en un tono altanero. Vamos apúrate, o temes que ellos follen mejor que tú. Como que solo eso bastó, para que tal y como yo me encontraba, me tomó por el brazo, y sin consideración alguna me condujo hasta la celdas, diciéndome. Quieres vergas, tendrás vergas.
Yo como que me encontraba un poco mareada, no entendí al principio lo que me quiso decir con eso. Pero al abrir la puerta, y ver a varios de los ya detenidos, que me observaban con ganas de saltarme encima, me di cuenta de que había vuelto a meter las de abajo. Pero ya el mal estaba hecho, sin decir ni hacer más nada que no fuera el seguir sus ordenes entre a una de las celdas, en la que al principio el mismo oficial me volvió a follar. Ante la lujuriosa mirada de dos detenidos.
Esa noche hasta por dentro del culo me han dado, y como recuerdo de ello, me han regalado un largo momento de placer. A la mañana siguiente, al despertarme me encontré sola, aunque seguía desnuda. Tomé mi ropa y me vestí, y apenas pude llamé a mi esposo. Quien apenas me recogió, entre risas, y sus indiscretas preguntas comencé a contarle todo lo sucedido.
Hola saludos mi nombre es joselyn,
Tengo 43 anos ,
vivo en el DF,Mi marido es pablo tiene 52
anos ,Tenemos un hijo de 18 anos ,
Relato erótico enviado por Andytorres el 08 de December de 2015 a las 21:47:15 - Relato porno leído 147190 veces
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